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sábado, 4 de junio de 2016

Las cazas de brujas: el genocidio de mujeres sabias y libres


 Estados e Iglesia ejecutaron a 9 millones en Occidente en los siglos XVI y XVII


Se estima que nueve millones de mujeres fueron víctimas de un genocidio en Europa y Estados Unidos durante los sigos XVI y XVII, acusadas de brujería. Sin embargo, las brujas no han pasado a la historia por su valor, independencia y sabiduría sino como un icono de maldad y terror, que forma parte de relatos para niñas y niños, películas, literatura y leyendas, que todavía se transmiten de generación en generación.


El feminismo, sobre todo desde los años 70, ha rescatado hasta nuestros días la verdadera historia que se esconde tras la caza de brujas: el nacimiento de un nuevo sistema económico en la Edad Media en el que Iglesia y Estado se aliaron para imponer una moral y un régimen de dominio de las tierras y los bienes en el que cualquier resistencia era pagada con el aislamiento y la muerte.


¿Qué ocurrió entonces con las mujeres que estudiaban los remedios naturales y propiedades de curación de las hierbas? ¿Y las que se encargaban de la natalidad y de practicar abortos?

  
Durante el advenimiento del capitalismo, se intensificó el control hacia las mujeres, sus cuerpos, la maternidad, su rol social, y las piezas rebeldes, como estas mujeres independientes y liberadas sexualmente, fueron víctimas de un genocidio de dos siglos "que junto a la trata de esclavos y la conquista de América, fueron imprescindibles para instaurar el capitalismo moderno", en palabras de Silvia Federici, autora de 'Calibán y la bruja'. Este libro es fundamental para conocer esta etapa de la historia y cómo la herejía y la brujería no eran más que supuestos delitos instaurados por la misoginia.

Apropiación de tierras y violencia sexual

 

Curanderas, profetas, artesanas,... la actividad de estas mujeres que sostenían comunidades humildes y campesinas las convirtió en sospechosas por desafiar el orden patriarcal y, tal y como se relata en el libro 'La caza de brujas en Europa. 200 años de terror misógino', de Anne Lewellyn, fueron perseguidas, torturadas y víctimas de violencia sexual. Muchas ejercían el papel de lideresas espirituales y eran ejecutadas en público como una forma más de intimidar a la sociedad.


Y las víctimas idóneas eran viudas de mucha edad, ya debilitadas y dependientes del Estado, así como "mujeres sin marido, hermanos o hijos que eran acusadas de brujería con más frecuencia para apoderarse de sus propiedades", como se indica en la investigación de Carol Karlsen sobre los procesos de brujería en Nueva Inglaterra.


Con estos asesinatos ejemplares, todas las mujeres estaban bajo sospecha si cuestionaban la obediencia. Muchas de ellas eran víctimas de violencia machista en un contexto "de supremacía de las relaciones sociales masculinas". "El sistema patriarcal también explica por qué muchas supuestas 'brujas' fueron acusadas por otras mujeres: si una disgustaba o amenazaba a los hombres de la comunidad, también era considerada peligrosa por las mujeres que dependían de estos hombres o que se identificaban con ellos. La interiorización de la "no aceptabilidad es muy profunda", explica Lewellyn.

Alemania: el epicentro en Europa

 

La caza de brujas fue más o menos intensa en los diferentes estados y países. En Europa, en Alemania y los países de su entorno se produjeron entre la mitad y las tres cuartas partes de las ejecuciones, en Escocia se dieron muchos casos pero en cambio no se conocen en Irlanda. En los países francófonos se asoció la brujería con la "posesión demoniaca". Y en Italia y España, aunque hubo muchas investigaciones, apenas se ejecutaron mujeres.


Es evidente que, a pesar de todo lo que ya se ha escrito y reivindicado desde el feminismo, la verdadera historia de la caza de brujas debe continuar siendo indagada ya que entronca directamente con el origen del feminismo y con una espiritualidad y forma de liderar específica de aquellos grupos de mujeres. Como señalan las integrantes de W.I.T.C.H, "la historia oculta de la liberación de las mujeres comenzó con brujas y gitanas, porque son las más antiguas guerrilleras y luchadoras de la resistencia".


Las siglas W.I.T.C.H, que en inglés componen la palabra 'bruja', esconden la actividad de una fascinante guerrilla feminista: la Conspiración Terrorista Internacional de las Mujeres del Infierno (Women's International Terrorist Conspiracy from Hell) que actuaron en Nueva York entre 1968 y 1970, pasando a la historia como uno de los grupos más interesantes del feminismo radical.


Durante años, su historia, sus artículos, comunicados y hechizos se compartieron de forma clandestina. En España, en enero de 2007, editorial La Felguera los reunió por primera vez en un libro cuya segunda edición vio la luz en octubre de 2013. Este manual de combate y brujería, traducido por Inmaculada Pérez, incluye también fotografías, carteles feministas y flyers que forman parte de su legado.


W.I.T.C.H funcionaba como una guerrilla de brujas urbanas homenajeando así a las hermanas brujas, perseguidas en la Edad Media por la iglesia y otras instituciones patriarcales.

 
Eran conscientes de que, a finales de los 60, el enemigo estaba también en casa. Y al igual que el manifiesto SCUM de Valerie Solanas o las propuestas de Shulamith Firestone, su furia estalla en un momento en el que el feminismo estaba estancado, la negociación de cuotas de igualdad y libertad había llegado a un punto muerto y surge una fuerte crítica a la izquierda que prescindía (una vez más) del feminismo a la hora de plantear sus proyectos de sociedad. 


"Sus integrantes y otros colectivos, como los coetáneos en el tiempo New York Radical Woman, Redstockings o el posterior New York Radical Feminist (1969), fueron el resultado de la decepción feminista frente al liberalismo de históricas organizaciones de mujeres como NOW, fundada por Betty Friedan en 1966 y las contradicciones internas de la propia nueva izquierda", explica en el texto inicial del libro Susan Wildburg.


Todo ello en medio del ambiente revolucionario contra la guerra de Vietnam, las protestas anticapitalistas, la inminente formación de grupos terroristas como The Weather Underground (al que estarán vinculadas algunas de las integrantes de W.I.T.C.H) y la deriva violenta de un sector del activismo por los derechos civiles de los negros tras el asesinato de sus líderes.

"Soy una bruja, soy una bruja, soy una bruja"

 

La actividad de W.I.T.C.H fue breve pero muy fructífera. Fueron tres años de boicots a certámenes de belleza y ferias nupciales, ocupación de periódicos contraculturales, protestas frente a los juzgados o en Washington para exigir la liberación de compañeros revolucionarios y aquelarres secretos liderados por la activista Robin Morgan.


Invocaban la violencia y la muerte al machismo en sus comunicados e invitaban a las mujeres a practicar la autodefensa frente al sexismo bajo la poética idea de que cualquiera podía convetirse en una bruja. Bastaba con solo repetir tres veces la frase "Soy una bruja". Su forma de actuar entroncaba con los grupos de autoconciencia feminista e invitaba a crear hermandades y a explorar la espiritualidad de la mujer.


Su mensaje emergió de la clandestinidad en Nueva York, pero pronto prendió mecha en otras ciudades de Estados Unidos donde otros grupos de brujas siguieron su ejemplo. Y, hoy en día, la acción directa de Pussy Riot o Femen, está claramente influida por ellas:


"Si eres una mujer y te atreves a mirar dentro de ti, eres una bruja. Crea tus propias normas. Eres libre y hermosa. Puedes ser invisible o visible acerca de cómo elijas dar a conocer tu cara de bruja. Puedes formar tu propio Grupo de Hermanas Brujas (trece es un número acogedor para un grupo) y hacer tus propias acciones. (...) Todo lo represivo, lo orientado únicamente a los hombres, lo codicioso, lo puritano, lo autoritario, esos son tus objetivos. (...) Tu poder procede de tu propio ser  como mujer, y se activa al trabajar conjuntamente con tus hermanas".


La segunda edición de W.I.T.C.H a cargo de La Felguera incluye un texto inédito hasta la fecha, 'Adiós a todo esto', publicado por Robin Morgan en 1970 en el periódico RAT. Formó parte de un número especial de este medio de Nueva York, uno de los más conocidos de la contracultura y la llamada Nueva Izquierda, sobre feminismo.


Tal y como se relata en el texto, un grupo de mujeres que trabajaban en RAT que estaban hartas de las jerarquías masculinas en el periódico y el sexismo de sus contenidos, tomaron el mando con ayuda de otras activistas y lo convirtieron en un periódico feminista. El artículo de Morgan generó una gran controversia, pero su vigencia lo convierte en una lectura imprescindible para cualquier feminista de hoy en día:


"Cualquier amo tiene la alternativa de deshacerse del sexismo y del racismo; los y las oprimidas no tienen otra alternativa-ya que no tienen el poder-que luchar".


(Fuente: W.I.T.C.H. Conspiración terrorista internacional de las mujeres del infierno. Editorial La Felguera. Segunda Edición).



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