El ministro aseguró sentirse identificado con la espiritualidad del
Opus Dei y llegó a plantear la posibilidad de que ser nacionalista
"puede ser" pecado
Ninguna de las múltiples polémicas y dramas de
gestión le han supuesto un problema en la confianza cerrada que Mariano
Rajoy deposita en él desde hace años
En 1991, Jorge Fernández Díaz encontró a Dios en Las Vegas. “ Él salió manifiestamente a mi encuentro”,
aseguró el ministro en una entrevista concedida años después al portal
cristiano 'Religión en Libertad'.
Según su propio relato, en aquellos
años el pecado sobreabundaba en su biografía, tanto como en la de la
meca del juego del Estado de Nevada.
No hay más detalles sobre la
inquietante postal del ministro rodeado de pecado en un momento y, al
minuto siguiente, convertido en un piadoso que ve a Dios como "el gran
legislador del universo".
El tipo de vida que llevaba
antes de convertirse al cristianismo queda retratado en las
revelaciones que Jorge Verstrynge hizo en una entrevista con la revista
Jot Down y sus referencias a una visita a un prostíbulo de Barcelona, al que, según el ex secretario general de AP, acudió acompañado por Fernández Díaz.
Los hechos relatados por Verstrynge se produjeron en
1984, durante la celebración de un congreso de Alianza Popular en la
Ciudad Condal: " Os voy a contar cómo era el ministro
de Interior: en un congreso de AP en Barcelona queríamos saltarnos una
hora porque estábamos aburridos.
Entonces salimos y nos fuimos caminando
al hotel, que era el Reina Sofía. Venía con nosotros el actual ministro
del Interior y dijo: 'Vamos a pasar por aquí, conozco un bar con unas
amigas entrañables'.
Le dijimos: 'Pero eso es…'. 'No, no, son chicas muy limpias', concluyó".
Apenas seis años después del episodio barcelonés llegaría para
Fernández Díaz la epifanía de Las Vegas. En un lugar indeterminado entre
casinos y clubes de stripers, el ministro decidió
encaminar su vida hacia la espiritualidad del Opus Dei y convertirse en
un político a quien nunca le temblaría la mano cuando sus nuevas
convicciones religiosas se cruzasen con su labor política.
El hombre de confianza de Rajoy cree que la política es " un magnífico campo para el apostolado" y reconoce que “ la espiritualidad del Opus Dei me es muy afín y me identifico mucho con ella”.
Hasta sus lugares preferidos para la oración, envuelven al personaje en
la polémica.
En 2014, eldiario.es desveló que el ministro se había
convertido en un habitual del Valle de Los Caídos, donde acude con regularidad para orar con el abad Anselmo Álvarez.
Las ideas religiosas del ministro le
han llevado a discrepar públicamente con otros miembros de su partido.
Con motivo del rechazo del recurso del Tribunal Constitucional a la ley
del matrimonio homosexual llegó a decir que las uniones entre parejas
del mismo sexo “no deben tener la misma protección por parte de los
poderes públicos que el matrimonio natural”. “La pervivencia de la
especie no estaría garantizada”, argumentó.
Durante su mandato como ministro, despertó las iras de toda la oposición al relacionar aborto y ETA. " Algo tienen que ver",
dijo en 2013. Su departamento de prensa tuvo que acudir horas después
al rescate de los platos rotos con una nota que matizaba sus palabras.
Sus salidas de tono, excesos verbales y discutida gestión nunca han
ocasionado fisuras en la confianza que Rajoy deposita en él. No en vano,
cuando Aznar convirtió a Rajoy en ministro de Interior, el elegido como
número dos para esa cartera no fue otro que Jorge Fernández Díaz.
Su gestión al frente de Interior ha estado marcada por la puesta en
marcha de la Ley Mordaza. El texto pasará a la historia como la
herramienta con la que el PP quiso poner freno a la protesta ciudadana
durante los peores años de la crisis. La gestión de la muerte de 15
personas en las playas del Tarajal (Ceuta) tampoco le supuso mayor
problema a ojos del jefe del Ejecutivo.
A pesar de
cualquier polémica que le afecte, el puesto de Fernández Díaz nunca ha
estado en entredicho. No lo estuvo cuando el Congreso le obligó a dar
explicaciones sobre el uso de transporte oficial para los desplazamientos de su perro de compañía.
Nada pasó cuando decidió premiar a la Virgen con la más alta condecoración policial, ni cuando nombró comisario honorario al director del diario La Razón.
Lo mismo sucede ahora tras conocerse la conspiración en la que
Fernández Díaz se embarcó para perjudicar los intereses de contrincantes
políticos en Cataluña. Nada extraño en un hombre al que una periodista
preguntó en 2002 si ser nacionalista era pecado y ofreció como respuesta
toda una declaración de intenciones: "Puede serlo".
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