Desbloquean la investidura, pero bloquean la regeneración.
No es responsable darle el gobierno al partido de la corrupción, los
recortes, las mordazas, la reforma laboral y educativa y la desigualdad.
No vamos a una Segunda Transición sino a la Restauración de la primera,
aunque con una fórmula aún más sólida que detenga el huracán de cambio.
El PSOE escenificó este fin
de semana el último capítulo de su serie ‘Crónica de una abstención
anunciada’ y Mariano se encendió el puro de la victoria con las cenizas
de Ferraz. La gestora disimula su rendición incondicional haciendo
pedagogía que es como llaman los cursis a tratar de explicar lo
inexplicable. Pero lo que dicen es “todo falso salvo alguna cosa”. Hasta
en eso son marianistas. Veamos.
No están apoyando a Rajoy, dicen. Falso
por más que lo repitan como un mantra. “La abstención no es un apoyo”
es la versión socialista del popular “ese señor del que usted me habla”.
Un eufemismo. Prueba de ello es la Operación Mecano (sombra aquí,
sombra allá) para maquillarlo: se oponen en primera votación para
expresar su rechazo a Rajoy y se abstienen en la segunda para darle el
gobierno.
El PSOE es Teresa de Ávila.
Voto sin votar en mí y digo sí aunque no quiero. Cariño, no es lo que
parece. Es sólo la puntita. Pero la verdad es que nos están metiendo a
Rajoy hasta el fondo otros cuatro años.
Ha sido una decisión democrática y
por eso todos deberían acatarla por igual, explican. Es cierto a
medias. Democrático habría sido preguntarle a la militancia una cuestión
tan crucial y más después de repetir en campaña –Susana Díaz incluida–
que al PP ni agua. Sin embargo se ha evitado la consulta porque los
abstencionistas presumían que perderían. No es democracia tenerle miedo a
votar.
Teníamos que desbloquear España, añaden.
Tenían
que evitar las terceras elecciones porque eso hubiera sido rematarse
después de haberse pegado un tiro con la pistola de Felipe y Susana para
salvar al régimen. No lo han hecho por los españoles sino para tener
tiempo para limpiar la sangre de la carnicería que montaron. Desbloquean
la investidura, pero bloquean la regeneración y el cambio.
Dicen que es un acto de responsabilidad.
No es responsable darle el gobierno al partido de la corrupción, los
recortes, las mordazas, la reforma laboral y educativa y la desigualdad,
que además ha dejado que Cataluña se nos vaya de las manos. Es una
irresponsabilidad no haber buscado una alternativa.
Pero es que no había otra opción, aseguran. Además
de las terceras elecciones, había otra posibilidad de gobierno y le
cortaron el cuello. Cuando se enteraron de que Pedro Sánchez tenía casi
hecho el apoyo de Podemos y los nacionalistas, se activó para evitarlo
la maquinaria del sistema, con tanta precipitación que, en lugar de una
fina operación quirúrgica, fue una matanza navajera con profusión de
sangre. Una chapuza. Después del harakiri, sólo quedaba entregar las armas.
Pero no es una rendición, insisten, aunque
se abstienen sin condiciones, sin pedirle nada a Rajoy, ni mucho menos
su cabeza. A cambio, Mariano les perdona la vida con una sonrisilla
picaruela y el PP habla de generosidad con el vencido, como en ‘La
rendición de Breda’ de Velázquez, en la que el vencedor evita con un
gesto que el derrotado hinque la rodilla en tierra. Está todo atado y
bien atado.
Así que por más que digan los socialistas que harán una oposición implacable,
lo cierto es que hay pacto previo y la matemática parlamentaria no es
tan sencilla para torcerle el brazo al PP que además tiene la mayoría
del Senado para bloquear reformas y la amenaza de ir a elecciones si le
ponen muchas trabas. Lo cierto es que Rajoy será presidente otra vez y
que el PSOE ha dejado a una parte de la izquierda tan tocada que puede
habernos condenado a varias legislaturas de derechas.
No vamos a una Segunda
Transición sino a la Restauración de la primera, aunque con una fórmula
aún más sólida que detenga el huracán de cambio. ¡El bipartidismo ha
muerto, viva la Gran Coalición!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION