Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


viernes, 4 de noviembre de 2016

Resulta que Espinar sí es un ejemplo. ¿Y ahora quién limpia su imagen?




No imagino lo que se debe sentir cuando, después de intentar mantener un comportamiento ejemplar en tu vida a contracorriente del sistema, compruebas que la recompensa (aunque no la busques) consiste en que te traten de sinvergüenza y especulador con publicidad y por medio del poder de todos los grandes altavoces existentes en un país. No lo imagino porque yo no soy un ejemplo de nada, pero debe ser desesperante y deprimente.


Intenta imaginar que has comprado un piso de precio tasado y que, llegado el momento de la entrega tras cuatro años de adelanto de cuotas sobre plano, o posteriormente, bien porque la situación del inmueble ya no es compatible con tu destino de trabajo, o bien porque ya no puedes hacer frente a los pagos por el motivo que sea, tienes que plantearte su venta.


 Sigamos poniéndonos en situación. Tras solicitar el permiso preceptivo al organismo correspondiente, previa justificación, te conceden ese permiso para su venta (que es lo habitual en estos casos). Bien… hay que saber que los precios de venta tasados (a los que te permiten como máximo vender este tipo de inmuebles) están muy por debajo del precio de mercado. En el caso del piso que vendió Ramón Espinar, probablemente unos 60 a 70 mil euros por debajo de lo que en el momento de la venta era su precio en vivienda libre. Seguimos.


Lo común en estos casos, como confirma el propio comprador de la vivienda del ahora senador por Podemos, es que los propietarios pidieran una cantidad en negro por encima del precio tasado. Sabemos que es ilegal, y podemos valorar si esto está mal o está bien, aunque sin perder de vista las circunstancias de cada cual en un sistema que es cualquier cosa menos justo o protector. Pero lo que no podemos hacer es ser tan hipócritas como para hacernos los sorprendidos.


Bien… la pareja que compra el piso a Espinar, después de mucho buscar, se encuentra con un chaval que no quiere ni un duro más de lo que marca la Ley. Y no lo quiere por principios. Y no sé a cuánta gente conoceréis capaz de no aprovecharse de unas circunstancias convertidas en norma (casi en sentido común), pero yo no conozco a demasiada.


Decían los que han puesto a caer de un burro a Espinar por nada, que podía haber vendido el piso por un precio inferior al tasado. Y es verdad. Incluso podía haberlo regalado. Pero también podía haber hecho lo que hacía casi todo el mundo, y no lo hizo por convicción. ¿Se llenarán las portadas comentando este particular?, ¿lo hará Ferreras, Ana Rosa Quintana, quizá Susanna Griso o Pepa Bueno, tal vez El País?, ¿o quizá lo harán esos otros medios digitales que dicen ser independientes y en muchos casos de izquierdas, pero que no han perdido la oportunidad de airear el asunto de malas maneras? ¿Se dará voz a los compradores de la vivienda en esos medios que se han desvivido por desprestigiarlo?, ¿se rectificará?


Ya sabemos que no. Y esto, por más que lo sepamos, pone de muy mala leche. Que se intoxique y se intente manipular es probablemente lo que más molesta de todo este sistema de mierda. Que sean tan cobardes y mezquinos es lo que más duele. Más que las propias políticas de expolio y depredación que están llevando a término los oligarcas que marcan el rumbo de este podrido país.







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