Palma de Mallorca |
13 de
Abril de
2016
Sábado, 16 de abril de 2016
De aquellos lodos, estos viernes
CTXT relata día a día las vistas del primer caso
de corrupción protagonizado por la monarquía española y juzgado por los
tribunales
Raquel Agüeros
El espejo del retrovisor izquierdo del coche proyectó la
imagen de un taxi, que se paró a la altura de la Escuela Balear de la
Administración Pública, el edificio donde se celebra el juicio por el
caso Nóos. Por la puerta trasera del lado el conductor salió un hombre
alto. Era el expresidente valenciano Francisco Camps.
Le tocaba declarar el tercero, así que apuró fuera de la
pecera, la sala donde esperan los testigos, hasta que empezó la sesión.
Para acceder a la sala de vistas hay que atravesar la habitación de los
testigos, y como Camps estaba fuera, CTXT aprovechó para hablar unos
minutos con él.
- Buenos días, señor Camps... Raquel Agüeros, de CTXT
- Buenos días... ¿Y qué es Contexto?- preguntó Camps
- Es una revista digital
- ¡Cómo!, ¿semanal?
- Sí. No tenemos publi, así que vamos un poco a nuestro aire...
- Ah, muy bien...- (largo silencio; solo faltó escuchar los cricrís)
- ¿Está tranquilo ante su declaración?
- Sí- ,respondió
- Dicen que usted no va a decir nada.
- ¿Ah, sí?...¿Y quién dice eso?
- Gente... Oiga, por cierto, ¿usted cree que Soria debería dimitir?
- ¿Dimitir?, ¿por qué?
- Por lo de la empresa nueva que ha salido en los papeles de Panamá
- ¿Ha salido algo nuevo?-
- El jueves por la tarde, lo de la empresa en Nueva Jersey
- ¿En Nueva Jersey o en la Isla de Jersey?- picó Camps
- Sí eso, en Jersey
- De ahí viene el nombre de jersey- divagó Camps, haciendo
circulitos con las yemas de su pulgar, su dedo corazón y el índice a la
altura del pecho.
- Y además Soria no va a acudir al Consejo de Ministros.
- ¿No?
- No.
- ¿Que no va a asistir al Consejo de Ministros?
- No
- Y es la noticia del día, claro-, se relamió
- Sí. Ha tenido usted suerte. Lo de Soria tapará su declaración
- Pues me acabas de dar una alegría
- Le felicito
- Gracias- zanjó el testigo, con sonrisa profidén. Y guiñó un ojo.
Para entonces, la noticia de que José Manuel Soria abandonaba la política ya corría por radios, teles y digitales.
Los testigos, nada más atravesar el primer control de
seguridad, tienen que dejar sus móviles. Nadie accede a la pecera con
teléfono, pero no es extraño que Camps pudiera conocer a esa hora la
dimisión de Soria. Cualquiera pudo haberle informado. Los periodistas
que siguen el juicio desde la sala de vistas tienen prohibida la
utilización del móvil. Lo mismo que las acusaciones y las defensas.
Narciso Michavila es un señor que en el año 2002 estuvo
destinado en Kosovo como Comandante de Artillería y que cuando abandonó
el Ejército se puso a hacer encuestas en una empresa que asesoró al PP
de Valencia, allá por 2006. Fue todo lo que dijo desde la Audiencia
Provincial de Madrid.
Jesús Ignacio Blanco, ex diputado de Esquerra Unida del
País Valencià, declaró de cuerpo presente, con perdón. Alguna cosa dijo,
pero esperando lo que venía después, apenas tuvo recorrido.
- Que pase don Francisco Enrique Camps Ortiz- dijo de corrido la presidenta del tribunal.
Y don Francisco Enrique entró. No vestía de traje.
Pantalón gris, americana marino, camisa azul bebé claro y corbata
estampada azul PP, pero con menos tono. Calzaba mocasines de ante marrón
oscuro con borlas. Y lucía menos moreno de lo habitual.
La fiscala Lamas arrancó, incisiva, con un interrogatorio
tenso que fue calentándose en cuanto Camps le cogió el tino: "Ahora sé
que se llama Instituto Nóos, pero lo importante no son ni el Instituto
ni el señor Urdangarin. Lo importante son los Juegos Europeos", mitineó
Francisco Enrique.
La presidenta del tribunal tumbó varias preguntas a la
fiscala, como había advertido el día anterior, por introducir
información en el planteamiento de la cuestión. Pero Ana Lamas no se
rindió y siguió preguntando. Como Camps se le escapaba vivo quiso acotar
al máximo sus preguntas hasta que interrumpió al testigo en medio de
una respuesta.
- ¿Quiere dejarle contestar?- suplicó la jefa.- Es que así es muy difícil...
- Sí, es todo muy difícil...- le salió del alma a Ana Lamas.
La relación entre los fiscales Pedro Horrach y Ana Lamas
con la presidenta del tribunal ha encallado. Para los periodistas es
miel. Para la imagen que se proyecta desde el juicio significa
debilidad. No por los rifirrafes, no porque la presidenta declare
impertinentes algunas preguntas. Eso entra dentro del desarrollo de
cualquier juicio. Es negativo para el proceso en sí porque da pie a que
otras partes interesadas utilicen esas tiranteces para colar humedades. Y
porque desvía la atención de lo juzgado, cosa impensable años atrás.
Francisco Camps dice, redicho, "a la sazón". Habla de
"seguir manteniendo viva la llama". De un constante "lío", al estilo
Rajoy. Y pronuncia espléndida con equis: expléndida. Como para enfatizar su significado.
- Debió ser por el 4, el 5...en el año 4, en el año 5-,
lanzó Camps demostrando ser de la escuela de Rita.- He tenido que hacer
mucha memoria
- Claro, claro- replicó la fiscala
Camps declaró desde lo político. Él tomaba las decisiones
políticas, las de decir sí o no. Del resto, allá películas. Y en la
misma línea mitinera lanzó varios dardos a la capital, política, de
España. Madrid tuvo la culpa de que los Juegos Europeos no se hiciesen
en Valencia porque volvió a ser candidata para los Juegos Olímpicos. Y
Camps lo entendió "por lealtad, por patriotismo, por españolidad. La
capitalidad de la nación está por delante". Y se hizo el silencio.
Camps ganó la partida. Un lobo del enredo. Un genio de la
manipulación que consiguió colar en su discurso a los bolivarianos, a la
Fundación CEPS, a Podemos y casi casi a la madre que lo fundó. Tuvo
para todos. Calificó de "exótica" una pregunta de la abogada de Manos
Limpias, que ejerce la acusación popular. Cuando la presidenta dio paso
al abogado que representa a los concejales del Ayuntamiento de Valencia,
personados como acusación popular, ocurrió esto:
- ¿Acusación popular?- preguntó Camps
- Sí- respondió Samantha Romero.- Es que hay dos
(acusaciones populares: Manos Limpias y los concejales del Ayuntamiento
valenciano)
- O sea, del PSOE- tituló Camps.- Por situarme- dijo
Minutos después, cuando Camps había tomado las riendas de
todo, a la presidenta no le quedó otra que sacar garra. "Señor Camps,
usted no hace preguntas. Y usted no dirige el debate", le frenó Samantha
Romero.
Curiosamente, ni el abogado de Diego Torres, ni el de
Iñaki Urdangarin, ni el de la infanta Cristina quisieron interrogar al
expresidente valenciano.
A Camps se le hizo la boca pasta, pero nadie le llevó
agua. Cuando terminó su declaración, Francisco Enrique se levantó, se
ató el botón de su americana, colocó escrupulosamente la silla
metiéndola en la mesa y se marchó. Con recto caminar.
Los periodistas de las teles y las radios esperaban,
detrás de las vallas, la salida de Camps, que no abandonó del edificio
hasta que no llegó el taxi a la altura de la puerta de entrada.
La mañana se complicó con la detención de la cúpula del
llamado sindicato Manos Limpias. Mientras, uno de los seis abogados de
la infanta Cristina ya había aparecido en televisión afirmando que Manos
Limpias les pidió 3 millones de euros a cambio de que la acusación
contra la infanta se esfumase.
Una madeja de escoria envuelve desde el principio un caso
prostituido desde dentro, y con la venia de las distintas inclinaciones
editoriales de los medios de comunicación como partes activas e
interesadas en el desarrollo del mismo.
Durante el receso, dos agentes del Cuerpo Nacional de
Policía cortaron a los periodistas acreditados el acceso a la sala de
vistas. Virginia López Negrete, la abogada que ejerce la acusación
popular de Manos Limpias, no quiso salir, como cada día, al pasillo. Y
se refugió dentro, pegada a su teléfono.
El abogado que el viernes representó la defensa de la
infanta lucía sonriente. El de Diego Torres se la gozó, paseándose
despacio, dejándose observar por los periodistas mientras se comía una
bolsa de quelitas, engullendo mallorquinidad. El fiscal Horrach
habló por el móvil. Y el más discreto fue el abogado de Urdangarin,
Mario Pascual Vives, siempre en segundo plano. Inteligente.
Cuando terminó el receso en la sala de vistas hacía calor
húmedo de sudar. Virginia López Negrete estaba hundida, pero mantuvo el
tipo. Primero lloró por dentro. Elevó los ojos para retener sus lágrimas
hasta que no pudo más.
Virginia López Negrete lleva semanas insistiendo ante la
prensa en que ella es una abogada independiente, que no pertenece a
Manos Limpias. Que es libre. Y que hace esto porque cree en ello. Quizás
ya consciente de lo que iba a ocurrir.
La abogada está más sola que nunca. López Negrete lo
achaca a una campaña que no parará hasta que ella abandone la
representación de la acusación popular de Manos Limpias, al que califica
de "cliente". Pero el viernes tuvo que dar la cara. Y se la partió,
para regocijo de muchos y tristeza de otros.
Los ojos se le fueron enrojeciendo y las lágrimas se le
cayeron solas. Entonces giró la cabeza a la izquierda, hacia la pared,
para que su melena tapase el llanto. Para que nadie le viera llorar.
López Negrete aguantó, lo más dignamente que pudo, más recta y quieta de
lo habitual. Con la mandíbula cerrada, los labios prietos y la barbilla
temblorosa.
Virginia López Negrete es una persona que va directa a un
micrófono aunque nadie le pregunte. El viernes le tocaba hablar en una
de las situaciones más complicadas de su vida. Así que mientras
declaraban los últimos testigos y cuando se deshizo de la rabia y la
impotencia, se concentró en preparar su relato ante los periodistas. Lo
hizo con su teléfono móvil, enviando y recibiendo mensajes. Leyendo todo
lo publicado sobre la detención del presidente de Manos Limpias.
Antes de finalizar el último interrogatorio y mientras
recogía sus cosas, López Negrete se metió algo en la boca y bebió un par
de sorbos de agua. La sesión terminó y la abogada sacó de su bolso
material para retocarse el maquillaje, preparándose para comparecer ante
la prensa. Riutort, uno de los abogados de la infanta, se acercó a ella
y hablaron durante unos minutos.
La sala se quedó sin luz blanca y se encendieron filas de
luces redondas verdes y amarillas, como de pre after. Nos hicieron
abandonar la sala y un grupo de periodistas esperamos, cerca del
ascensor, su salida. Mientras, el abogado de la infanta recibía
instrucciones, móvil en oreja, de la declaración que iba a hacer minutos
después.
Bajó el abogado de la infanta, compareció ante la prensa y se fue.
Bajó Virginia López Negrete, compareció ante la prensa y se fue.
Este juicio está gafado. Y podrido. Por dentro y por fuera.
Jueves 14 de abril de 2016
Pico y pala
Parecía que la del miércoles iba a ser una jornada de
bostezo eterno. Nada que ver. Ni lo uno ni lo otro. La cosa se ventiló
en algo más de 3 horas. Lo nunca visto.
Los valencianos siguen copando las testificales de Nóos en
una semana que abrió Rita de Valencia y cerrará el viernes Francisco
Camps. El jueves es para Esteban González Pons que, gracias a este caso,
pasó de ministrable a nada en un flis. Rajoy le agradeció el gesto
enviándolo a ese lugar tan grimoso llamado Europa.
Llevaba luto en el vestir la que fue Subsecretaria de
Presidencia de la Generalitat Valenciana en el año 2005. A Isabel
Villalonga solo se le veían la cara y las manos. Al cuello, un collar
larguísimo con un pez inmenso boca arriba.
Isabel Villalonga dio una clase de cómo funciona la
Administración. Arrancó con voz temblorosa, como el fiscal Horrach. Pero
a medida que avanzaba en su declaración se quitó el susto del cuerpo y
respondió segura. Villalonga es una mujer de voz fuerte. Por eso, nada
más sentarse, alejó el micrófono de la mesa.
Diego Torres asistió a la declaración protegido por el
cruce de sus brazos, apoyados sobre la mesa. Con gesto triste. Estos
días a su abogado le sustituye la letrada Mariona Polo. Y se nota. En el
tono y en el tiempo.
Villalonga era la responsable de autorizar los pagos de la
Generalitat. Hasta que un día dijo basta. Porque no se entregaron los
proyectos que reflejaban los conceptos de las facturas, que "llegaban
por transporte privado", dijo.
Éstas son algunas:
- 18 facturas de Lobby Comunication por 581.417€
- 3 facturas de Asociación Instituto Nóos de Investigaciones Aplicadas por 236.640€
- 24 facturas de Shiriaimasu S.L. por 398.576€
- 13 facturas a BPMO por valor de 143.840€
- 10 facturas a Torres-Tejeiro por 121.626€
Tampoco autorizó el pago de una factura de 70.000€ emitida
por Aizoon, la mercantil de la infanta y su marido, por un no informe.
En total, la Generalitat, por decisión de Villalonga,
rechazó facturas del entramado Nóos por valor de 2 millones de euros.
Para entonces Urdangarin y Torres ya se habían embolsado más de 3,5
millones de euros públicos de la Comunidad Valenciana por la
organización de los Valencia Summit.
La Subsecretaria de Presidencia de Francisco Camps recibió
un escrito fechado el 10 de mayo de 2006. El Instituto Nóos le
informaba de un cambio en la cúpula. Iñaki Urdangarin abandonaba la
presidencia y su lugar lo ocuparía Diego Torres.
Sin embargo, el Duque de Palma y Diego Torres siguieron
trabajando juntos. El 30 de noviembre de 2007 el marido de la infanta y
su socio se reunieron en Castellón con el Vicepresidente de la
Generalitat, Vicente Rambla y la Consellera de Deportes, Trinidad Miró,
entre otros. La comida fue propuesta por el vasco y el menorquín. Para
entonces, Iñaki Urdangarin, según la Casa Real, ya se había apartado de
sus negocios.
El testimonio de Vicente Rambla, Vicepresidente de la
Generalitat, era el plato fuerte del día. Pero lo más que relató fue la
impresión que tuvo en aquella comida en un hotel de Castellón: "Lo
primero que recuerdo es que llegó conduciendo el señor Urdangarin"
respondió ensimismado al fiscal. Al testigo le sorprendió que "por la
singularidad de su persona" Urdangarin no tuviera chófer.
Cuatro meses después, el 3 de marzo de 2008, el
ayuntamiento de Valencia, con Rita al frente, convocó otra comida. Esta
vez en Valencia. Asistieron Urdangarin y Torres, la alcaldesa, el
concejal de Deportes, Cristóbal Grau, la Consellera de Deportes, Miguel
Zorío y Vicente Rambla.
-Lo más notable de esa comida fue la presencia de un miembro de la Casa Real- zanjó el testigo
Vicente Rambla fue Director General de Sanidad. Conseller
de Economía y Hacienda. Conseller de Economía y Empleo. Conseller de
Sanidad. Conseller de Relaciones Institucionales y Portavoz.
Vicepresidente del Consell y Conseller de Presidencia. Y Conseller de
Industria. Y además de todo eso, es un señor de pelo cano, a lo John
Kerry pero en menos recio.
- Recuerdo que se habló de los Juegos de la Juventud. Para
mi era algo muy novedoso- explicó la Consellera de Deportes, que
también testificó-. A mi me dicen, o no sé si me llegan a decir, que
venía el Duque de Palma.
Y para rematar, Trinidad Miró golpeó, quizás sin querer,
la inteligencia de Diego Torres: "Yo tenía la percepción de que el señor
Torres era el secretario de Iñaki Urdangarin". Y Torres se revolvió en
su silla.
El testimonio más importante del miércoles fue, sin duda,
el de Isabel Villalonga. No solo explicó el engranaje de los órganos
vertebrales de un gobierno autonómico, sino que lo hizo de una forma
abierta y sencilla, que todos entendieron. Hasta cuando se refirió, unas
200.000 veces, al Duque de Palma como Iñaki Undangarin, con ene.
Miércoles 13 de abril de 2016
Rita irrita
- Que pase María Rita Barberá Noya- dijo la presidenta a las 9.35h.
Y se oyeron unos tacones cada vez más cercanos.
Para viajar de Valencia a Palma Rita Barberá es de las que
pasan por La Coruña. Por su falta de concreción en las respuestas, su
declaración como testigo se prolongó durante dos horas.
Vestía Rita de sanfermines pero al revés. Americana y
falda por debajo de la rodilla, en rojo. Con blusa blanca de pico, por
el que asomaba el nacimiento de su canalillo. Calzaba color coral, en
ante, de tacones minúsculos. Y maquillada como si fuera a salir por la
tele.
La ex todopoderosa alcaldesa de Valencia entró en la sala
de vistas y saludó a todos. Educada. Seria. De los más de 150 testigos
que han desfilado por Nóos, Rita fue la única que llegó hasta ese lugar
en el que nadie quiere sentarse con su bolso negro, de ante y con
remaches de cuero, del que colgaba un pañuelo de seda atado a las asas.
Barberá completó el estilismo con sus perlas fetiche al cuello y en las
orejas. Y con una carpeta verde aturquesada. Eso y la medalla de la
virgen que sobresalía de las perlas le daban un toque glam.
- He tenido una buena relación hasta hace unos meses con Grau- respondió Rita de Valencia a Samantha Romero
- ¿La calificaría de enemistad?- ahondó la presidenta
- Espero que no- remató con sorna la ex alcaldesa
Con Rita renació Nóos. Volvieron los periodistas de Madrid, llegaron los de Valencia y los freelance, por fin, facturaron.
La del martes fue una declaración explicativa, plagada de
aclaraciones del tipo: "La regata se realiza en mar abierto, siempre en
mar abierto", "cada team...cada equipo" o "el turismo era una maría".
Rita esclareció más cosas, pero costaba entender lo que decía. Su voz
grave y la colocación de su lengua hicieron muy difícil saber lo que
estaba diciendo, como cuando Mariano Ozores hablaba así adrede.
Luis Lobón, acusado valenciano, observaba de canto la
pantalla que tenía más cerca, con los brazos cruzados y una sonrisa
irónica.
"Me importa mucho decirlo y repetirlo que era una entidad
sin-á-ni-mo-de-lu-cro, que no era para ganar dinero" justificó Rita
sobre Nóos, a la que su ayuntamiento untó de pasta. Barberá confirmó una
reunión en su despacho con Iñaki Urdangarin y Diego Torres.
El caso Nóos es un máster para todos: acusados, abogados,
periodistas, personal de seguridad, policías. El preso Miquel Bonet,
fijo en el juicio, está aprendiendo a marchas forzadas. Sabedor de la
repercusión mediática que iban a tener las palabras de Rita Barberá
quiso dejar su huella en la
Historia de España.
Y se le ocurrió una idea brillante: colocar su cuaderno
amarillo y su boli en una silla contigua a la suya, de manera que el
cuaderno se coló en todos los planos de la declaración de la ex
alcaldesa, excepto durante los primeros minutos de interrogatorio.
Barberá siguió poniendo contexto al asunto y se le secó la
boca. El agente judicial le llevó un vaso de agua. De plástico. Rita
tragó.
- Para mi...y me gustaría mucho que me creyeran...- contestó a la desesperada al fiscal
- Es difícil, señora Barberá- le cortó Horrach, con sincera sonrisa
- Mire, eso le corresponde decidirlo al tribunal- le grapó la boca la presidenta al fiscal
Hace tiempo que Horrach ha asumido con resignación y
aparente naturalidad los sopapos que le arrea Samantha Romero. Otro más
para la colección.
Rita habló más por las manos que por la boca. En uno de
sus ademanes casi tira el segundo vaso de agua, ya a la mitad, que se
bebió. El soniquete de las pulseras finas de oro que llevaba la ex
alcaldesa en sus dos muñecas salpicó los 120 minutos vacíos de
contenido.
Alfonso Grau acompañó a Barberá durante dos décadas. Fue
su segundo de abordo. El que gestionaba los duros. El culpable de todas
sus desgracias. Ahora él es acusado y ella testigo.
- Señor fiscal, señoría (a la presidenta)...13 años...han
pasado 13 años- clamó Rita, con las manos en posición de rezar el
jesusito de mi vida-. Yo jamás he dao ni una sola instrucción, ni una
sola orden, ni una sola firma, nada.
Eso era cosa de Grau: "pregúntele a él"- contestó Barberá a
la pregunta del abogado de la Comunidad Valenciana. Porque Rita todavía
se siente poderosa: "yo soy, era...mejor dicho, la alcaldesa". Sigue
viviendo de lo que una vez fue.
Si Julita decía restauranes, Rita dice generalidad. Se le
olvidó, también, afirmarlo en plural. En Mallorca están hartos de que se
refieran a la isla como Palma, la capital, y no como Mallorca. La
senadora popular metió el dedo en la llaga: "Palma es una isla
adorable", dijo, recordando a aquella miss que salió del apuro
balbuceando que Rusia era un país con gente maravillosa.
La jueza Eleonora Moyá cada vez entra en trance con más
frecuencia, como para recuperar la concentración. Cierra los ojos
durante unos 20 o 30 segundos, en modo zen. Ella y la presidenta del
tribunal comparten toses estos días.
Cuando terminó de declarar Rita quiso cerciorarse: "¿me puedo ir ya a Valencia?".
La senadora se levantó pero no se fue. Se acercó a la mesa
de las juezas para saludarlas. Después al fiscal Horrach y así con casi
todos. Tipo besamanos. Las caras de algunos eran del todo
indescriptibles. No podían creer lo que estaban viendo. Rita Barberá se
cree infanta o más.
CTXT esperaba en el rellano de la entrada a la sala cuando
Rita salió hablando con el abogado de Alfonso Grau. Según avanzaban, el
letrado le avisó de nuestra presencia, así que Rita se dio la vuelta y
siguieron hablando. Muy bajito.
Cuando terminaron CTXT se acercó a la ex alcaldesa:
- Señora Barberá, Raquel Agüeros, de CTXT
- ¿De quéeee?- contestó Rita
- De CONTEXTO, una revista digital- Y Barberá torció el morrete
- Ya pensábamos que no iba a venir por aquí- insistió CTXT
- ¿Yo? Ahora mismo me voy a Madrid
Y Rita pasó de largo.
Por su camino se encontró con Luis Lobón y con Diego
Torres entre otros. El ex socio de Urdangarin le recordó que en la
primera reunión no estaba él, sino Juan Pablo Molinero.
"Ha pasado tanto tiempo desde entonces"- elevó la voz Rita para que le oyéramos-. "Es que yo todavía no entiendo nada"- remató.
Abajo, tras las vallas, los periodistas esperaban la salida de Rita. Apretujados.
- Por favor- rogó una periodista- que alguien le pregunté si el pañuelo que lleva es de Hermés
- Pobre Hermés- le respondió otra
Y salió Rita, con su abrigo hasta los pies en tono
beig-camel puesto como una capa. Con su caminar lento. Lentísimo. Como
paseándose. Con la cabeza alta y la mirada al frente.
Viernes, 8 de abril de 2016
Fuga de talentos
- Según su código- preguntó el abogado de Urdangarin- ¿000009 es pago al contado?
- Sí- respondió el testigo Teodoro
No es que Nóos desvaríe, es que ha entrado en barrena. Una ya no sabe si está en una peli de James Bond o en una reunión del CNI presidida por Petit Nicolás. Cualquier cosa antes que un juicio.
Los acusados habían desgastado el nombre de Maite Zazo, una empleada de Nóos. Por eso su declaración, el jueves 7 de abril, se esperaba con curiosidad. Cuando la presidenta del tribunal anunció la comparecencia de la señora María Teresa Zazo el mundo se derrumbó. Nació en dictadura. Prohibido lo vasco.
Superado el susto, un nuevo mazazo amputó la esperanza de que iba a ser un día cachondo.
- Usted, ¿qué cualificación profesional tiene?- preguntó la fiscala Lamas
- Bueno... Tengo hasta el Bachilletaro- contestó, con pudor, la testigo
Sin embargo Maite Zazo había llegado a ser ayudante de consultoría e investigadora de mercados. Además, se encargaba de hacer los powerpoints y de identificar a los ponentes. Hasta que confesó: "También hice de secretaria". Tenía entre 8 y 10 personas a su cargo y cobraba alrededor de 2.000 limpios.
Desde finales de 2001 hasta el año 2006 la señora Zazo trabajó para Torres y Urdangarin. Pasó por Virtual, "Nóos Institut" y por la Fundación Deporte, Cultura e Integración social.
A pesar del baile de empresas, Zazo no cambiaba de despacho, ni de mesa, ni de ordenador, ni de sitio. "Era todo como seguido"- respondió a Ana Lamas. Cuando la fiscala apretó con las distintas empresas por las que había pasado Zazo, Diego Torres clavó la vista en la pantalla que proyectaba la imagen de la testigo, desde Gavà. Atento, rígido, estático.
Hacia mediados de 2007, lo más que precisó, la testigo dejó de ver a Iñaki Urdangarin. "Cada vez iba viniendo menos"- recordó- "y en un momento dado dejó de venir". Para entonces la Casa Real ya le había advertido al marido de la infanta de que así no. Es la versión oficial.
En noviembre de 2005 se celebró uno de los dos Illes Baleares Fórum que organizaron Urdangarin y su socio y por los que el Govern presidido por Matas se quedó con 2,5 millones de euros menos. Había que preparar el evento a la perfección. Por eso, entre el 1 y el 29 de julio consta una factura de 3 folios de Viajes Vincit. 8.300 euros en vuelos. La maquinaria Nóos se había engrasado para organizar como dios manda el tema. A pesar del sofoco húmedo estival. De ahí que viajaran en bisnes.
Ningún detalle quedó al azar. Contrataron un piano de cola con un pianista. Y a una cantante.
Llevaba Zazo dos horas declarando cuando uno de los dos policías nacionales que custodian, desde dentro, la sala de vistas, se quedó frito en la silla. Roque del todo. Si alguien tiene la ocurrencia de asistir al juicio que lo haga con el estómago vacío. Con un café con leche como mucho. Si no correrá el riesgo de sobarse durante la digestión.
Luis Lobón, acusado, del clan de los valencianos, pillaba apuntes a discreción. Ha vuelto para ver declarar a Gerardo Camps, ex conseller de Economía de la Generalitat Valenciana, al que apuntó directamente en su declaración. Hoy viernes don Gerardo Camps abrirá la ronda de valencianos ex top que viajarán a Mallorca para ser interrogados ante un tribunal que ya ha asumido las riendas de esta pesadilla llamada Caso Nóos.
El volumen de los suspiros de Zazo crecía conforme pasaban los minutos.
En el receso, café en mano, Diego Torres aprovechó que dos periodistas estaban a tiro para explicarles bien lo del saxofonista. Resulta que, aparte de la cantante y del pianista que tocaba el piano de cola, cuando se celebraron los foros también había un señor rubio que tocaba el saxofón. Hete aquí que no era para ambientar las veladas, sino para avisar a los conferenciantes de que tenían que terminar de dar sus chapas.
Al toque leve de dos notas, los ponentes se daban por enterados de que les quedaba un minuto de palique. Qué sutileza. Una idea tan brillante que hasta la copiaron en otros foros. Internacionales, siempre. Exportando talento.
"El problema es que ha pasado tanto tiempo..."- se lamentó Torres, apurando el último sorbo de café.
El resto de testigos fue pasando por el trago de responder en un juicio, alternando videoconferencias con declaraciones presenciales.
El toque de gracia lo puso Ana Encabo Balbín, que había sido la Responsable de Empleo de la Conselleria de Hacienda de la Generalitat valenciana. Con voz nerviosa, Encabo utilizó varias veces la expresión "de forma sucinta". Ana Encabo es una señora resalada que habla como una madre respondería a una encuesta en la calle: "Ayyyyy, es que eso...no lo séeee...". Y arrancó la risa de toda la sala.
La variedad de actividades en las empresas que trabajaron para Nóos es tan variada como las nacionalidades de los trabajadores que alguna vez fueron contratados por Duque y su socio.
María Ángeles Gasset relató los servicios que ofrecía su empresa: "Servicios de familia, prestaciones al hogar, paseo de perros...". Guau.
- Gracias- concluyó la presidenta del tribunal-. Su declaración ha terminado
- No se preocupe, ¡a servir!- zanjó don Teodoro.
- Según su código- preguntó el abogado de Urdangarin- ¿000009 es pago al contado?
- Sí- respondió el testigo Teodoro
No es que Nóos desvaríe, es que ha entrado en barrena. Una ya no sabe si está en una peli de James Bond o en una reunión del CNI presidida por Petit Nicolás. Cualquier cosa antes que un juicio.
Los acusados habían desgastado el nombre de Maite Zazo, una empleada de Nóos. Por eso su declaración, el jueves 7 de abril, se esperaba con curiosidad. Cuando la presidenta del tribunal anunció la comparecencia de la señora María Teresa Zazo el mundo se derrumbó. Nació en dictadura. Prohibido lo vasco.
Superado el susto, un nuevo mazazo amputó la esperanza de que iba a ser un día cachondo.
- Usted, ¿qué cualificación profesional tiene?- preguntó la fiscala Lamas
- Bueno... Tengo hasta el Bachilletaro- contestó, con pudor, la testigo
Sin embargo Maite Zazo había llegado a ser ayudante de consultoría e investigadora de mercados. Además, se encargaba de hacer los powerpoints y de identificar a los ponentes. Hasta que confesó: "También hice de secretaria". Tenía entre 8 y 10 personas a su cargo y cobraba alrededor de 2.000 limpios.
Desde finales de 2001 hasta el año 2006 la señora Zazo trabajó para Torres y Urdangarin. Pasó por Virtual, "Nóos Institut" y por la Fundación Deporte, Cultura e Integración social.
A pesar del baile de empresas, Zazo no cambiaba de despacho, ni de mesa, ni de ordenador, ni de sitio. "Era todo como seguido"- respondió a Ana Lamas. Cuando la fiscala apretó con las distintas empresas por las que había pasado Zazo, Diego Torres clavó la vista en la pantalla que proyectaba la imagen de la testigo, desde Gavà. Atento, rígido, estático.
Hacia mediados de 2007, lo más que precisó, la testigo dejó de ver a Iñaki Urdangarin. "Cada vez iba viniendo menos"- recordó- "y en un momento dado dejó de venir". Para entonces la Casa Real ya le había advertido al marido de la infanta de que así no. Es la versión oficial.
En noviembre de 2005 se celebró uno de los dos Illes Baleares Fórum que organizaron Urdangarin y su socio y por los que el Govern presidido por Matas se quedó con 2,5 millones de euros menos. Había que preparar el evento a la perfección. Por eso, entre el 1 y el 29 de julio consta una factura de 3 folios de Viajes Vincit. 8.300 euros en vuelos. La maquinaria Nóos se había engrasado para organizar como dios manda el tema. A pesar del sofoco húmedo estival. De ahí que viajaran en bisnes.
Ningún detalle quedó al azar. Contrataron un piano de cola con un pianista. Y a una cantante.
Llevaba Zazo dos horas declarando cuando uno de los dos policías nacionales que custodian, desde dentro, la sala de vistas, se quedó frito en la silla. Roque del todo. Si alguien tiene la ocurrencia de asistir al juicio que lo haga con el estómago vacío. Con un café con leche como mucho. Si no correrá el riesgo de sobarse durante la digestión.
Luis Lobón, acusado, del clan de los valencianos, pillaba apuntes a discreción. Ha vuelto para ver declarar a Gerardo Camps, ex conseller de Economía de la Generalitat Valenciana, al que apuntó directamente en su declaración. Hoy viernes don Gerardo Camps abrirá la ronda de valencianos ex top que viajarán a Mallorca para ser interrogados ante un tribunal que ya ha asumido las riendas de esta pesadilla llamada Caso Nóos.
El volumen de los suspiros de Zazo crecía conforme pasaban los minutos.
En el receso, café en mano, Diego Torres aprovechó que dos periodistas estaban a tiro para explicarles bien lo del saxofonista. Resulta que, aparte de la cantante y del pianista que tocaba el piano de cola, cuando se celebraron los foros también había un señor rubio que tocaba el saxofón. Hete aquí que no era para ambientar las veladas, sino para avisar a los conferenciantes de que tenían que terminar de dar sus chapas.
Al toque leve de dos notas, los ponentes se daban por enterados de que les quedaba un minuto de palique. Qué sutileza. Una idea tan brillante que hasta la copiaron en otros foros. Internacionales, siempre. Exportando talento.
"El problema es que ha pasado tanto tiempo..."- se lamentó Torres, apurando el último sorbo de café.
El resto de testigos fue pasando por el trago de responder en un juicio, alternando videoconferencias con declaraciones presenciales.
El toque de gracia lo puso Ana Encabo Balbín, que había sido la Responsable de Empleo de la Conselleria de Hacienda de la Generalitat valenciana. Con voz nerviosa, Encabo utilizó varias veces la expresión "de forma sucinta". Ana Encabo es una señora resalada que habla como una madre respondería a una encuesta en la calle: "Ayyyyy, es que eso...no lo séeee...". Y arrancó la risa de toda la sala.
La variedad de actividades en las empresas que trabajaron para Nóos es tan variada como las nacionalidades de los trabajadores que alguna vez fueron contratados por Duque y su socio.
María Ángeles Gasset relató los servicios que ofrecía su empresa: "Servicios de familia, prestaciones al hogar, paseo de perros...". Guau.
- Gracias- concluyó la presidenta del tribunal-. Su declaración ha terminado
- No se preocupe, ¡a servir!- zanjó don Teodoro.
Miércoles, 6 de abril de 2016.
OBRAS SON AMORES
Y venga testigos. Esta semana 71. A 17,75 declaraciones por día.
Pero la penitencia es patrimonio de la Semana Santa. De toda la vida.Marc Viader Salvadó entró en la sala de vistas. El agente judicial le indicó que pusiera sus cosas sobre una silla colocada en la pared trasera de la habitación. Pero Viader entendió que debía quedarse sentado allí, como agazapado. Un punto ingenuo. O muy buen actor. Hasta que se dio cuenta de que el testigo era él. Al arquitecto que hizo el proyecto de reforma, rehabilitación y ampliación del casoplón de Pedralbes que compartían los Borbón-Urdangarin le tocó rendir cuentas.
El arquitecto es un hombre de estatura media tirando a bajo, con los pelos medio revueltos y unos mocasines más brillantes que la patena, granates, a juego con los calcetines de hilo. Quizá fueran de lana fina de cachemir. Se veían suaves y buenos, como de piel de melocotón. Daban ganas de tocarle los pies.
Viader apenas oye por el oído izquierdo. Cuando se puso de lado para escuchar las preguntas de las acusaciones, asomó una de sus dos perillas. Justo la de debajo del labio, con los vellos tiesos, más largos que los de su barba canosa.
El palacio-oficina de los Duques de Palma estaba distribuido en dos ambientes. Una zona de trabajo, con acceso independiente: "Un portal, un hall, una estancia con unas butaquitas, una sala de juntas y un despacho", explicó Viader. Alrededor de 200 metros cuadrados. Un 30% de la superficie total de la vivienda.
Y los 500 metros cuadrados restantes, el hogar del matrimonio y sus cuatro hijos.
"A don Iñaki le facturé la parte de la vivienda", contó el arquitecto, "y a Aizoon la oficina", que ascendía a 15.000 euros. Hizo dos facturas, una de 10.000 y otra de 5.000 euros. Urdangarin y la infnata encargaron directamente el proyecto al arquitecto, pero fue éste quien fijó el porcentaje de la distribución. "En el despacho de Miguel Tejeiro en calidad de asesor", hilvanó Viader.
Cuando terminó de contestar y mientras se levantaba, Marc Viader se abrochó la americana. Le tiraba de la sisa y del lomo. Recogió sus bártulos de la silla del fondo y se marchó, con paso lento.
El martes declararon en Nóos 19 personas, dos menos de las previstas. Fue una jornada soporífera, de sueño callado. El martes más lunes desde que empezó el juicio. Una rentrée de patada en la boca, gracias al festival de vídeoconferencias que seguirá durante toda la semana.
Se espera con impaciencia la aparición estelar, el martes 12 de abril, de la aforadérrima (perdón, ha sido inevitable) Rita de Valencia. Una especie de Maria Antònia Munar, pero en otro estilo. Con permiso de la princesa.
El que sigue a lo suyo es Diego Torres. A pesar de tener que arrechucharse en el ascensor del edificio con cámaras y periodistas para aprovechar el viaje, habló por teléfono mientras bajaba el montacargas:
- Sí, oiga, quería pedir un taxi... Aquí, al caso Nóos.
Mientras a su abogado le daba la risa floja...
Martes 22 de marzo de 2016
La máquina de café volvió a hacer aguas y
a Diego Torres le cayó un líquido marronáceo, como de cubo de fregona.
En Nóos ya no queda ni leche.
Con la atención informativa centrada en los atentados de
Bruselas, el accidente de bus de Tarragona y la no formación del nuevo
gobierno, en Mallorca el juicio por el caso Nóos tampoco genera
demasiada expectación. Sin embargo cada día declaran alrededor de diez
testigos cuyos testimonios rayan el absurdo a la vez que aportan los
entresijos más increíbles de una trama poco valorada, competencia
directa de las telenovelas de tarde.
Julita Cuquerella empezó a trabajar con Iñaki Urdangarin
en abril de 2007. Le pagaba Telefónica pero estaba a disposición del
duque "las 24 horas del día" y acudía a diario al palacio-oficina de la
infanta y esposo. Oficialmente era la secretaria de Urdangarin, pero
también se ocupaba de cuestiones personales "como ir a comprar unas
bambas o cloro para la piscina. Yo qué sé", afirmó, pizpireta.
Pocas personas quedan ya como ella. Julita Cuquerella es
capaz de reconocer quién le encargó comprar un ramo variado de flores
solo por el nombre del florista, como "Antonio Flowers", al que
Urdangarin era asiduo, "o el Sapo Verde" confesó como quien cuchichea un
secreto. Han pasado 9 años desde entonces, pero lo recuerda con
precisión de escribana.
La secretaria de Urdangarin es catalana. Y diabética. A punto estuvo de darle un parraque
a media mañana: "me estoy mareando, necesito azúcar", suplicó desde
Terrassa, por videoconferencia. La presidenta del tribunal aprovechó
para hacer un receso de media hora. Si Samantha Romero sigue acumulando
carpetas a lo alto dentro de poco ya no se le verá la cara. Da susto ver
la grapadora presidiendo la mesa de las juezas.
La generosidad de Urdangarin no tenía límites. Incluso
tuvo el detalle de dar de alta en Aizoon a las señoras que limpiaban en
casa de Julita, Josefa y Yolanda, como recompensa por tanta dedicación.
Era su forma de darle las gracias por hacerle partícipe de secretos tan
íntimos como las claves de la visa personal de Urdangarin, las de la
visa conjunta "que compartía con la señora", las de la visa de Aizoon,
las de la visa de Telefónica, las de la visa de Telefónica
Internacional. Y también los datos de los pasaportes de los hijos de la
infanta y cosas así.
"Tenga en cuenta que el señor Urdangarin era excesivamente
confiado. Hasta a mí me impresionó", justificó Julita, que tenía que
apuntar todo en tarjetones porque es "nefasta" para los nombres y para
las calles. También algo despistada en cosas de bancos
- No sé si era el Santander o el Sabadell, solo que
empezaba por ese- dijo Julita, sobre un ingreso en cuenta de una
trabajadora, la única que no cobraba en sobre.
- Era la Caixa- apuntó la abogada de Manos Limpias.
- ¡Ah, no, era la Caixa!- se sorprendió Julita para justificar seguidamente- ¡Solo sabía que era rojo!
Debía de ser Caixa Catalunya.
Testificó también Jan, sobrino de Urdangarin. El "señor
Jan", como se refirieron a él las partes, viajaba desde Barcelona a
Madrid y daba sobres a gente "cerca de parques" y "puede" que también
cerca de cafeterías. Lo contó desde Marbella por videoconferencia. La
única que ayer declaró en persona fue Elsa María Sánchez, dada de alta
en Aizoon como telefonista, aunque ella lo que hacía era limpiar "en
profundidad" la casa de la infanta y Urdangarin.
La oficina-palacio de los duques de Palma estaba como los
chorros del oro. Había casi más señoras dedicadas a la limpieza que
empleados reales de la sociedad mercantil que compartían la infanta y su
marido. "Lo primero que veías al entrar era una alfombra muy grande,
con una bola del mundo, preciosa", dijo con añoranza otra de las mujeres
que hacían relucir Aizoon.
La estrella, sin duda, fue Julita. Nunca una empleada se
mostró tan leal a un jefe como ella a Urdangarin y a "la señora", por la
infanta, a la que apartó de cualquier implicación en Aizoon. Cuquerella
hizo pagos con la visa de Aizoon de la infanta Cristina, con sus claves
y sus datos. Julita suplantó la identidad de la infanta porque
Urdangarin le había confiado los datos de la visa de la hija del Rey.
Urdangarin aleccionó a su secretaria a la hora de
discriminar gastos en Aizoon, pero cuando le cogió "el tranquillo",
dijo, Julita voló sola en un cielo de tiquets. Por sus manos pasaron
gastos, por ejemplo, como el de una compra de ropa para la infanta de la
revista Redoutte (sí, es lo que hay) o una comida en verano,
en Sóller, "con unos clientes" que degustaron 13 filetes de pollo.
Bastaría una foto para comprobar que en esa comida había varios niños.
Julita Cuquerella, esa mujer que en el siglo XXI dice
"restauranes" y responde a preguntas del fiscal Horrach con un "no lo
sé, lo sientos". En plural.
Puede que en la intimidad de su hogar Julita diga jolines.
Viernes 18 de marzo de 2016
Pobre Nóos
Ya nadie le hace caso. Rita, Lula, Borox...¡malditos seáis!
No hay derecho. Diez años esperando este momento y así, de repente, parece que ni existe.
Nóos es la pieza separada número 25 del caso Palma Arena.
Con una infanta de España en el banquillo, acusada de cooperar en dos
delitos fiscales cometidos por su su esposo. Unas cosas del IRPF que se
les olvidó poner. En el momento de su imputación era la hija del Rey
titular. Ahora su padre es el ex rey, o rey emérito, que para el caso,
patatas. Aunque lo de emérito conlleva una dignidad perturbadora.
Cristina Federica de Borbón y Grecia es hermana de Felipe
VI y cuñada de Letizia Ortiz. La familia nos duele a todos. Es la sexta
en la línea de sucesión. Tendrían que ocurrir muchas desgracias juntas,
pero una carambola podría hacer a Cristina de Borbón reina de España.
Ella, por si acaso, no renuncia. Y nadie puede obligarle. Se llama
monarquía parlamentaria.
Es todo muy loco en este juicio que tiene programado el 30
de junio como último día. Si todo sale mal, cuatro días antes tendremos
elecciones. Y si después sigue la cosa mal mal, la sentencia podría
coincidir con la formación del nuevo gobierno.
De momento continúan declarando testigos, muchos por
videoconferencia. Aparentemente son insulsos, informativamente hablando,
pero si alguien que busca curro acude como público a Nóos puede salir
con un máster sobre delincuencia de alta alcurnia. En verdad es igual de
chapucera que todas, pero lo de la infanta, Urdangarin, Torres y los
olímpicos acusados le da un toque como de savoir faire. Entre penoso y
espeluznante. A ratos conmovedor.
Nóos se divide en dos: Nóos Consultoría Estratégica e
Instituto Nóos. Aunque para acusados y testigos era simplemente Nóos.
Una asociación sin ánimo de poco lucro que no funcionaba como una
empresa normal. Entre medias rondaban más de cinco sociedades
mercantiles por las que iban pasando los trabajadores que respiraban.
Los que existían. Los de verdad. Los dueños eran Iñaki Urdangarin y
Diego Torres. Pero el papeleo gordo lo llevaban unas gentes sin
formación específica que hacían lo que les decían. Obedientes y leales
casi hasta el final.
Lo que ocurre por las mañanas con el coche es
incomprensible. Los primeros días de juicio, de lógica expectación
mediática, era más fácil aparcar que ahora, cuando en la sala de prensa
hay unos diez periodistas y detrás de las vallas habilitadas en la
puerta de entrada apenas quedan tres cámaras. La gente que trabaja en la
Escuela Balear de la Administración Pública, el edificio donde se
celebra el juicio de Nóos, no se la jugó los días potentes. Unos se
turnaron los coches para llegar juntos al trabajo y pillaron el bus.
Un polígono industrial petao significa que la vida sigue en marcha. A pesar de Nóos.
Día 19. Miércoles 16 de marzo de 2016.
A TORRES LE AHOGA LA CORBATA
La protagonista del martes en la Sala Nóos del polígono
industrial Son Rossinyol fue la sociedad mercantil Aizoon. Los dueños
eran la infanta y Urdangarin. Iban a pachas, aunque el único que
ingresaba pasta era él.
El agente judicial pasó lista de nuevo. Lista de móviles.
Para requisarlos, otra vez. Los ánimos estaban más calmados después del
esperpento del viernes, así que nadie rechistó. Ayer martes en la sala
de vistas se podía respirar, a pesar de todo. Casi no olía a tigre.
Miguel Tejeiro, el testigo clave, entró en la sala ya sin
las ojeras negras de los días anteriores. Ayer, el ex asesor fiscal de
Nóos, traía ojeras a secas: "Estoy más descansado. Es que la semana
pasada estuve encerrado...", dijo Tejeiro a CTXT, con gesto relajado,
antes de encarar su tercer día ante el tribunal.
Samantha Romero, la presidenta, explicó el inquietante
asunto del secuestro de teléfonos: "Persiste esta decisión por el mal
uso de la buena voluntad del tribunal", dijo. Y Diego Torres no agachó
las orejas. Al revés, se creció cuando le dieron permiso para sentarse
al lado de su abogado, o de su defendido, como prefieran.
La mampara blanca que separa a las acusaciones de las
quince sillas habilitadas para los periodistas se tambalea. No está bien
anclada a los remaches del parqué ficticio. Son tres cristales
enganchados. El central se ha desplazado y queda un hueco por el que se
cuelan corrientes. El martes se oyeron toses. Y algún hipo.
A otros se les paró el corazón cuando escucharon lo que
ganó Miguel Tejeiro. El asesor fiscal de Urdangarin primero y de Nóos
después, cobró 8.000 euros por hablar 10 minutos en Valencia y otros 10
en Palma. El que vale, vale. Tejeiro reconoció que el importe es muy
superior a lo que se cobra por una ponencia, pero que a él le pagaron
eso. Tampoco era cuestión de ponerse pureta y rechazar el sueldo anual
de muchos por 20 minutos de cháchara.
- ¿Aizoon tenía alguna actividad en EE.UU cuando la infanta y Urdangarin vivieron allí?-, preguntó la abogada de Manos Limpias.
- No sé. Tenía clientes, pero no sé- contestó Miguel Tejeiro.
- ¿Y por qué se contabilizó la mudanza a EE.UU.?- pinchó López Negrete.
Esa pregunta, según la presidenta, fue impertinente. Porque esa información no está incluida en la causa.
- No me estoy sintiendo libre para contestar-, entró en bucle Tejeiro.
- A usted no le afecta ningún secreto profesional- le recordó la presidenta.
- Pero sí sobre cuestiones personales, que afectan a la intimidad- replicó el asesor
- Pero si le preguntan por hechos tiene que contestar- zanjó Samantha Romero.
"De ninguna manera", siguió la jefa, "voy a permitir que
ralenticen más el juicio. Pregunten por hechos", insistió, hastiada, la
presidenta del tribunal.
El simulado pacto a corricorri que hicieron Torres y
Urdangarin hace un tiempo y que escenificaron en el momento de declarar
pasa por cargarse a Miguel Tejeiro. La estrategia es mantener que
Tejeiro era muy listo. Y demostrarlo. Tan espabilado que la infanta
Cristina llegó a confiar en él, a pesar de que se vieron tres veces en
toda su vida (sin contar con los días del juicio).
La abogada de Manos Limpias intentó arrancarle que
Urdangarin y la infanta eran uno (libre y grande) en Aizoon, pero lo más
que consiguió fue que confesara que el objeto de la mercantil, tener un
patrimonio común, lo decidieron la infanta y el duque. Así, el testigo
justificaría la cooperación necesaria de la infanta en dos delitos
fiscales cometidos por su marido. Por eso la infanta está acusada. Y
para que dijera lo que no dijo, Miguel Tejeiro ya no irá a la cárcel. El
motivo por el que Manos Limpias le levantó la imputación fue que
cantara todo: cuentas en el extranjero de Aizoon, papel de la infanta,
etcétera... Pero no lo ha hecho de forma explicita porque le asustaron
con lo del secreto profesional por su condición de abogado. Manos
Limpias dice que le basta con lo que ha dicho, pero no es del todo
verdad...
En el cuaderno de la fiscala no cabe un apunte más. Ana
Lamas es ordenada. Escribe a boli azul y subraya con fosforito amarillo
sobre las hojas cuadriculadas. Parece que no escucha pero se pispa de
todo.
Miguel Tejeiro se defendió como pudo de Diego Torres y de
Iñaki Urdangarin. Todo lo decidían ellos. Él era otro mandado que
cobraba más. Pero otro mandado. Como el notario Carlos Masià, un gran
tipo (de alto) con maletín y una leve cojera que dice Bélice en vez de
Belice y que asegura que no tiene el teléfono de su cliente, Urdangarin.
Carlos Masiá y Miguel Tejero fueron amigos durante más de
25 años. Por eso ahora no se pueden ni ver. Todos saben demasiado. Y
ninguno perdona. Como en la vida normal. Partieron peras por culpa de
Tejeiro. "En 2009", dijo Masià, "Miguel Tejeiro me coló un par de firmas
falsas. Y yo no quería material contaminado en mi despacho". Y en 2010
finiquitaron su amistad.
En el transcurso de la declaración, el notario se refirió
en todo momento a Miguel Tejeiro como "el abogado". Y dijo que la
infanta no preguntó nada. Que nunca preguntó nada. Y que aunque vio
alguna firma falsa prefirió no denunciar los hechos "porque", afirmó,
"no me hubiesen hecho caso".
Carlos Masià está unido a Urdangarin, la infanta, Torres y su mujer por el odio que los ex socios proyectan sobre Tejeiro.
Al abandonar la sala, Miguel Tejeiro dijo sentirse "mejor".
"Cuatro días para esto", comentó mientras recogía sus cosas.
Diego Torres está como escurridizo y ausente. Ya no habla
con la prensa, o cada vez menos. Se ha quitado la corbata y se ha
abierto los dos primeros botones de la camisa. Diez años menos de
encima.
Torres empieza a arremangarse. Como una mondonguera.
DÍA 18. Lunes, 14 de marzo de 2016
EL ESPERPENTO LLEGÓ A NÓOS.
La sexta semana de Nóos empezará mañana martes con un golpe en la mesa. Perdón, solo ha sido un buen sueño.
La pesadilla se hizo carne el viernes 11 de marzo. El día
pintaba jugón porque seguía declarando Miguel Tejeiro, el antes acusado y
ahora testigo que se quitó de encima 11 años de cárcel pactando con
Manos Limpias como quien se sacude la caspa del hombro de la americana.
Urdangarin y Torres lo han convertido en primera estrella después de que
su ex asesor fiscal echara una firma para que le dejaran aclararse la
garganta y entonara el miserere.
Nadie entendió lo que ocurrió el viernes en la sala de
vistas. El jueves el abogado de Torres protestó por la declaración de
Tejeiro. Planteó que, por su condición de abogado, el testigo no debía
desvelar detalles jugosos, amparándose en el secreto profesional. El
objetivo consistía en anular una de las declaraciones más importantes y
así ganar tiempo desgastando al testigo, a las acusaciones y al
tribunal. Tejeiro tenía susto, pero declaró lo que pudo. Así que el
viernes se suponía que iba a seguir haciéndolo.
Con dos días de retraso, la estrategia de Torres funcionó.
A vueltas con el secreto judicial, el circo se paró. La jugada de
Torres, abogado de sí mismo, le salió redonda. Y dejó con el culo al
aire a un tribunal con escasa experiencia en un póker como el que se
está jugando.
Torres y su letrado, el killer González Peeters, pusieron
también en evidencia a las acusaciones, que no esperaban una segunda
embestida. Una jugada maestra. La presidenta del tribunal no pudo más.
Samantha Romero se lo cobró yéndose a deliberar y bloqueando el juicio
durante más de cuatro horas en las que nadie fue informado de nada.
En la sala contigua esperaban otros testigos. Todos muy
variopintos. Desde Rosa Estarás, vicepresidenta de Matas y actual
aforada (es europarlamentaria) hasta Alberto Aza, jefe de la Casa del
Rey. Así hasta once tipos. Un bodegón inquietante.
A las cuatro de la tarde y con la declaración de Tejeiro
en suspenso, el agente judicial salió de la sala en la que se recluyen
las juezas y entró en la sala de vistas con un papel en la mano.
Advirtió de que el día anterior se habían prohibido los móviles en la
sala, pero que algunos no lo estaban cumpliendo. Así que, por orden del
tribunal, empezó a pasar lista.
- Pedro, ¿llevas el móvil?- preguntó el agente judicial al fiscal Horrach.
- No- respondió
- ¿Ana?- por Ana Lamas, la fiscala.
- No- respondió Lamas con su voz de radio.
- ¿Diego?- por Torres, siguió el agente.
- Sí, toma, ya te había dicho antes que te lo iba a dar.
Y ahí Horrach, con razón, protestó dirigiéndose al agente judicial, correo del tribunal. "¿Vas a pasar lista?", vomitó Horrach.
- No me lo puedo creer- siguió el fiscal- A ver, tu móvil ¿por qué no te lo autosecuestras?- (el agente judicial lleva móvil).
- Yo cumplo órdenes- contestó el agente.
- ¡Yo también!- se le escapó a Horrach.
En ese momento se produjo una de las escenas más deliciosas: el abogado de Torres uniéndose en alma a Horrach.
- Señor agente, ¡el fiscal es autoridad!
Y el agente judicial siguió pasando lista con la hoja
marcada solo por algunos nombres. Como el del abogado de la infanta. No
nombró a ningún periodista, curioso. La pregunta es por qué. Y por qué
solo a algunos. En la bancada de las acusaciones había una persona con
móvil y ni siquiera la mencionaron. Y en vez de quitar el móvil a Diego
Torres, que se comunica con su abogado por whatsapp continuamente desde
la última fila de las sillas de los acusados, podían haberlo resuelto
sentando al acusado al lado de su letrado.
La situación parecía de chiste, pero de risa tenía poco.
Alguna nerviosa, sí. La bola fue creciendo hasta convertirse en una
broma pesada que cada vez era menos broma y más pesada. Y desagradable
pero graciosa. Muy rara. En un momento del vodevil el agente judicial
sacó su móvil y echó dos fotos: una a los periodistas y otra a las
acusaciones. Y dijo que las iba a aportar a la causa. Quizás lo hizo
para destensar, pero se equivocó. Un periodista se tapó la jeta con la
bufanda. La fiscal puso un folio en blanco ante su cara. El agente
cabreó a todo al que aún le quedaba oxígeno para respirar.
- Será la última vez que me faltes el respeto, ¿me has
oído?- gritó enfurecido Horrach al agente judicial, que pidió perdón y
dijo que borraría las fotos.
Las juezas entraron en la sala como si no hubieran
escuchado nada. Y empezó la declaración, por videoconferencia con
EE.UU., de una joven catalana con acento yanqui que había sido becaria
de Nóos durante cuatro meses. Su forma de hablar español con deje
americano mientras traducía mentalmente del catalán fue lo más parecido a
aquella declaración de Aznar en el rancho de Bush hijo cuando dijo lo
de "estamos tchruabahannnndoeneio". La mejor manera de acabar la semana.
Mañana martes vuelve Miguel Tejeiro. Dirá, si dice, que la
Casa Real no metió mano, que sin pasta no hay paraísos y que, como ya
declaró, Nóos era una asociación con mucho ánimo y mucho lucro.
El tribunal se juega una reputación que ya está en
entredicho. Demasiados parones. Demasiadas trampas inesperadas de unos y
otros. Demasiada presión y muchísima tensión.
Ellas mandan.
Que conste, pues.
RECESO. Domingo, 13 de marzo de 2016
La Ruta Corrupta mallorquina
De martes a viernes la hierba crece gracias a Nóos. Trola.
Lo que pasa en Madrid vende más que las burradas que se escuchan aquí.
Acusados, testigos, partes y defensas rezan para que se repitan las
generales y la campaña oficial siga centrando la programación de las
teles.
El plan del finde olía a alivio. Es difícil tomar
distancia de las cosas que vives muy de cerca, así que había que romper
con Nóos. El sábado prometía. Respirar calle iba a ser un bálsamo
después de tantas horas de intoxicación y encierro.
El día salió rico en Palma. Hacía sol.
Se suponía que el paseo iba a ser para desconectar del
juicio infinito. Error de principiante. Unos tipos muy sesudos han
tenido la ocurrencia de hacer una ruta por los sitios más idílicos de la
corrupción en Mallorca. Así que se inventaron la ruta de la rampa,
@ViaCorrupta. Caminata por el mangoneo isleño.
La cita era en la sede de Unió Mallorquina, partido
muerto. Cuando estaba vivo fue bisagra para gobernar, así que pilló todo
lo que pudo. TODO. Maria Antònia Munar, la madonna. Aquí Madò Munar, sa
princesa. Lo hizo divino porque cuidó a los de abajo y nunca se olvidó
de la gente normal. Jamás. Todos adoraban a esa mujer bien vestida, de
pelu diaria y de sonrisa fingida interpretada con deliciosa naturalidad.
El 25% de los que acudieron a la ruta eran alemanes. Dato
contrastado. Echando la cuenta a ojo se podría decir que el resto se
dividía entre forasters mallorquinizados y autóctonos peninsularizados.
Con esto se podría hacer una tesis, así que aquí se queda.
Parada en Cort. En el Consell de Mallorca, la milla de oro
del choriceo cuando Munar mandaba. El Parlament, donde se reunieron
Matas y su pandilla para formar la Comisión Ejecutiva, la minijunta de
patronos de la Fundación Illesport. Donde todos firmaban mirando al
cielo.
La guarida de Matas en la calle Sant Felio, con escobillas
de váter de a 400 pavos. La Audiencia Provincial de Palma, donde entró
Munar repartiendo besos y de donde salió con la cabeza gacha caminito
del penal. La ex Rambla dels Ducs. La Fiscalía Anticorrupción, pionera
en España en meter mano a los malos.
Y la rampa. Esa cuesta abajo premonitoria del aterrizaje
forzoso en la vida real. 20 metros para hacerte a la idea de que nada
volverá a ser igual. Es verdad lo de la pena del telediario. Y es
injusto. Porque solo salen bajando. Nunca subiéndola. No se informa del
que sale limpio de ella. No contamos eso.
Casi tres horas siguiendo al periodista/humorista Felip
Palou, uno de los ideólogos, escobilla de váter en mano. Como los
paraguas que llevan en alto los guías de Toledo que enseñan los restos
del imperio a señor@s de ojos rasgados.
Teatro contemporáneo de calle, salpicado de imitaciones de
Matas, Munar, Urdangarin. Hasta del rey Juan Carlos bajando la rampa.
Obra del humanista Xavi Canyelles. Una ruta entreverada de los clásicos
por Antoni Janer, filólogo, profesor de griego y latín. Pensador.
La Utopía de Tomás Moro como reflexión final. Es posible
algo mejor. Y es cosa de todos. Quisieron lanzar el mensaje que siempre
olvidamos. Esto ha sido el despiporre, pero Baleares es comunidad
moderna en enchironar a políticos corruptos.
Al terminar, el trío ofreció vino. Y pincho de tortilla de
patata relleno de chorizo. Como para no olvidar. El brindis fue "por la
corrupción", para que nos siga dando de comer. Buen provecho.
Día 17. Viernes. 11 de marzo de 2016
El asesor que lo sabía todo.
Después de 36 horas esperando, dando vueltas en una sala,
Miguel Tejeiro declaró por fin. Pero a punto estuvo de volverse a casa
sin hablar. Torres y su abogado intentaron por todos los medios que
Tejeiro, cuñado y enemigo de Diego Torres, no hablase. El ex asesor
fiscal de Urdangarin desde 2003 y más tarde de Nóos (la galaxia sin
ánimo de lucro de Urdangarin y Torres) estaba respondiendo a las
primeras preguntas del fiscal Horrach cuando intervino el abogado de
Torres para interrumpirle.
González Peeters advirtió al tribunal de que Miguel
Tejeiro, por su condición de abogado en ejercicio, estaba obligado al
secreto profesional. Es decir, no podía desvelar datos que había
conocido, precisamente, por su función de asesor jurídico, aunque en
realidad él ejercía de asesor fiscal.
En ese momento las juezas se retiraron a deliberar sobre
si Tejeiro podía seguir declarando o no. Una hora después, se retomó la
sesión. Con el miedo en el cuerpo y lleno de dudas, Miguel Tejeiro
respondió solo a las preguntas de carácter patrimonial tras ser
advertido por la jueza de que no podía revelar secretos de índole
personal que afectaran al honor de los aludidos.
Samantha Romero exigió sigilo a Tejeiro, que para entonces
ya había contado que empezó a asesorar a Urdangarin y la infanta en la
primera empresa familiar: Namasté 97, una sociedad a nombre de Cristina
de Borbón, de Urdangarin y de al menos dos hijos del matrimonio, menores
de edad. Namasté, en sánscrito, significa Te Reverencio. Un homenaje a
la luna de miel de la infanta y el duque en las laderas del Himalaya.
Tejeiro reveló que Namasté se utilizó, entre otras cosas, para marcarse un Monedero:
era la caja común a la que iban los ingresos de Urdangarin y de la que
salían gastos como el sueldo de Elisabeth, la empleada del hogar del
matrimonio. Cuando liquidaron la sociedad fruto del triunfo del amor
constituyeron Aizoon, ya sin niños de por medio.
Diego Torres siguió la declaración de Miguel Tejeiro menos
relajado de lo habitual. Esta semana está especialmente serio, callado.
Mucho más contenido que días atrás. Habitualmente Torres mantiene la
compostura. Es un hombre de saber estar, con un aguante más propio de
una infanta que el de cualquier tipo normal. El ex socio y otra vez
amigo de Urdangarin nació en Menorca pero se pulió en Barcelona. Fue
allí donde se hizo a sí mismo, que diría una madre. Pero ayer
Torres estaba nervioso. Su estrategia de no dejar declarar a Tejeiro por
su condición de abogado se vino abajo. Igual que él. Torres cruzó las
piernas y entrelazó las manos. Solo las movió para toquetearse la cara,
colocarse el pelo detrás de la gafa o sacar documentos de su maletín
marrón. Y lo más importante, para enviar mensajes de móvil a su
abogado.
--Para mi el Instituto Nóos era una asociación con ánimo
de lucro. Yo sé más que otro testigo normal porque he estado dentro,
dijo Tejeiro.
Miguel Tejeiro intentó evadir las preguntas de Horrach
sobre las empresas en el extranjero, aunque admitió que aconsejó a sus
clientes el "paquete Belice-Londres", y que éstos eligieron Luxemburgo.
- ¿El dinero de Nóos iba fuera?- le preguntó el fiscal
- Eh...s... No puedo contestar a esa pregunta.
Entre todos le hincharon el alma a la presidenta del
tribunal. Por la tarde la jueza chilló su hartazgo con la cara y no
tenía ganas de repetir lo que se ve obligada a decir una media de 20
veces al día. Cuestiones como hacer preguntas limpias, sin más
intencionalidad que una respuesta clara o que no introduzcan
información. Cosas como que no suenen los móviles o que las partes y los
periodistas guarden silencio. Aquí debería incluir al público. Pero ya
no va nadie. Normas básicas de respeto que a veces pasamos por alto. A
pesar del juicio, la vida sigue. Es inevitable reírse ante las
situaciones surrealistas que ocurren en una sala de vistas que cada día
se parece más a una sala de estar.
Miguel Tejeiro dejó claro que nunca fue el responsable de
las decisiones que se tomaron en las sucesivas empresas de Urdangarin y
Torres. Pero los dos declararon en su contra responsabilizando a él y a
Marco Antonio Tejeiro de tramar el lío de las empresas pantalla, los
empleados ficticios. Miguel Tejeiro no mató a Manolete porque era muy
pequeño.
Samantha, la estricta gobernanta, anunció a través del
agente judicial que el viernes 11 de marzo nadie podrá ya usar el móvil
en la sala. Y a Diego Torres empezaron a caerle los chorretones de sudor
por la frente.
DÍA 16: Jueves, 10 de marzo de 2016
¡QUÉ PACIENCIA!... Y TANTO
Lo de no tener que escurrirte el seso para conseguir un
titular puede convertirse en una muy mala costumbre si esto sigue así. Y
no parece que vaya a cambiar. Si acaso, a peor. ¡Cómo está Madrid! Y
Urdangarin y Torres, Barberá, Chaves y Griñán, González...
Rubalcaba sabía lo que se hacía cuando usaba su
zapatófono. Pero no tuvo más remedio que cambiarlo. En los móviles
viejos de baterías inagotables no hubiese pasado lo que se supo ayer. El
rey de la transparencia, de la Ley, autoproclamado estandarte de lo
limpio, uno y libre, degustó por primera vez lo que ya llevan saboreando
un tiempo su padre, su hermana Cristina y Rajoy. Felipe VI dejó el
"Luis, sé fuerte" del presidente a Bárcenas por debajo del nivel del
mar. La puntilla vino cuando respondió con un "y tanto" a un mensaje de
López Madrid en el que este se quejaba de lo difícil que es España.
Mientras en Palma declaraba como testigo uno de los hermanos Tejeiro, eldiario.es publicó
parte de los mensajes que Felipe VI y Letizia Ortiz enviaron a Javier
López Madrid. No hubiese pasado a mayores de no ser porque el señor
Madrid está enredado en la trama Púnica, lo de financiar a partidos
políticos de forma opaca a cambio de obras nítidas y más. López Madrid
es consejero delegado de OHL, la empresa de su suegro, Villar Mir, y uno
de los que tuvo tarjeta black. Anda metido en alguna historia más.
Quién iba a pensar que durante el juicio del caso Nóos la
infanta recibiría una buena noticia. Su hermano, su costilla en los años
del querer, le dio una sorpresa. Felipe VI apoyó a su amigo del alma,
Javier López Madrid, unos días después de que explotara el escandalazo
de las black. La infanta preparó palomitas suizas para no perderse nada.
Hasta que el maíz se le fue por el otro lao. No hay nada como la tortilla de patata.
Con la boca pastosa Juan Pablo Molinero,
uno de los testigos sobre los que Torres y Urdangarin descargaron
responsabilidades, confirmó que para los trabajadores de la empresa el
Instituto Nóos y Nóos Consultoría Estratégica eran exactamente lo mismo.
Era simplemente Nóos.
Molinero se reunió en Valencia con Rita B. También estaban
Urdangarin y Torres. Pero no se acordaba mucho: "Han pasado muchos
años". Lo que todavía no ha olvidado es cómo funcionaban. Lo comentó con
un compañero de trabajo: "joder, en esta empresa no podemos llegar a
nada porque no hay mandos intermedios", declaró. Y comparó a los
trabajadores con "indios" a cargo de dos jefes.
Luis Tejeiro, hermano de Ana María y cuñado de Diego Torres, declaró por videoconferencia mientras se corría la voz de los mensajes del Rey.
- Ha dicho usted ante el fiscal que había empleados ficticios- apuntó el abogado de Torres
- Sí, yo era uno de ellos
Luis Tejeiro, efectivamente, fue testigo de que él era un empleado fantasma, pero en realidad existía. Lo mismo le ocurrió a Carlos Medina. Naroa Marcos curraba
en Nóos. Ella sí. Según esta empleada real "la estructura de la empresa
no era muy clara. Mis jefes eran Diego Torres e Iñaki".
Un micrófono abierto delató a Samantha Romero, presidenta
del tribunal. Se le escapó un "¡qué paciencia!" ante uno de los
comentarios macarrónicos del abogado de Torres. González Peeters es un
letrado impertinente hasta la extenuación y un señor muy petardo. Pero
es la única persona con capacidad para levantar las sesiones cuando
nadie ve la luz. Sarcástico, irónico y con una retranca tal que consigue
arrancar la carcajada de la jueza jefa.
- ¿Pero el Tour de Francia dura un mes?- preguntó a un testigo
- Sí. Tres semanas y media- respondió Molinero
- ¡Tres semanas y media no es un mes!
Y cosas de ese tipo. Paridas que solo se dicen cuando uno
está muy cansado y que solo ríen las personas igual de agotadas que él.
Como cuando a los críos les entra la hora tonta un domingo por la tarde
después de no haber dormido la siesta. Sinsorgueces, que diría la abuela
Carmen.
El otro día el Secretario Judicial (ahora Letrado de la
Administración de Justicia) no encontraba lo que el abogado de Torres
quería exhibir:
- Don Manuel, ¿cómo ha dicho que se llama el documento?
González Peeters se quedó en shock unos segundos. En silencio.
- Perdón, es que lo de don Manuel me ha descolocado
Se oyeron risas flojas, muchas. La jefa del tribunal no pudo más y explotó en bajo, con la mano tapándole los ojos y la frente.
El martes el abogado de Torres preguntó a un testigo sobre
el contenido de la memoria de una junta consultiva. Ni el Secretario
Judicial ni has juezas eran capaces de encontrar el documento.
- Perdone señor Peeters, ¿dónde aparece esto?- preguntó la jueza
- En Internet
La presidenta del tribunal no puede con el tono de
González Peeters, provocador nato, que utiliza esa manera de hablar para
arrancar alguna verdad a los interrogados. Samantha Romero no comparte
esa forma tan brusca de obtener respuestas. Ella cree que cuanto más
tranquila esté la persona que va a ser interrogada mayor será el éxito.
Romero apuesta por un tono conciliador, que no estrangule. El abogado de
Torres y ella se enzarzan con facilidad en los días eternos del juicio
de Nóos. Hasta que el letrado suelta una de las suyas y todo vuelve a
fluir.
Miguel Tejeiro, antes acusado, ahora
testigo, fue el hombre del día. Iba a serlo porque su declaración se
espera con un interés especial. Miguel Tejeiro fue asesor fiscal de los
jefes de la tribu, que le señalaron con el dedo. Al final siguió siendo
el hombre del día, pero porque se tiró unas 11 horas esperando su turno
en un cuarto contiguo a la sala donde se celebra el juicio. Y se tuvo
que marchar porque no dio tiempo a que hablara.
Vuelve hoy. La declaración será larga. Ayer dos de los
cuatro testigos empezaron a desmontar la defensa de Urdangarin y Torres.
Lo esperado es que Miguel Tejeiro también vaya por esa línea. Si los
testigos que tienen que declarar apoyan a Miguel Tejeiro, serán dos
jefes contra 364 indios.
Día 15. Miércoles 9 de marzo de 2016
LOS TESTIGOS (CON)FIRMAN o LOS TESTIGOS (CON)FIRMARON
Ya queda menos. En el juicio por el caso
Nóos solo falta que declaren 371 testigos. No, 368. Tres ya han palmado.
Así empezó el día. Con un frío de muerte.
Varios de los nueve testigos interrogados ayer son funcionarios de
carrera. Media vida en las tripas de la Administración que les convierte
en expertos del cómo sí y cómo no. Nunca del porqué. "No era mi
competencia" y "no me informaron nunca" sustituyeron al "lo desconozco" o
"no lo recuerdo" de hace unos días.Josep Barceló fue gerente de la Escuela Balear del Deporte entre 2003 y 2007. Un día preguntó a su jefe sobre el contrato de una persona, "la única pregunta que hice en cuatro años", dijo. El de arriba le contestó vuelva usted mañana o ja te diré coses, que en Mallorca es lo mismo. Significa: que te den.
Antonio Amengual se enteró por casualidad de que era el secretario de la Junta de Patronos de la Fundación Illesport. Oficialmente era el Secretario General de la Conselleria de Presidencia y Deportes del gobierno de Matas. "Yo firmaba"-reconoció- "sí, me equivoqué". Amengual firmaba las actas de las reuniones que nunca se habían celebrado. Solo había que estampar un garabato. Aunque fuera de mentiras.
Dentro de la causa gigante de Nóos existen 22 actas de la Junta de Patronos de la fundación en cuestión. Todas firmadas. Solo fue verdad una, la primera. Para más inri se celebró en el despacho que Jaume Matas tenía en el parlament.
Lo calcularon todo al milímetro. Eran tan conscientes del engaño que una vez corrigieron una de las actas porque la fecha coincidía con un viaje del president. Así que mintieron con una verdad. Matas no fue a la reunión falsa porque estaba fuera de Palma. Si hubiesen cambiado la fecha habrían ahorrado tinta. Pero entonces no había problemas de gasto.
- ¿Usted se inventó el contenido de esta acta?- preguntó la fiscala mientras le mostraba el documento
- No, señora. Se lo inventó el gerente- respondió Amengual, como ofendido
- ¡Pero usted la firmó!
- Sí, señora
Para agilizar las cosas de la Fundación Illesport Matas creó una Comisión Ejecutiva. Es decir, una Junta de Patronos chiquitita con idénticas competencias. La formaban 3 personas: Dulce Linares, jefa del Gabinete del presidente, Pepote Ballester, director general de Deportes y Javier Cases, jefe técnico de Turismo.
En el año 2003, cuando formó gobierno, el president hizo un cambio en el organigrama. Matas unió las carteras de Presidencia y Deportes y puso a María Rosa Puig al frente. No era experta en ninguna de las dos materias, pero era del PP. Y tenía muy buena imagen. Contaba con Pepote Ballester en deportes, una persona en la que Matas confiaba porque "era el hombre de la Casa Real en el govern", como dijo en su declaración. En realidad el conseller de Presidencia era Ballester.
La unión de las dos carteras (Presidencia y Deportes) solo se entiende ahora, desde la perspectiva que dan los años y los hechos. Creando la Comisión Ejecutiva de la Fundación Matas se aseguraba el control absoluto de la misma. Y así con todo. Era el hacer de la época. Fue creando mini feudos para tenerlo todo atado. Unos le aportaban la parte técnica, otros la confianza y otros simplemente la cara.
Su jefa de gabinete en aquellos años era Dulce Linares, que abrió la ronda de testificales. Linares era los ojos y los oídos de Matas. Pero ayer se sacudió la culpa: "los proyectos importantes venían de Matas. El resto de Ballester", confesó. También declaró Joan Martorell, jefe de prensa del líder. Le bastaron trece minutos para creer cosas, como que formaba parte de la Fundación o que firmó alguna de las actas.
En esos tiempos Joan Flaquer era Conseller de Turismo. No era casualidad que también ejerciera de portavoz del gobierno. Turismo ha sido siempre la reina madre de las carteras en las Islas. Un par de ejemplos: Francesc Antich fue el president de un gobierno formado por seis partidos. En dos años hubo 4 consellers de la cosa. En esta legislatura el responsable de Turismo es el vicepresidente de govern (de un partido distinto al de la presidenta Armengol). El que pilla Turismo gana.
Matas fue ministro de Aznar durante tres años. Los suficientes para estudiar, desde fuera, cómo había que proyectar la imagen de las Baleares. Volvió a casa por la puerta grande porque arrasó en las elecciones. Era el momento de poner en marcha el plan. Había que darle un empujón al deporte. Concretamente al ciclismo. En ese contexto empezó la relación con Urdangarín y Torres.
Por eso ayer declaró José Miguel Echávarri. Fue el Director Deportivo del equipo ciclista Banesto, "el más importante del mundo" según Matas. Con Echávarri llegó el momento de oro del día. Los tambores tronaron en el cielo de Calanda cuando conectaron con Pamplona por videoconferencia. Cine de autor es poco para describir la escena. El plano imposible perdía fuerza cuando alguien tiraba de la cadena en la habitación contigua.
Echávarri se encargó del equipo ciclista Illes Balears. Y llevó hasta París coches con pegatinas. Hasta la Torre Eiffel les hacía la reverencia. Matas, ese emperador. De imperio, no de pez. Sabría mucho de ciclismo, pero la imagen se le fue de las manos a Echávarri. Si hubiese que poner el nombre de una peli a la videoconferencia de ayer sería algo así como Anacleto agente secreto o Historias de la puta mili. Alguien dijo que mejor Pinocho. Echávarri se fue por las ramas, pero la presidenta del tribunal le ató en corto: "Estoy advirtiendo cierta imprecisión o vaguedad en sus respuestas", le recordó Samantha Romero. Y le advirtió de las consecuencias.
La clase de Publicidad llegó con Miguel Ángel Fontán, un señor que mide el tiempo y el valor. Era el Director Comercial de Sofres, la empresa de audiencias que trabajó para Nóos cuando se entendían con los capos de Baleares. Fontán dio una clase de marca en dos frases: "¿Qué relevancia tiene que cocacola patrocine los Juegos Olímpicos" y "Nadie quiere que le patrocine el cártel de la droga". Hasta el abogado más disperso lo entendió.
El abogado de Torres y los fiscales fueron los únicos que preguntaron a todos los testigos. A González Peeters le salió el día redondo. Consiguió que todos los testigos dijeran que los Foros por los que el govern balear pagó más de 2,5 millones de euros fueron un éxito. Mientras Torres, desde la última fila, asentía con la cabeza.
La abogada de Manos Limpias aprovechó el día para trabajar pegada al ordenador. La letrada no preguntó, así que dispuso de nueve horas para avanzar en otros casos. Para aislarse del ruido se metió en las orejas unos tapones de esponja naranja. Fue la más lista.
Escuchar lo de ayer fue de arcada.
RECESO. Martes 8 de marzo de 2016.
Obispo en chándal y lencería china.
Quién iba a decir cuando tomaron aquel café de puchero en
la chabola de La Celsa que Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia
tendrían que esconderse algún día. O cuando a la reina se le derramó la
pena en el funeral de su suegro. Fue un lo siento, papá del
rey, emitido con maestría por aquella señora tan "profesional". El
llanto de una mujer transmite lástima. El de un hombre, orgullo y
valentía por permitirse llorar. Y ese día al rey se le puso la nariz
roja y le salieron vidrieras en los ojos. El resto se lo dejó a Sofía.
De Grecia.
La infanta Cristina hizo algo parecido hace unos días pero
no le brotó el agua salada. Si el juicio por el caso Nóos se estuviese
celebrando en la península (Madrid o Valencia), quizás Cristina de
Borbón no se hubiese atrevido a decir lo que dijo. Porque dijo muchas
cosas a pesar de que estuvo más tiempo callada que respondiendo. La
infanta perdonó a su padre, pero no a su origen. Dicen que el pasado
siempre vuelve.
Y la cuñada de Letizia lo repitió varias veces. Cada año
acudía a 100 actos en representación de la Familia Real. Quisiera o no. Y
eso le quitaba vida normal para estar pendiente de sus hijos y de su
manduca. La infanta reclamó el espacio privado que nunca tuvo. Una cosa
por la otra. Un trueque: tú me controlas, de acuerdo. Pero luego
apechugas. Se lo dijo a la institución, al sistema. Como te digo una co, te digo la o.
Fue lo más destacado de la primera parte del
juicio-juicio. Pasada esta primera vuelta, lo que llega a Palma a partir
de hoy puede cambiar mucho la nota final. Este fin de semana el vermú
del domingo tuvo dos protagonistas, la infanta y Urdangarin. Torres,
como si no existiera. Y del resto como quien oye llover. "Te quedarás
más tranquila ahora que ha terminado lo de Nóos, ¿no?". No. Ni mucho
menos. Ahora es cuando empieza el baile. La yenka.
Los días bonitos de esta semana serán miércoles, jueves y
viernes. Hoy martes, que es el lunes en Nóos, un precalentamiento. En
Baleares tiene recorrido porque los testigos son de casa. Y casi seguro
que se quedará aquí. El miércoles será cachondo. Miguel Tejeiro
responderá como testigo después de que tanto Torres como Urdangarin
dijeran que él era el malo. Malísimo. El peor. Un ogro. Gargamel fue
acusado, pero si contaba bien el cuento le daban chuches, así que le
compraron un tanque. Ahora es testigo y solo dirá verdades a cambio de
azúcar.
El jueves haremos números. Carlos Masía y Antonio
Ballabriga no dicen mucho. Todo llegará. Atentos a estas dos
declaraciones. Un notario y un director de Responsabilidad y Reputación
Corporativa del BBVA. Lo que habrán visto esos cuatrojos.
La semana morirá con tres peces que nadan sin ahogarse:
Rosa Estarás, la Esperanza Aguirre mallorquina; Rodrigo Rato (imposible
resumir, una obscenidad), que hablará por el Skype, y el jefe de la casa
del jefe: Alberto Aza. Amigo del rey Juan Carlos, fue jefe de la Casa
unos años. Hasta que ya no.
¿Dónde estarán Juan Carlos I y Sofía de Grecia? El uno
haciendo de Chicote amable mientras cata por el mundo. Y la otra
cerrando maletas destino Palma, que hay posado el Domingo de
Resurrección. Aunque igual no se atreven. Teniendo en cuenta el cisco
que hay, lo mismo la reina madre no quiere besarle el pedrusco al obispo
de Mallorca, pillado en chándal abriendo el portón del palacio
episcopal a una señora pija a rabiar que acababa de comprarse ropa
íntima en un chino.
Cada uno en sus miserias y Dios en las de todos.
Mallorca era una fiesta. Y lo sigue siendo.
RECESO BIS. Martes 8 de marzo de 2016.
Trastorno mental transitorio.
(El doctor Antonio Garrido Lestache nos envía unos ripios dedicados a la infanta. Los publicamos, agradecidos, en formato jpg).
DÍA 13. Jueves 3 de marzo.
El cuajo de Cristina Federica.
El día histórico llegó. Y en una hora se fue. Fin del cuento. No es tan así pero casi.
A las seis y trece del día 13 Cristina Federica Victoria
Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia tomó asiento.
Urdangarin le dejó la silla caliente después de diecisiete horas de nomeacuerdos. El acusado Trinxet, que se sentó después del vasco, casi ni apoyó el trasero.
Y ahí estaba ella, bastante decente de cara. A los que
tienen sangre azul no se les nota el alma ni en los ojos. Cuentan que
parte de su educación, desde niños, consiste en aguantar. Literalmente.
Aguantar sentado en una silla. Aguantar de pie con tacones de aguja.
Aguantar el frío sin que te lloren los ojos. Aguantar la risa y el
lagrimón. Clases de aguante. Resistencia mental de corazón envuelto en
hierro. Y hasta parecen humanos. Equilibrismo vital crónico.
La infanta Cristina se enamoró de un tipo normal. Guapo
pero normal. Jugador de balonmano del Barça y de la selección española
pero del montón en argot palaciego. No debió ser fácil convencer a sus
padres de que aceptaran en casa a un chaval sin carrera, con novia y sin
protocolos. Se casaron en el 97 y les hicieron Duques. El comentario
general era el braguetazo que había dado la infanta. Aplausos para
Cristina.
El desaparecido diario Egin publicó esto: "El
jugador del Barcelona Iñaki Urdangarin se casará el próximo otoño en
Barcelona con su novia Cristina. El internacional vasco pone fin de esta
forma a los rumores que apuntaban a su paso por la vicaría". La razón
de dar así la noticia era otra, pero refleja lo que pensaron muchas
madres cuando vieron al vasco en la pedida de mano, de traje, dando un
paseo en pareja por los jardines de Zarzuela.
Entonces Urdangarin dejó su trabajo y se puso a estudiar.
Quedaba como pobre que no tuviera título. Solo había que pulirlo un
poco. Así que empezaron a darle forma. Don Iñaki se licenció. Con el
título puesto hizo un máster. Ya iba pareciendo otra cosa. Después entró
en el Comité Olímpico Español. Y fue vicepresidente. Mientras tanto
tuvo hijos y fue el acompañante de su mujer en los actos de
representación como miembro de la Familia Real. Y encima sonreía
.
Hace meses, quizás años, que a Urdangarin le hacen gracia
pocas cosas. Si vivir con escolta tiene que ser lo más parecido a que
suplanten tu sombra, ser consciente de que tu propia vida se la saben
mejor los alfareros que la moldean que tú mismo debe de ser una condena
de por vida. Un gran hermano infernal. El Show de Truman real.
Don Iñaki reclamó un lugar para él. De lo que más sabía
era de deporte, pero mientras estudió conoció a gente potente. Sus
contactos deportivos, con los aportados de su matrimonio y con la
difusión que entonces les daban las revistas de lo rosa, a nadie le
pareció mal que el yerno ideal quisiera tener un trabajo. Un curro en
condiciones. Un oficio pagado.
Y en esas estamos donde estamos. Con un rey que a la francesa dijo hasta más ver. Así sus lo comáis. Y se quedaron solos. Con privilegios, pero solos. Sin apoyos. Del paraíso a la tumba sin parada en el purgatorio.
Causó sorpresa la declaración de la infanta. No quiso
contestar a la única acusación que le señalaba. Optó por aguantar 40
minutos de preguntas sin mover casi la ceja. No se vino abajo, ni le
tembló la voz. Nada. Cristina de Borbón es la única acusada en el juicio
por el caso Nóos que ha mantenido su versión desde el primer día. Ella
confió en su marido. Y todo lo supervisaban. El chollo de cualquiera. No
preocuparse de los números, los IVA soportados ni los repercutidos.
Nada. Hasta pagaban con su tarjeta sin tener que ir personalmente ella a
comprar algo.
No dudó la infanta en mantener que confiaba en su marido. Y
en Carlos García Revenga, el secretario de las infantas. Y en el asesor
fiscal de la Casa del Rey, Federico Rubio, el funcionario de Hacienda
que se encargaba de los engorrosos números. Cristina de Borbón también
confiaba en sus compañeros de trabajo de La Caixa. Y en José Manuel
Romero, Conde de Fontao y abogado del rey Juan Carlos.
La infanta se alineó con su marido y con Diego Torres,
desafiando las leyes familiares monárquicas. La traición se paga. Y la
sedición más. A la infanta la echaron de la familia. Y se acababa el
problema. Nada de eso. Lo que dijo ayer Cristina de Borbón fue: os
avisé.
Lástima que no contestó a la letrada de Manos Limpias.
Virginia López Negrete empezó el día metiendo la pata hasta el fondo.
Estaba interrogando a Urdangarin cuando exhibió un mail de don Iñaki al
rey Juan Carlos. El correo electrónico llevaba estampado con letras
grises gordas un "no admitido". Antes de responder, el vasco leyó en
alto: "Pone no admitido". La presidenta del tribunal quiso comprobarlo y
abandonó la sala con sus dos compañeras. Tardaron 26 minutos de reloj
en advertir que ese mail no formaba parte de la causa.
Los malpensados creímos que la abogada de Manos Limpias había
intentado colársela al tribunal. Otros pensaron que no fue intencionado.
Negrete de ingenua tiene poco y sus habilidades sociales le ayudan
tejer redes en las que después se apoya. La culpa fue de González
Peeters, abogado de Torres, que le pidió perdón en público y en privado.
Negrete llevaba preparados unos mails de Corinna, pero no se arriesgó a
exhibirlos porque ya no sabía si habían sido aceptados o no. Fue una
cuestión técnica. En la causa hay más de cien mil documentos, foliados
de tres formas distintas. Un carajal.Era un correo que envió Urdangarin al rey Juan Carlos el 10 de septiembre de 2004. Don Iñaki le pedía a su suegro que personas tan relevantes en lo deportivo como Bernie Ecclestone, Joseph Blatter o Jacques Rogger "podrían venir si el Señor les anima a aceptar la invitación". Algo tenían pensado organizar. A Negrete le cayó la del pulpo porque ese documento no figura en la causa. Justo ese. Pidió perdón, pero en ese momento ya había perdido la batalla en uno de los interrogatorios más importantes para la acusación ejercida por Manos Limpias. Fue consciente y se vino abajo.
Pero nada más empezar la tarde volvió a su ser. Y durante 40 minutos se marcó un monólogo de preguntas que nadie respondió. Ya había dicho la infanta que ella solo iba a contestar a su abogado, pero la persona que había llevado hasta allí a una infanta de España quiso consignar las preguntas. Por aquello de que conste.
La infanta defendió a su marido. Quiso formar parte de Aizoon, junto a su marido, como apoyo al proyecto que emprendió el Duque. Disculpó a su padre, pero habló de la Casa Real como la controladora de todo. Ellos les asesoraron. En reconocer eso fue valiente. En decir que ella no conocía nada porque no le parecía procedente hablar de esas cosas con su marido fue cínica. Y en refugiarse en su papel de madre de cuatro hijos pequeños sin tiempo más que para ellos y para los actos institucionales no fue creíble. "Todas las mañanas les llevaba al colegio, después de desayunar en familia", declaró la infanta en una estudiada respuesta. Su marido se ocupaba de traer dinero a casa. Ella del resto. Aunque en su casa hubiera personas de servicio en vez de abuelos para cuidar de sus hijos. Meter a los niños en esto fue ruiz, que diría Rajoy. Y bastante machista.
DÍA 12. Miércoles 2 de marzo.
Del "Señor Torres" a Diego... '¡Et voilà!'
Al segundo día de Urdangarin con el micro enchufado, se
refirió a Diego Torres como "Diego". En plan minimalista. El viernes le
llamó "Señor Torres", pero roto el hielo se acabó la rabia. Pobre
chucho. El desarrollo natural de la evolución otorga a la supervivencia
un recorrido sin límites.
El bombazo llegó a primera hora de la mañana, mientras
Rajoy le decía a Sánchez que él no había traicionado al Rey. Rozando el
delirio, don Iñaki reconoció: "No éramos expertos ni en ciclismo ni en
nada". Ni-en-nada. Tan español, tan patriótico. Tan real.
Pero el petardo bueno lo dio a las 10.34h. Preguntaba el
fiscal sobre las declaraciones de la renta de la infanta y esposo.
Urdangarin nombró a Federico Rubio, el alto funcionario de Hacienda que,
según declaró Diego Torres, era el que cada mes de junio se encargaba
de ordenar las cuentas del matrimonio y de los de Zarzuela.
-¿Quién era Federico Rubio?- preguntó Horrach
-Federico Rubio es un asesor, entiendo, que venía de la Casa del Rey- respondió don Iñaki.
En la sala de prensa solo se escuchó el silencio, después de un revelador uy. Eso era un et voilà gabacho que hasta los españoles somos capaces de entender sin traductor. Et voilà,
en el contexto de Nóos, significa muchas cosas. Don Iñaki y el Señor
Torres: esos amigos, la primera de ellas. Tan cercanos que se atreven a
cambiar su declaración en el momento más chungo de sus vidas.
Cuando el juez Castro investigaba sobre las tropelías del
listo y el guapo, Urdangarin declaró que las decisiones de Nóos las
tomaba Diego Torres. Sin embargo ayer recordó que no, que quienes
decidían eran los cuñados de Torres. De Miguel Tejeiro salía "la
estrategia fiscal. Y lo ejecutaba Marco Antonio Tejeiro" dijo
Urdangarin.
El marido de la infanta se reunió con Rita Barberá y Paco
Camps para hablar del Valencia Summit. Hasta ayer. En realidad
Urdangarin fue a ver a Rita para ofrecerle los servicios de Juan Pablo
Molinero en la Copa América.
- ¿Tuvo pérdidas Nóos?- cuestionó el fiscal.
- Desconozco los asuntos contables.
En instrucción contestó: "No".
Y así hasta 20 veces.
"Supongo que...y es suponer...y eso no es bueno", unas
200. No hizo falta que llegara el turno de la abogada de Manos Limpias
para sacar el tema de la Casa del Rey. Urdangarin lo hizo solo, sin
nadie que le empotrara contra el muro. Tiró directo a portería. Aunque
igual fue al poste. El cuñado del Rey nombró al abogado de Juan Carlos
I, el Conde de Fontao, como persona que le recomendó lo que debía hacer
cuando la cosa se puso fea.
En el año 2005 surgieron los primeros comentarios
negativos sobre los negocios de Urdangarin en Nóos y su imparable
carrera como vicepresidente del Comité Olímpico Español. Incluso se daba
por hecho que ocuparía un puesto en el Comité Olímpico Internacional.
Ese mismo año, el Parlament de Baleares había sido testigo de la
pregunta que después se fijó como punto de inflexión en la caída del
Duque. José Manuel Romero, Conde de Fontao, hombre de la confianza del
antiguo rey, le ayudó a desvincularse de Nóos. Y después remató: "Yo no
daba un paso en mi vida sin consultárselo al señor Revenga".
Carlos García Revenga fue, durante muchos años, secretario
de las infantas, que en lenguaje monárquico quiere decir algo así como
señor de compañía, escudero, acompañante, perchero, cobijador de
secretos, correveidile. Un poco de todo. Un hombre de la corte en la calle que acabó como el rosario de la aurora. Otro apestado en Zarzuela.
Es curioso observar y comparar el lenguaje que utilizan
cada uno de los acusados para hablar sobre la una misma cosa. En su día
Jaume Matas se refirió al famoso partido de pádel en el palacio de
Marivent como un "acto lúdico". Para Urdangarin, más llano, fue una
"reunión de verano". Todo es relativo. Incluso la capacidad de las
personas ante distintos retos, según la posición en la que esté.
Iñaki Urdangarin estudió Ciencias Empresariales en la
Universidad de Barcelona. Tiene un master de ESADE en Administración y
Dirección de Empresas. Y completó su formación con un curso de
Consultoría Interna en el mismo lugar. Sin embargo, "si usted me hace un
examen de contabilidad, no lo supero", reconoció el marido de la
infanta, con ojos de cordero, ante la abogada del Estado. Hasta que le
tocaron la fibra.
A don Iñaki le irrita especialmente cada vez que alguien
chincha con lo de Nóos, esa asociación sin ánimo de lucro. Y defendió su
tesis: " Sin ánimo de lucro no significa que no pueda generar
superávit, siempre que este superávit sea reinvertido en el objeto
social de la asociación". Lo dijo de corrido. Le salió del alma. Muy
digno. Y después apeló al valor de las ideas y al talento. A la sesera
de toda la vida. Pero se le pasó enseguida.
- ¿Quién llevaba el diseño gráfico?- preguntó el fiscal.
- Uy, ahora no me acuerdo..., replicó despistado el ex duque.
Filosófico y olvidadizo. Pero generoso. Urdangarin le dejó
pasta a Torres para comprarse una choza. Al cabo de unos meses su socio
se lo devolvió. Como toca. La amistad no tiene límites. Y mucho menos
cuando la panoja está en medio. De dónde salió aquello ya es otro
cantar. Pero amigos eran.
Le estaba interrogando el abogado de Baleares y don Iñaki
no entendía la pregunta. Se la hizo tres veces y ni por esas. Su abogado
le echó un cable y después de 8 horas declarando (una jornada normal de
los que tienen trabajo), se levantó la sesión. Por resumir la historia
se puede decir que Urdangarin dejó varias verdades para la posteridad.
Cuando terminó de declarar, don Iñaki volvió a su sitio. Y en un
corrillo Diego Torres y Alfonso Grau le explicaron la pregunta.
Su "señora", como él le llama, escuchó atenta y ojerosa
toda la declaración. Los últimos días lleva el pelo más trabajado, con
las puntas ligeramente hacia afuera. Si todo va igual de rápido que la
tarde de ayer, lo mismo tenemos infanta este jueves a última hora de la
tarde.
DÍA 12 (Receso). Miércoles 2 de marzo.
El fiscal está triste.
El viernes el fiscal Pedro Horrach cenó en su casa con un
par de periodistas. Quizás tres. Les contó que la presidenta del
tribunal le tiene manía. Como que no le ajunta. Que le corta y le dice
cosas feas. Y que igual no aprueba esta asignatura. Como mucho irá a
septiembre. El que no haya suspendido nunca no sabe lo que es estudiar
de verdad.
Esta semana Nóos empieza en miércoles. Y viene fogosa
después del día de les Illes Balears, la salida de la cárcel de Arnaldo
Otegi y la cosa esa del Congreso. Ha nevado en la Serra de Tramuntana,
pero abajo la temperatura media es de 20 grados.
A Baleares le pasa lo mismo que a Urdangarin y Torres.
Antes perfume, ahora hedor. Verano rebosante. Invierno famélico. El
mercadeo empieza a asomar después de la temporada baja, cada vez más
corta.
Independientemente del tiempo, esta cuarta semana de
interrogatorios trae lo gordo. Y coincide con la apertura de los
hoteles. Será una gran temporada. Don Iñaki volverá a no saber nada.
Cuando termine con sus Nóos y sus noes le tocará declarar a Salvador
Trinxet, al que solo acusan de blanqueo. Solo. Lejía en vena. Y
terminaremos con la infanta. O tampoco.
Hoy Horrach le hace otro test al cuñado del Rey. No parece
que vaya a dedicarle tanto tiempo como al Señor Torres, divagador nato y
ardilla verborreica. De momento es un misterio. Dicen que la sentencia
de Nóos está redactada en un 80%. Que lo de los acusados en un paripé
para cumplir. Sería una desgracia creer algo así, asumir una entente
cordial que descargue culpas en dos personas que solo hacían lo que les
decían. A mandar. Que como mucho condenarán a la mujer de Diego Torres a
dos años de cárcel. O sea, que ni la pisará. Desde hoy y hasta el
viernes escucharemos mucho sobre la Familia Real. Seguramente más en las
preguntas que en las respuestas. Manos Limpias saliva.
Ha sido un detalle que la segunda votación para no elegir a
Pedro Sánchez presidente del Gobierno sea el viernes por la noche. Por
lo de no contraprogramarse. ¿Qué es más noticia? ¿Un presidente nuevo o
una infanta declarando en el banquillo?
Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo, todos manoseaos. Es de 1934, pero como si fuera de hoy mismo.
DÍA 11. Viernes, 26 de febrero de 2016
De "Don Iñaki" al "señor Torres".
Así se refieren el uno al otro y el otro al uno. Otra vez, las formas.
Don Iñaki y el Señor Torres están más unidos que nunca. La
infanta y Ana María Tejeiro igual. La imagen es de ayer. Son esas cosas
que pasan cuando la señal televisiva del juicio, la que vemos los
periodistas desde la sala de prensa, o la que compran los medios, se
apaga. Solo los que están dentro de la sala de vistas, y miran, lo ven.
Parece que han pasado tres meses desde que empezó el juicio. Y son 12 días nomás.
La primera jornada de interrogatorios fue la más difícil para los
acusados. Se enfrentaban a un tribunal, a las partes, a las defensas, a
la prensa y al público. Los 17 en medio. Solos. Por debajo de todos los
demás. A unos 10 centímetros. Los acusados son los únicos que están a
ras del suelo. Al resto nos ponen tarima. Es su primera condena. Para ir
abriendo boca.
Nadie imaginaba ese primer día un gesto entre el Señor
Torres y Don Iñaki. Ni entre sus mujeres. Menos aún entre Matas y Pepote
Ballester, aquí en Mallorca. Pero la relación ha ido evolucionando
hasta el punto de ver a la infanta ayudando a colocar su chaqueta a la
mujer de Torres. Eso ya es de amigas. Ahora, cada día, al llegar a la
sala todos se saludan. Comparten klínex y confidencias, que más
o menos es lo mismo. Y se ponen la mano en la boca para que no les
leamos los labios. Si los ojos no hablasen serviría. Se nota que ya no
se sienten tan solos.
Llevaba el Señor Torres ene horas declarando, cuando su
abogado, Manuel González Peeters, solicitó al tribunal parar un momento
para hablar con su cliente. "Serán cinco minutos, señoría, o menos".
Aceptado. El defensor de Torres se levantó para arrastrar a su cliente
fuera de la sala. Entonces la presidenta del tribunal hizo lo mismo.
González Peeters insistió: "No será nada, señoría, un minuto". Y
Samantha Romero dijo que prefería no ver. No contaminarse de lo que
pudiera escuchar. Para no interpretar. Para alejarse de lo que sabía que
iba a pasar. Otro día más se blindaron del veneno. Lección de
pulcritud. Inmaculadas, las tres juezas se retiraron.
Y aquello fue como una desbandada. Ni en la lonja.
Empezaron todos a tomar posiciones. La hermana de Urdangarin se acercó a
Don Iñaki. Cuando la infanta se levantó a estirar un poco las piernas
ya tenía a sus abogados encima. De repente la sala se quedó casi vacía.
En menos de un minuto entraron todos en tropel. Se sentaron. Volvieron
las juezas. Y cuando Samantha Romero le dio la palabra al abogado del
Señor Torres, González Peeters confesó:
- No hay más preguntas, señoría.
A nadie le extrañó la decisión del abogado de Torres de
parar de preguntar. Excepto a los periodistas. Fuimos los únicos
sorprendidos. Aquello olía a pacto de caballeros. Pero los de la prensa
fuimos los únicos en no enterarnos. Qué pardillos.
Y así, sin más, Don Iñaki ya estaba declarando. El día que
parecía que no iba a llegar nunca fue ayer. Años de dudas, de
tensiones, de presiones. De depresión. Años de juego sucio, de mentiras.
Y de algún quizás. Años de cotilleo, de pelus de barrio. De chafardeos
del Pronto. Y de silencios del ¡Hola! Años de mejor no saber.
Urdangarin tampoco sabía: "Yo no me acuerdo de toooda
mi vida profesional al detalle". El marido de la infanta supuso,
entendió que, imaginó. Y luego no fue "conocedor de esa materia" hasta
que le pillaron; pero no negoció nunca, ni firmó una cosa con su firma
estampada. Don Iñaki ha conocido muchas cosas a través del
procedimiento. Pero que todo muy bien. "Yo me dedicaba a lo que me
dedicaba". Y eso era "el área del deporte y las relaciones personales".
Fue lo más parecido a la realidad que se atrevió a decir Don Iñaki.
- ¿Usted dirigía Nóos?, preguntó el fiscal.
- Dirigir, dirigir...
El ex Duque dio por buena la versión de Torres de que todo
se había hecho bien. Dijo que "en el Instituto Nóos coexistían
empleados, personas que pertenecían a muchas empresas" distintas. Y lo
dijo todo como con ligero deje mallorquín. "El tema presupuestario creo
que ha quedado muy bien explicado", se le escapó a Urdangarin. Sí.
Torres le había dado caña durante casi 30 horas. Y vuelta la burra al
trigo.
22 minutos después de empezar su declaración, Iñaki
Urdangarin nombró a Miguel Tejeiro. El cerebro del mal. El Angela
Channing de Nóos. El obispo de Mallorca (esto otro día). Había empezado a
interrogarle el fiscal Horrach mostrándole un mail que el propio
Urdangarin envió a su mujer el 5 de abril de 2004. Era lunes.
El correo electrónico empezaba con un "Kid", una manera cariñosa de llamarse entre ellos. Y entonces el fiscal preguntó:
- ¿Hablan ustedes en clave?
Ahí empezaron a jugar al pinpón la presidenta y el fiscal. Samantha Romero le dio otro repaso a Horrach. En las facultades de Derecho lo pondrán de ejemplo.
- ¿Quién lo negociaba?- preguntó finalmente Horrach.
- Yo no.
- ¡¡¡¿Quién?, ¿quién?!!!
- Entiendo que sería... Juan Pablo Molinero- respondió por cortesía el vasco.
- ¡Señor Urdangarin, Nóos Consultoría Estratégica no es una multinacional!-, desesperado Horrach.
- ... Era un proyecto un poco atípico, que funcionaba solo....
Después del bochorno, Don Iñaki se refirió a la que fue su
secretaria como "doña Julita Cuquerella". El fiscal Horrach como
"Julita". También se había referido a Pepote Ballester como Pepote. A
secas.
Faltaba un cuarto de hora para acabar la sesión cuando la
abogada de la Generalitat Valenciana interrumpió el interrogatorio. Que
si se podía ir porque perdía el avión. Estuvo feo. Porque era como si le
diera la espalda al juicio. Y también a la comunidad a la que
representa. Pero se fue con la toga puesta. Había dejado su maleta en
una esquina de la sala.
La cosa se retomó, pero a los pocos minutos el abogado de
Don Iñaki volvió a cortar el rollo: "Señoría, yo al menos sufro por la
hora de embarque".
Y la sesión terminó, claro.
Pornográfico. Y todo muy cutre.
En un momento del interrogatorio, Don Iñaki miró al cielo.
Igual que el día que bajó la rampa. Exactamente igual. Como pidiendo
clemencia.
DÍA 10. Jueves 25 de febrero de 2016.
Diego Torres III. "Si me meten 20 años, yo me muero en la cárcel".
Hasta la hora de comer esta crónica iba a llamarse "Cuando Rita habló, Diego Torres calló". El caso es que después del jalamandrú (¡vuelve, Peret!) Torres siguió hablando y el título quedaba como viejo. Cuando Rita habló, Torres se cayó. Vale. Pero tampoco.
20 horas dándole a la sinhueso a todo trapo
hicieron mella en el ex socio de Urdangarin. Mentira. La artífice de
que, por primera vez en tres días, Torres pareciera humano fue María
Ángeles Berrocal, la abogada que representa a Baleares. Aunque sea
Virginia López Negrete, de Manos Limpias, la que pase a la historia por
conseguir graparle la boca.
María Ángeles Berrocal resolvió con maestría lo que no
supieron hacer ni el fiscal ni la abogada del Estado. En once minutos de
interrogatorio consiguió sacar de sus casillas a Diego Torres. La clave
vino después. Es complicado de explicar, pero merece que conste.
Berrocal solicitó que se vieran unas facturas (desde 2004) con conceptos
como:
- Comisión de patrocinio en especie por el Illes Balears Fórum 2005
- Pago a cuenta de comisiones futuras (8 facturas con fechas distintas e importes de 2.725 €)
- Fotocopias en color A-4 (1 factura de 62.000 €)
- Turismo y atenuación de la pobreza
- Viaje por la isla con escala en Valldemossa (con Viajes Simpatía)...
... Y un porrón de facturas con distintas fechas pero
similares conceptos e idénticos importes. Había facturas de 5.800€,
alguna de 7.000€ y hasta de 33.500€. El abogado de Torres,
desconcertado, protestó.
La diferencia entre el interrogatorio de la abogada de
Baleares y el resto fue de forma. Berrocal formuló preguntas muy
concretas envueltas en un tono que sonaba a delicia pura. Suave.
Aparentemente poco efectista pero muy efectivo.
Durante más de una hora, el tiempo que tardó Berrocal en
señalar esas primeras facturas, Torres no abrió la boca. Las que sí
hablaron fueron la abogada de Baleares y la presidenta del tribunal.
Torres tragó con el feo. Para él es trágico que le roben la vez. Ha
estado monologando durante dos días seguidos. Él habla. El resto
escucha. Ya no. Ayer tuvo que aguantar el chorreo. Para mantener el
equilibrio mental entrelazó sus manos y apretó las muelas. Su cara daba
entre miedo y pena.
Después de otra remesa de facturas con notas a mano, Diego
Torres empezó a contestar. "Pues mire, va a ser que no me consta", "ese
archivador me da mucho miedo porque son notas de otro señor", "el
concepto de Logística es muy amplio", "esas facturas no estaban en la
contabilidad" o "era una oficina diáfana y no había ni armarios" fueron
algunas de sus respuestas. Ya no podía hacer discursos, ni explayarse,
ni divagar. Berrocal hizo trizas la estrategia de Torres. Y así llegamos
hasta el primer receso de media hora.
Durante el descanso Torres confesó a dos periodistas sus impresiones:
- Mi principal problema es el juicio que ya se ha hecho fuera. Ahora tengo que demostrar todo
- ¿Está a tiempo de cerrar algún pacto?
- Siempre hay tiempo, -respondió- pero no es la intención
Y entonces mostró abiertamente su debilidad:
- Si me meten 20 años, como piden algunos, yo me muero en la cárcel
El día había empezado con Matas queriendo conquistar la
máquina de café. Como ya maneja la del agua fue a lo difícil. A punto
estuvo de sacar el vaso con el molido a medias, pero la cosa no fue a
mayores. El ex ministro puso en valor la inteligencia de Torres. Le
interesa lo que dice. Y le afecta de forma directa.
Matas lleva toda la semana calzando botines acharolados pintones pintones.
- Lleva usted unos zapatos muy originales- rompió el hielo CTXT.
- Sí, pero se me abren de aquí- dijo señalando la junta del empeine. Ya no se hacen zapatos como antes.
La conversación derivó en la decadencia de la industria del calzado, de la referencia mundial de Inca en el sector del pie.
La sesión se retomó. La abogada de Baleares acabó,
satisfecha, su interrogatorio. Aunque pasó desapercibido, la
intervención de Berrocal será relevante en el momento en el que el
tribunal valore cada prueba. Cuando eso ocurra sabremos por qué.
Entonces llegó uno de los momentos más esperados por la
prensa. Dentro de la sala aparecieron el silencio y la tensión. El
interrogatorio de Manos Limpias dejó mudo a Diego Torres. Literalmente.
La cosa se lió en la cuarta pregunta que formuló Virginia López Negrete:
¿Qué función tenía la infanta en Nóos? Y el abogado de Cristina de
Borbón saltó. Esa pregunta no valía porque se refería a Nóos. Y la
infanta está imputada por Aizoon, no por Nóos. La presidenta del
tribunal admitió la pregunta.
- Que conste mi protesta- dijo el abogado.
- Así constará- zanjó la jefa.
- La infanta era vocal de la Junta Directiva. No tenía mayores funciones- defendió Torres.
- ¿Fue la infanta un gancho por su estatus?- preguntó Manos Limpias.
- No, de ninguna manera- exculpó Torres a la infanta.
Y el que empezó a echar espuma por la boca fue el fiscal
Horrach, recién levantado después de su anestesia de dos días. Su queja
no fue admitida.
Diego Torres defendió el currículum deportivo de
Urdangarin. Su cargo como vicepresidente del Comité Olímpico Español era
más importante que la vinculación del marido de la infanta a la Casa
Real. A Cristina de Borbón ni tocarla.
- ¿El señor Romero Moreno era un emisario de Su Majestad el Rey?- expuso Manos Limpias.
- Sí- respondió Torres.
- ¿Lo sabía la infanta?
Y ahí se lió la de Dios. Protestó "enérgicamente" el
abogado de la infanta, muy escocido. Resulta que a esa misma pregunta,
cuando Torres declaró ante el juez Castro, dijo "por supuesto". La
infanta lo sabía todo. Y Torres lo confirmó ante un juez.
- ¿Lo sabía la infanta?
- Yo no voy a elucubraciones sobre lo que no sé a ciencia cierta- contestó Torres esta vez.
- ¿Por qué cambia su declaración?- insistió Negrete.
- No voy a contestarle- dijo Torres.
- ¿Ha llegado usted a algún pacto con el señor Urdangarin?- pinchó Negrete.
- No voy a contestarle a más preguntas.
Y así Diego Torres se acogió a su derecho a no declarar.
Al abogado de la infanta casi se le vuelven los ojos del revés.
Indignación máxima. Clímax. Descontrol. Protestas. Murmullo en la sala. Y
entre todos hincharon las narices de Samantha Romero: "El Tribunal va a
blindar su independencia. Que quede todo muy claro", advirtió la
presidenta. Muy cla-ri-to, que diría Rita.
El abogado de la infanta se revolvió porque la presidenta
del tribunal había admitido una pregunta que se refería al Instituto
Nóos. El 7 de mayo del año 2013 la Audiencia de Palma rechazó la
imputación de Cristina de Borbón sobre hechos relativos al instituto sin
ánimo de lucro. Pero el juez Castro buscó otra vía y terminó imputando a
la infanta como cooperadora necesaria de dos delitos fiscales cometidos
por su marido a través de Aizoon, la sociedad mercantil que tenían a
medias la infanta y Urdangarin.
Para la defensa de la infanta no había ninguna
contradicción entre lo que contestó Torres ante Castro (que la infanta
lo sabía todo) y lo que Torres respondió ayer (que no sabía si la
infanta lo sabía). Pero el tribunal sí advirtió ese cambio y lo
consideró contradictorio, dándole la razón a la abogada de Manos
Limpias.
Y Torres se hundió porque se vio 20 años entre rejas.
"Empiezo a acusar el cansancio de tres días", reconoció Torres. Y se
paró para comer. En el pasillo Torres y el abogado de la infanta
hablaron durante varios minutos. Ambos con gesto muy serio. Se acabó la
fiesta.
Por la tarde Torres pidió parar en dos ocasiones. No podía
más. A la tercera, la presidenta del tribunal decidió terminar el día.
Hoy Torres se sentará por cuarto día consecutivo frente al cuadro del
rey Felipe. El abogado de la infanta ya ya dicho que no le va a
interrogar. No hay preguntas. Al de Urdangarin no le queda más remedio.
No más de diez preguntas, reconoció. A la defensa de Torres le queda un
papelón. Puede pasar cualquier cosa. No se sabe cuándo declarará la
infanta. Quizás mañana. O el miércoles 2 de marzo, o el jueves 3, o el
viernes 4. Puede que hasta el lunes 7. Estaba previsto que los
interrogatorios de los 17 acusados en el caso Nóos terminasen hoy
viernes. Pero todo ha cambiado.
Ayer, dentro de la sala hubo de todo. Hasta amor. No amor
de cariño. Amor de besos, de caricias, de miradas. Amor de ojos
brillantes. Asco de off the record. Otro día. Cuando se pueda.
Palabra.
Día 9. 24 de febrero de 2016
Diego Torres II. El exsocio de Urdangarin se come a Horrach
El caso Nóos son 100 tomos con 50.000 páginas. Más los
anexos. Más la documentación. Así, a ojo, unos 100.000 folios. Y Diego
Torres podría recitarlos de carrerilla.
Por segundo día, el exsocio de Urdangarin se sentó ante el
tribunal para seguir contestando al fiscal Horrach. Como el martes no
se había quedado suficientemente ancho con las explicaciones que le
dejaron dar, ayer comenzó pontificando durante treinta y cinco minutos
seguidos sobre la legalidad de sus actuaciones. Él solo. Gustándose.
Muchos son los que desde el martes están cuestionando la permisividad
que está teniendo el tribunal con Torres. Puede explicarse, le dejan
irse por las ramas y va de Sevilla a Madrid pasando por La Coruña sin
que nadie le controle la gasolina. Un lujo para un banquillo.
La explicación que puede tener es la siguiente. Samantha
Romero, presidenta del tribunal, está siendo garantista con los
acusados. No será ella en quien recaiga la responsabilidad de haber
cortado las alas a nadie. Romero es lista y tiene una paciencia digna de
estudio. Ha atendido las peticiones de cada uno de los abogados, ha
cambiado fechas, ha aceptado un día libre que no había por dónde
cogerlo. Y sobre todo, aprendió mucho durante la instrucción del caso
sobre cómo no había que hacer las cosas. El juicio de calle que ya hemos
hecho todos lo avivaron el juez Castro y el fiscal Horrach con sus
teatros de tele. Los políticos se unieron al vodevil. Hasta el
presidente del Gobierno dijo que confiaba en la inocencia de la infanta.
Y todos los abogados se arrimaron sin pudor a la vedete con la pluma
más tiesa. Hasta que el rey antiguo dijo aquí os quedáis. Y el canguelo fue glorioso.
Parecía que ayer Horrach iba a saber reconducir el
interrogatorio, pero Diego Torres volvió a relamerse en su cogote.
Horrach no supo preguntar, ni interrumpir, ni tener cintura. El fiscal,
que lleva años estudiando este caso, quedó como un primerizo. Juzgará el
tribunal, de acuerdo. Y nadie duda de la preparación del fiscal. Pero
ayer Horrach no fue capaz.
Torres es un hombre enamorado y eso hace que no se acuerde
de cosas. La abogada del Estado comenzó su interrogatorio con un tono
alto. Es su tono. Es molesto, pero es lo que hay. Dolores Ripoll quiso
quitarse la espina del ridículo que le tocó hacer con el eslogan de
Hacienda (dijo que Hacienda Somos Todos solo era publicidad). Se quiso
resarcir del choteo con un interrogatorio técnico de dos horas. Torres
admitió que había facturas cruzadas entre varias sociedades mercantiles.
Incluida Aizoon, la empresa de la infanta y su marido. En menos de
cinco años hicieron 425 facturas que sumaban más de 8 millones de euros.
Pero a Torres le pareció excesivo. Una barbaridad.
- ¿Le parece lógico 110 facturas en un año?- preguntó Ripoll
- No...(...) Es verdad que esto complica las cosas- respondió el menorquín
El paréntesis con puntos suspensivos de arriba significa
que Torres dijo una especie de no, ni lógico ni ilógico, ni todo lo
contrario. Y que viva la madre superiora. Fue el único momento de
minidebilidad que mostró en las ocho horas que volvió a chuparse ayer.
Hoy Torres volverá a pillar micro. Esta vez ante la abogada de la
Comunidad. La señora Berrocal le pinchará. Seguro.
Diego Torres superaría a Fidel Castro en aguante. Su
voluntad de hierro le mantiene vivo. Siempre en la misma postura, no
muestra signos de cansancio y apenas bebe agua. Un animal de la escena.
Cada día despliega lo mejor de sí mismo. Cualquier rebaja en su pena de
cárcel merece el esfuerzo.
El exsocio de Urdangarin volvió a atacar a la Casa Real y a
su cuñado Miguel Tejeiro, el cerebro de todo el lío, que diría Rajoy.
Torres afirmó que el alto funcionario de Hacienda que daba el visto
bueno a lo de Nóos cada mes de junio era la misma persona encargada de
las declaraciones de toda la familia real. Federico Rubio se llama. Al
conde de Fontao, abogado del rey antiguo, le cayó lo suyo. Sin embargo,
Diego Torres fue más condescendiente con la infanta. Va en el mismo saco
que su mujer. Su declaración está siendo de gran ayuda para los seis
abogados de Cristina de Borbón.
La culpa también era del boticario mudado en contable,
Marco Antonio Tejeiro, que coge el bus cada mañana para ir al juicio
porque no le llega para taxis.
La declaración de Urdangarin será la siguiente. El ex
duque ya cuenta con el apoyo físico de dos de sus hermanos, presentes en
la sala. El marido de la infanta cuenta con apoyo familiar en el
juicio. El otro acusado al que va a visitar de vez en cuando su madre es
Miquel Bonet, que ya cumple condena en la cárcel por un caso anterior.
Lo que fuimos. Lo que somos. Lo que ya nunca más seremos.
DÍA 8. Martes, 23 de febrero de 2016
Diego Torres: 23-F, interruptus
Diego Torres podría vender hielo a un esquimal y llevarse un iglú de regalo.
Torres es el ex socio de Urdangarin. La mitad de Nóos.
Marido de Ana María Tejeiro, también acusada. Cuñado del falso contable.
Ídem. Cuñado del que sabía de verdad lo que se cocía. No tan ídem
(Miguel Tejeiro pasó de acusado a testigo). Diego Torres se enfrenta a
casi 20 años de cárcel. Un marrón. Y comparte piso en Palma con un cura
en apuros. Un cristo. Se mire por donde se mire.
La Feria, en mayúsculas, de Nóos acaba de empezar. Y no se
sabe cuándo terminará. La última ronda de interrogatorios de los
acusados la abrió Diego Torres. En realidad, ayer Torres se presentó a
una oposición después de cinco años de muy poco dinero y mucho tiempo
libre. Es un hombre aplicado. Y detallista. Preparado a conciencia para
el examen más importante de su vida. La primera pregunta no se la supo.
Luego dejó alguna a medias. Pero cuando empezó a venirse arriba fue
imposible atarle en corto.
El fiscal, que es muy vivo (como dicen por aquí), cambió
su estrategia. Cuando interrogó al contable de Nóos, Horrach empezó a
preguntarle por cientos de facturas y todos nos perdimos en una maraña
de anexos sin numerar. Una y no más, debió de pensar. Dicho y hecho. El
fiscal más famoso de España desconcertó a Torres con una pregunta
directa a la yugular:
- ¿Qué es KOBLENZ? K-O-B-L-E-N-Z, deletreó Horrach
- Lo desconozco- contestó el acusado
Y se hizo el silencio.
Por resumir... KOBLENZ era el nombre de una cuenta
bancaria en el Crédit Agricole de Luxemburgo. KOBLENZ, además, es una
ciudad alemana. En español es Coblenza. La Wikipedia dice que viene del
latín y que significa confluencia. Es el lugar en el que se unen el Rin y
el río Mosela. Bingo. El mismo Torres, sin saber de qué le hablaban ni
ser capaz de recordar nada, lo explicó al detalle. Es de los nuestros y
necesita ponerle contexto al asunto.
Resulta que en los años 90 Diego Torres se formó en
Andorra en temas de banca privada. Ganó un dinero y lo guardó en la BPA.
Pero en el 2008, tras la caída de Lehman Brothers y con sus ahorros
intactos, pensó que su dinero tenía que estar en un lugar más protegido.
No le falló el olfato porque la BPA quebró. Pero su dinero ya estaba a
salvo. No había un lugar más seguro en el mundo que Luxemburgo, "que
está en Europa y además no es un paraíso fiscal". Sin cortarse. Y así
como si nada, aparecieron dos cuentas más.
Torres defendió, durante las 8 horas que duró el
interrogatorio, la legalidad de todo. Quiso marcarse un 23-F pero
Horrach no le dejó. Según el entonces socio de Urdangarin, todo lo que
hacían contaba con el visto bueno del rey Juan Carlos. Y además Hacienda
estaba al tanto de todo. Nóos pasaba por dos controles infalibles. Todo
se hizo bien. Además, "la mayoría de los seres humanos firmamos lo que
nos ponen delante"- dijo Torres haciéndole un favor sin querer a la
infanta.
Las explicaciones de Torres, poco convincentes hasta media
mañana, fueron transformándose en un vómito incontrolable de argumentos
del tipo "en el año ni me acuerdo...". Pero esas explicaciones fueron
irrebatibles. No porque Torres tuviera razón, sino porque controló
milimétricamente su discurso, hasta convertirlo en un relato
perfectamente estructurado. Torres enlazó cada cosa que decía sin dejar
un silencio entre medias. Con una dicción perfecta. Siempre en el mismo
tono. Ha estado cinco años preparándose. Horrach quería intervenir, pero
cada vez que lo hacía la presidenta del tribunal le llamaba la
atención. Así que el fiscal desistió.
Torres agotó a toda la sala. El resto de acusados se
turnaban para ir entrando en fase REM por grupos, para que no se notara
mucho. Y Mercedes Coghen, la acusada por la Candidatura de Madrid 2016,
repartió caramelos. Haciendo equipo, que para eso fue oro olímpico de
hockey hierba en Barcelona 92. Torres cumplió con su objetivo de
consumir tiempo mientras debilitaba a su acusador. Pero habló mucho y
eso siempre se le puede volver en contra. En un momento de su larguísima
declaración Diego Torres pidió un receso de diez minutos. Consciente
del cansancio y el aburrimiento que estaba provocando, al salir al baño
se paró delante de tres periodistas:
- ¡Qué! ¿Aguantáis?- soltó Torres
- Mientras aguante usted, señor Torres...- respondió una periodista
- Yo... A duras penas, pero bueno
Y se marchó sonriente al lavabo.
Por lo demás, todo sigue igual, aunque nunca es lo mismo.
Alfonso Grau, la mano derecha de Rita Barberá en los años buenos,
detenido el lunes en Valencia, volvió al juicio con cinco años más
encima. Aguantó el tirón como pudo, apoyándose en una libreta en la que
no escribía. Cuando se vieron en el banquillo, la infanta Cristina le
tendió la mano acompañado por un "¿cómo estás?". Grau le agradeció el
gesto. De igual a igual.
Matas y la máquina de agua ya son colegas y en lugar de barritas energéticas come M&Ms de colorines.
La declaración de Diego Torres continúa hoy. Todavía no ha
acabado de interrogarle el fiscal. Se espera con ansiedad el
interrogatorio de Manos Limpias. Tanto Torres como el sindicato
comparten la voluntad de demostrar que la Casa Real estaba detrás de
todo. Cuando finalizó la sesión de ayer, Diego Torres pidió un taxi.
Mientras esperaba, estuvo conversando de forma distendida con algún
periodista:
-- Señor Torres, ¿su estrategia pasa por agotar a todos?
-- No. Mi estrategia es la ausencia de estrategia- contestó
Y se marchó con su mujer, siempre callada.
Receso. Lunes, 22 de Febrero de 2016.
Grau, detenido.
Alfonso Grau, detenido esta mañana en Valencia, es uno de
los 17 acusados en el juicio del caso Nóos. El Partido Socialista
valenciano y Manos Limpias le acusan de prevaricación, malversación,
fraude y tráfico de influencias por los convenios que hizo el
Ayuntamiento de Valencia con el Instituto Nóos cuando era el segundo de
Rita Barberá en el consistorio.
Grau declaró la semana pasada, cerrando el turno del Clan
de los Valencianos. (véase día 6 más abajo). Grau tiene fama de borde.
Él dice que es por culpa de Wyoming, que le sacó en su programa
enseñando las garras. Estos días de Nóos, Alfonso Grau ha hablado con
educación y amabilidad ante todas las preguntas de CTXT. Incluso se ha
reído. Pero algo ha cambiado en su rostro desde que empezó el juicio.
La primera semana de interrogatorios a Grau se le vio
sonriente y relajado. En su libreta apuntó cuando el jefe de Deportes
del Gobierno de Jaume Matas contó cómo falsificaron las actas de la
Junta de Patronos de un organismo público. Él también fue presidente de
una fundación parecida. Pero si algo hizo Grau durante la primera semana
de juicio fue cotillear en el móvil. No paraba. Escribía. Le
contestaban. Leía el mensaje. Se partía. Se lo enseñaba a su vecino de
asiento y se la gozaban. Una fiesta.
La segunda semana de juicio, el rostro de Grau fue
mudando. Se acercaba el momento de su declaración por un cambio en el
calendario. Tenía la cara en su sitio, pero las bolsas de los ojos y la
mirada apagada dejaban entrever su estado de ánimo. El segundo de Rita
Barberá en el Ayuntamiento de Valencia declaró el jueves 18 de febrero.
Un día antes, Grau dijo a CTXT que la situación que están viviendo todos
los acusados "acaba con cualquiera". Premonitorio. Las declaraciones
son pesadas por el contenido. Y la pesadez de los interrogatorios
empieza a hacer mella en alguno de ellos. Grau dejó de mirar el móvil.
Su declaración no fue de las más largas, pero tuvo su
jugo. Grau dijo que Rita Barberá se reunió con Urdangarin para tratar
asuntos de patrocinios o servicios.
- ¿Conoce usted una reunión en Zarzuela entre Iñaki
Urdangarin y Rita Barberá?, preguntó el abogado que representa a los
socialistas valencianos.
- Yo no estaba en esa reunión.- respondió Grau- En el supuesto de que esa reunión haya existido, que no lo sé.
Urdangarin apuntó. La infanta dejó de estudiar. Y la
presidenta del tribunal, viéndoselas venir, les advirtió: "A esta sala
no se viene a solventar disputas políticas"
Grau le puso contexto a la acción. En 2004, 2005 y 2006 se
celebraron los Valencia Summit (una mezcla entre turismo y deporte para
pijos) con la inestimable ayuda del Instituto Nóos. En 2007, mutis por
el foro. La explicación que dio el segundo de Rita fue que no tenía
sentido celebrar ese año un Valencia Summit después de la Copa América
de Vela. Y porque, dijo Grau, "además se me indicó que Urdangarin ya no
estaba en Nóos. Sumando las dos cosas...". En la fase de instrucción del
Caso Nóos, Grau solo aludió a que no se había celebrado porque el
entonces Duque ya no estaba en Nóos. Ni mú de la Copa América.
Manos Limpias hizo constar tres preguntas con mucha
chicha. Grau no respondió a ninguna. Nos quedamos sin saber si Rita
Barberá obligó a su vicealcalde a contratar a Urdangarin por ser vos quien sois.
La detención de Grau no varía el calendario de interrogatorios de Nóos.
Queda la duda de saber en qué banquillo seguirá sentado.
A la vuelta del receso, Matas se acercó a Grau con un
gesto fraternal. Y entraron juntos en la sala, mientras Grau se excusaba
ante el expresident: "Es que en veinte años que estuve en el
ayuntamiento...como para acordarme de todo".
Cuando terminó de declarar, Grau vovió a su sitio. Tanto
Urdangarin como Torres le hicieron un gesto de asentimiento con la
cabeza. Lo había hecho bien.
Ahora, a Grau le toca hacer memoria en Valencia. De
momento, salió en libertad sin cargos y podrá declarar el martes según
lo previsto.
Día 7. 18 de febrero de 2016.
"Qualsevol dia d'aquests ens tancaran a tots"
Los días en el juicio por el caso Nóos empiezan alrededor
de la máquina de café del tercer piso de la Escuela Balear de la
Administración Pública. Allí se celebra la vista oral porque no cabían
todos en la Audiencia de Palma. El mismo edificio se utilizó en el
juicio por el caso Kabul. Droga y dinero. Nóos es otra cosa. Nóos es
dinero. Dinero público. Pero Nóos también es influencia y poder. Son
drogas distintas. Cada uno se chuta con lo que tiene más cerca.
Después de un día eterno sin cafeína en vena, la máquina
volvió a llorar líquido negro. Rocío Martín, una de las tres juezas que
componen el Tribunal, pasó por delante con su abrigo oscuro cerrado
hasta el cuello, el pelo recogido en una cola de caballo y esas gafas de
pasta que le dan un aire de profesora de internado inglés. Ella es la
jueza que se encarga de registrar en su portátil los interrogatorios de
los acusados. Lo máximo que se escucha de ella es cuando teclea en su
ordenador. Rocío Marín es disciplinada. Utiliza los diez dedos de las
manos para escribir. Rocío Martín es discreta. Y escribe al ordenador
como si acariciara un piano.
Minutos después llegaron los Borbón-Urdangarin. A la misma
hora, por la famosa rampa de los juzgados de Palma bajó un coche de la
Policía Nacional. Fotógrafos preparados para disparar. Cámaras de
televisión grabando desde hacía rato. Del coche bajó el clon de una
cabaretera de los felices veinte como con cara de resaca. Era Maria
Antònia Munar, teñida de negro, ella, que siempre fue tan dorada. La
mujer que más poder tuvo en Mallorca. La mujer que ahora vive en una
cárcel. La mujer a la que nadie llamará nunca más "la princesa" de la
isla. Acaba de pactar para que le rebajen la pena en otra causa, llamada
Voltor (Buitre Negro en mallorquín). Ella sabe hacerlo. No ha hecho
otra cosa en su vida. Pactar para tener contentos a todos.
Munar dijo, sin grandes aspavientos, que había vivido mejores momentos.
Cuentan los periodistas que vivieron los años de oro de la
expresidenta de Uniò Mallorquina que cada vez que convocaba a la
prensa, por absurdo que fuese el acto, siempre les recibía con comida.
Mientras comen no preguntan, pensaría. Hasta que se acabó el pan.
Las cenas con langosta y champán a costa del contribuyente
también eran habituales en el entorno de Matas y Munar. El problema es
que luego había que justificarlas. Un hombre llamado Damià
Amengual, exgerente del Consorcio Turisme Jove, solía soltar al firmar
las cuentas una frase profética, que quedó recogida en 2008 en una de
las míticas crónicas de Mateu Ferrer para Diario de Mallorca: "Qualsevol dia daquests, ens tancaran a tots".
Lo más gracioso es que el Consorcio Turisme Jove era un organismo del último Govern de Matas cuya existencia nadie conocía.
Bueno, a lo nuestro.
Cristina Federica de Borbón y Grecia se pasó media mañana
empollando. La infanta ya casi no tose. Ahora estudia. Aprovechó la
declaración de Luis Lobón y de Mercedes Coghen para chapar. Consciente
de que puede ser interrogada cualquier día, la infanta va ensayando su
declaración. No se separó de su carpeta de rayas gordas verdes y
mostaza. Dentro, en hojas transparentes, llevaba una copia de su guión.
Las preguntas en color rojo. Las respuestas en color azul. Respuestas la
mayoría cortas. Separadas por un espacio, a la infanta también le han
preparado distintas respuestas para posibles repreguntas. Cuando los
acusados se hacen los tontos en una cuestión, la parte que interroga
formula la pregunta de otra manera. Y el acusado, en este caso, responde
lo mismo pero con otras palabras.
Alfonso Grau declaró el jueves 18. Fue teniente de alcalde
del Ayuntamiento de Valencia cuando Rita Barberá era alcaldesa. Pero
como era Doctor en Medicina no sabía nada ni de presupuestos ni de
contrataciones. De poco le sirvieron los 18 años que estuvo trabajando
para la Administración como político. Grau se las sabe todas, pero
Samantha Romero también. La presidenta del tribunal se lo dejó
clarinete: "Señor Grau", le dijo, "usted no dirige el interrogatorio".
El entonces vicealcalde también era presidente de la
Fundación Turismo Valencia Convention Bureau, otra empresa pública muy
de la línea PP: funcionaba como una privada pero con dineros públicos.
Lo mismo del otro día con la Ciudad de las Artes y las Ciencias: CAC,
S.A. Y lo mismo del Campus de la Justicia en Madrid. La megalomanía
popular que ha marcado las décadas de la burbuja requería de
instrumentos privados para medrar. Por resumir: entre el Ayuntamiento de
Valencia, la Fundación Turismo y la Generalitat de Camps, pagaron al
Instituto Nóos unos 3,5 millones de euros. Grau dijo que la que se
reunió con Urdangarin fue Rita, autora de un SMS reciente que se hará tan célebre como el "Sé fuerte": "Cuidado con lo que decís".
El tono suave y el ritmo pausado de su declaración
aportaron apariencia de rigor a lo que Grau dijo. Aunque puede que lo
que dijo no fuera verdad. O no toda. Que para eso es acusado.
Mercedes Coghen fue Consejera Delegada de la Candidatura
Olímpica de Madrid 2016. La candidatura, una de tantas, funcionaba a
través de la Fundación Madrid 16, que vivía de las subvenciones del
ayuntamiento de la capital y de los fondos privados que captaba, y de la
Sociedad Madrid 16. Los preolímpicos también pagaron a Nóos a través de
la Fundación Deporte, Cultura e Integración social por el prestigio
deportivo y la agenda de Iñaki Urdangarin. "Era una persona única", dijo
Coghen del ex Duque. Y lo hicieron todo legal. Otra empresa pública que
funcionaba como si fuera privada. 120.000 euros por un informe, más
6.000 euros al mes durante tres años cuando Ruiz Gallardón era alcalde
de la capital del reino, y que se facturaron como donaciones. Unos
336.000 euros. Urdangarín garantizaba a la candidatura difundir el
mensaje y tener contacto directo con el Comité Olímpico Internacional.
Sin éxito aparente.
El eterno debate entre lo que es público y lo que es
privado fue la cuestión más interesante de la vista del jueves 18 de
febrero. Aplicado a todos los ámbitos y por parte de todos.
El día terminó con la declaración de Ana María Tejeiro. La
más breve de todas. Sólo respondió con noes a un par de preguntas de su
abogado. La mujer de Diego Torres estaba como un flan casero. Lo dijo
ella misma antes de empezar: "Estoy muy nerviosa y prefiero contestar
solo a mi abogado". Cuando todo acabó, su marido le pasó el brazo por el
hombro y, sonriente, la consoló con un "¿qué tal, guapa?".
Y así se nos fue una semana más del primer juicio a la sangre azul.
Han declarado trece de los diecisiete acusados. Solo
faltan los interrogatorios de Diego Torres, Iñaki Urdangarin, Salvador
Trinxet (empleado de De Goes Center, una de las sociedades mercantiles
utilizadas por Nóos para facturar), y Cristina de Borbón. Lo mejor
siempre para el final. El próximo martes, 23 de febrero, le toca a
Torres. El interrogatorio será largo o muy largo. Como el de Urdangarin.
Quizás la infanta declare el viernes 26. O el miércoles 2 de marzo, día
de la investidura o catástrofe de Pedro Sánchez.
El viernes 19 la Sala se tomó el día libre: los acusados reales tienen un puente largo para preparar lo que se les viene.
La hermana del rey y su marido fueron los últimos en
abandonar el edificio. Son los únicos que disfrutan del privilegio de
llegar hasta la puerta en coche. El resto va andando, o en taxi. Solo la
hermana del monarca tiene permiso. Cuando se marchaban en el Skoda
gris, varios coches se fueron añadiendo a la comitiva. Como todos los
días. Siempre acompañados por sus escoltas, los mismos que se sientan en
el espacio reservado al público. Los mismos que hacen cola para
sacarles un café en el receso mientras Matas le va cogiendo el
tranquillo a la máquina del agua. Todavía hay clases.
Día 6. 17 Febrero. El clan de los valencianos
Con los valencianos llegó el pimpampún y la partida de
ajedrez se fue a tomar por saco. En siete horas de interrogatorios, se
ventilaron a tres acusados y medio. Han venido a Mallorca a arreglar
unos temas de trabajo. La Administración valenciana pagó a Nóos 3,5
millones de euros cuando ellos gestionaban la cosa. Y trece años después
hay que justificar la pasta de los Valencia Summit de 2004, 2005 y
2006. Y la de los Juegos Europeos que nunca se celebraron. Nada que no
se pueda resolver con un acogerse a su derecho a no declarar. De los 17
acusados en el caso Nóos, seis son valencianos.
Los declarantes se comportaron como un clan. Por lo menos
dentro de la sala. Respondieron lo justo, a los fiscales y a sus
abogados. Todos están acusados por los mismos delitos. Supuestos, como
siempre. Prevaricación, malversación, fraude y tráfico de influencias.
La Fiscalía Anticorrupción les pide ocho años de cárcel y Manos Limpias
once. A cada uno, no en total. Tres de los casi cuatro acusados que
declararon ayer fueron Directores de CACSA, la Ciudad de las Artes y las
Ciencias de Valencia. Es una empresa pública, gestionada con el dinero
de todos los valencianos. Y de las valencianas, que conste en acta. Ya
nadie habla normal.
La Ciudad de las Artes y las Ciencias es uno de los
mayores complejos de divulgación científica y cultural de Europa,
ubicado en Valencia. Así consta en su página web. Es una empresa
gestionada por la Generalitat. Sin embargo no está obligada a convocar
concursos para los contratos públicos. Es una empresa pública sujeta al
derecho privado. Lo lleva escrito en el nombre. Así se ve mejor: CAC
S.A.
Volviendo a lo del clan. Jorge Vela, Elisa Maldonado, José
Manuel Aguilar y Luis Lobón, al contrario que los mallorquines, no
echaron la culpa a sus jefes políticos. Son como para adentro. A Lobón,
que fue Secretario de Turismo y Proyectos Estratégicos de la Comunidad
Valenciana, le costó tinta china pronunciar el nombre del Conseller de
Economía y Comercio. Tras varias preguntas de un harto fiscal Horrach,
Lobón contestó que hacía muchos años de eso, pero que creía recordar que
la sugerencia de contratar a Nóos vino de Gerardo Camps. El ex
conseller de Economía y Comercio declarará como testigo el 8 de abril.
Como patriarca del Clan de los Valencianos, Aguilar, en todo momento, se
refirió a CAC S.A. como "mi empresa".
Para que no se líen: hay dos Camps, el que fue Conseller y
el de los trajes. Este último también paseó unos minutos en la sala. Su
espíritu, mejor dicho. José Manuel Aguilar dijo que Francisco Camps, el
expresident de la Generalitat, no tuvo nada que ver. Aguilar dijo que
no tenía el gusto "de conocer de forma personal" al señor que gobernaba
la comunidad en esos momentos. Aguilar sólo coincidió en actos
protocolarios con el entonces presidente. No es fácil de creer que la
persona que está al frente de una empresa pública con setecientos
empleados no conozca a su jefe supremo. Francisco Camps también vendrá a
Mallorca. El viernes 15 de abril y como testigo. Justo antes de Carlos
García Revenga, ex asesor de la Casa Real y después de Esteban González
Pons y de la ermitaña Rita Barberá.
Los valencianos hablaron más de Torres que de Urdangarin,
no se arrepintieron y defendieron la legalidad y el control de los
convenios firmados por el Instituto Nóos. No hubo manera de sacarles de
ahí. Hoy Valencia seguirá en Nóos con Lobón y con Alfonso Grau, que fue
vicealcalde de Valencia. Estos días a Grau le pesa todo. Se le nota en
los ojos y le sale por la boca: "Esto acaba con cualquiera". O quizá no.
La primera protagonista de hoy será María Antonia Munar,
que saldrá de la cárcel para declarar por el Caso Minser. Hace un tiempo
que nadie le hace fotos. Hoy Munar vuelve al objetivo de las cámaras y
los micros. Pero no hablará. Ni mostrará andares de emperatriz. Solo la veremos bajando de un vehículo policial. Solo eso. Todo eso.
En el cambio de sillas de un acusado a otro, un abogado
pidió permiso a la presidenta del tribunal para hacer "una parada
biológica". Con permiso de B., en el juicio de Nóos se mea culpa.
Día 5- 16 Febrero. El contable sigue contando
La segunda semana de juicio pisó el
acelerador con Marco Antonio Tejeiro, el falso contable de Nóos, que
declaró por tercer día. El farmacéutico sin nociones de contabilidad que
firmó convenios como Gerente Administrador terminó, por fin, de
declarar. 16 horas de interrogatorio después, Marco Antonio Tejeiro
cedió el micrófono a Jorge Vela, un acusado de la rama valenciana. Pero
ese es otro callar.
El día se preveía aburrido y el tiempo no acompañaba. Sin
embargo, acudió a la sala de vistas más público de lo habitual. En
concreto cinco personas: dos mujeres y tres hombres. Eso en Mallorca es
mucho. Muchísimo. Hasta los policías que custodian la sala de vistas se
sorprendieron.
M.J. quería "vivir de cerca un juicio de este calibre,
irrepetible". Es secretaria de abogados desde hace veinticuatro años y
lleva más de uno en paro. Para no perderse detalle cambió de asiento
varias veces hasta que encontró el sitio exacto desde el que podía ver
bien a todos los actores. Pero M. J. en realidad quería ver "a ellos
dos", a Cristina de Borbón y a su marido. Sabía que el nombre de la
infanta saldría muchas veces y quiso ver, en directo, la reacción de la
hija del Rey. M. J. no se equivocó.
Llegó el momento que tanto tiempo llevaba esperando Manos
Limpias. Al minuto de empezar, la abogada Virginia López-Negrete
preguntó a Marco Antonio Tejeiro sobre el papel de la infanta en Aizoon,
incidiendo en lo de infanta. El empeño de la Acusación Popular es
demostrar que Cristina Federica de Borbón y Grecia sabía lo que ocurría.
La infanta metió como gastos de Aizoon un viaje a Brasil para toda la
familia: el matrimonio y sus cuatro hijos. Y dos noches de hotel, en
agosto de 2008, por valor de 11.424 euros. Y un ticket de peluquería. Y
un ramo de flores para la secretaria de su marido, la famosa Julita
Cuquerella. Los gastos corrientes, según el ex contable, los pagaban los
escoltas adelantando el dinero de su bolsillo.
Por recomendación de la presidenta del tribunal, Marco
Antonio Tejeiro introdujo una modificación de calado en sus respuestas.
Cambió el "supongo" por el "puede ser". Dijo que la infanta solo era
socia de Aizoon y que en toda su vida había coincidido con ella dos
veces: el día que Cristina de Borbón fue a buscar a su marido a la
oficina y en la fiesta de cumpleaños de Urdangarin en el casoplón de
Pedralbes.
La infanta Cristina vestía de alivio de luto. Se acerca su
día y se le nota menos tranquila, a pesar de que sigue manteniendo las
formas. No habla con los ojos y es capaz de controlarse para que nadie
adivine lo que está pensando. Gestos, los mínimos. Sin embargo, ayer se
peinó con los dedos más de lo normal después de un retoque de puntas y
color. Cristina de Borbón, como media España, tiene un buen trancazo y
no dejó de toser en todo el día. Más nerviosa pero menos rígida, la
hermana del Rey estiró las piernas sin mover el tronco, apretó los
labios y se mordió los padrastros del pulgar de la mano derecha mientras
la izquierda no dejaba de enredar con dos anillos. También bostezó sin
abrir la boca.
A media mañana, como cada día, se para durante media hora.
Todos aprovechan para levantarse, tomar un café o simplemente
relajarse. M. J. fue al baño y se topó con la Abogada del Estado que
dijo que Hacienda no somos todos. M. J. aprovechó para pedirle trabajo.
También estaba Ana Lamas, la fiscala con voz de radio.
El edificio donde se celebra el juicio por el caso Nóos
tiene tres plantas. Las oficinas y las salas están alrededor de un patio
central, que estos días de juicio se convierte en una corrala de
vecinos. Todos se comportan mejor fuera de la sala que dentro. Cuando
nadie les ve actúan como personas normales. Matas compartió almendras
con el abogado de uno de sus acusadores, el ex vicealcalde de Valencia
paseó pensativo y Marco Antonio Tejeiro no paró de hablar por el móvil.
Cuando terminó las almendras, Matas fue a por una barrita energética. Se
ve a la legua que ha sido político en una época en la que ser político
solo implicaba dejarse querer. Matas tardó más de tres minutos en sacar
una botella de agua de la máquina. No sabía cómo funcionaba.
En un renuncio, M. J. pilló a Matas por banda y charló con
él varios minutos. Había que volver a la sala, pero M. J. tenía que
irse por temas familiares. No se quiso marchar sin cruzarse con la
infanta y con Urdangarin. Quería verlos más de cerca, saludarles,
observarles. Y esperó de pie, sin moverse. Con un pellizco en el brazo
advirtió la presencia de los ex duques. Primero pasó Urdangarin, que se
adelantó en el saludo: "Es guapísimo", dijo M. J., "ha perdido mucho,
pero es guapísimo". La infanta sonrió al pasar: "¡Cuánto ha
adelgazado!", sentenció. Mientras recogía sus cosas, M. J. hizo un
análisis rápido de la situación: "Me ha llamado mucho la atención Matas,
que parece que la cosa no va con él. O no es consciente de lo que se
juega o está muy acostumbrado a ir de juicios".
Se retomó el interrogatorio.
Urdangarin y Torres cada día hablan más. Se están
mimetizando. Ayer el marido de la infanta se sacó de la chistera unas
gafas color melocotón para ver mejor las notas que tomaba.
El que hace de abogado de la infanta cuando no están los
titulares no iba a preguntar a Marco Antonio Tejeiro, pero se picó con
el interrogatorio de Manos Limpias. El ex contable terminó aludiendo a
un notario al que Urdangarin dijo, todo supuestamente, que la infanta
estaba en Aizoon como escudo fiscal. El abogado de la infanta no hizo
más preguntas. "En el fondo creo que todo el mundo lo sabía todo", dijo
M.J al terminar el día.
Lo complejo de mover ficha en este caso lo simbolizan las
imágenes que ilustraban el librillo de presentación del Instituto Nóos.
Cada apartado, cada epígrafe, aparece acompañado por una figura del
tablero de ajedrez.
Día 4. 12 de febrero. El contable cuenta.
Termina la primera semana de interrogatorios en el juicio por el caso
Nóos. En cuatro días han declarado 6 de los 17 acusados. A este ritmo
no se asegura que la infanta Cristina se siente ante el Tribunal el
próximo viernes 19 de febrero. El ex contable sitúa a Urdangarin al
frente de Nóos hasta 2007 y no hasta 2006, como sostienen su defensa y
la Casa Real.El sexto en declarar fue el contable de Nóos. Marco Antonio Tejeiro es hermano de Ana María Tejeiro y cuñado de Diego Torres. Es otro de los arrepentidos, o sea, de los que han pactado hablar a cambio de ir menos tiempo a la cárcel o incluso para ni pisarla. La Fiscalía pide para él dos años de prisión. Manos Limpias, once. Hoy, lo único que Marco Antonio Tejeiro comparte con Urdangarin, Torres y Ana María Tejeiro (su hermana) son delitos. Presuntos. Sobre los cuatro recaen las mismas acusaciones. La declaración del contable de Nóos es fundamental porque es la persona que tiene casi todas las llaves del laberinto fiscal del instituto sin ánimo de lucro. Marco Antonio Tejeiro es pieza clave para averiguar si Cristina de Borbón y Grecia estaba tan enamorada como dijeron sus abogados.
Desde 2003 Marco Antonio Tejeiro era el contable de Nóos. Se encargaba de la gestión administrativa, de emitir facturas y de otros temas como buscar locales, hablar con proveedores para comprar sillas o dar de alta a empleados a través de la gestoría. Lo relató él mismo. En ese orden. Su cargo completo era Responsable del departamento Contable y Financiero del Instituto Nóos. Sin embargo esperó a que le echaran de la empresa para hacer un curso de contabilidad. El fiscal Horrach lleva dos días interrogando al contable.
El próximo martes, Marco Antonio Tejeiro seguirá contestando preguntas sobre el funcionamiento del "grupo Nóos". Así se han referido tanto Horrach como la presidenta del Tribunal al batiburrillo de empresas pantalla compinchadas con el Instituto, propiedad de Urdangarin y Torres al cincuenta por ciento. No es un tema menor hablar de "grupo Nóos". Aizoon, la sociedad mercantil de la infanta y su marido, formaba parte de esas empresas que supuestamente englobaba el Instituto Nóos. Si se demuestra que Aizoon era una empresa independiente de Nóos la cosa de la infanta se complicará. De momento el nombre de Cristina de Borbón no ha salido en esta declaración entre aburrida y chanante. Iba el fiscal interrogando a Marco Antonio Tejeiro, factura a factura, mail a mail, hasta que al ex contable le chocó algo: "No sé, es que esta factura me extraña...porque tiene IVA". No todas eran falsas.
Marco Antonio Tejeiro tiene pinta de tipo sencillo. El primer día se presentó como alguien que no sabía muy bien de qué le estaban hablando y solo pronunció el nombre de Urdangarin cuando no tuvo más remedio. "Quizás por cierto sentido de Estado", dijo un veterano. Habló el ex contable de facturas infladas y de empleados fantasma. Torres y Urdangarin eran los dueños de Nóos. Iban a medias. Y había que justificar mucho dinero: "Íbamos cogiendo facturas para que sumaran gastos" confesó Tejeiro. Al peso. Marco Antonio Tejeiro "y otras personas" cobraban en cheques al portador. Después, el contable se lo daba personalmente a Torres y al Duque. Y Horrach dijo "¡ah!".
El segundo día, más de lo mismo. Destacó una factura de 2007 que sitúa a Urdangarin todavía en Nóos. En su momento, el marido de la infanta declaró que se había desvinculado de la empresa un año antes. El martes, Marco Antonio Tejeiro será, de nuevo, protagonista. Chupar cámara tantos días y tantas horas tiene su aquel. Su testimonio ocupará, como mínimo, tres jornadas de las doce previstas para que los acusados canten o enmudezcan. Lo que ellos decidan. El ex gerente de Nóos interpretó con brillantez su papel de señor que pasaba por allí. No se sabe si después del curso de contabilidad se apuntó a Arte Dramático.
Sin embargo, al ser viernes y estando el país como está, pasó desapercibido. Otra vez el foco estaba puesto en Madrid, Valencia, Cataluña. Si no es por esto es por lo otro. Como cuando las presentadoras del tiempo tapan a las islas para que se vean bien los huevos fritos del resto del país. Así todos los días del año. Otra cosa sería si un equipo de científicos baleares hubiese participado en el descubrimiento de una cosa muy importante que nadie entiende pero que igual se lleva el Nobel. No, tampoco. Andará algún abogado subiéndose por las paredes mientras hace pucheros con hipo clamando su chute diario de foco.
Día 3. 11 de febrero. Todo empezó con un pádel.
Al tercer día de interrogatorios, Jaume Matas declaró. El
ex cacique del rancho isleño despachó en hora y media un asunto que le
puede devolver a la cárcel once años. A Matas le bastaron noventa y
cinco minutos para confesar que contrató al entonces Duque de Palma
"porque", dijo, "nos interesaba llevarnos bien con Urdangarin y con la
Familia Real, especialmente en Baleares". Y para dejar claro que Juan
Carlos I sólo le llamó para felicitarle por haberle dado un cargo en su
gobierno a Pepote Ballester, amigo de la Familia. Y también para llamar
conseguidor a Urdangarin. Y para reconocer que las actas de la Fundación
Illesport eran mentira. Y para asumir su culpa por poner una malla con
agujeros por los que salían fajos de billetes a mansalva y sin control.
Todo esto en menos de dos horas. Y más.
Era verano de 2003. En esos años los periodistas debían
recibir a don Juan Carlos y a doña Sofía en la escalerilla del avión. La
foto del Rey pisando Mallorca era portada de casi todos los periódicos y
las televisiones hacían directos contando con fervor la llegada de Sus
Majestades. El verano empezaba con los reyes en Palma. Y los negocios
del Duque con Matas y con dinero de Baleares empezaron a raíz de una
famosa reunión en el Palacio de Marivent, la finca de los reyes en
vacaciones.
Marivent se conoce como Marivent. No hay más. Ni palacio,
ni casa de reyes. En Mallorca, Marivent tiene entidad propia. Por eso
fue tan desconcertante cuando el expresident se refirió a Marivent como
la "residencia oficial del señor Urdangarin".
Y allá se plantó Matas, en casa de Iñaki, invitado a un
"acto lúdico", que en castellano estándar significa partido de pádel.
Eran cuatro: Urdangarin, Ballester, Matas y otro señor (un misterio).
Después de darle a la pelota, el Duque propuso a Matas su plan:
patrocinar el equipo ciclista Banesto y crear una oficina de
seguimiento. La implicación del Duque iba a ser total. La ambición del
president no tenía límites. El yerno del rey garantizaba la proyección
de Baleares en el planeta Tierra. Y el patrocinio de Banesto, el equipo
ciclista "más importante del mundo", ayudaría a desestacionalizar el
turismo. Las Islas ya no se iban a vacíar en invierno. Urdangarin lamió
los oídos del president con un "te voy a traer a quien quieras de todo
el mundo". Matas picó el anzuelo: "Todos le cogían el teléfono". La
llamada costó 2,3 millones de euros públicos. Matas era el amo.
Urdangarin su tesoro.
Pepote Ballester, el director general de Deportes de su
gobierno, había señalado a Matas en su declaración. Y ayer Matas le
devolvió el favor. El jefe culpabilizó a su subordinado desentendiéndose
del cómo se hizo: "Yo apruebo el proyecto, pero desconozco la
tramitación". Él decidía y se olvidaba. Y más teniendo como hombre de
confianza a Pepote Ballester, "el hombre de la Casa Real en el Govern".
Matas asumió su culpa por encima y justificó las actas
falsas del Patronato de Illesport en que era un sistema heredado. Fue
una alusión clara a Rosa Estarás, vicepresidenta y consejera de
Presidencia en los dos gobiernos de Matas. Una superviviente. Una
especie de Esperanza Aguirre a la mallorquina. Se ha salvado de todo. En
2007 Matas gana las elecciones autonómicas, pero un mes después se
retira de la política. Tres partidos se unen robándole cualquier
posibilidad de ser presidente por tercera vez. Matas se va. A Rosa
Estarás le hacen presidenta del Partido Popular de las Islas. Desde 2009
es eurodiputada. Rosa Estarás podría ir al chupinazo de San Fermín y
salir más blanca que la cal.
Matas calló más que habló. Su estrategia pasa por
reconocer que se equivocó. Quiere compensar el error con su voluntad de
vender el pisazo del centro de Palma, el famoso palacete, como
lo bautizó el periodista Matías Vallés. Por eso solo apuntó hacia los
que tenía por debajo. De momento. Porque Matas también fue ministro.
Con Matas concluyó el primer tramo de declaraciones. Le
siguió el que fue contable de Nóos, Marco Antonio Tejeiro. A la sazón,
cuñado de Diego Torres, que dirían los clásicos. Pero ese es otro
capítulo que habla de empleados fantasma, dinero "ennegrecido" en
sobres. Su interrogatorio continúa el viernes 12 de febrero en una
sesión que se prevé tediosa pero relevante. Muy relevante.
Cuando terminó la sesión de ayer, el otrora emperador
Matas fue el último en salir del edificio. Su mujer, al volante de un
Polo de los noventa que en los años de gloria habría escondido por
cutre, le hizo esperar un buen rato.
A cien pasos de allí, cruzando una calle, se produjo una
escena impactante. Un ciudadano holandés dejaba atrás doce años de
cárcel por una violación que no cometió. El ADN demostró hace nueve años
que él no había sido.
Llegó la señora Areal y Jaume Matas fue a su encuentro dando saltitos como un teletubbie. Mañana --por hoy-- más.
Día 2. 10 de febrero de 2016. Cuatro pentiti.
El segundo día de interrogatorios declararon tres exaltos
cargos de Matas. Gonzalo Bernal había sido el gerente de la Fundación
Illesport, a través de la que se canalizó una parte del pago a Nóos.
Juan Carlos Alía, que fue director general del Instituto Balear de
Turismo, del que salió otra parte del dinero que recibieron Urdangarin y
Torres, afirmó que en todo momento cumplió órdenes dadas por Matas.
Miguel Ángel Bonet había ocupado el cargo de jefe del departamento
jurídico del Instituto Balear de Turismo. Cumple condena en la cárcel de
Palma por el caso Ibatur.
Pepote Ballester y los tres exaltos cargos que declararon
el primer día han pactado con la Fiscalía. Los cuatro, hoy arrepentidos,
admiten que firmaron actas de reuniones que nunca existieron. Los
cuatro cumplieron con la orden de contratar a Urdangarin: "La directriz
de Matas no sólo era contratar a Nóos, sino todo lo que viniera de
Urdangarin". Nunca lo dudaron. Estaban convencidos de que el entonces
duque era un activo, no sólo por ser un deportista de prestigio, sino
por su vinculación a la familia real. Urdangarin y Torres se llevaron
2,5 millones de euros de todos los ciudadanos baleares sin pasar ningún
concurso. El exduque se enfrenta a una pena de diecinueve años y medio
de cárcel por nueve delitos: prevaricación, malversación, fraude,
tráfico de influencias, delito contra la Hacienda Pública, falsedad,
estafa, falsificación y blanqueo de capitales. Diego Torres está acusado
de los mismos delitos que su exsocio y se enfrenta a dieciséis años y
medio de presión. Juntos desviaron, presuntamente, más de seis millones
de euros públicos de las administraciones de Baleares, Madrid y
Valencia.
El juicio por el Caso Nóos supone el inicio del
desmantelamiento del segundo Govern Matas. Confluye con el caso Son
Espases, otro entramado de adjudicaciones bajo el paraguas de 3.000
millones de euros. Quedan lejos los tiempos de las langostas, los
alquileres y los consorcios públicos que no existían pero que pagaban
todos los baleares. Nadie olvida la factura del Rasputín, lupanar moscovita que fue testigo del festival de dinero público.
Mañana, jueves 11 de febrero, declara Matas. Tiene dos
opciones: intentar desmontar las acusaciones que los cuatro arrepentidos
han vertido sobre él o apurar un pacto que le rebaje la petición de
pena de once años de cárcel. Mallorca se viste de largo ante uno de los
días más importantes del juicio.
Día 1. 9 de febrero de 2015. Arranca el juicio de la sangre azul.
El tribunal que resolverá el misterio de la sangre azul enfila su primera semana de trabajo. El juicio en sí empezó con el infantazo, el
11 de enero, día dedicado a las cuestiones previas. La más destacada
fue la petición de los abogados de la infanta al alegar que Cristina de
Borbón quería ser Botín. Una duda que quedó despejada el último viernes
de enero, cuando las tres juezas del tribunal plasmaron en un auto que,
por unanimidad, la hija de Juan Carlos I y hermana de Felipe VI se
quedaba en el banquillo de los acusados. La acusación popular, el
sindicato Manos Limpias, la única parte que tenía claro que la infanta
debía ser juzgada como imputada, ganó la partida.
Descartada la aplicación de la doctrina Botín, el
9 de febrero comenzaron los interrogatorios con dieciocho personas en
el banquillo. Seis minutos después, los imputados eran diecisiete. Una
declaración menos. Falso. La presidenta del tribunal aceptó la petición
de Manos Limpias. Samantha Romero confirmó que Miguel Tejeiro, el que
fue secretario del Instituto Nóos, declarará en calidad de testigo.
Miguel Tejeiro, cuñado de Diego Torres, es un personaje
clave en toda esta historia. Era la persona que desde el año 2003
controlaba los números de Nóos, propiedad de Iñaki Urdangarin y Diego
Torres. Miguel Tejeiro era también el encargado de hacer las
declaraciones de la renta de Urdangarin y de la infanta. Su declaración
como testigo le obliga a contar la verdad. Una estrategia procesal de
Manos Limpias para intentar demostrar que la infanta Cristina, al igual
que Ana María Tejeiro (mujer de Diego Torres y hermana de Miguel
Tejeiro), conocían lo que ocurría en el Instituto Nóos. Miguel Tejeiro
es, además, el eslabón entre Cristina de Borbón y Urdangarin. De hecho,
se sentaba en la última fila al lado del exduque y a dos sillas de la
exduquesa de Palma.
Miguel Tejeiro comparte abogado con el expresident Jordi
Pujol y con Leo Messi. Cristóbal Martell tiene fama de ganarlo todo.
Justo después de conocer que su representado pasaba de acusado a
testigo, se levantó ufano de su sitio y abandonó la sala con cara de
satisfacción. No era para menos. Ese movimiento hizo que el letrado
pudiera estar presente al día siguiente acompañando al matrimonio
Pujol-Ferrusola en la Audiencia Nacional. Martell viaja casi tanto como
Nóos.
Siete periodistas vivieron el primer día de
interrogatorios desde dentro de la sala de vistas. Para acceder hay que
entrar por la puerta principal, como los presuntos. Con paseíllo
incluido. Por el mismo precio tienes las fotos y el vídeo a izquierda, a
derecha y por detrás. La cuarta pared es la sala, esa maldita pared...
(Bambino, el visionario). Siete informadores custodiados en todo
momento por señores con uniforme, porra y gorra. Y el primer control de
seguridad. Justo después de pasarlo se produce uno de los momentos más
dramáticos de la jornada. Todo el mundo puede llevar teléfono,
ordenador, tableta, lo que sea. Menos los periodistas y el público.
Desgarrador. Con el impacto todavía en el cuerpo, más policía en el
ascensor y la meta cada vez menos lejos. Otro control. Más policía. Toca
esperar. Pasado el nuevo arco de seguridad se ve el camino que conduce
al paraíso o al matadero. Según se mire.
Si el día que interroguen a Cristina de Borbón y Grecia no se ocupan todas las sillas se confirmará la tesis de que el mar que separa la isla de la península no es solo agua
De repente una sala vacía, desnuda, limpia. El secretario y
algún técnico ultimando detalles. Entre el público que va accediendo a
la sala se cuelan dos periodistas. También son ciudadanos. Sin contarles
a ellos hay más gente que el día del infantazo. Cualquiera
puede acceder a la vista hasta cubrir las treinta y cinco plazas
públicas reservadas. De momento ninguno de los tres días se ha llenado.
Ni siquiera se ha ocupado la mitad de los asientos. El miércoles no hubo
público, nadie quiso ir. Y quizás no veamos un llenazo en los cinco
meses que quedan de juicio. Si el día que interroguen a Cristina de
Borbón y Grecia no se ocupan todas las sillas se confirmará la tesis de
que el mar que separa la isla de la península no es solo agua. Es
también, y sobre todo, un océano psicológico.
Jaume Matas fue el primero en cruzar el fuego. Saludó,
siempre amable, y ocupó su silla. Todavía conserva las formas de su paso
por el Gobierno de Baleares. Matas fue el president de las
islas durante siete años: de 1996 a 1999 y de 2003 a 2007. En 2000
aceptó el encargo de Aznar, convirtiéndose en ministro de Medio
Ambiente. A su vuelta de Madrid ganó las elecciones autonómicas por
mayoría absoluta. Corría el año 2003. Matas subió como la espuma y se
desinfló como un globo pinchado. En una legislatura viajó del cielo al
infierno a la velocidad de la luz. La economía recuperó el esplendor
perdido y gobernó a lo grande construyendo autopistas en Mallorca y en
Ibiza. Poco importaba ya el medio ambiente. Fue la época en la que
apostó por la construcción del Hospital de Son Espases en un terreno
poco apropiado. Nunca nadie le dijo no a nada. Pero ahí empezó todo lo
que ahora se juzga. Los que antes le decían "sí, wana" ahora le acusan ante un tribunal de lo que vieron y callaron.
Rompió el silencio el que fue su director general de
Deportes. Durante las cinco horas que duró su interrogatorio, Pepote
Ballester sostuvo la teoría de que absolutamente todo pasaba por Matas.
Ballester confirmó de esa manera el famoso "¡Hágase!" de Matas. Empezó
preguntando el Fiscal Anticorrupción, Pedro Horrach, interrumpido por la
jueza que preside el tribunal, que le advirtió de que no iba a aceptar
la formulación de preguntas que incluyeran información, ni cuestiones
que se respondieran con un sí o un no, ni fórmulas del tipo "¿No es más
cierto que...?", por capciosas. "No se admitirán preguntas sobre la
privacidad de las personas", dijo Samantha Romero. Toda una declaración
de intenciones. Pero Horrach tiene cintura y aires de showman. El
jefe de los Deportes del Gobierno de Matas expuso las dudas que le
surgieron ante una factura de 139.000€ emitida por Nóos en el año 2007.
Correspondía al segundo Foro Illes Balears, celebrado un año antes.
Urdangarin y Torres no habían cumplido con lo pactado y sin embargo
exigían cobrar ese dinero. Al contárselo a Matas, éste le respondió,
rotundo: "Paga. Mi preocupación es ganar las elecciones el domingo". En
ese momento Pepote Ballester desmontó las defensas de Torres y de
Urdangarin. Nóos no se rompió en 2006 como sostienen sus exsocios y como
insinuaron desde Zarzuela. En mayo de 2007 Urdangarin reclamó el pago
de esa factura. Nóos, según Pepote Ballester, seguía existiendo.
Entonces el fiscal pronunció las palabras mágicas: "No hay más
preguntas".
Pepote Ballester sostuvo la teoría de que absolutamente todo pasaba por Matas. Ballester confirmó de esa manera el famoso "¡Hágase!" de Matas
Horrach había entrado en la sala seguido por su ayudante,
con una maleta de ruedas a cuestas en la que estaban su ordenador y sus
papeles. Lucía sonriente don Pedro después del sofoco que le produjo
defender a Cristina de Borbón y Grecia el día del infantazo. Bebió agua, menos que la vez anterior. Pero ya ni sudaba ni se le secó la boca en ningún momento. Terminó el fiscal en alto, como en los mejores tiempos.
A la sala iban llegando las partes con sus fundas de traje
de boda. Gajes de la toga. Parecía que iba más para largo que un día
sin pan y hubo que salir a por líquidos. Ahí estaban ellos. Ana María
Tejeiro y Diego Torres, dejando correr las agujas del reloj. Tiempo
tendrán de adaptarse. La mujer, que hasta ahora proyectaba una imagen
borde, sorprendió a los presentes soltando una media carcajada mientras
acariciaba el hombro de su marido, que le sonrió complaciente. A la
vuelta de que la máquina escupiera la botella de agua se escuchó un
buenos días. Era Diego Torres, hombre de formas exquisitas, frente a
frente. "¿Está usted tranquilo?", a lo que, con gesto amable pero
resignado, respondió: "Todo lo que se puede estar". En ese momento se
cruzaron las dos parejas, los Urdangarin-Borbón y los Torres-Tejeiro,
antes amigos y ahora no tan enemigos. Poco hicieron por saludarse, los
cuatro bajaron la mirada. Apareció el abogado de los Torres-Tejeiro,
Manuel González-Peeters, directo a por ellos: "¡Hombre, los
independientes!". La mujer de Torres, fría e inteligente, respondió a su
letrado con una palmada en la espalda. No hubo colleja física. Los
exduques accedieron a la sala. Detrás, los periodistas. Más atrás, Diego
Torres y esposa. Todo el mundo tomó asiento. A Matas, como siempre, le
brillaban los zapatos.
La base mate de maquillaje y esas mechas claras
dulcificaban el rostro de doña Cristina. Serena. Más cercana. Ni una
pizca de altivez. Desconocida. Educada. Atenta. Como metida de lleno en
faena. Remangada. Consciente por primera vez de la situación. Como si lo
hubiera asumido todo. La infanta aterrizó en Palma llorada de casa. Le
sobran los motivos: vive en el exilio (dorado, pero exilio), despojada
de facto de su condición de infanta, con los dos reyes dándole la
espalda y juzgada por todo el país. A Cristina de Borbón le queda su
madre, su hermana y sus cuatro hijos. Sabe que tarde o temprano su
marido estará a la sombra, en blanco y negro. Cristina de Borbón puso un
toque de color, aunque sus calcetines morado-Podemos no pasaron de un
guiño de martes de Carnaval.
La base mate de maquillaje y esas mechas claras dulcificaban el rostro de doña Cristina. Consciente por primera vez de la situación. Como si lo hubiera asumido todo
El que brilló de sudor en frente y pómulos fue Urdangarin.
La pareja se había intercambiado los papeles. A falta de un chicle
encubridor de tensiones, la mandíbula prieta gritaba su penar. El vasco
mastica cenizas. Hace tiempo que se quedó sin carrileras, carcomido.
Inquieto. Débil.
El último en llegar fue Pepote Ballester. No tenía buen
aspecto. Parecía que los párpados le pesaban cien kilos. La losa del
presunto arrepentido. Si no lo está lo parece. A pesar de que sabía que
iba a ser el centro de la diana, fue Matas el que destensó la soga con
un "Pepoteeee, bon dia. Com estás?" a voz en grito. Matas
escucha, pero no oye bien. A menudo se recuerda el día que apareció
declarando por vídeoconferencia con una venda en la cabeza a modo de
turbante. Los oídos, otra vez. A cualquier otro hombre le habría dado
apuro aparecer de esa guisa. No a él.
Su coquetería tampoco le impide
llevar dos aparatosos audífonos. Un hombre camaleónico que se adapta a
cualquier entorno.
Matas sigue en forma. Tomó apuntes de todo lo que Pepote decía. Y todo era contra él. El expresident se
sabe las reglas del juego. Trampas incluidas. Por eso nada de lo que se
dijo le hizo perder el buen humor. Si acaso un detalle: la sesión
terminó con media hora de adelanto sobre lo previsto y el president salió por patas el primero. Una hora después corría, sofocado, por el pasillo:
- Señor Matas, ¿cómo ha ido?
- Mal. Me he olvidado los apuntes en la sala.
- Me refiero a cómo está usted y a cómo le ha ido el día.
- Si le cuento algo mi abogado me mata.
- ¿Nada?
- Que hay que esperar, es lo único que le digo.
Y siguió su carrera en busca del talismán. Al final salió
el último. La directriz de Matas no sólo era contratar a Nóos, sino todo
lo que viniera de Urdangarin. Nunca lo dudaron.
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