Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


jueves, 6 de octubre de 2016

Las urnas no absuelven


Hay ocho millones de votantes del PP que cuando echan el sobre del voto en la urna esperan que el sobre les vuelva lleno.  Pero las urnas no absuelven, para eso están los confesionarios. No exculpan a los corruptos, incriminan a quien les vota.


Y después de tantas vueltas para formar gobierno, España va a acabar en manos del mismo partido que la ha desangrado con sus sableos, saqueos y sablazos, el PP, gracias al partido de los EREs y pata coja del bipartismo, el PSOE, que tuvo una mínima oportunidad de expiar sus culpas y volver a sus esencias, pero la apuñaló por la espalda.


Sin confesarlo aún y sin consultarlo con las bases porque lógicamente les da vergüenza hacerlo, los socialistas van a abstenerse para que gobiernen la organización que hoy tiene a muchos de sus miembros y amigos sentados en el banquillo de los acusados por la Gürtel y de las tarjetas black. Son tal para cual, un roto para un descosido.


La costurera Susana Díaz se ha liado a coser, como prometió. Cosió a balazos a Pedro Sánchez y le ha cosido la boca a la militancia para que no proteste mientras cose el PSOE al PP. Ni siquiera van a fingir que exploran una alternativa. El bipartidismo cose a toda prisa la costura que la crisis desgarró para cerrarnos la camisa de fuerza de la que llevamos años intentando escapar. Nos cosen de pies y manos y labios a Rajoy. Todo cosido y bien cosido.


Nos están dando puntadas con una soga que nos cuelga del cuello a un partido que llena las salas de la Audiencia Nacional justo antes de ser reelegido, un partido acusado de financiarse en B, de destruir pruebas judiciales, que fue expulsado de la acusación de la Gürtel por sus maniobras para defender a los acusados, que ha terminado acusado de ser beneficiario a título lucrativo y que encima ahora tiene el descaro de pedir que se suspenda el juicio a la trama.


No era una trama contra el PP, como dijo Rajoy, el PP es una trama contra los ciudadanos de este país. Pero hay ocho millones de españoles que han aprendido de Mariano a hacerse los distraídos, a poner cara de plasma cuando oyen hablar de la corrupción de su partido. 


Hay ocho millones de votantes del PP que cuando echan el sobre del voto en la urna esperan que el sobre les vuelva lleno.


Poco les importa que Rajoy supiera de la Gürtel y de Bárcenas y no corriese a la justicia a denunciarlo, que nos mintiera cuando lo negó públicamente y cuando dijo que todas las cuentas del PP eran legales. A quién le importa lo que hagan y lo que digan, sus votantes son así, así seguirán y nunca cambiarán.


Rajoy lo sabe y tiene la desfachatez de plantearse unas nuevas elecciones porque sabe que incluso algunos arrepentidos regresan. Hasta ahora conocíamos los arrepentidos de la mafia que se iban, aquí tenemos votantes que se arrepienten de castigar la corrupción y vuelven. El problema de nuestro país no es que haya cómplices, es que hay instigadores.


España es católica hasta en su democracia. Los pecadores son tan numerosos como reincidentes porque hay quienes perdonan con su voto lo que la justicia persigue. Las urnas nos han absuelto, gritaba Camps envalentonado. 


Pero las urnas no absuelven, para eso están los confesionarios. No disuelven la corrupción, al contrario la solidifican. Las urnas no blanquean, pero pueden ennegrecer. No exculpan a los corruptos, incriminan a quien les vota.








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