Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


lunes, 11 de julio de 2016

¿Son los hombres violadores en potencia?



Es curioso cómo nos acusáis con frecuencia a las feministas de odiar a los hombres, de considerarlos maltratadores y violadores solo por el mero hecho de tener pene, cuando la realidad es que las feministas tenemos mucho más respeto por los hombres de lo que “el sentido común” nos dice que es razonable.


Nos hemos criado y educado en una sociedad que nos dice desde antes de que nos venga la primera regla que tengamos cuidado con los hombres. Que los chicos sólo quieren una cosa, que van todos a lo que van y luego si te he visto no me acuerdo. Que tengamos cuidado y no nos vistamos de manera provocativa porque los hombres no pueden contenerse a la vista de un escote, unas piernas o un culo bien marcado, que es peligroso enseñar demasiado porque “vamos calentando” y nos pueden violar. Nos han enseñado a tener cuidado cuando salimos de fiesta por si nos ponen droga en la bebida, a no volver solas a casa, a mandar un mensaje confirmando que hemos llegado bien.


Nos dicen que en el trabajo nos vistamos de forma discreta, que hay mucha víbora que se viste de zorrón para calentar a los pobres hombres que no pueden controlar sus instintos y aprovecharse de eso para denunciarles por acoso sexual y sacarles el dinero, pero claro, es que si vas provocando, pues lo normal. Nos han enseñado que las mujeres promiscuas tienen mayor riesgo de violación y de maltrato que las chicas decentes, porque los hombres se consideran con derecho a forzar a las putas que follan con cualquiera, a ver por qué no va a querer follar también con ellos.


Nos han enseñado a temer al desconocido en el callejón oscuro, pero resulta que en el 70% de los casos el abusador es un miembro de la propia familia y en un 20% un conocido cercano. Nos han enseñado que un “no” no siempre significa “no”, porque las chicas tienen que “hacerse respetar” y los chicos tienen que insistir. Nos han dicho que si una mujer maltratada permanece junto a su maltratador, por algo será, algo sacará ella para seguir ahí, y por lo tanto es tan culpable como él, o como mínimo cómplice.





Cada vez que una mujer “aparece muerta” hay alguien que dice en voz alta lo que muchos piensan: ¿qué habrá hecho esa mujer para que el pobre hombre pierda la cabeza y cometa una locura? Incluso pretenden que los celos puedan ser un atenuante en caso de violencia contra la pareja. Nos han dicho que a las mujeres las matan cuando ellas no se someten a la voluntad de su pareja, o incluso cuando piden el divorcio. A ver si se han creído que tienen libertad para hacer lo que les de la gana sin respetar a su hombre, es que las tías te provocan y a veces hay que ponerlas en su sitio, que hay mucha puta suelta.


Que sí, todos podemos cometer delitos seamos hombre o mujer, y que la violencia no tiene género y lo que tú digas. Pero es un hecho que a los chicos no se les educa para tener miedo de las mujeres, y en cambio a las mujeres se nos educa desde niñas para protegernos de los hombres. 


Y no es casual: el 90% de las personas adultas condenadas en España por algún delito son hombres. Si la violencia no tiene género, entonces las estadísticas son un misterio.



personas adultas condenadas españa
Fuente: El País

Las psicólogas y otras profesionales que trabajan en las cárceles están hartas de escuchar el mismo mensaje: “es que la masculinidad es muy chunga, te ves obligado a hacer muchas locuras para no quedar como una maricona“. Misoginia y homofobia, una vez más de la mano alentando la violencia.



En resumen: nos han enseñado desde pequeñas que los hombres no pueden controlarse, que son violentos por naturaleza, que son más sexuales que nosotras y que no pueden controlar sus impulsos incluso en contra de nuestra voluntad (que no de la suya). Nos han enseñado que es “de sentido común” no confiar en los hombres y cuidarnos de ellos, de no provocar ni su libido ni su agresividad… Nos han enseñado a que somos nosotras quienes tenemos que cuidarnos de los hombres. Habéis creado una sociedad de niñas que crecen pensando que, para su seguridad, deben ser sumisas y no provocar a los hombres, y así no les pasará nada.



Fotografía: Ashley Armitage
Fotografía: Ashley Armitage

Y, sin embargo, nos decís que somos las feministas quienes odiamos a los hombres (cisgénero y heteros, por supuesto, porque a quienes no encajan en el canon heteronormativo ni siquiera los consideráis “hombres”) y decís que generalizamos injustamente, que los consideramos a todos violadores por el mero hecho de tener pene. Y esto es FALSO. Las feministas tenemos bastante más consideración por los hombres que quienes enseñáis a las niñas que deben cuidarse de ellos.


Cuando le dices a tu hija que ese niño que le tira de las coletas lo hace porque le gusta, o cuando le quitas importancia a que le hayan levantado la falda en el patio del colegio porque son cosas de críos, estás perpetuando la idea de que las agresiones no son importantes, que la manera en que los hombres demuestran su afectividad es mediante agresiones porque no saben hacerlo de otra manera, y que no pueden contenerse ante unas faldas. Y es contra esa idea de que “los hombres son así y no pueden evitarlo” contra la que las feministas nos revelamos.


Las feministas tenemos bastante más respeto por los hombres porque consideramos que son personas racionales y no animales que no pueden controlar sus instintos más básicos. Creemos que los hombres pueden respetarnos como personas, independientemente de los centímetros de piel que vayamos enseñando. Creemos que los hombres, por muy calientes que se pongan, son capaces de saber que NO significa NO, que no pueden ir agrediendo a mujeres a lo loco utilizando como excusa cómo van vestidas. Solo tienen que querer respetarnos como personas y no pretender imponernos sus deseos por encima de nuestra opinión.



10620693_1511880999029108_1012768091025684644_n

Las feministas tenemos bastante más respeto por los hombres del que nos han enseñado a tener. Les respetamos como personas, y creemos que son perfectamente capaces de controlas sus instintos. Y por eso luchamos contra una sociedad que nos educa a nosotras en la sumisión y que nos enseña que debemos cuidarnos, mientras disculpa los comportamientos nocivos de los hombres amparándose en cómo íbamos vestidas, en si nosotras lo provocamos, en si dimos pie a que se nos maliterpretara, en si habíamos bebido, en si volvíamos tarde a casa, en si íbamos solas de noche, en si no llevábamos un silbato al cuello para evitar que nos violen.



No, los hombres no son violadores, pero se han criado y educado en una sociedad que les dice que traspasar los límites de una mujer no es tan grave, que el acoso fuera de determinados contextos ni siquiera es delito. Que pueden traicionar la confianza de una mujer y la culpa será de ella por tonta.


 Que si un hombre maltrata a una mujer y esta permanece a su lado ella es tan culpable como él.


Que si los hombres la tratan mal, es porque ella se lo ha buscado con su estilo de vida. Que si una mujer está lo bastante borracha como para no ser capaz de articular un “NO” rotundo y oponerse con firmeza incluso utilizando la violencia eso significa que consiente, que si un hombre comete un delito contra la libertad sexual de una mujer (o incluso contra la de muchas) quien será inmediatamente puesta en duda será ella. Esa cultura que define la sexualidad masculina como desbordante e incontrolable se llama cultura de la violación, y es indudable a quien beneficia.



535350_828841323912178_1059242383955351632_n



No, las feministas sabemos que no todos los hombres son violadores. Créeme, lo tenemos claro. Pero eso no significa que podamos confiar alegremente en todos los hombres. ¿No nos habéis dicho que debemos desconfiar de todo el mundo, hombres y mujeres? Pretendéis que no confiemos en nadie para un juego inocente como enviar fotos eróticas, y sin embargo cuando hablamos de agresiones sexuales reaccionáis enardecidos si os decimos que, ante la duda y por simple precaución, sois el violador de Schrödinger. ¿En qué quedamos? Aclaraos.


El problema no es que todos los hombres sean violadores. El problema es que todas las mujeres han sufrido a lo largo de su vida algún episodio de abuso sexual, de mayor o menor gravedad, porque vivimos en una sociedad que lo consiente, que conlleva que sean las víctimas quienes se sientan avergonzadas en lugar del agresor, y que culpa a las víctimas cuando deciden dejar de callar:
– A lo mejor ella lo provocó con su comportamiento. ¿Cómo iba vestida? ¿Habló con él?
– A lo mejor lo cuenta ahora porque lo único que quieren es llamar la atención.
– Si de verdsd le ha pasado lo que cuenta, lo que debería hacer es callarse y denunciar.
– Ya lo ha denunciado, a lo mejor lo dice por rencor, para joderle la vida a él. AL POBRE.
– No me gusta que contéis episodios de violencia sexual que habéis sufrido porque me siento generalizado.

Frente al indignado “Not All Men”, las feministas sabemos perfectamente que “Yes All Women” y nos negamos a quitarle importancia a las agresiones cotidianas, las que no te destripan la vida ni requieren largos periodos de terapia pero son agresiones también, mientras para vosotros es más fácil mirar para otro lado, acusarnos de histéricas malfolladas y decirnos que “vemos machismo en todas partes“.

MACHISMO


Las feministas creemos que los hombres son perfectamente capaces de controlarse. Que no todos los hombres son violadores. Y por eso queremos vivir en una sociedad que no les disculpe, que no nos culpe a nosotras por provocarles. Por eso queremos vivir en una sociedad libre, en la que podamos vestirnos como nos de la gana sin miedo a “provocar” el deseo incontrolable de un hombre que nos viole.


 Por eso queremos vivir en un mundo en el que solo SÍ signifique SÍ, donde las mujeres podamos comunicar abiertamente nuestro deseo sin tener que hacernos de rogar y se nos respete como personas sin necesidad de “hacernos respetar” escondiendo los centímetros de piel que se consideren aceptables para no desatar la libido irrefrenable del macho animal.



Las feministas consideramos a los hombres capaces de contorlarse y por eso creemos que es posible vivir en un mundo en el que no se nos fuerce a tener sexo con un hombre en contra de nuestra voluntad por el mero hecho de haber bebido, bailado, coqueteado o haber tenido una cita (o muchas) con él.


Y si no es posible vivir en una sociedad así por el momento, hasta que instauremos el coñiarcado vaginocéntrico, al menos consideramos que tenemos derecho a defendernos.



 http://www.locasdelcoño.com/2016/01/las-feministas-no-consideramos-a-los-hombres-violadores-en-potencia/





No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION