La muerte de la familia * David Cooper

La muerte de la familia, un libro polémico incluso para nuestros días, es un revolucionario manifiesto en contra de la familia nuclear de la sociedad burguesa, exponiéndola como una unión fracasada, como el producto de un sistema esclavista y como la creadora de un sin número de falencias del individuo.
 Además, David Cooper, creador de la antisiquiatría (postura opuesta a la practica convencional de la psiquiatría), expone en este libro los peligros de la psiquiatría y la muestra como afianzadora de los padecimientos del paciente, como el golpe final de la caída de este en la patología.

Entre otras cosas, se analiza en el libro, temas como las relaciones conyugales y la relación entre la revolución social y el estado familiar del individuo sumido en ella

La muerte de la familia
El poder de la familia reside en su función social mediadora. Cada uno de nosotros transfiere fragmentos de la experiencia vivida en su familia originaria a cada uno de los miembros de su “familia de procreación” y a los demás.

La familia no soporta ninguna duda acerca de sí misma y de su capacidad de generar “salud mental” y las actitudes correctas, destruye en cada uno de sus miembros la posibilidad de la duda.

Una de las primeras lecciones que se aprenden durante el condicionamiento familiar es que no nos bastamos a nosotros mismos para existir en un mundo propio. Esta es la alineación en el sentido de pasiva sumisión a la invasión de los otros, originariamente a los otros de la familia.

La eknoia es el estado normal del bien condicionado e infinitamente obediente ciudadano. Es un estado en el cual uno está tan enajenado de cada aspecto de su propia experiencia que se puede decir que el individuo normal se encuentra fuera de su mente.

Metanoia quiere decir un cambio que sale de las profundidades de uno mismo y va hasta la superficie de la propia apariencia social. Engendra los primeros signos de depresión y duelo. Después de la primera metanoia se ingresa en una región de paranoia, de estar al lado de sí mismo. La paranoia es el inicio de la existencia activa.

La segunda metanoia implica una labor sobre el sí mismo; en el sentido de una labor total (elaboración) mediante la cual accedemos a la coherencia personal, al estar dentro de nuestra propia mente, diferenciándonos de las demás personas.

Una vez alcanzada esta posición, estamos en condiciones de abandonar el sentimiento del sí mismo de la reducción a un yo finito. La metanoia final consiste en el movimiento fluido entre el activamente autónomo sí mismo y el sí mismo-y-el-mundo –trascendencia (anoia)-.

Las rupturas psicóticas se dan cuando el individuo se encuentra aún entre las mallas de la familia interna (y con frecuencia también la externa) y busca ansiosamente réplicas menos restrictivas del sistema familiar.
En el sistema familiar se inculcan varios tabúes, entre ellos, la prohibición implícita de experimentar la propia soledad en el mundo. Son muy raros los casos de respeto por el tiempo del otro o por el tiempo que éste necesita tomarse en su relación consigo mismo.

Si durante el primer año de vida no se descubre la autonomía propia, ni en ese angustioso momento de una etapa posterior a la niñez, es posible volverse loco al final de la adolescencia o darse por vencido y convertirse en un ciudadano normal o luchar para conseguir la libertad mediante la elaboración de las relaciones posteriores.

La principal tarea que debemos llevar a cabo si queremos liberarnos de la familia, consiste en mirar a través de ella, para luego mirar a través de uno mismo.

Una posibilidad que se afirma a sí misma es la de una desestructuración de la familia a partir de una comprensión profunda de la destructividad de esta institución.
Algunos factores que operan dentro de la familia, a menudo con efectos letales y siempre con consecuencias entontecedoras de lo humano son:

 La estrecha imbricación entre las personas que se basa en el sentimiento de lo incompleto del ser de cada cual.

 La familia se especializa en la formación de papeles para sus miembros más que en preparar las condiciones para la libre asunción de la identidad.

 La familia, como socializador primario del niño, le pone controles sociales que exceden claramente a los que el niño necesita para hacer su camino en la carrera de obstáculos que le plantean los agentes externos.
La familia deposita en el niño un elaborado sistema de tabúes. Esto se lleva a cabo como la enseñanza de los controles sociales, mediante la implantación de la culpa. Algunos tabúes son por ejemplo que la comunicación interpersonal se reduce a lo audiovisual; el tabú acerca de la ternura (que puede sentirse pero no expresarse), etc.
David Cooper - La muerte de la familia

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