No hay
ninguna serie televisiva española con contenido histórico que no glose o
alabe de manera sibilina, o a cara descubierta, al franquismo o en su
defecto al Clan de los Borbones impuesto por aquel. El mensaje siempre
es "lo mal que estábamos antes y lo bien que estamos ahora" pese a que
nos lleven rumbo a la Edad Media.
En ese sentido, recordamos series como
"Cuéntame lo que pasó", "Amar en tiempos revueltos" y algunas más. De
la misma manera, nadie aún ha tenido el valor de hacer una película
objetiva sobre la Guerra Civil española. La mayoría se toman a broma la
contienda o bien te largan aquello de "ambas partes hicieron lo mismo"
igualando fascismo cavernícola con progreso, asesinos con víctimas.
Para
colmo, últimamente nos escupieron una serie donde se hace apología del
nazismo. "Gracias", intelectuales y artistas del Régimen. Os lo tragáis
todo sin rechistar. Es obvio que la ética, la dignidad personal así como
la profesional están reñidas con el plato de lentejas.
La serie de
televisión “Lo que escondían sus ojos” fue estrenada el día 22 de
noviembre por Telecinco. Era una de las promesas de Mediaset y no tuvo
problema en endulzar y mentir faltando al respeto a esas víctimas no tan
víctimas del franquismo.
¿Por qué?
Bueno, porque su protagonista el mal llamado “galán de la serie” era
Serrano Suñer, el cuñado de Franco y mayor representante del nazismo en
España.
Ya dije en
Diario 16 que “Esta serie está enfocada a personas muy jóvenes y
concretamente mujeres muy jóvenes, y por eso utiliza como protagonista a
Rubén Cortada, un actor muy atractivo y muy mediático para este tipo de
público. En definitiva el fenómeno del momento para la juventud y la
adolescencia.”
Lo
preocupante de que esta serie se haya emitido hasta el final no es sólo
el insulto (una vez más) a las víctimas del franquismo y a los más de
9.000 presos que mando este señor a los campos de concentración nazis,
lo preocupante también reside en la pretensión de que las personas
jóvenes se enamoren de una persona que no es ni de lejos la que Mediaset
nos ha hecho creer.
Tuve la
oportunidad en su momento de acudir, con otro compañero de esta casa, al
preestreno de la serie y cuál fue mi sorpresa que la mayoría de
personas que estaban allí eran muy jóvenes y, aunque parezca una
curiosidad aislada en las RRSS miles de comentarios nos han demostrado
que no lo es, las chicas que había a nuestro lado, cuando se presentó al
protagonista, no sabían de quién se trataba y dicho por ellas “si está
Rubén Cortada tiene que ser bueno”.
Telecinco
ha sabido jugar muy bien sus cartas porque no sólo han tirado de un
actor mediático y guapo sino que también han elegido una protagonista
que ha defendido muy cariñosamente la serie, tachando de populistas a
aquellos que osaban decir que se endulzaba la figura de un asesino de la
Guerra Civil y la Dictadura. Eso sí, muy educada ella, a cada
comentario se despedía irónicamente con “un beso”.
Nada ha
podido parar a este mastodonte que ha revisionado la historia, ni el
comunicado de Amical Mathausen pidiendo que se retractasen y pidieran
perdón a las víctimas, ni tampoco las más de 47.000 firmas para pedir el
cierre.
Tampoco parece que les ha dañado demasiado los artículos de Julián Vadillo en Diagonal o los de Carlos Hernandez en eldiario.es
Lo que está
claro es que en este país “no se quieren reabrir heridas”, heridas que
llevan abiertas durante años porque aquí nunca se han producido Verdad,
Justicia y Reparación”. Eso sí, tenemos que escuchar a Felipe VI,
nuestro rey, decir que “son tiempos para profundizar en una España de
brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o
habrá heridas cerradas”.
Disculpad pero las víctimas están muy cansadas de que se las obligue a poner la otra mejilla.
Alejandra de la Fuente
radiorecuperandomemoria.com
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