Felipe VI junto a su padre, Juan Carlos I. |
Felipe
VI inició su reinado el 19 de junio de 2014 tras abdicar en él su
padre, Juan Carlos I. Muchos opinan que será el último monarca español
basándose en sólidos argumentos que desmontan el mito de que la
estabilidad de España depende de la existencia de la monarquía. Lo
cierto es que la monarquía nunca ha sido estable, y para afirmarlo me
atengo a los datos aportados por el ya fallecido periodista y escritor
Juan Balansó en su libro La familia real y la familia irreal1.
Balansó desvela la existencia de lo que él denomina el maleficio del número seis
sobre la monarquía española; lo curioso es que se verifica desde tiempo
ancestral para diversas dinastías, incluidas la aragonesa, navarra, los
Austrias, Borbones y... hasta los carlistas. Es como un maleficio o sortilegio que hace que, cada seis reinados, la dinastía se extinga y la familia continúe por otra rama. Juan
Balansó nos ilustra este aserto con todo lujo de detalle remontándose a
la reina Berenguela, coronada en Castilla en 1217. El sexto de sus
herederos, Pedro I el cruel, es asesinado por su hemanastro Enrique II
de Trastámara.
Juan Balansó. |
El
vástago número seis de este nuevo monarca es Isabel I la Católica,
pasando la corona a los de Aragón, que se mantiene hasta el sexto
heredero: Juana la Loca, cuando se da inicio a la dinastía Austria. El
último de esta dinastía -¡cómo no!- es el sexto, Carlos II el Hechizado. Al morir este, el trono pasa a la dinastía Borbón.
El
sexto de esta dinastía no es otro que Fernando VII, el cual me afecta
directamente por el trágico entrecruce con mis antepasados, con
asesinatos y muertes en extrañas circunstancias que saco a la luz en mi
libro Voces desde el más allá de la historia. Este monarca no
solo fue fatídico para mis ancestros sino para España incluso después de
su muerte, cuando se produce la disensión entre dos ramas, la isabelina
(su hija) y la carlista (su hermano). En la línea carlista surge el
cambio al llegar al sexto heredero, Alfonso Carlos I, el cual muere sin
descendientes, con lo cual, se retorna a la rama isabelina, vencedora de
la guerra civil que coronó a Isabel II, con consecuencias nefastas para
mi antepasado el coronel de artillería Federico Puig Romero, cuyo
asesinato es encubierto por su gobierno.
Al
llegar a este recuento me surgen dudas. El tercer heredero es Alfonso
XIII, que en 1931 marcha al exilio y surge la segunda república. Juan
Balansó sigue contando a pesar de todo, pasando a don Juan, el conde de
Barcelona, y llegando al quinto heredero, impuesto por Franco, Juan
Carlos I. ¿Adivinan quién es el sexto? Para más inri, lleva el seis en
su nombre. Si
creyéramos en que se seguirá cumpliendo el maleficio, le tocaría el
turno a Felipe VI. Pero aquí ya no procedería un cambio de dinastía,
sino de sistema, llegando por fin a la democracia auténtica, que es la
república.
Dejando de lado lo anecdótico de esta chocante reincidencia del cambio que se viene registrando en el heredero número seis en la monarquía a lo largo del tiempo, la pregunta queda en el aire: ¿Cuándo se producirá el fin de la monarquía por tercera vez (y definitiva) en España? La primera fue en 1873 y en ello tuvo gran peso el asesinato de mi tatarabuelo, cuyas oscuras circunstancias y el empeño de encubrirlo a lo largo de distintos gobiernos saco a la luz en Voces desde el más allá de la historia.
Dejando de lado lo anecdótico de esta chocante reincidencia del cambio que se viene registrando en el heredero número seis en la monarquía a lo largo del tiempo, la pregunta queda en el aire: ¿Cuándo se producirá el fin de la monarquía por tercera vez (y definitiva) en España? La primera fue en 1873 y en ello tuvo gran peso el asesinato de mi tatarabuelo, cuyas oscuras circunstancias y el empeño de encubrirlo a lo largo de distintos gobiernos saco a la luz en Voces desde el más allá de la historia.
1Juan Balansó, La familia real y la familia irreal, Planeta, Barcelona, 1993.
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