Ya ha llegado. Esperaba el momento de saltar a la palestra y
aquí está. No sé si “♫ tenía un ratón ♫”
o si “♫ no llora más por mi ♫”, lo
que sí sé es que, en contra de lo que siempre había anunciado, ha llamado a sus
huestes para que la apoyen y opte por ser la próxima secretaria general del
PSOE. Lo tenía todo preparado, esperando. Y ahora se hace de nuevas.
Susana Díaz tiene una cara tremenda. Va de salvadora y
encabeza la versión aristocrática del PSOE, la de permitir que Rajoy y su PP
gobiernen. Ya se le ha caído, del todo, la careta. Se cargó a Izquierda Unida
del gobierno, cuando tenía que cumplir aspectos sociales del acuerdo, luego se
alió con Ciudadanos y tan campantes. ¿Qué se puede esperar?
Ambiciosa y decidida siempre dijo que ella sólo aspiraba a
ser la presidenta de su Comunidad. Mentía miserablemente y todo el mundo lo
sabía, ella quería ser la emperatriz del PSOE y dirigir el partido desde
Ferraz.
Ha buscado apoyos y los ha encontrado. Su primer lugarteniente
fiel ha sido Guillermo Fernández Vara, que desde el primer momento ha
manifestado su deseo de facilitar a Rajoy el gobierno, claro que de casta le
viene al galgo, por algo el presidente de Extremadura empezó su andadura en las
NN.GG. del Partido Popular extremeño. Junto a él, otros barones han empujado a
Susana para hacerse con las riendas del partido: García-Page o Javier Lambán,
casualmente socialistas que tuvieron el apoyo de Podemos para ser presidentes
en sus CC.AA, y hoy echan víboras por la boca cuando se les menciona un posible
pacto con Unidos Podemos.
Después la han seguido insignes socialistas, eso sí, la
mayoría de otra época. Felipe González, Alfonso Guerra, Rubalcaba, etc. Muchos
de ellos pertenecientes a la apolillada rama de lo que yo llamo los
PPSocialistas. Ahí están los Bono, Belloch, Corcuera, Paco Vázquez,
caracterizados tanto por su amor al PP, como por su odio a Izquierda Unida
antes y a Podemos ahora.
La presidenta andaluza ya ha convocado a su ejecutiva mañana
para que la avalen y presenten batalla en Ferraz. Ella –otra más— está
dispuesta a “salvar” a España, haciéndose la dueña de su partido y
defenestrando a Sánchez, al que tiene una tirria de tamaño colosal.
Va de pura por la vida y olvida que precisamente en su feudo,
Andalucía, se ha producido uno de los mayores casos de corrupción de un partido
político, el suyo, que ahora está siendo juzgado. Tiene demasiadas ganas de
poder, desde que Sánchez es el secretario general de su partido, y quiere
hacerse con él a cualquier precio, olvidando que no hace mucho dijo que ella
había sido elegida por andaluces y que no abandonaría Andalucía para irse a
Madrid. Otra mentira más de esta socialista que ha hecho de Pedro Sánchez su
blanco preferido, y apuesta porque gobierne Rajoy. ¡Vivan los PPSocialistas!
No quiero defender a Sánchez, que va de derrota en derrota, pero
es triste ver que el PSOE puede irse hacia la derecha con tal de no consentir
un pacto de izquierdas y de allanarle el camino a “ese gran hombre llamado
Rajoy”.
Salud y República
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