Por Colectivo la Trocha
Colombia.
Marx decía que la historia se repite dos
veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. Tal es la
situación política y económica de hoy en el plano internacional.
Estados Unidos está intento hacer que se
repita la historia, pero como una farsa que cada día es más evidente
entre los pueblos del mundo. El foco de los acontecimientos políticos
gira de un lado a otro, pero se mueve sobre el mismo riel: la crisis del
modelo capitalista, la resistencia contra el imperialismo, el
crecimiento del fascismo y el nacionalismo.
Se destapan viejos conflictos
territoriales o étnicos, se azuzan viejas disputas, colapsa el sistema
financiero; se incrementa la deuda de los países desarrollados. La
convulsión difícilmente se resolverá sin cambios estructurales.
Por todo el mundo se comienza a hablar de
guerra mundial, hasta el papa Francisco comenta está posibilidad. La
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) mueve soldados y
tanques en los países de Europa del Este: Letonia, Polonia, Rumania.
Paralelamente crece la fabricación de armas en el mundo, las empresas
capitalistas de armas, Nicholls, BAE systems, Lockeed Martin, ven crecer
sus patrimonios.
Al otro lado de la orilla en este combate
están las organizaciones revolucionarias y los movimientos sociales.
Hay un conflicto entre el statu quo y algo nuevo. Lo nuevo está formado por los revolucionarios. El bando del statu quo por el imperialismo, el fascismo y las corporaciones comerciales y financieras transnacionales.
Las amenazas de EE.UU. y la unión europea
están volcando los ánimos y percepciones en el mundo. Cada día se gana
nuevos simpatizantes a la causa revolucionaria. Se comienza a entender
el origen de las desigualdades y los males, de la crisis y la muerte,
de la opresión y el saqueo. Cada expresión del imperialismo revitaliza
la resistencia en su contra.
Crece la resistencia con vigor, se
organiza la guerra popular en India, Bangladesh y Filipinas, con la
fuerza campesina y los naxalitas. En Pakistán crece la lucha del
Congreso Marxista, fortaleciendo el estudio, la acción política y
reforzando las alianzas internacionales. En los países asiáticos de lo
que era la Unión Soviética se reorganizan los partidos comunistas, se
unifican criterios y se reforma la senda de la construcción socialista.
En Europa del Este se vuelve a hablar de
la URSS, se desempolvan banderas y crece la solidaridad de antaño. En
los países árabes se organizan movimientos para enfrentar al terrorismo
financiado por Estados unidos, los kurdos de Kobani se defienden con
valentía y astucia. Crece la resistencia antiimperialista en Siria, para
aplastar al frente al-nusra y al EI (Estado Islámico).
En España se escucha hablar de república,
se entonan cantos antimonárquicos. En Francia crece un movimiento
contra la reforma laboral. En Estados Unidos las comunidades negras se
movilizan contra el racismo. Y en Canadá el movimiento estudiantil
revolucionario se toma las calles. En América Latina se fortalecen los
movimientos revolucionarios.
Los revolucionarios debemos comprender la
situación internacional. No podemos mantener una misma política caduca,
cuando toda está cambiando a nuestro alrededor. El sedentarismo trae la
desgracia a la lucha popular. Los últimos congresos de los partidos
comunistas en Chile, Venezuela, Ucrania, Canadá, demuestra el cambio
táctico y político en consonancia con los cambios políticos.
Esta dinámica internacional debe unir a
todas las organizaciones revolucionarias, y no basta la unión hay que
integrar las organizaciones y coordinar las acciones.
La unidad no es un saludo en un congreso o
panel internacional, ni una carta de solidaridad. La unidad es
organización, formación, programación y logística, propaganda y
solidaridad efectiva ¡basta de programas y objetivos basados en lo
políticamente correcto!
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