Hoy el finiquito es para Sánchez, el escándalo para Espinar… y para Cospedal si merece o no un ministerio
A vueltas con los ministros de Mariano Rajoy. Con su
equipo. Como si de una convocatoria de la selección se tratara. Esta es
de campeonato. La mundial. Quién iba a decirle a Bárcenas que, siendo su
mano la que, según él, le entregaba el sobre a Cospedal, hoy
hablaríamos del dedo de Rajoy y de si María Dolores merece un ministerio
o no.
Es el mismo dedo de Mariano que le escribía a Luis aquello de "sé
fuerte, hacemos lo que podemos". Hoy todos son felices y comen
perdices.
Quién iba a decirnos, en esa época en la
que escandalizaba a España aquello de la trama Gürtel, con el gobierno
contra las cuerdas, que hoy Mariano Rajoy seguiría de presidente,
gracias a la abstención del partido que le exigía dimitir y con el
debate de Dolores de Cospedal ministra o no, secretaria general o lo que
le echen.
Lo que es ganar tiempo, tener poder y diferir
acontecimientos, no solo finiquitos. Hoy el finiquito es para Sánchez,
que ahí anda preparando el coche para irse de ruta, y el escándalo para
Espinar, el de Podemos, con la casa a cuestas.
Hemos llegado a esta situación en la que la principal
polémica en torno a Mariano Rajoy es si le otorga más poder a Sáenz de
Santamaría o a Cospedal, a De Guindos o a Montoro… Grandes quebraderos
de cabeza para él, como comprenderán, después de haberle perdonado casos
de corrupción, recortes, precariedad o un interminable aumento de la
desigualdad. Todo esto con una especie de mordaza también para el
principal partido de la oposición, al que no deja de amenazar con que, o
traga, o convoca terceras elecciones.
El nuevo
Consejo de Ministros de Rajoy, esta vez sin mayoría absoluta, se
enfrenta a un mandato que, a día de hoy, es más cómodo de lo que algunos
pretenden hacernos ver. Fundamentalmente porque el PSOE quiere ganar
tiempo. La estrategia de Susana Díaz pasa por enfriar la herida de Pedro
Sánchez y que el tiempo lo vaya arrastrando al olvido. De entrada, ya
se habla del congreso socialista casi para el verano. Susana ansía que,
para entonces, el coche de Pedro se haya quedado sin gasolina.
Imaginemos que el PSOE también ha tenido en cuenta que el paso del
tiempo se le puede volver en contra. Cada "recorte", cada asunto
"delicado" o cada medida "impopular" que vaya acometiendo Mariano Rajoy
también podría servir para recordarle al Partido Socialista que ha
permitido que tengamos este Gobierno. El auto de Sánchez consumirá
combustible, pero también convendría prever que andar con Mariano puede
desgastar seriamente… Y no solo las suelas de los zapatos.
Pasadas las urgencias de tener un gobierno por España, Rajoy se ha
fumado otro puro a lo Hannibal Smith y vuelve con su equipo A. Lejos
parecen quedar los tiempos del B.
Cercanos se ven, de nuevo, aquellos de
los "ajustes". Bruselas, de entrada, aprieta con otra tanda de miles de
millones. Si una manifestación de unas 6.000 personas ya es un
escándalo en España, veremos qué ocurre con unos 6.000 millones de
nuevos recortes.
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