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sábado, 7 de mayo de 2016

Pablo Iglesias da la espalda a Podemos Euskadi y evita enfadar a PNV y EH Bildu




Nos esperábamos más de su primera visita a Euskadi. Sinceramente. Tanto en capacidad de convocatoria, escasas 2.000 personas, como en la ausencia de sus habituales mensajes desafiantes contra sus rivales políticos, en este caso, PNV, y EH Bildu.

 Y es que los que tuvimos el honor de asistir ayer a su primer mitin en “clave vasca” en el BEC de Barakaldo, vimos al Pablo Iglesias más descafeinado de los últimos tiempos. No transmitió ni ilusión, ni épica. Pasó sin pena, ni gloria.


Es obvio que a Iglesias, Euskadi, le asusta, pero lo que es seguro es que PNV y EH Bildu le infunden un enorme respeto. Mucho. Hasta el punto de evitar buscar el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Sin alusiones directas, y sin rastro del “desalojo al PNV”, se limitó a lanzar alguna flecha, vía Lanbide, hacia quienes gestionan actualmente el Gobierno Vasco. Pero eso fue todo. No da ni como para un titular.


Lo cierto es que no nos quiere enfadar, y seguramente, y aunque esa ausencia de agresividad hacia el mundo abertzale esté cargada de estrategia política, no tenemos ninguna duda de que también está impregnada de sinceridad. Pablo Iglesias, aunque ya no se posicione cerca los postulados que defendía en Iruña en 2013, nos aprecia, nos valora, y nos entiende. Se siente cerca de nuestras reivindicaciones, así como de las personas que las defendemos.


Pero no sólo de las personas que defendemos la “causa vasca”, sino también de los políticos que nos representan. Por la mañana, en una entrevista para ETB-2, volvió a reconocer su buena relación con el PNV, al tiempo que reconoció que su modelo social es ejemplo para muchos. Y no se deshizo en mayores elogios por respeto a la cúpula de Podemos Euskadi y por no amargarles la fiesta.


Porque es aquí donde reside la mayor de las incongruencias de este partido al respecto de su presencia en el panorama político vasco. Sus líderes locales, muy lejos del carisma, de la valía, y de la inteligencia política de su líder estatal, no terminan de entender que en Euskadi no sirven los mismos discursos que su partido defiende en España. Son incapaces de darse cuenta de que su fuerza en este país va unida al declive del PSE y del PP Vasco, y que todo apunta a que va ser efímera. Pero, sobre todo, son incapaces de entender que el hecho de que en las pasadas elecciones generales fuesen primera fuerza en la CAV, no se debe a ellos, sino a Pablo. Y a Iñigo. Y al clima político que se vive en el Estado. Ellos no hicieron nada. No tienen ningún tipo de mérito en el éxito alcanzado por Podemos. Aunque se sientan victoriosos.


Y en base a ello, ayer se limitaron a observar, y a aplaudir a su líder. Exactamente lo mismo que hicieron antes de ayer, la semana pasada, o el mes pasado. Es tal la adoración que profesan por su “mesías”, que se les olvida ponerse a trabajar para construir un proyecto para que en nuestros municipios, en nuestros territorios, o en nuestro país, podamos tener una calidad de vida aún mayor de la que tenemos. Porque, Nagua, ¿qué piensas hacer para recuperar a esos 10.000 jóvenes vascos  que salieron, y que quedan por volver a Euskadi?. ¿Y para salvar los puestos de trabajo de la planta de la ACB de Sestao o de ArcelorMittal en Zumarraga, además ponerte la pegatina reivindicativa en la solapa? Porque tendrás un plan para ello, ¿no?.


Si lo tienes, cuéntanoslo para evitar a esos jóvenes y a esos trabajadores una mayor amargura, y si no, esperamos que hayas aprovechado la visita de Pablo para preguntarle, entre aplauso y aplauso, cómo hacerlo. Es de sabios respetar y aprender de la gente que llegó antes que tú. Aunque no sean de tu partido.


Hasta la próxima, Pablo. Si es que nos volvemos a ver.



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