La mayor filtración de documentos de la historia del periodismo deja al descubierto el mundo de las sociedades offshore
de 12 líderes mundiales, muchos de ellos en el poder. También ofrece
detalles sobre los negocios secretos de 140 políticos y funcionarios
públicos de todo el mundo. Entre ellos destaca el Presidente ruso
Vladimir Putin, cuyos asociados movieron hasta 2.000 millones de dólares
a través de bancos y sociedades ocultas.
Los registros filtrados -que fueron revisados por un
equipo de 376 periodistas de 76 países- provienen de un poco conocido
pero poderoso bufete de abogados con base en Panamá: Mossack-Fonseca,
con sucursales en Hong Kong, Miami, Zurich y otras 35 ciudades de todo
el globo.
Son 11,5 millones de documentos que muestran cómo la
industria global de bufetes de abogados y grandes bancos vende secreto
financiero a políticos estafadores y traficantes de drogas, así como a
billonarios, celebridades y estrellas deportivas.
Estos son algunos de los hallazgos clave de una investigación realizada durante un año por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), el diario alemán Süddeutsche Zeitung y más de 100 medios de comunicación del mundo, entre ellos CIPER.
Los archivos de Mossack Fonseca revelan sociedades offshore
controladas por los primeros ministros de Islandia y Pakistán, el rey
de Arabia Saudí y los hijos del Presidente de Azerbaiyán. También
incluyen al menos a 33 personas y compañías que integran la lista negra
del gobierno de Estados Unidos en base a evidencia de que han hecho
negocios con capos mexicanos de la droga, organizaciones terroristas
como Hizbulá y naciones que han violado tratados internacionales, como
Corea del Norte e Irán.
Una de las compañías que aparece en estos registros
suministró combustible, según las autoridades de EE.UU., a las aeronaves
que el gobierno de Siria utilizó para bombardear y matar a miles de sus
propios ciudadanos.
“Estos hallazgos demuestran cuán profundamente infiltradas están la criminalidad y las prácticas dañinas en el mundo offshore”, ha manifestado Gabriel Zucman, un economista de la Universidad de California en Berkeley y autor de La Riqueza Oculta de las Naciones: El Azote de los Paraísos Fiscales.
Zucman ha añadido que la publicación de los documentos filtrados
debería impulsar a los gobiernos a buscar “sanciones concretas” contra
las jurisdicciones e instituciones que venden secretismo offshore.
En los archivos filtrados aparecen también líderes
mundiales que han impulsado programas para combatir la corrupción. Así
ocurre con las sociedades offshore vinculadas a la familia del
líder chino Xi Jinping, quien ha jurado dar batalla contra los
“ejércitos de corrupción” de su país, al igual que el Presidente
ucraniano Petro Poroshenko, que se ha definido como un reformador en un
país sacudido por escándalos de este tipo.
Los archivos también contienen nuevos detalles de los negocios offshore
del difunto padre del Primer Ministro británico David Cameron, un líder
que precisamente impulsa una reforma de los paraísos fiscales.
Los datos filtrados cubren casi 40 años --desde 1977 hasta fines de 2015-- y permiten una mirada inédita al corazón del mundo offshore:
un vistazo día a día, década a década, de cómo el dinero sucio fluye
por el sistema financiero global, generando crimen y despojando a las
tesorerías nacionales de los preciados ingresos de impuestos.
La mayor parte de los servicios que la industria offshore provee son legales. Siempre y cuando quienes los utilicen acaten la ley. Pero los Papeles de Panamá filtrados demuestran que, a menudo, bancos, firmas legales y otros actores offshore
no han seguido los requerimientos legales necesarios para asegurarse de
que sus clientes no estén envueltos en actividades criminales, evasión
de impuestos o corrupción política. Incluso, los archivos revelan cómo
en algunas instancias intermediarios offshore se protegieron a sí mismos y a sus clientes ocultando transacciones sospechosas o alterando registros oficiales.
Otro hecho importante que dejan claro esos documentos
financieros es que algunos grandes bancos son importantes impulsores de
la creación de compañías difíciles de rastrear en las Islas Vírgenes
Británicas, Panamá y otros paraísos offshore. Los archivos
contabilizan más de 15.300 sociedades pantalla que los bancos crearon
para clientes que querían mantener ocultas sus finanzas. Entre ellas
aparecen centenares que han sido montadas por gigantes de las finanzas
internacionales como UBS y HSBC.
La investigación de esos registros permitió sacar a la luz
un enjambre de maniobras encubiertas por bancos, compañías y personas
vinculadas al líder ruso Vladimir Putin. Y descubrir que compañías offshore
vinculadas a esta red mueven dinero en transacciones de hasta 200
millones de dólares de una vez. Personas cercanas a Putin disfrazaron
pagos, fecharon incorrectamente documentos y ganaron influencia de
manera oculta dentro de los sectores de medios de comunicación y de
automóviles en Rusia.
Un portavoz de Putin se negó a responder a las preguntas
que se le hicieron para llevar a cabao esta investigación. No obstante,
el 28 de marzo afirmó públicamente que ICIJ y sus medios asociados
estaban preparando un malintencionado “ataque informativo” contra el presidente ruso y sus allegados.
La firma de abogados Mossack Fonseca es una de las
principales creadoras de sociedades pantalla en el mundo, estructuras
corporativas que pueden ser usadas para esconder a los propietarios
reales de los bienes. Los archivos internos de este bufete filtrados
contienen información sobre 214.488 entidades offshore
relacionadas con personas en más de 200 países y territorios. ICIJ
publicará la lista completa de compañías y personas vinculadas a ellas a
principios de mayo.
Los datos que contienen esos registros incluyen correos
electrónicos, formularios financieros, pasaportes y registros
corporativos, todo lo cual deja al descubierto a los propietarios
secretos de cuentas bancarias y compañías en 21 jurisdicciones offshore, desde Nevada a Singapur y las Islas Vírgenes Británicas.
Mossack Fonseca ha dejado sus huellas en el tráfico de
diamantes en África, el mercado internacional del arte y otros negocios
que se benefician del secretismo. La firma ha prestado servicios a
tantos miembros de la realeza del Medio Oriente que todos ellos podrían
llenar un palacio. Entre ellos, destacan dos reyes, Mohammed VI de
Marruecos y el rey Salman de Arabia Saudí, a quienes Mossack Fonseca ayudó a salir al mar en lujosos yates.
En Islandia, los archivos filtrados muestran cómo el
Primer Ministro Sigmundur David Gunnlaugsson [que ha tenido que dimitir
por este asunto] y su esposa eran quienes controlaban de manera secreta
una firma offshore que tenía millones de dólares en bonos bancarios islandeses durante la crisis financiera de ese país.
Los archivos dejan al desnudo las sociedades offshore de 29 de las 500 personas más adineradas del mundo que figuran en el ranking de la revista Forbes.
Entre las sociedades que aparecen en los registros de
Mossack Fonseca, figuran seis de propiedad de la estrella de cine Jackie
Chan. Y como sucede con muchos de los clientes de esa firma de
abogados, no hay evidencia de que Chan haya usado sus compañías para
fines ilegales. Tener una compañía offshore no es ilegal. Es más, para algunas transacciones de negocios internacionales es una opción lógica.
Lo que convierte a los documentos filtrados de Mossack
Fonseca en un valioso registro, es que entre sus clientes aparecen
estafadores que utilizan el “Esquema Ponzi” (estafas piramidales), capos
de la droga, evasores de impuestos y al menos un criminal sexual
condenado. Se trata de un hombre de negocios estadounidense condenado
por haber viajado a Rusia para tener sexo con menores de edad, quien
firmó papeles para una sociedad offshore mientras cumplía su condena de prisión en Nueva Jersey.
Los “Papeles de Panamá” contienen nueva
información sobre grandes escándalos, desde el más infame robo de oro en
Inglaterra hasta antecedentes secretos de los protagonistas de los
sobornos que salpican a la FIFA, el ente que regula el fútbol mundial.
Los documentos filtrados revelan que el bufete de abogados
de Juan Pedro Damiani, un miembro del Comité de Ética de la FIFA, tenía
relaciones de negocios con tres hombres que han sido inculpados en el
escándalo de los sobornos: el ex vicepresidente de la FIFA Eugenio
Figueredo y Hugo y Mariano Jinkis, el dúo padre-hijo acusado de pagar
sobornos para ganar los derechos de transmisión de eventos de fútbol
para Latinoamérica. Los registros muestran que la firma de Damiani en
Uruguay representó a una compañía offshore vinculada a los Jinkis y a siete compañías vinculadas a Figueredo.
En virtud de los descubrimientos de la investigación de
ICIJ y sus medios asociados, el Comité de Ética de la FIFA inició una
investigación preliminar sobre la relación entre Damiani y Figueredo. Un
portavoz del Comité de Ética de este organismo confirmó que Damiani les
informó el 18 de marzo de sus lazos financieros con Figueredo. Damiani
lo hizo un día después de que ICIJ y sus periodistas asociados le
enviaran preguntas detalladas sobre el trabajo de su firma de abogados
para compañías ligadas al ex vicepresidente de la FIFA.
El mejor jugador de fútbol del mundo, el delantero del
Barcelona Lionel Messi, también aparece en los documentos. Los registros
muestran a Messi y a su padre como dueños de la sociedad panameña Mega
Star Enterprises Inc. Esto, añade un nuevo nombre a la lista de sociedades pantalla que se sabe están vinculadas a Messi. Sus negocios offshore son hoy el blanco de un juicio por evasión de impuestos en España.
Los documentos filtrados demuestran que Mossack Fonseca
trabaja de forma agresiva para proteger los secretos de sus clientes. En
Nevada, por ejemplo, el bufete de abogados trató de protegerse a sí
mismo y a sus clientes de las consecuencias de una acción legal en la
Corte de Distrito de EE.UU. Lo hizo sacando papeles de su sucursal en
Las Vegas y haciendo que sus técnicos borraran registros electrónicos de
teléfonos y ordenadores.
Los archivos filtrados revelan también que la firma
ofreció regularmente a sus clientes la posibilidad de fechar
incorrectamente documentos para obtener ventajas financieras. Era una
práctica tan común que, en 2007, un intercambio de correos electrónicos
desvela a varios empleados de Mossack Fonseca hablando de establecer una
estructura de precios: los clientes pagarían 8,75 dólares por cada mes
que la fecha de un documento corporativo fuera atrasada.
En una respuesta por escrito a preguntas del ICIJ y sus
socios los directivos de Mossack Fonseca afirmaron que la firma “no
alberga o promueve actos ilegales. Sus acusaciones de que proveemos a
los accionistas de estructuras supuestamente diseñadas para esconder la
identidad de los verdaderos propietarios, son completamente infundadas y
falsas”.
También dijeron que poner fechas atrasadas en documentos “es una práctica bien fundada y aceptada”, “común en nuestra industria y cuyo objetivo no es encubrir o esconder actos ilegales”. Y
que no podían responder preguntas sobre clientes específicos pues están
obligados a mantener la confidencialidad de sus clientes.
El cofundador del bufete de abogados, Ramón Fonseca, dijo
en una entrevista reciente en la televisión panameña que la firma no
tiene responsabilidad por lo que los clientes hacen con las compañías offshore que ella ofrece. Comparó a su estudio con una “fábrica de autos”,
cuya responsabilidad termina una vez que el auto es fabricado. Culpar a
Mossack Fonseca por lo que la gente hace con sus compañías, sería como
culpar a la fábrica de autos “si el auto se usa en un robo”, dijo.
Bajo escrutinio
Hasta hace poco Mossack Fonseca operaba principalmente en
la sombra. A medida que los gobiernos han ido obteniendo filtraciones
parciales de sus archivos, y las autoridades de Alemania y Brasil
comenzaban a indagar en sus prácticas, el negocio ha ido saliendo a la
luz.
En febrero de 2015, Süddeutsche Zeitung informó
de que algunos organismos judiciales de Alemania habían lanzado una
serie de redadas apuntando a uno de los principales bancos del país, el
Commerzbank. La investigación se refería a una evasión de impuestos que,
según las autoridades de ese país, podría conducir a cargos criminales
contra empleados de Mossack Fonseca.
En Brasil, el bufete de abogados se ha convertido en
blanco del escándalo por sobornos y lavado de dinero que han provocado
una grave crisis política. En enero, un fiscal brasileño definió a
Mossack Fonseca como un “gran lavandero de dinero” y
anunció la imputación de cargos criminales a cinco empleados de la
oficina brasileña de la firma por su papel en la llamada “Operación Lava
Jato”. Hasta ahora, figuran como acusados destacados políticos y se ha
abierto una investigación sobre los bienes del popular ex presidente
Luiz Inácio Lula da Silva. El escándalo amenaza con la destitución en un
juicio político de la Presidenta Dilma Rousseff.
Mossack Fonseca niega haber incumplido la ley en Brasil.
En lo que supone la mayor colaboración periodística de la
historia, han trabajado 370 periodistas en más de 25 idiomas y han
investigado el manejo interno de Mossack Fonseca rastreando los negocios
secretos de los clientes de la firma alrededor del mundo. Compartieron
la información y persiguieron pistas generadas por los archivos
filtrados utilizando archivos corporativos, registros de propiedad,
declaraciones financieras, documentos judiciales y entrevistas con
agentes de la ley y expertos en lavado de dinero.
Reporteros del Süddeutsche Zeitung obtuvieron
millones de registros de una fuente confidencial y los compartieron con
ICIJ y otros socios. Los medios involucrados en esta investigación no
han pagado por esos documentos.
Antes de que Süddeutsche Zeitung obtuviera esta
filtración, las autoridades fiscales de Alemania compraron a un
informante una serie más pequeña de documentos de Mossack Fonseca,
antecedentes que impulsaron las redadas en Alemania a principios de
2015. Esos documentos se ofrecieron más tarde a las autoridades del
Reino Unido, Estados Unidos y otros países.
La serie más grande de archivos obtenida por los
periodistas ofrece mucho más que una simple mirada a los métodos de
negocios de Mossack Fonseca y al catálogo de sus clientes. Permite una
amplia mirada al interior de una industria que ha trabajado para
mantener sus prácticas ocultas y ofrece pistas sobre por qué los
esfuerzos para reformar el sistema han fallado.
La historia de Mossack Fonseca es, en gran medida, la historia del mismísimo sistema offshore.
El crimen del siglo
Antes del amanecer del 26 de noviembre de 1983, seis
hombres se infiltraron en el depósito de Brink’s-Mat en el Aeropuerto
Heathrow de Londres. Los delincuentes ataron a los guardias de
seguridad, los empaparon en gasolina, encendieron un fósforo y
amenazaron con prenderles fuego si no abrían la bóveda del depósito. En
su interior los ladrones hallaron casi 7.000 lingotes de oro, diamantes y
dinero en efectivo.
Uno de los ladrones antes de marcharse dijo: “Muchísimas gracias por su ayuda. Que pasen una feliz Navidad”.
Los medios británicos llamaron al robo el “Crimen del
Siglo”. Gran parte del botín --incluido el dinero conseguido al derretir
el oro y venderlo-- nunca fue recuperado. Dónde fue a parar ese dinero
es un misterio que sigue fascinando a los estudiosos del hampa inglés.
Ahora, algunos documentos de los archivos de Mossack
Fonseca revelan que ese bufete y su cofundador, Jürgen Mossack, habrían
ayudado a los ladrones a mantener el botín fuera del alcance de las
autoridades, protegiendo a una compañía ligada a Gordon Parry, un
operador londinense que lavaba dinero para Brink’s-Mat.
Quince meses después del robo, según los registros,
Mossack Fonseca creó una sociedad pantalla en Panamá: Feberion Inc.
Jürgen Mossack fue uno de los tres directores “nominales” de la
sociedad, término usado en el negocio para los testaferros que controlan
sobre el papel una compañía, pero no ejercen el control real sobre sus
actividades.
Un documento interno escrito por Jürgen Mossack muestra
que él ya sabía en 1986 que la sociedad Feberion estaba “aparentemente
envuelta en el manejo de dinero del famoso robo de Brink’s-Mat en
Londres. La compañía en sí no ha sido usada ilegalmente, pero podría ser
que hubiera invertido dinero procedente de fuentes ilegítimas a través
de cuentas bancarias y propiedades”.
Los registros de Mossack Fonseca evidencian que Parry era
quien estaba detrás de la sociedad Feberion. En vez de ayudar a las
autoridades a acceder a los bienes de Feberion, el bufete ejecutó
acciones que impidieron a la policía del Reino Unido tomar el control de
esa sociedad.
Según los registros filtrados, después de que la policía
inglesa obtuviera los dos certificados que controlaban la propiedad de
Feberion, Mossack Fonseca hizo que la sociedad emitiera 98 nuevas
acciones, un movimiento que le habría arrebatado el control a los
investigadores.
No fue hasta 1995 --tres años después de que Gordon Parry
fuera sentenciado a prisión por su papel en el robo de oro-- cuando
Mossack Fonseca dio por terminada su relación de negocios con Feberion.
Un portavoz de Mossack Fonseca señaló que cualquier vínculo con el robo de Brink’s-Mat “es enteramente falso”. Y agregó que Jürgen Mossack nunca tuvo vínculos con Parry y que la policía nunca le preguntó sobre este asunto.
La defensa que hizo Mossack Fonseca de la dudosa compañía utilizada por los delincuentes ilustra lo lejos que muchos operadores offshore pueden llegar para servir a los intereses de sus clientes.
El sistema offshore depende de una amplia
industria global de banqueros, abogados, contables y otros
intermediarios que trabajan mancomunadamente para proteger los secretos
de sus clientes. Estos expertos en secretismo usan compañías anónimas,
fondos y otras sociedades pantalla para crear estructuras complejas que
pueden ser usadas para disfrazar los orígenes del dinero sucio.
“Son la gasolina que impulsa el motor, una pieza
extraordinariamente importante de la fórmula del éxito para las
organizaciones criminales”, dice Robert Mazur, un ex agente antidrogas
de Estados Unidos y autor de El Infiltrador: Mi Vida Secreta Dentro de los Bancos Sucios Detrás del Cartel de Medellín de Pablo Escobar .
Mossack Fonseca dijo al ICIJ que respetan “tanto
la letra como el espíritu de la ley. Porque hacemos eso, no hemos
recibido cargos por acciones criminales en casi 40 años de operatividad”.
Los hombres que fundaron la firma décadas atrás --y que
hoy continúan-- son bien conocidos en la sociedad y la política
panameña.
Jürgen Mossack es un inmigrante alemán cuyo padre buscó
una nueva vida para su familia en Panamá tras servir en la Waffen-SS de
Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Ramón Fonseca es un novelista
premiado que ha trabajado como consejero del presidente de Panamá. En
marzo de este año se tomó una baja como consejero presidencial después
de que su firma fuera implicada en el escándalo de coimas en Brasil y
que ICIJ y sus socios empezaran a hacer preguntas sobre las prácticas de
la firma.
Desde su base en Panamá, una de las principales zonas de
secreto financiero del mundo, Mossack Fonseca siembra compañías anónimas
en ese país, en las Islas Vírgenes Británicas y otros paraísos
fiscales.
La firma ha trabajado junto a grandes bancos y sociedades
legales en otros países, como México, Estados Unidos, los Países Bajos y
Suiza, ayudando a sus clientes a mover dinero o reducir sus pagos de
impuestos, según se desprende de los registros secretos.
El análisis que hizo el equipo del ICIJ de los archivos
filtrados desveló que más de 500 bancos, sus filiales y sucursales han
trabajado con Mossack Fonseca desde los años 70 para asesorar a sus
clientes en el manejo de compañías offshore. UBS estableció más de 1.100 compañías offshore a través de Mossack Fonseca. HSBC y sus filiales crearon más de 2.300.
En total, los archivos revelan que Mossack Fonseca
trabajaba con más de 14.000 bancos, bufetes de abogados, gestores de
compañías y otros intermediarios para establecer sociedades, fundaciones
y fondos para clientes.
Mossack Fonseca dice que estos intermediarios son sus verdaderos clientes, no los eventuales clientes que usan compañías offshore.
Y que esos intermediarios proveen niveles adicionales de supervisión a
la hora de analizar a nuevos clientes. En cuanto a sus propios
procedimientos, Mossack Fonseca dice que a menudo exceden “las reglas y
estándares existentes a los que nosotros y otros estamos sujetos”.
En su afán de proteger a Feberion Inc., la compañía
vinculada al robo de Brink’s-Mat, Mossack Fonseca utilizó los servicios
de una firma con base en Panamá, Chartered Management Company,
encabezada por Gilbert R.J. Straub, un estadounidense que tuvo un
pequeño rol en el escándalo del Watergate.
Los archivos secretos indican que en 1987, mientras la
policía del Reino Unido investigaba la sociedad pantalla, Jürgen Mossack
y otros directores de paja de Feberion, renunciaron en el entendido de
que serían reemplazados por nuevos directores designados por la
Chartered Management de Straub.
Straub habría sido detenido en una operación de la
Administración Antidrogas de Estados Unidos no relacionada al caso
Brink’s-Mat, según Mazur, un ex agente encubierto. Mazur armó esa
investigación, la que llevó a que Straub se declarara culpable de lavado
de dinero en 1995. Según Mazur, durante su trabajo encubierto, Straub
trató de establecer sus credenciales criminales describiendo cómo
encaminó dinero de forma ilegal hacia la campaña de reelección de 1972
del presidente Richard Nixon.
Secretos y víctimas
El padre de Nick Kgopa trabajaba en una mina de oro en el
norte de Sudáfrica y murió cuando Nick tenía 14 años. Los compañeros de
trabajo de su padre dijeron que había muerto por exposición a químicos.
Nick, su madre y su hermano menor, que es sordo, sobrevivieron gracias a
cheques mensuales de un fondo para viudas y huérfanos de trabajadores
mineros. Hasta que un día los pagos cesaron.
La familia de Nick fue una de las muchas que perdieron sus
ingresos a causa de un fraude de inversión de 60 millones de dólares
cometido por hombres de negocio sudafricanos. Los fiscales determinaron
que un grupo de individuos conectados a una compañía, Fidentia, había
conspirado para robar millones de dólares de fondos de inversión, entre
ellos, el dinero que correspondía a los beneficios por muerte de los
mineros y que mantenía a unas 46.000 viudas y huérfanos.
Los documentos filtrados de Mossack Fonseca muestran que
al menos dos de los hombres involucrados en el fraude emplearon a ese
despacho de abogados con base en Panamá para crear compañías offshore.
Y también revelan la disposición de Mossack Fonseca para ayudar a uno
de los estafadores a proteger su dinero, incluso después de que las
autoridades lo vincularan públicamente con el escandaloso robo.
Estafadores como los Ponzi y otros embaucadores que roban grandes sumas usan de manera frecuente estructuras offshore
para llevar a cabo sus operaciones y esconder las ganancias. El Caso
Fidentia no es el único fraude a gran escala que aparece en los archivos
de los clientes de Mossack Fonseca.
En Indonesia, por ejemplo, pequeños inversores aseguran
que una compañía registrada por este despacho en las Islas Vírgenes
Británicas se utilizó para estafar 150 millones de dólares a 3.500
personas.
“Necesitamos de verdad ese dinero para pagar la educación de nuestro hijo”, escribió
un inversor indonesio a Mossack Fonseca, en 2007, después de que los
pagos cesaran. “¿Pueden darnos alguna sugerencia sobre qué podemos
hacer?”, preguntó el inversor en un inglés imperfecto tras ver
el nombre de Mossack Fonseca en el folleto de publicidad del fondo de
inversiones.
En el Caso Fidentia, los registros de Mossack Fonseca
muestran que uno de los hombres posteriormente encarcelado en Sudáfrica
por su participación en el fraude, Graham Maddock, pagó a Mossack
Fonseca 59.000 dólares en 2005 y 2006 para establecer dos compañías offshore, una de ellas llamada Fidentia North America.
Los registros de la firma dicen que le dieron “el servicio VIP”.
Mossack Fonseca también creó estructuras offshore
para Steven Goodwin, un hombre que, según fiscales sudafricanos, había
tenido un “papel instrumental” en la estafa de Fidentia. Cuando el
escándalo se hizo público en 2007, los registros filtrados del bufete
indican que Goodwin voló a Australia y luego a Estados Unidos, donde un
abogado de Mossack Fonseca se reunió con él en un hotel de lujo en
Manhattan para discutir sus propiedades offshore.
El empleado de la firma escribió después que él y Goodwin
hablaron “en profundidad” sobre el escándalo de Fidentia y que él había “convencido a Goodwin de proteger mejor” los bienes de su compañía offshore
traspasándolos a un tercero. En su informe --que se encuentra en los
registros-- el empleado de la firma dijo a sus colegas que Goodwin no
estaba involucrado en el escándalo“de ninguna manera”: era solo “una
víctima de las circunstancias”.
En abril de 2008, el FBI arrestó a Goodwin en Los Ángeles y
lo envió de vuelta a Sudáfrica, donde se le declaró culpable de fraude y
lavado de dinero. Fue sentenciado a diez años de prisión. Un mes
después de la sentencia de Goodwin, un empleado de Mossack Fonseca
sugirió un plan para frenar a los fiscales sudafricanos que debían
indagar en los bienes vinculados a la compañía offshore de Goodwin, Hamlyn Property LLP, la que había sido creada para comprar bienes raíces en Sudáfrica.
El empleado propuso que un contador “prepare” (las comillas son del email original que aparece en el registro filtrado) auditorías para 2006 y 2007, que permitan “tratar de prevenir que el fiscal tome acciones contra las entidades tras Hamlyn”. No está claro si la propuesta fue adoptada.
Mossack Fonseca no respondió a las preguntas de ICIJ sobre
su relación con Goodwin.
Un representante de Goodwin dijo a ICIJ que él
“no tenía absolutamente nada” que ver con el colapso de Fidentia “o con
cualquier cosa directa o indirectamente relacionada con las 46.000
viudas y huérfanos”.
Políticamente expuesto
El 10 de febrero de 2011, una compañía anónima en las
Islas Vírgenes Británicas llamada Sandalwood Continental Ltd. prestó 200
millones de dólares a una también misteriosa firma basada en Chipre:
Horwich Trading Ltd. Al día siguiente, Sandalwood asignó los derechos
para reclamar pagos por el mencionado préstamo (incluyendo intereses) a
Ove Financial Corp., otra misteriosa compañía de las Islas Vírgenes
Británicas.
Por esos derechos, Ove pagó un dólar. Pero el rastro del
dinero no terminó allí. Ese mismo día, Ove reasignó sus derechos para
reclamar por el mismo préstamo a una compañía de Panamá: International
Media Overseas. Esta sociedad también pagó un dólar.
En solo 24 horas el préstamo había atravesado, en el
papel, tres países, dos bancos y cuatro compañías, haciendo
prácticamente imposible rastrear la ruta del dinero. Había varias
razones por las que quienes estaban detrás de la transacción podían
querer disfrazarla, incluyendo el hecho de que el origen de los recursos
venía desde muy cerca del líder ruso Vladimir Putin.
El Banco Rossiya, con base en San Petersburgo, una
institución cuyo accionista mayoritario ha sido señalado como uno de los
“cajeros” de Putin, había creado Sandalwood Continental y dirigido el
flujo del dinero.
En cuanto a International Media Overseas, donde los
derechos a los pagos con intereses del préstamo de 200 millones de
dólares parecen haber terminado, era controlada en el papel por uno de
los más viejos amigos de Putin: Sergey Roldugin, un chelista clásico y
padrino de la hija mayor de Putin.
El préstamo de 200 millones fue una de las docenas de
transacciones --que sumaron al menos 2.000 millones de dólares-- que se
encontraron en los registros filtrados de Mossack Fonseca y que
involucran a personas o compañías relacionadas a Putin. Formaron parte
de una operación del Banco Rossiya, el que ganó influencia indirecta
sobre el accionista mayoritario de la principal fábrica de camiones de
Rusia, y que también amasó acciones secretas de la propiedad de un
importante medio de comunicación en Rusia.
Los pagos sospechosos hechos por el círculo de Putin
pueden haber sido en algunos casos sobornos a cambio de contratos y
ayudas del gobierno ruso. Los documentos secretos de Mossack Fonseca
sugieren que gran parte del dinero prestado que figura en los registros
proviene de un banco en Chipre que por entonces tenía como dueño
mayoritario al VTB Bank, controlado por el Estado ruso.
En una conferencia de prensa la semana pasada el portavoz
de Putin, Dmitry Peskov, dijo que el gobierno no respondería al
cuestionario de ICIJ y sus medios asociados, porque contiene preguntas
que “han sido hechas cientos de veces y respondidas cientos de veces”.
Peskov agregó que Rusia tiene “disponible todo un arsenal legal en el
ámbito nacional e internacional para proteger el honor y dignidad de
nuestro Presidente”.
Leyes nacionales y acuerdos internacionales obligan a los
bufetes de abogados --como Mossack Fonseca-- que ayudan a crear
sociedades y cuentas bancarias, a mantener la alerta ante clientes que
puedan estar involucrados en lavado de dinero, evasión de impuestos u
otros delitos. Y se les exige que presten especial atención a “personas
políticamente expuestas” (PEP, funcionarios de gobierno o sus familiares
o socios). Si alguien es “PEP”, los intermediarios encargados de crear
sus compañías deben revisar sus actividades cuidadosamente para
asegurarse de que no están envueltos en corrupción.
Mossack Fonseca dijo a ICIJ que ha “establecido políticas y
procedimientos para identificar y gestionar los casos en que están
involucrados individuos calificados como PEP”.
Sin embargo, es frecuente que Mossack Fonseca no se
percate de quiénes son sus clientes. Una auditoría interna de 2015
estableció que la firma conocía la identidad de los dueños reales de
solo 204 de las 14.086 compañías que había incorporado en Seychelles, un
paraíso fiscal en el Océano Índico.
Las autoridades de las Islas Vírgenes Británicas multaron a
Mossack Fonseca con 37.500 dólares por violar reglas antilavado debido a
que la firma incorporó una compañía para el hijo del ex presidente
egipcio Hosni Mubarak, pero no identificó la conexión,
incluso después de que padre e hijo fueran acusados de corrupción. Una
evaluación interna de la firma concluyó: “nuestra fórmula de análisis de riesgo es seriamente imperfecta”.
En total, el análisis de los archivos de Mossack Fonseca
realizado por el equipo de ICIJ, identificó a 58 familiares y asociados a
primeros ministros, presidentes y reyes.
Los registros revelan, por ejemplo, que la familia del
Presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, utilizó fundaciones y compañías
en Panamá para mantener acciones secretas en minas de oro y bienes
raíces en Londres. Los hijos del Primer Ministro de Pakistán, Nawaz
Sharif, también poseían bienes raíces en Londres a través de compañías creadas por Mossack Fonseca.
Los familiares de al menos ocho miembros actuales y
pasados del Comité del Politburó de China, el principal cuerpo
gubernamental de ese país, tienen compañías offshore manejadas a
través de Mossack Fonseca. Entre ellos figura el cuñado del Presidente
Xi Jinping, quien estableció dos compañías en las Islas Vírgenes
Británicas en 2009.
Representantes de los líderes de Azerbaiyán, Pakistán y China no respondieron a las consultas formuladas.
La lista de líderes mundiales que utilizaron a Mossack Fonseca para establecer entidades offshore
incluye al actual Presidente de Argentina, Mauricio Macri, quien era
director y vicepresidente de una compañía en Las Bahamas gestionada por
Mossack Fonseca cuando era alcalde de Buenos Aires. Un portavoz de Macri
ha explicado que el presidente nunca fue personalmente propietario de
acciones en esa firma, que era parte de los negocios de su familia.
En 2014, durante los días más sangrientos de la invasión
rusa en la región Donbas de Ucrania, los registros de Mossack Fonseca
muestran que representantes del líder ucraniano Petro Poroshenko
buscaron con urgencia una copia de una factura para completar el papeleo
necesario para crear una compañía en las Islas Vírgenes Británicas. Un
portavoz de Poroshenko dijo que la creación de esa compañía no tenía
relación con “sucesos políticos o militares en Ucrania”.
Los consejeros financieros de Poroshenko dijeron que el
presidente no incluyó a la firma de las Islas Vírgenes en su declaración
financiera de 2014, porque ni esa compañía ni dos compañías
relacionadas en Chipre y Países Bajos tenían bienes. Y afirmaron que
esas sociedades eran parte de una reestructuración corporativa para
facilitar la venta del negocio de confección de Poroshenko.
Cuando Sigmundur David Gunnlaugsson se convirtió en Primer
Ministro de Islandia en 2013, ocultó un secreto que podría haber dañado
su carrera política. Él y su esposa compartían la propiedad de una
compañía offshore en las Islas Vírgenes Británicas cuando él
entró al parlamento en 2009. Meses después, vendió su parte a su esposa
por un dólar.
La compañía tenía bonos que originalmente valían millones
de dólares en tres grandes bancos islandeses que colapsaron durante la
crisis financiera global de 2008, lo que la hacía acreedora en sus
bancarrotas. El gobierno de Gunnlaugsson negoció un acuerdo con los
acreedores el año pasado sin revelar el interés financiero que su
familia tenía en el resultado.
Gunnlaugsson ha negado recientemente que los intereses
financieros de su familia hayan tenido influencia en su postura. Los
registros filtrados no dejan claro si las posiciones políticas de
Gunnlaugsson beneficiaron o redujeron el valor de los bonos que poseía a
través de la compañía offshore.
En una entrevista con Reykjavik Media, medio asociado de ICIJ, Gunnlaugsson negó haber ocultado bienes. Cuando se le confrontó con el nombre de la compañía offshore
a la que se lo vincula --Wintris Inc.-- el Primer Ministro dijo:“Me
estoy empezando a sentir raro con estas preguntas porque parece que se
me está acusando de algo”. Poco después, dio por terminada la entrevista.
Cuatro días después, su esposa hizo público el asunto. Escribió una nota en Facebook
en la que afirmó que Wintris Inc. era de su propiedad y no de su
esposo, y que ella había pagado todos los impuestos. Desde entonces,
miembros del parlamento de Islandia han cuestionado por qué Gunnlaugsson
jamás reveló la compañía offshore, y un legislador pidió la renuncia del Primer Ministro y su gobierno- [ Gunnlaugsson dimitió el 5 de abril].
El Primer Ministro contraatacó con un comunicado de ocho
páginas, en él dijo que no se le había preguntado públicamente por su
relación con Wintris, porque esta sociedad era realmente de propiedad de
su esposa y porque era “solo una compañía holding, no vinculada a actividades comerciales”.
Encubrimientos offshore
En 2005, el barco de turismo Ethan Allen se
hundió en el lago George de Nueva York con un saldo de 20 turistas de
avanzada edad ahogados. Después de que los supervivientes y las familias
de los fallecidos pusieran una demanda, se enteraron de que la compañía
turística no tenía seguro porque unos estafadores le habían vendido una
póliza falsa.
En 2011, Malchus Irvin Boncamper, un
contable de la isla caribeña de St. Kitts, se declaró culpable en una
juzgado de EE.UU., por haber ayudado a los estafadores a blanquear las
ganancias de sus fraudes.
Este hecho creó un problema a Mossack Fonseca: Malchus
Irvin Boncamper había sido el testaferro --director “nominativo”-- de 30
compañías creadas por la firma.
Al enterarse de la condena criminal de Boncamper, Mossack
Fonseca actuó rápidamente.
Se impartieron instrucciones para que en sus
oficinas se reemplazara a Boncamper como director de las compañías y se
modificaran las fechas de los registros para que apareciera en algunos
casos que los cambios habían tenido lugar una década antes.
Lo ocurrido con Boncamper es uno de los ejemplos que
aparecen en los archivos filtrados que muestran a Mossack Fonseca
utilizando tácticas dudosas para ocultar sus métodos y las actividades
de sus clientes de la vista de las autoridades legales.
En la “Operación Lava Jato” en Brasil, los fiscales
pusieron de relieve que algunos empleados de Mossack Fonseca habían
destruido y escondido documentos para enmascarar la participación de la
firma en el blanqueo de capitales. Un documento policial señala que, en
algún momento, un empleado de la sucursal brasileña de la firma envió un
email pidiendo a sus compañeros que escondieran los registros
relacionados con un cliente que podía ser blanco de una investigación
policial: “No dejen nada. Los voy a guardar en mi auto o en mi casa”.
En Nevada, según indican los archivos filtrados, empleados
del despacho de Mossack Fonseca trabajaron a finales de 2014 para
oscurecer los vínculos entre la sucursal de la firma en Las Vegas y su
central en Panamá, anticipándose a una orden de la Corte de EE.UU. de
que entregaran información sobre 123 compañías incorporadas por la
firma. Fiscales argentinos habían vinculado a esas compañías con base en
Nevada con un escándalo de corrupción que involucró a un asociado de
los ex presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
En un intento por liberarse de la jurisdicción de la corte
estadounidense, Mossack Fonseca aseguró que su oficina en Las Vegas, MF
Nevada, no era una sucursal, por lo que no tenían control sobre ella.
Los registros internos de la firma demuestran lo opuesto.
Mossack Fonseca sí controlaba la cuenta bancaria de MF Nevada, y sus
cofundadores, junto a otro funcionario de la firma, eran propietarios
del 100% de MF Nevada.
Para eliminar la evidencia de la conexión, la firma se
preparó para sacar documentos de la sucursal y se dispuso a borrar los
rastros informáticos del vínculo entre las operaciones de Nevada y
Panamá, según muestran correos electrónicos internos. Una gran
preocupación, según un correo electrónico, era que el gerente de la
sucursal podía ser demasiado “nervioso” para llevar a cabo la tarea, lo
que podía facilitar que los investigadores descubrieran “que estamos escondiendo algo”.
Mossack Fonseca declinó responder a preguntas sobre los
casos de Nevada y Brasil, pero negó de forma genérica que hubiera
obstruido investigaciones o encubierto actos impropios: “No es nuestra política esconder o destruir documentación que pueda ser de utilidad para alguna investigación o procedimiento”.
Reformar el mundo secreto
En 2013, el líder del Reino Unido, David Cameron, urgió a
los territorios de ultramar de su país -incluidas las Islas Vírgenes
Británicas- a trabajar en conjunto para “poner nuestras casas en orden” y
unirse en la lucha contra la evasión de impuestos y el secretismo offshore.
Cameron no tenía más que mirar hacia su difunto padre para ver lo difícil que iba a ser.
Ian Cameron, un multimillonario corredor de bolsa, era un
cliente de Mossack Fonseca que utilizó la firma para esconder su fondo
de inversión, Blairmore Holdings Inc., de los impuestos en el Reino
Unido. El nombre del fondo provino de Blairmore House, la antigua
residencia de su familia en el campo. Mossack Fonseca registró el fondo
de inversión en Panamá a pesar de que muchos de sus inversores clave
eran británicos. Ian Cameron controló el fondo desde su creación en 1982
hasta su muerte en 2010.
Un prospecto para inversores decía que el fondo “debería
ser gestionado y manejado de manera que no fuera residente en el Reino
Unido, por propósitos de impuestos”. Los registros filtrados
indican que el objetivo se logró usando certificados de propiedad
imposibles de rastrear --“acciones al portador”-- y empleando
funcionarios “nominales” con base en Bahamas.
La historia de Ian Cameron con los paraísos fiscales es un ejemplo de cuán profundamente arraigado está el secreto offshore
en las vidas de las élites políticas y financieras alrededor del mundo.
También es un importante motor económico para algunos países. Ese
factor ha hecho que las reformas sean difíciles.
En Estados Unidos, por ejemplo, jurisdicciones como
Delaware y Nevada, que han permitido que los propietarios de compañías
permanezcan en el anonimato, siguen oponiéndose a los intentos por
imponer más transparencia corporativa.
Por miedo a que su industria offshore se quede en
desventaja competitiva, Panamá, país de origen de Mossack Fonseca, ha
rehusado adoptar un plan para el intercambio mundial de información
sobre cuentas bancarias. Funcionarios de ese país dicen que
intercambiarán información, pero a una escala más modesta.
El desafío al que se enfrentan los reformadores y
legisladores es cómo descubrir y detener el comportamiento criminal
cuando éste está enterrado bajo varias capas de secretismo. Las
herramientas más efectivas para desvelar este secretismo han sido las
filtraciones de documentos offshore que han sacado a la luz los negocios ocultos.
Filtraciones de documentos investigados y develados por
ICIJ y sus medios asociados han impulsado investigaciones oficiales y el
avance en la legislación en docenas de países. Esas publicaciones
también han provocado efecto en clientes offshore ante el temor de que sus negocios secretos pudieran ser descubiertos.
En abril de 2013, después de que ICIJ publicara sus
artículos de “Filtraciones Offshore”, basadas en documentos
confidenciales de las Islas Vírgenes Británicas y Singapur, algunos
clientes de Mossack Fonseca escribieron a la firma pidiendo que se les
asegure que sus bienes offshore estarían a salvo del escrutinio.
La respuesta de Mossack Fonseca fue que no se preocuparan,
que su compromiso con la privacidad de sus clientes “siempre ha sido
una prioridad, y en ese sentido, su información confidencial se almacena
en nuestro centro de datos de alta tecnología, y toda comunicación
dentro de nuestra red global se lleva a cabo a través de un algoritmo de
encriptación acorde a los estándares mundiales más altos”.
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