“Una de las historias más bonitas que he escuchado en el partido
socialista es el de dos padres que se conocieron en un campo de
concentración y hoy es Javier Fernández el presidente de Asturias”.
Así
describía Susana Díaz a Fernández, días antes de encomendarle la
dirección de la gestora, ante el asombro de un país que vió el aquelarre
en prime time. De poco valió esa historia, sin embargo, a las
asociaciones en defensa de la memoria histórica y otras 62
organizaciones que habían solicitado la medalla de oro de Asturias para
los guerrilleros antifascistas asturianos en el año 2013. El presidente
asturiano dejaba desierta la medalla de oro ese año ante la
incomprensión de miles de familias. Dos años después, no dudaría a la
hora de entregar ese reconocimiento a la principal fortuna asturiana, la
Corporación Masaveu, justo tras aparecer en la lista Falciani y ser
imputada en la Audiencia Nacional por un fraude de 80 millones de euros.
La historia de Fernández está llena de contradicciones. Creció en
Mieres, principal ciudad minera, donde pasó su juventud en los últimos
años del franquismo. Mieres ardía, bastante más que la conservadora
Escuela de Minas, donde a pesar de ello también se encarcelaba a
activistas estudiantiles. Del actual presidente asturiano, sin embargo,
se desconoce actividad política en esos años. "Inspector de minas, no se
afiliaría al PSOE (que ya contaba con mayoría absoluta) hasta 1985.
En
1987 volvería de Cantabria, donde había trabajado desde 1984, y
comenzaría a trabajar la Consejería de Industria. Consejería que
controlaba José Ángel Fernández Villa, el todopoderoso líder minero del
SOMA-UGT que fue diputado del PSOE durante 24 años y que regularizó más
de un millón de euros en la amnistía de Montoro. El sindicalista lo aupó
en 1991 a la Dirección de Minas y nunca ya le abandonaría en las
siguientes dos décadas, observando su ascenso a consejero, diputado
autonómico, senador, congresista, secretario general y presidente
asturiano. 25 años después, Fernández ya no vive en Mieres, sino en
Somió, la Moraleja asturiana, exclusivo barrio donde hace poco construyó
su segunda mansión tras un crédito de Cajastur rodeado de polémica, por
un presunto trato de favor.
De la prejubilación a la corrupción
Pero volvamos atrás. Fernández se convertía en delfín de Villa en 1991 y
comenzaba fuerte la década desde la Dirección General de Minas
(1991-1995) y la Consejería de Industria (1999-2000). Los 90 eran
tiempos de reconversiones industriales impulsadas por Felipe y Solchaga.
La minería no sería menos; 30.000 mineros se quedaron en poco más de
3.000. Fue un cierre planificado por gobiernos socialistas y populares,
apoyados en prejubilaciones masivas y la entrada de carbón de
importación.
Los miles de millones en fondos mineros ofrecieron
“puestinos y perres”, desencadenando una profunda corrupción que hoy en
día apenas ha empezado a emerger. El primer jefe de Fernández, el ex
consejero Víctor Zapico, terminaría juzgado en la trama carbonera: hacía
pasar carbón de importación como autóctono en la mina de La Camocha,
cobrando así subvenciones públicas. Según el histórico sindicalista
Antón Saavedra, Fernández le admitió que lo sabía, pero nunca lo
denunció. Les pillaron, pero los poderes fácticos nunca les dejarían de
lado y el juicio se retrasaría 20 años. Tras la condena en 2014, la
jueza feminista Charo Hevia, veía anulado el proceso dos años después.
Cansada, ya se había exiliado a Valencia para entonces. Omertá style.
Pero, ¿por qué Villa, el SOMA y Fernández son claves en la historia de
Asturies? El periodista Xuan Cándano, director de Atlántica XXII, les
describía así: “Generaron una cultura de organizaciones jerárquicas,
militares, opacas, anti-democráticas, absolutamente faltas de
transparencia, que se trasladó también a las instituciones públicas.
[...] Se creó un inmenso sistema clientelar y asfixió a la sociedad”.
Asturies hoy cuenta con la menor tasa de natalidad, de crecimiento
económico, de actividad y de ocupación del Estado.
Villa, ex confidente franquista, controló el SOMA de 1979 a 2013 a
partir de la ‘chequera sindical’, cientos de liberaciones que le
permitían sacar o enviar a sus afiliados de vuelta al pozo a su antojo.
Con esa red tomó el PSOE asturiano (la FSA-Federación Socialista
Asturiana), y desde ahí pondría alcaldes, presidentes del gobierno o de
la Caja de Ahorros (como el actual de Liberbank, Manuel Menéndez).
Contrasta con la rica historia del socialismo asturiano, fundamental en
la lucha contra el franquismo, por la democracia y por los derechos
sociales; una historia que va más allá, mucho más allá, de las luchas
por el poder de los Villa y Fernández.
Y es que sería en el año 2000 cuando Villa lanzaría el órdago al
entonces presidente Areces y presentaba a un pupilo suyo a la Secretaría
General. Nuevo cruce de caminos; ese alumno era Javier Fernández, que
se impuso por unos pocos votos. ¿Cómo pudo Fernández ascender en un
entorno de indescriptible corrupción sin que le afectara? La presencia
de Fernández en la Consejería de Industria, el epicentro de corrupción y
redes clientelares asturianas, recuerda a la de Artur Mas (que fue
Consejero de Obras Públicas y Economía). Señala Guillem Martínez que el
producto Mas consistía en “a) un tipo con cierta fama de sobrio y
honesto. A su vez, b) en esas conselleries ---ojo: Obras Públicas y
Economía--- es en las que se tuvo que tener conocimiento absoluto de la
corrupción estructural de CiU. El producto Mas consistía en no sacar
tajada, como sus antecesores, de actividades fraudulentas, pero
permitirlas, o mirar para otro lado cuando las tuviera cerca. En
francés, mucho más gamberro, sería laissez-faire, laissez passer”. ¿Les
suena familiar?
La caída de Villa no llegaría hasta el 2014, cuando se le encontraron
1,4 millones de euros blanqueados (probablemente, comisiones de una
residencia geriátrica para ex mineros) que mostrarían al Pujol asturiano
desnudo. Los mismos que le debían el puesto lo acribillaron,
literalmente, al amanecer, empezando por el propio Fernández. Ahora
también su sindicato matriz asturiano, la UGT, es juzgado por
malversación en los cursos de formación.
Dejar hacer, dejar pasar
Desde el año 2000, mientras construía una FSA a la medida del SOMA,
Fernández esperaba su oportunidad de ser candidato a la presidencia. Un
ex liberado sindical de HUNOSA, Jesús Gutiérrez, ocuparía la Secretaría
de Organización; y dos políticos de concejos mineros, Fernando Lastra,
diputado desde 1987, y Graciano Torre, padre del actual secretario
general de Juventudes Socialistas de España, acceden a la portavocía
parlamentaria y la Consejería de Industria, respectivamente.
Areces continua en el gobierno hasta el año 2011, pero para entonces
Fernández ya se había aprovechado de la inmensa red endogámica de
liberaciones, directivos y contrataciones en las 70 empresas públicas
del Principado, el Gobierno, UGT y SOMA que llevaba décadas
afianzándose. Pero en esto llegó la crisis y la contracción de esas
redes clientelares. El paro se disparaba en las cuencas, los jóvenes
asturianos lideraban la emigración y el silencio de los jueces ante la
corrupción comenzaba a resquebrajarse. ¿Cómo detener el tiempo ante la
indignación social?
Fernández lo intentó cuando llegó al gobierno en 2012, pero nombres de
casos de presunta corrupción como Marea, Gitpa, UGT, Musel, Mareína,
Kaype, Niemeyer, Aquagest, Villa… se fueron haciendo familiares en la
sociedad asturiana. La estrategia gubernamental consistía en obstruir y
dilatar la acción judicial, al tiempo que se aforaba a alcaldes y
políticos -a los propios, claro está- en riesgo de imputación. Pero sin
duda el caso Marea, donde el Bloque por Asturies y luego Podemos
ejercieron la acusación popular, fue el mayor reto de Fernández.
Un
exconsejero de Educación socialista y varios altos cargos serían
juzgados por desviar en comisiones 10 millones de euros de los colegios.
La sombra de la financiación ilegal planeó en el procedimiento. El
gobierno del PSOE tardó 5 años en remitir los informes del caso a los
jueces. Dilató y obstruyó la investigación, atacando a las acusaciones
populares y a funcionarios confidentes, una táctica que está repitiendo
en el juicio por 200 millones de sobrecostes del puerto del Musel, que
según la Agencia Antifraude de la UE acumuló el 25% del fraude
comunitario.
Lo llaman “El Mudu”, por su fotofobia y escasa presencia pública. Su
gobierno, al que Podemos bautizó como “la gestora” hace ya más de un
año, sólo ha presentado una propuesta de ley en el Parlamento en toda la
legislatura. Una ley de transparencia que, por otra parte, incluye un
criticado mecanismo que permite elaborar listas negras -al servicio del
Gobierno- en las que figurarían los datos de los funcionarios
denunciantes. Es fácil imaginar cómo podría funcionar el mecanismo de
represalías contra el denunciante. Su acción parlamentaria, en
definitiva, no es ejemplar. El PSOE se ha quedado sólo este año votando
en contra de la garantía habitacional para víctimas de violencia
machista, de la modificación de la ley de igualdad para reforzar la
protección de niños y mujeres, de medidas para afrontar los desahucios,
de la inclusión de cláusulas sociales en la contratación pública, de
investigar las listas de espera en Sanidad, de las medidas contra las
puertas giratorias, de una nueva ley anticorrupción, de auditar el
fraude en el caso Marea o de la recuperación de la paga extra sustraída
en 2012 a los funcionarios.
La segunda gestora de Fernández
Alguien podría pensar que nada se movía en Asturies sin la red
clientelar de la FSA-PSOE. Se equivocan. Les falta la mitad, o al menos
un tercio, del espejo. Se llamaba despectivamente Pacto del Duernu (el
‘duernu’, en asturiano, se refiere a la artesa donde comen los cerdos) y
para hablar de él tenemos que hablar de Villa. Pero no sólo de él.
Imagínense al padre político de Fernández reunido en un restaurante de
lujo con un político ovetense hecho a sí mismo y amante del boxeo.
Sentado frente a Villa, Gabino de Lorenzo, referente de la derecha que
convirtió Oviedo en la -corrupta- Valencia del Norte.
De esa relación
surgiría el Pacto del Duernu, un reparto territorial del poder fraguado
entre PP (Oviedo) y PSOE (Asturias y Xixón). Se respetaban (y Fernández
respetó) los territorios rivales, sin intervenir mutuamente. El pacto se
sellaba con presencia conjunta en las principales empresas públicas
asturianas (SEDES, SOGEPSA, Puerto de Xixón, Cajastur) y con décadas de
gobiernos monocolor en los respectivos feudos. Cada intento de
recomposición por la militancia del PP en Xixón o del PSOE en Oviedo se
saldaba con gestoras, expulsiones y desautorizaciones. ¿El resultado? En
Oviedo, 24 años del PP; En Asturies y en Xixón, 28 y 32 años del PSOE.
Reparto de cromos.
Como consecuencia, el doble presidente de gestora cuenta con un
peligroso historial de pactos con los populares. En 2011, votó al PP
para presidir el parlamento asturiano. En 2014, desde el gobierno,
lograría un entente con los populares, con quienes aprobaría los
presupuestos en 2014, actualmente prorrogados. En 2015, lucharía por la
continuidad en el gobierno de Oviedo de Agustín Iglesias Caunedo,
sucesor de Gabino e imputado por corrupción, frente a la candidatura de
Ana Taboada (Somos Oviedo) que apoyaba el PSOE ovetense. “Oviedo y Xixón
serán gobernadas por la derecha”, declaró. Pero Taboada cedió in
extremis la alcaldía al PSOE, que contaba con menos votos, y, con el PP
fuera del gobierno ovetense, el Pacto del Duernu llegaba a su fin.
Epílogo: ¿Quid pro quo?
“¡No pasarán!”, gritó Fernández en la última campaña electoral. Tras la
hecatombe en Ferraz, cobra un nuevo sentido. Porque, como recordaba el
portavoz asturiano, Emilio León, Javier no hablaba del fascismo (ni del
guerrillero de San Esteban de Pravia y héroe nacional Gregorio
Cenitagoya a quien se negó a recibir en 2013), sino de Podemos, que en
Asturies obtuvo los mejores resultados del país. A Javier Fernández le
preocupaba que pasara Podemos. ¿Pasará el PP y con ello otro Pacto del
Duernu? Podría ser. Quid pro quo: Rajoy en Moncloa con apoyo del PSOE;
Fernández en Asturies con el PP. Antes de la decapitación de Sánchez
ningún socialista de corazón se podría haber imaginado semejante cambio
de cromos; ahora, desgraciadamente, ya no es tan difícil de imaginar.
Daniel Ripa, secretario general de Podemos en Asturias
http://gerindabaibi.blogspot.com.es/2016/10/javier-fernandez-el-fontanero-del-duernu.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION