El Gobierno en funciones y la dirección del PP se sirvieron de múltiples canales de comunicación con el PSOE que les mantuvieron informados de la asonada que se preparaba contra Pedro Sánchez.
Mariano Rajoy y la dirección de su partido emplearon
varías vías de comunicación para hacer un seguimiento integral de la
operación que hace cinco días acabó con el liderazgo de Pedro Sánchez en el PSOE.
La más directa de ellas fue la información periódica que Felipe González
le suministró personalmente al presidente en funciones una vez que
ambos concluyeron que las elecciones de junio mantenían el bloqueo
político y, por tanto, debían volcarse en evitar la repetición de las
legislativas ante la mirada expectante del establishment financiero y de
los grandes centros de decisión europeos.
Este mismo canal y otros de
los que se está sirviendo el PP para medir la crisis abierta en el Partido Socialista,
conducen al Gobierno a la certeza de que a mediados de la semana que
viene, se cita en concreto el miércoles, 12, día de la Fiesta Nacional, Javier Fernández,
como presidente de la gestora, hablará abiertamente de la necesidad de
que su partido se abstenga en la investidura de Rajoy con el objetivo de
acabar con la parálisis política que arrastra España desde hace diez
meses.
El próximo miércoles, el PSOE se decantará abiertamente a favor de la abstención en la investidura
Si el calendario que maneja el Gobierno para que el PSOE
gire de estrategia se cumple, el anuncio se haría a pocos días de la
celebración de un nuevo comité federal, el órgano de decisión que
tendría que certificar este cambio de actitud y despejar, finalmente, la sesión de investidura.
Para ello tendría que dejar sin validez la resolución aprobada el
pasado 28 de diciembre en la que se descartaba de forma expresa el apoyo
a Rajoy, en estos términos tan rotundos: “el PSOE votará en contra de
la investidura de Rajoy y de un nuevo Gobierno del PP.
Porque ese es el
mandato de nuestros votantes y de la mayoría de los españoles. Votar en
contra del PP y de Rajoy es votar a favor del cambio que expresaron la
mayoría de españoles, el pasado 20 de diciembre. Votaremos en contra
porque el PSOE es la alternativa al PP. El PSOE es lo contrario del PP.
El PSOE es la primera fuerza del cambio en España…”.
Operación muy coordinada
Desde
primeros de septiembre, según fuentes seguras, Rajoy comenzó a recibir
una información más detallada sobre los movimientos que pensaba promover
en la sombra la presidenta andaluza, Susana Díaz,
para poner fin al liderazgo de Sánchez de manera gradual.
De hecho,
fuentes de la ejecutiva socialista dimitida confirman que el
exsecretario general tenía perfecta consciencia de ser víctima de una
operación “perfectamente coordinada” que tuvo uno de sus primeros
episodios, la prueba definitiva de que esta vez la ofensiva iba en
serio, cuando la propia lideresa del sur y personas como Alfredo Pérez Rubalcaba, Carmen Chacón y Eduardo Madina salieron en tromba para defender en las redes sociales al presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, de una suave llamada a la prudencia procedente de la dirección del grupo parlamentario.
Las
fuentes consultadas en el PSOE reconocen que Sánchez facilitó la
rebelión contra él y se pegó un tiro en el pie desde el momento en que
la mayoría de los jefes de cada federación interpretaron su intento de
blindaje en la militancia como el cambio hacia un modelo de partido asambleario que
ponía en peligro sus propios puestos de responsabilidad. Otro paso
hacia el precipicio lo dio también cuando colocó a Susana Díaz contra
las cuerdas, concediéndole apenas 15 días para que decidiera si
presentaba o no batalla en el congreso extraordinario que parte de la
dirección saliente quería fijar para mediados de noviembre.
Entre los diputados todavía fieles a Pedro Sánchez se ha llegado a la convicción de que él mismo se pegó un tiro en el pie
La interlocución entre algunos dirigentes del PP y
destacados dirigentes socialistas no ha circulado solo a través de Rajoy
y González sino mediante otros múltiples canales en los que hasta hace
semana y media fue tema habitual de conversación el miedo compartido a
que a Sánchez acabaran saliéndole los números para hacer realidad el polémico “Gobierno Frankenstein”, el brebaje que aspiraba a compartir con Podemos, la antigua Convergencia, Esquerra Republicana y
otros grupos menores del Congreso.
“Quizás fue este el temor más
compartido por nosotros, por un amplio sector del PSOE y también por el
establishment económico”, refiere un alto cargo del PP convencido de
que, después del esfuerzo que ha hecho una parte importante del Partido
Socialista para frenar esta amenaza, la investidura de Rajoy terminará
saliendo adelante, eso sí a través de condiciones muy exigentes que irán
más allá de la aprobación de los Presupuestos.
Es obvio que Rajoy no
está dispuesto a volver a coger las riendas del Gobierno para vivir un
pleno como el celebrado el pasado martes en el Congreso, en el que el Grupo Popular perdió todas las votaciones.
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