Lo tiene crudo y lo sabe. Cuanto más se empeña en ser el
correveidile y el abrazofarolas del PP, más el partido de Rajoy le ignora y le
aparte de sus decisiones, a sabiendas de que, al igual que un perrillo fiel,
continuará por el mismo camino y que Rivera y sus chicos terminarán en el PP,
con algún carguillo que les incentive y les tape la boca.
El PP prefiere como socio al PSOE, e incluso al PNV,
olvidándose de esas 150 medidas que pactaron. Rajoy sabe que su marca blanca,
hagan lo que hagan, le seguirá y, se dedica, a darles algunas migajas.
Rivera llamó a Rajoy para quejarse –eso sí con la boca
pequeña--, porque no le hace ni caso y le tiene marginado. Pero él, inflexible,
sigue ayudando a su capo. A cambio de casi nada, se han unido al gobierno y han
aprobado, el techo de gasto, han impedido que las pensiones subieran un 1,2% el
año que viene, y, en contra de lo que siempre dijeron se han abstenido y no han
votado a favor de derogar la reforma laboral y la ley mordaza.
Y ahora, a pesar
de haber criticado, en su momento, la reforma exprés del Constitucional que
aprobó el PP para actuar contra Cataluya, votarán no a la proposición de ley
con la que el PNV pretende cargársela.
Además, empieza a tener problemas internos. Hay militantes
de C’s que se han creído que su partido era autónomo y se están dando cuenta de
que simplemente son un apéndice del PP, por lo que se han levantado en armas
contra la actual dirección, pidiendo regeneración interna y mayor limpieza en
las primarias durante el próximo congreso de finales de enero.
A ello, se une
los problemas surgidos por el fracaso en las autonómicas gallegas y vascas y
las dimisiones en Castilla-León o en la Comunidad Valencia.
Rivera no deja de sorprender a fieles y a extraños con sus
incoherencias de todo tipo. Por ejemplo, hace dos años, defendió la existencia
de corrientes internas para combatir el pensamiento único en los partidos, y
hoy, según sus nuevos estatutos define como infracción muy grave, con resultado
de expulsión, la creación de corrientes de opinión dentro de su Partido.
También pueden ser motivos de expulsión, las declaraciones en nombre del
Partido que le comprometan, o la manifestación pública de discrepancia grave
con la ideología del Partido.
En fin, todo esto en un partido que se llama
moderno y democrático, que dice cambiar la política española, eso sí, con unos
tics totalitarios que le aproximan a los de su gran tótem, el Partido Popular.
Últimamente está desaparecido, y cuando aparece es para
echar un cable a su amado líder, Rajoy. A pesar del constante incumplimiento de
su pacto por parte del PP, acaba de afirmar que esta legislatura será larga y
fructífera (naturalmente con su incondicional ayuda).
Además, jugando con
ventaja ya ha anunciado su candidatura para liderar su partido, en la IV
Asamblea General de finales de enero, mientras que sus posibles rivales no
podrán anunciarlo hasta el 23 ó 24 de enero, con lo que, mientras el líder
naranjita estará haciendo campaña durante más de dos meses, los demás tendrán
sólo tres días.
A este ventajista naranjita, le ha salido un grano
importante, se trata de los militantes críticos agrupados en #TransCsparencia,que le tildan de tramposo y de llevar todo cocinado a la IV Asamblea General,
haciendo de este congreso un paripé donde todo estará atado y bien atado, y
Rivera se paseará entre sus fieles en olor de multitudes.
Lo dicho, un magnífico líder, un estupendo partido que
desaparecerá cuando su magnífico líder y sus huestes más fieles y
aristocráticas se hayan colocado en el PP.
Ese es su fin, y mientras tanto, a
ayudar a su Rajoy.
Salud y República
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