Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


domingo, 22 de mayo de 2016

¿Por qué los corruptos no devuelven el dinero? 7 hechos que abren las venas de la gente honrada


  • Cada vez con más frecuencia se destapan fraudes millonarios, pero pocas veces escuchamos que se devuelva el dinero robado.
  • Exponemos siete hechos que indignan al ciudadano honrado y que explican por qué demasiados corruptos acaban saliéndose con la suya.



"Robar puede compensar". Esta expresión no procede de un delincuente. Tampoco de un ciudadano harto de la corrupción que se desahoga en la barra de un bar. La pronunció un juez, una persona que se conoce al dedillo la legislación. Es más, se trata de un magistrado que ha investigado uno de los casos de corrupción más graves en la historia de España.


Miguel Ángel Torres, instructor del caso Malaya, vasta trama de corrupción urbanística en Marbella que causó la sustitución del gobierno municipal por una gestora, sabía muy bien de lo que hablaba. A un delincuente puede que le compense pasar un par de años en la cárcel... si cuando sale de ella puede disponer de todo su patrimonio.


¿Por qué? ¿Por qué los corruptos no devuelven el dinero aunque la ley les obligue? A principios de año, la Comisión de Justicia del Congreso aprobó la reforma del Código penal que deniega la libertad a aquellos condenados por corrupción que no han devuelto lo robado.


Si se confirma que Bárcenas es culpable, ¿veremos algo de los 48'2 millones que acumuló en Suiza? ¿Y de los cientos de millones defraudados en los ERE, Gürtel, cursos de formación, etc? Pocos creen que así suceda. De los 30 millones de euros que supuestamente se llevó Roldán, la Justicia sólo recuperó 1,6. Con estos precedentes, ¿cómo confiar en el futuro? ¿Cuáles son las razones reales de esta desesperanza, que abre las venas de la gente honrada?

1. La magnitud de los delitos supera los medios para investigarlos y castigarlos.

Parece una obviedad, pero hay que recordarlo: no todos los casos de corrupción son iguales. Los más conocidos lo son también por su gravedad, complejidad y cuantía. Basta decir que los 330 agentes de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) están sobrepasados por la acumulación de causas como Gürtel, ERES, Pujol, Nóos… hablamos de casos gigantescos para un trabajo muy complejo que exige interminables horas de dedicación de mucha gente especializada.

2. Calcular el dinero robado puede resultar relativamente fácil, encontrarlo no.

No todo el dinero robado va a parar a un mismo lugar, ni se ha sustraído del mismo modo ni ha pasado por las mismas manos. Una cosa es estimar las cantidades y otra saber cuál ha sido el recorrido y el destino final de cada una de ellas. El dinero puede transformarse en depósitos, coches, inmuebles, joyas… no siempre acompañados de sus correspondientes registros documentales. Un reloj de oro o un piso puede haber sido comprado de manera ilícita, pero hay que demostrarlo.

3. Los malos serán muy malos... pero hacen su trabajo muy bien.

Es una contradicción tan real como la vida misma. Los delincuentes roban y saben cómo esconder el dinero y cómo, si las autoridades lo localizan, dificultar al máximo su recuperación. Los paraísos fiscales ocultan fortunas ilícitas a través de sociedades, empresas pantalla, testaferros y otros instrumentos que complican al máximo establecer la relación entre el dinero y su dueño verdadero. Si criminales con delitos de sangre a sus espaldas, como narcos o traficantes de armas, consiguen conservar su fortuna, ¿cómo no lo van a lograr los 'ladrones de guante blanco'? Basta conocer muy bien la ley para hacer la trampa. Y, desde luego, los delincuentes no escatiman en abogados.

4. La legalidad se ensucia de burocracia

Al sistema democrático que nos hemos dotado le gusta que las personas sean inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Aunque no falten pruebas, incluso clamorosas, que acrediten los delitos de corrupción, el sistema se ha dotado de recursos para garantizar derechos fundamentales de cualquier procesado. Los abogados de los corruptos conocen todas estas garantías inherentes a cualquier sistema democrático y saben embadurnarlas de burocracia en provecho propio. Los derechos fundamentales protegen a la gente honrada, sí… pero también a los malvados.

5. La ley es dura, pero sobre todo es lenta (y más en España)

"Dura lex, sed lex" reza el aforismo latino. En el caso de España, debería decir: "La ley es dura, pero sobre todo es lenta". Si a las razones arriba mencionadas -magnitud, burocracia, falta de personal- añadimos la lentitud de los procesos nacionales e internacionales, entendemos por qué a los corruptos inmersos en un proceso judicial les resulta fácil salirse con la suya. Recordemos que la mayoría de los delitos tienen un tiempo de prescripción. Si no se juzgan en ese tiempo, simplemente acaban quedando impunes. El tiempo suele jugar a favor del delincuente y en detrimento de las víctimas.

6. Hay países que viven de la corrupción

¿Adónde va a parar el dinero de las drogas, el tráfico de armas, los secuestros, la extorsión? En muchas ocasiones, naturalmente, a un banco. ¿Bajo qué legislación opera ese banco? Naturalmente, bajo la legislación de un Estado que le permite guardar dinero manchado de sangre. ¿Y cómo es posible que un Estado garantice la custodia de un dinero ilegal? Porque los Estados son soberanos. Sabemos que hay naciones cuya administración es tan corrupta como sus gobernantes. Es natural que los corruptos busquen el amparo de estados con sistemas legales corruptos en mayor o menor medida.

7. Hay unas legislaciones más eficaces que otras

Basta un ejemplo para explicarlo. El 11 de diciembre de 2008 el banquero Bernard Madoff fue detenido por el FBI acusado de fraude de 50.000 millones de dólares. El 30 de junio de 2009 (o sea, 7 meses y 19 días después), Madoff ingresó en prisión tras haber sido juzgado y condenado a 150 años de cárcel. Muy probablemente, morirá entre rejas.


¿Se imaginan algo así en España? Siendo innecesaria la respuesta, parece adecuado recordar que no todas las legislaciones están igual de preparadas para combatir la corrupción.


Volviendo al principio de este artículo: el caso Malaya comenzó en noviembre 2005. La instrucción finalizó en julio de 2012. La sentencia llegó dos años después.


Siete meses en EEUU frente nueve años en España.








No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION