Abuso, explotación y muerte. Son los
riesgos a los que se enfrentan cada día los niños refugiados y migrantes
que viajan solos. Nueve de de cada diez niños que han llegado a las
costas italianas han viajado sin la protección de ningún adulto, según
Unicef, que calcula que, desde enero, más de 7.000 menores no
acompañados han emprendido el viaje desde el norte de África hasta
Italia, el doble que en el mismo periodo del pasado año.
La situación no mejora en Europa, como
muestra un estudio de la organización sobre los campos del norte de
Francia basado en los testimonios de 60 niños no acompañados de entre 11
y 17 años de Afganistán, Egipto, Eritrea, Etiopía, Irán, Irak, Kuwait,
Siria y Vietnam: esclavitud por deudas y actividades criminales
forzadas, como por ejemplo asistencia a contrabandistas en los muelles;
violación de chicos y violación y prostitución forzada de niñas; y
“favores sexuales” por la promesa de un pasaje al Reino Unido o de
acelerar su viaje. Muchos de ellos, añade Unicef, han huido de
conflictos y están ahora atrapados en los campamentos y asentamientos
desesperados por reunirse con su familia que ya vive en Reino Unido.
Según Unicef, los traficantes cobran
ahora entre 5.000 y 7.000 euros por persona para cruzar el Canal de la
Mancha: “Nunca antes se había pedido un precio tan elevado. Además,
debido a una mayor presencia de las fuerzas de seguridad, la situación
ha empujado a los niños a manos de estos traficantes, o les ha forzado a
asumir mayores riesgos para pasar sin pagar, en algunos casos
escondiéndose ellos mismos en camiones frigoríficos”.
La organización concluye que existen
indicios claros de situaciones de trata de seres humanos: “El camino es
extremadamente peligroso y la experiencia, tal y como la cuentan,
traumática. En la mayoría de los campos, además, los traficantes cobran
una cuota de entrada para permitir que los menores se queden”. Como se
desprende de las entrevistas, algunos niños han expresado su voluntad de
ser hospitalizados en un centro psiquiátrico tras sufrir colapsos
mentales y episodios agresivos y violentos.
“La creación de espacios de protección,
permitiendo dar información en su idioma y adaptada a su edad es
primordial para todos los niños solos que van a seguir llegando a
Francia. Con el fin de que no vivan lo que han vivido los niños no
acompañados en el invierno de 2015”, afirma el director general de
Unicef Francia, Sebastien Lyon.
Desde Unicef Reino Unido se exige, por
su parte, una acción inmediata por parte del Gobierno británico: “El
primer ministro dice que los niños no acompañados deberían ser traídos
al Reino Unido si sus familias están aquí a través de los procesos de
reunificación familiar, pero estos procesos avanzan con demasiada
lentitud. Estos campos no son lugar para niños. Cuanto más tiempo tengan
que esperar estos niños, más desesperados pueden llegar a estar y más
fácil será que arriesguen sus vidas huyendo de las terribles condiciones
de los campos, para reunirse con sus familias”, denuncia.
El informe calcula que en marzo de 2016
había 500 niños no acompañados viviendo en siete puntos del norte de
Francia, incluyendo Calais y Dunkerque, y que aproximadamente 2.000
niños solos han atravesado el Canal de la Mancha desde junio de 2015.
Permanecen de media cinco meses en estas “junglas”, pero algunos de
ellos llevan, al menos, nueve meses y uno en concreto está allí desde
hace más de un año.
Por Medios CC/CL
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