La Academia
noruega que entrega esos premios se ha convertido desde hace ya mucho
tiempo en un remedo de esa ONU donde EE.UU. chantajea, amenaza y bloquea
a quienes no aceptan sus dictados que suelen ser los países más pobres y
débiles. Con Rusia no puede, gracias a Dios (y soy ateo). Es que eso de
dar galardones a anticomunistas, fascistas embozados, genocidas y
presidentes narcoterroristas no hay por donde cogerlo. Como los
intereses bastardos a los que la Academia está ligada.
Decíamos
ayer (y disculpen por empezar por la autocita) que «el Comité Nobel
instalado en Oslo, después del muchísimo dinero que se ha gastado el
Gobierno noruego en este proceso, sabe mejor que nadie lo que necesitan
los colombianos. Solo con lo que ha pagado Noruega durante años al
comunista madrileño Enrique Santiago, el del despacho en el barrio de
Salamanca, para que llevara adelante este proceso, tenían que demostrar
que la razón era de los que perdieron. El contribuyente noruego es muy
mirado a la hora de analizar en qué se gastan sus impuestos. Y si se ha
derrochado tanto en Colombia y en el bolsillo de Enrique Santiago habrá
que sentenciar que es un dinero bien gastado. Por decreto Nobel». Pero
quizá hubo otros dineros noruegos con intereses en Colombia.
La compañía
petrolífera estatal Noruega Statoil es propiedad del Reino de Noruega
en un 67 por ciento y es gestionada por el Ministerio de Petróleo y
Energía. Como tantas otras compañías, tendría un especial interés en
invertir en pozos petrolíferos de la Costa Caribe colombiana. Y en 2014
pudo llevarlo a cabo. Ese año, en la llamada Ronda Colombia 2014,
Statoil consiguió una participación en el bloque COL-4 y meses más tarde
amplió su participación comprando parte de la que había sido adjudicada
a la española Repsol. Le compró el 10 por ciento del bloque Tayrona,
compuesto de dos franjas frente a los departamentos de Magdalena y La
Guajira y el 20 por ciento del bloque GUA OFF1 ubicado en aguas
profundas frente a La Guajira.
En el caso del bloque Tayrona, la
compañía estatal colombiana conservaba un 30 por ciento de la propiedad.
Y en GUA OFF1 el 50 por ciento. Confieso que esto no es periodismo de
investigación ni zarandajas similares. Es simplemente leerse el diario
«El Tiempo», gran adalid del presidente Santos, en su edición del 4 de
septiembre de 2014.
Ecopetrol
no solo estaba en la propiedad con una participación directa, además es
una empresa en la que el presidente de la República nombra al gestor de
la compañía y el ministro de Hacienda, el de Minas y el director de
Planeación Nacional estaban en el momento de tomar esa decisión en el
consejo de administración. Y como con cualquier recurso natural y
estratégico de Colombia, es imposible que Statoil tuviera una
participación en esos yacimientos petrolíferos sin el visto bueno de la
presidencia de la República, cuyo titular era Juan Manuel Santos. Hasta
ahí, nada extraño, cabe suponer.
Pero se da una sorprendente casualidad.
Statoil, como tantas compañías estatales tiene entre los miembros de su
consejo de administración a políticos y altas personalidades del
Estado. Entre ellos ha figurado la antigua ministra de Comercio y
Tráfico Marítimo y ex presidenta del Partido Conservador, Kaci Kullmann
Five. La señora Five ya no está en el consejo de administración de
Statoil. Ahora está en cosas que lucen mucho más internacionalmente.
Esta muy leal ciudadana noruega ahora es la presidenta del Comité Nobel
que otorga el Premio Nobel de la Paz. Nada puedo añadir.
ensartaos.com.ve
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION