martes, 29 de noviembre de 2016

Carta de una mujer rabiosa a Cristina Cifuentes

Apreciada señora Cifuentes:

Han pasado ya algunos días desde que se hicieron públicas las espeluznantes opiniones del alcalde de Alcorcón y diputado autonómico del PP, David Pérez. Y usted sigue callada.

Opino que su silencio ya puede considerarse cómplice, lo que me preocupa seriamente como ciudadana.

¿Piensa usted, Cristina Cifuentes, que mi cuerpo es una “sala de ejecución de niños inocentes”?

¿Piensa usted, Cristina Cifuentes, que yo soy una mujer “frustrada”, “amargada”, “rabiosa” o “fracasada como persona”?

¿Piensa usted, Cristina Cifuentes, que las feministas de este país, del mundo entero, somos delincuentes y asesinas?

Por si en su partido aún no saben el significado de Feminismo, como así parece, acudo a la Real Academia Española, que como institución espero que aún les merezca respeto, aunque no sé por cuánto tiempo.

Así lo define AQUÍ:

Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres.
Debo deducir de su silencio que no solo no condena las palabras del ignorante, sino que usted no está de acuerdo con que necesitamos luchar –cada día, en cada esquina– para que las mujeres tengan “los mismos derechos que los hombres”.

Hemos esperado el tiempo suficiente para recibir su repulsa, su condena, el cese del ignorante. Y no ha sucedido.

Desde aquí quiero decirle que hoy sí, hoy estoy rabiosa tras ver que un cargo de la Administración, alcalde y diputado –le recuerdo que de su equipo–, puede hacer las afirmaciones que siguen en público y que no pase nada.

Sobre el feminismo:

“Ese feminismo rancio, un feminismo radical, totalitario, vigente, incluso influyendo en las legislaciones y marcando en muchas ocasiones la agenda política”.

“Son mujeres frustradas, mujeres amargadas, mujeres rabiosas y mujeres fracasadas como personas”.

*

Sobre el aborto:

“Yo pienso que [el aborto] es el mayor atentado contra la dignidad del hombre que se ha producido en nuestra historia. Creo que es el mayor crimen humanitario que existe y creo que, por tanto, hay que combatirlo. Pero es que además, se convierte a la mujer, en vez de ser la protectora del ser más indefenso que existe, se convierte el cuerpo de la mujer en una sala de ejecución de cientos de miles de niños y niñas…”