Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


sábado, 2 de julio de 2016

Hablemos de la Unión Europea, sin mentiras ni chantajes



Había un cura que en sus sermones dominicales tenía la costumbre de lanzar desde el púlpito los peores anatemas y horrores imaginables frente a los que el infierno de “La divina comedia” de Dante parecía un balneario para ricos. Hasta que un día, en plena misa, un feligrés le espetó: “señor cura, condénenos al infierno de una vez pero deje de acojonarnos”.


Ese discurso ha sido el empleado por la “Santa Alianza” de las burguesías europeas, los gobiernos de los países miembros de la UE, la Comisión y el Parlamento Europeos, la fanfarria mediática del capital y esa amalgama variopinta de “progreliberales”, formada por social-liberales (PPSS), socialdemócratas (ex comunistas), “nuevas izquierdas” (prosistemas) y otras paridas transversales antes y, fundamentalmente, después del triunfo del Brexit en Inglaterra y Gales.


La táctica era unir en exclusiva el voto a favor del Brexit con el UKIP de Nigel Farage y la xenofobia y ocultar de forma desvergonzada a otros actores políticos que hicieron campaña por el abandono de la UE y que no son precisamente xenófobos. ¿O es que lo eran los tradicionales votantes laboristas que desobedecieron en gran número las consignas de su partido favorables a permanecer en la UE y votaron “leave” (irse)? ¿Lo son acaso los cientos de miles de trabajadores afiliados a las Trade Uniones que votaron a por el “leave”? ¿O son antiimigrantes los militantes del Partido Comunista de Gran Bretaña, del Partido Comunista de Irlanda del Norte,del Socialist Workers’s Party (SWP), del Socialist Party y de otras organizaciones marxistas y sindicales organizados en la Plataforma #Lexit?


De esto ni los progreliberales, ni los medios de desinformación del capital han hablado en ningún momento. Selectivamente filtraron que el Emperador Obama (jefe de la franquicia mundial “sí se puede”) y Varoufakis (el del Plan B para salvar al capitalismo europeo y la UE) defendieron la permanencia de Gran Bretaña en la UE como si estos fueran amigos de la clase trabajadora británica y europea.


Ocultar que ha habido un voto contra la austeridad impuesta a la clase trabajadora y contra el carácter capitalista de la Europa de los mercaderes es mentir.


 Un creciente número de europeos sabe que la Unión es irreformable y que está ligada desde su origen a los intereses de EEUU, como lo demuestran papeles desclasificados de la CIA, como informó hace unos meses el diario británico The Telegraph.


Cuando se escamotea que en Gran Bretaña un 20% de la población vive bajo el nivel de la pobreza y que, de ese mismo 20%, un 52%  de ellos tiene trabajos basura, unas cifras no muy distintas a otros países de la UE como España, Grecia o Portugal o Alemania (15,5% de pobres), se están ocultando otras muchas razones muy distintas a actitudes antiinmigrantes o xenófobas, como pretende hacernos creer esa Santa Alianza de gacetilleros de su amo, pijoprogres y derecha liberal.


¿Acaso no son las medidas antiausteridad exigidas por las instituciones de la UE, que también se han aplicado en Gran Bretaña, las causantes de mayores niveles de paro y pobreza, del reparto más injusto de la riqueza de los países, de la liberalización del sector energético, de la privatización de servicios públicos, de la pérdida de derechos sociales o del desmantelamiento de sectores productivos enteros? ¿Es tan difícil entender que, aunque el UKIP esgrimiese un discurso antiinmigración para justificar SUS motivos de salida de la UE, los que operaron en la mente de millones de trabajadores británicos fueron OTROS muy distintos, como los de librarse de un mercader esclavista supraestatal, que no puede ser sometido al rendimiento de cuentas ante los habitantes de cada país?


Cuando intentan desprestigiar el triunfo del NO británico a la UE diciendo que ha sido el de los los que carecen de estudios universitarios, los mayores y los obreros, mientras que afirman que quienes votaron por la continuidad en la Unión Europea eran los universitarios, los jóvenes y las clases medias, además de  obviar que la primera responde a la composición social mayoritaria en la población europea, no les importa lo más mínimo mentir sin despeinarse.


Los jóvenes británicos no votaron mayoritariamente a favor de seguir en la UE sino que se abstuvieron. Sólo votó un 36% de quienes tenían de 18 a 24 años (calculen su peso en el total del SI a la UE). Si extendemos hasta casi la eterna juventud el concepto joven (por encima de los 30 años), el segmento siguiente, de 25 a 34 años, participó en las votaciones en un 58%. En definitiva, siendo muy generosos con el concepto de voto “joven”, participó un 47% de ellos.


Por cierto, y como paréntesis, ese elitismo de sobrecualificación universitaria del voto, ese desprecio por la clase trabajadora a favor de la “clase media” y esa gerontofobia, además de su trasfondo fascista, coincide con la suelta de bilis e ira de la frustración podemita en las redes sociales como consuelo de su propio fracaso electoral. Como en otros momentos de su historia, las clases medias son el instrumento que emplea un capitalismo en crisis para buscar su salida fascista.


El UKIP es lo que es, un partido reaccionario que estimula los peores temores de una sociedad en crisis pero, de verdad ¿pueden permitirse el lujo de llamarle fascista las autoridades europeas que permiten que Viktor Orban, del partido Jobbik, en Hungría, encierre en campos de concentración a gitanos, a inmigrantes sin papeles y a refugiados? Y eso sin hablar de esa llamada humanitaria de las instituciones europeas a favor de los refugiados que acabó dejándoles morir en el mar, enjaulándoles como a animales y acusándoles de violadores e infiltrados terroristas en la vieja Europa.


Los sicarios de los medios de intoxicación del capital afirman que desde el Brexit se han incrementado los ataques racistas en el Reino Unido ¿De verdad nos toman a todos por imbéciles? ¿Es que no había agresiones a extranjeros antes? En 1977 conocí ya la existencia de grupos de ultraderecha ingleses que atacaban a inmigrantes. Durante los últimos 15 años Alemania ha ido experimentando un crecimiento brutal de incendios y ataques a albergues de refugiados.


Hagan el favor, no nos tomen por estúpidos quienes desde los medios de comunicación y desde los gobiernos e instituciones europeas llevan años satanizando a inmigrantes y refugiados como culpables de todos los males. Sobre todo cuando, mientras quienes recortan conquistas sociales, obligan a competir a oprimidos nacionales y extranjeros por su mendrugo de derechos cada vez más exiguo.


Las grandes corporaciones multinacionales, que dictan sus políticas al BCE, el Consejo de Europa y el FMI, son el poder real. La derecha oficial es sólo uno de sus representantes. Los progreliberales o ex izquierda, son quienes allanan el camino hacia al fascismo, al abandonar a su dolor a la clase trabajadora europea y escupir sobre sus viejas banderas.


La Unión Europea morirá entre el fin del pacto social que mantenía las condiciones dignas de sus trabajadores y el creciente rechazo de los Estados  a sostener una política común de fronteras interiores abiertas (Shengen, Frontex), basadas en el libre tránsito de mercancías y trabajadores para el beneficio permanente de sus burguesías.


Gran Bretaña ha dado el primer golpe de gracia a la UE, por mucho que quienes perdieron el referéndum quieran volver a repetirlo. Incluso en el caso de que se repitiese y lo ganaran, las fuerzas e intereses que sostienen al capitalismo europeo han comenzado a perder pie. Otros países seguirán al Reino Unido más ponto que tarde. Los estertores pueden ser más largos o cortos pero sucederán. De la crisis de su legitimación moral por su incompetencia para frenar el creciente descontento de las clases subalternas nacerá la fuerza que ha de destruirla. Esto es un hecho.


 Ni siquiera se trata de juzgar moralmente si se está o no a favor de la desintegración de este supraestado sino de asumir su inevitabilidad porque, por encima de voluntades, este desenlace va a producirse. Marca las contradicciones irresolubles del capitalismo entre explotados y explotadores y entre los intereses de los propios capitalistas.


Mientras tanto, los servidores del gran capital pueden negar el adverso futuro de una Europa del dinero en descomposición. Las fuerzas que han de enterrarles aún han de nacer pero irán convirtiendo su mentira, sus chantajes y sus amenazas en humo porque han detectado su debilidad.


El primer paso supone demoler la vieja patraña del llamado “mal menor” en las opciones de voto político y sustituir el discurso del voto como único modo de intervención política por la organización de la protesta social y la creación de masa crítica alternativa.


“Nuestra tarea es la crítica despiadada y mucho más contra aparentes amigos que contra enemigos abiertos” (Karl Marx).


La siguiente tarea, la que habrá de enfrentarse tanto al capitalismo como al fascismo europeos, porque el segundo es hijo del primero, ha de ser la de crear, frente a una UE que se desintegra, una nueva institucionalidad (radicalmente distinta a la farsa del Plan B del embaucador Varoufakis) basada en el internacionalismo de la clase trabajadora, la autoorganización obrera europea (en lo político y lo sindical) al margen de un reformismo que ya ni siquiera es tal, la negación de la guerra entre los pueblos y de la paz entre las clases y una inteligencia colectiva que oponga a la sinrazón de las patrias, que oculta su desigualad interna, el humanismo de una inteligencia emancipadora.


En el Espacio de Encuentro Comunista hemos asumido un reto, nacido de nuestra tercera asamblea, el de ir elaborando un documento sobre las razones por las que rechazamos a la UE; razones que vayan más allá de un pronunciamiento de urgencia, que aporten rigor a nuestras posiciones sobre la cuestión y que ofrezcan salidas desde una orientación de clase y revolucionaria porque, frente a un mundo que agoniza, es necesario oponer la inteligencia de otro que ha de nacer de sus cenizas. Eso o la respuesta vendrá de la mano de los fascismos.



 Por Jean Paul Marat





 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION