Amortizada la figura de Felipe González, ahora Rubalcaba y Zapatero intentan poner en órbita el liderazgo de la baronesa
Susana Díaz, la llamada a salvar al PSOE del ‘infierno’ que está viviendo el partido centenario en los últimos años tras la progresiva y continuada desafección de miles de sus militantes y otros tantos simpatizantes y no menos votantes, ha tenido que echar mano de la vieja guardia socialista, hasta ahora en las trincheras.
La presidenta andaluza pasa de la cola a la cabeza con inusitada rapidez, según soplen los vientos. Y ahora ya no hay vuelta atrás: será cabeza.
El acto de este viernes en Jaén, supuestamente para conmemorar el décimo aniversario de la ley de dependencia auspiciada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, ha servido para escenificar el rescate en toda regla que la presidenta andaluza ha tenido que pedir a las grandes figuras del ‘aparato’ del partido para reconducir su maltrecha imagen pública, tremendamente dañada tras el bochornoso espectáculo del comité federal del 1 de octubre que supuso la dimisión del último secretario general, Pedro Sánchez.
Una vez apartado momentáneamente de la primera fila mediática el ex presidente Felipe González tras su decisiva intervención en el derrocamiento de la anterior cúpula directiva, ahora ya no valen medias tintas y es el anterior equipo anterior a la etapa de Pedro Sánchez el que ha decidido dar la cara por la baronesa andaluza.
El ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha abandonado su papel mediador en Venezuela para volver a España y tomar un protagonismo más activo en reconducir la figura de Díaz para que llegue en las mejores condiciones de liderazgo al congreso del partido en verano, según lo previsto a priori por la gestora.
El regreso de Rubalcaba y Zapatero busca más la inhabilitación de Sánchez que el respaldo a Díaz
Zapatero todavía se la tiene guardada a Sánchez desde que éste despotricara en varias ocasiones contra la modificación del artículo 135 de la Carta Magna auspiciado por Zapatero, y cuya rectificación llegó a prometer Sánchez en las campañas electorales del 20-D y 26-J.
No es el único de los más allegados al ex presidente durante sus mandatos que ha dado un paso al frente. También el desaparecido profesor universitario de Química Orgánica Alfredo Pérez Rubalcaba ha vuelto a copar el foco mediático con un claro fin: más que aupar a Díaz su intención prioritaria pasa por laminar las posibilidades de que Sánchez aspire de nuevo a liderar el PSOE, por muy escasas que sean.
Esta semana desveló en televisión sin cortarse un pelo que le insistió a Pedro Sánchez que España necesitaba un Gobierno sólido. “Dejamos de hablar. Bueno, me dejó de hablar”, concretó el también ex secretario general del partido, el mismo que dio el relevo a Sánchez en Ferraz después de obtener unos resultados electorales nefastos, tanto como candidato a la presidencia del Gobierno frente a Rajoy en 2011 –los socialistas se quedaron en un dealentador 28,7% de los sufragios– como en las europeas de 2014, elecciones en las que Rubalcaba ayudó a dejar al partido socialista en el 23% del electorado, justo coincidiendo con el surgimiento de Podemos.
Aunque solo la indignación de la militancia juega a favor de Pedro Sánchez en su intento de volver a ocupar Ferraz, la vieja guardia del partido ha salido de las trincheras para que no haya el más mínimo atisbo de duda de que solo la candidatura de Susana Díaz será la válida para acceder a la secretaría general en verano.
No quiere sorpresas. Incluso Rubalcaba está dispuesto a remar junto a la baronesa andaluza, la misma que en 2014 le abrió la puerta de la dimisión tras sus reiterados malos resultados electorales.
Estos líderes históricos más o menos afines a Díaz también son conscientes de que los movimientos dados a su favor por la supuestamente independiente gestora saliente del comité federal del 1 de octubre han dejado muy dañado el trabajo de “cosido” de un partido hecho jirones.
Mientras tanto, las plataformas de militantes críticos con la gestora siguen aumentando.
Ya son más de una treintena las surgidas a raíz del considerable retraso en la convocatoria de unas primarias limpias previas a la convocatoria urgente de un congreso.
La excusa dada por la dirección interina de que es necesario prolongar el tiempo para “coser” las heridas y “fomentar el debate” no ha calado en absoluto entre los militantes, con los ánimos cada vez más encendidos contra sus dirigentes.
Natalio Blanco
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