La última vez que se encontró algo fue en 1997, en un motel de carretera
Los dos pequeños trozos de
presunta vergüenza, de aspecto similar al de un excremento humano con
algunas pequeñas adherencias de dignidad secas y sucias, que fueron
encontrados ayer por el personal de limpieza en la embajada española de
Londres resultaron ser finalmente simples fragmentos de heces
incrustados en la escobilla del wáter.
El personal de limpieza que
atiende la sede diplomática representada hasta ahora por Federico Trillo
cumplió a rajatabla el protocolo y acordonó el lavabo hasta que el
mayordomo forense de la embajada pudo examinar los restos hallados y
desmentir que tuvieran alguna relación con la dignidad o la moral.
“Si
el señor Trillo hubiese traído algo de vergüenza a la embajada, por muy
poca que fuese, yo lo habría sabido. Lo que se ha encontrado es
sencillamente caca”, ha declarado el asistente.
El Gobierno, sin embargo, ha
pedido una segunda inspección de los restos por si pudieran contener
alguna pizca de pundonor o amor propio, aun tratándose de heces.
“Es un
hombre de Dios y, por lo tanto, alguna cosa vamos a encontrar”, ha
asegurado Mariano Rajoy.
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