Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


martes, 20 de septiembre de 2016

Polvos de quince euros




Quizá el periodismo sea eso y poco más. Quizá, ampliando un poco el foco, el oficio de contar historias sea eso y el resto, accesorios. Dar con un lugar, un personaje, un momento, unas palabras (a veces un gesto, ilustrándolas o no). Todo pequeño, todo concreto, impremeditado, concluyente.


Todo plegado sobre sí mismo, sin intentar ir más allá. Porque una buena historia se cierra sobre su propio ser e invita al lector a trascenderla. Cómo se trascienda (se interprete), ya es, el buen contador de historias y el buen periodista así lo acatan, cuestión de cada cual.


No cabe duda de que la reportera esta vez lo ha encontrado.


 Lo muestra al principio de su crónica, que más adelante podría considerarse más cuestionable; por ejemplo, cuando a lo largo del texto hace afirmaciones de carácter general que incorpora al titular, a fin de aventurar conclusiones sobre un colectivo, ejercicio siempre peliagudo.


 Sin embargo, el arranque es tan inapelable como desasosegante.





 Consiste en el diálogo con dos jóvenes universitarios que reconocen su afición a acercarse a la colonia Marconi de Madrid para contratar los servicios de alguna prostituta, cuando no tienen nada mejor que hacer. Ahí es donde en un momento dado salta la chispa y aparece la perla:


-Hemos echado polvos de película por sólo quince euros.

 
Toda perla necesita un bivalvo donde criarse y adquirir todo su brillo, y el chaval que acaba de pronunciar la frase no tarda en mostrárselo a la periodista, cuando le dice que le parecen mal las redes que trafican con personas para su explotación sexual, que él está contra eso y a favor, en cambio, de procurarse los servicios de quienes se ofrecen libre y voluntariamente.


No hace falta más, pero tal vez, para ponderar el alcance de este pequeño fragmento de realidad que la reportera acaba de aislar, no esté de más anotar que en la colonia Marconi, entre otras, se prostituyen mujeres procedentes de África y Europa del Este, dos orígenes geográficos que para el ciudadano ligeramente informado, y nos hallamos ante universitarios, equivalen a una muy alta probabilidad de explotación mafiosa.


 Decenas de redes desmanteladas, y las campañas de concienciación promovidas por distintas instituciones y los cuerpos policiales que luchan contra este tráfico ilícito y degradante, así lo advierten a cualquiera que preste atención a lo que pasa a su alrededor.


Concedamos, siendo indulgentes, que nuestro universitario no ha leído ninguna de esas noticias, ni se ha tropezado con ninguna de esas campañas de concienciación. Pese a ello, sigue provisto de una cabeza que contiene un cerebro con millones de neuronas, sobre el que presuntamente se ha efectuado durante años una labor de adiestramiento y formación, que es la que le ha permitido acceder a la enseñanza superior.


Y lo que asombra, sacude e invita a una reflexión sombría es que ese cerebro llegue con tal donaire a la certeza de que las mujeres que se le ofrecen por quince euros lo hacen en uso de su libre albedrío.


Quizá sea demasiado invitarle a hacerse la clásica pregunta filosófica sobre el concepto de libertad; quizá sea más efectivo proponerle que se suba a los tacones de esa mujer a la que compra y se pregunte sobre cuál sería su propia disposición a ofrecerse en la calle para servirle como objeto de disfrute a un desconocido por lo que cuestan dos o tres cubatas. Sobre cómo y por qué podría él mismo consentir someterse a esa transacción, todas las veces que alguien se la plantease, día tras día.


La publicación del reportaje desata la polémica habitual en estos casos: críticos con sus generalizaciones, partidarios de la criminalización del cliente, de la completa legalización, etcétera. Muchos lectores muestran su alarma por la inmoralidad de las nuevas generaciones, si ese chaval las representa. Quizá debiera alarmar más la aparatosa ineptitud de su razonamiento.


 Lorenzo Silva






No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION