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viernes, 3 de febrero de 2017

¿Sabes de dónde viene el impuesto de la luz?


En tiempos de Felipe II ya había impuestos especiales para las velas de cera y sebo, impuestos que los nobles no pagaban



Nos encontramos en pleno invierno, los sueldos se congelan pero los impuestos siguen subiendo. Otra vez más los españoles tenemos que apretarnos el cinturón y en este caso con la factura de la luz, pero no, no les hablo de la actualidad, me refiero al invierno de 1765.


Ya lo dijo Camilo Sesto “siempre se repite la misma historia” y aunque es lógico pensar que antes de la invención de la electricidad nadie pagaba esta factura, conviene recordar que los españoles llevamos siglos soportando el IVA en la factura de la luz.


Desde tiempos de Felipe II ya había alcabalas especiales para las velas de cera y sebo y llegado el siglo XVIII la cosa no fue a mejor. Los 200 grandes nobles y los 8.000 hidalgos que se concentraban en Madrid se escaqueaban de los impuestos en cuanto podían (que para algo eran condes y marqueses los principales ministros de Carlos III), por su parte la Iglesia hacía otro tanto de lo mismo (ahí teníamos al obispo Diego de Rojas en el puesto de presidente del Consejo de Castilla). Con lo que al final y como era previsible, quien terminó pagando fue el pueblo.


 
El pueblo, el clero y la nobleza representados en un óleo de Ginés de Aguirre.
 
 
Se justificaban estos impuestos con los 4.000 faroles del alumbrado público que en Madrid había instalado el Marqués de Esquilache (el ministro de Hacienda del momento).
 
 
 Pero en el fondo el gobierno sabía que el doble de dinero de lo que habían costado los faroles ya se lo habían pulido en la boda del futuro Carlos IV y lo que es peor, al final quien pagaba los jolgorios nupciales y el alumbrado público era el pueblo, ese mismo pueblo que se quedaba sin sueldo para pagar la luz de su propia casa.

 

El Marqués de Esquilache. Sus continuas subidas de impuestos le terminaron costando el famoso motín por el que ha pasado a la historia.

Compré un candelero de barro, y una vela de sebo que me duró más de seis meses, porque las más noches me acostaba a escuras, y la vez que la encendía me alumbraba tan brevemente que más parecía luz de relámpago que iluminación de artificial candela.

Así narraba, el escritor Diego Torres Villarroel las míseras condiciones de vida a causa de la subida de impuestos, que por si fuera poco terminaron afectando al aceite con lo cual ni siquiera candiles era posible sufragar.


 Quedaba como consuelo pensar que los ingleses años antes habían implantado el “windows tax”, un impuesto a las ventanas y la luz que dejaban entrar. Pero no hay de qué preocuparse, los españoles del presente les han adelantado con el famoso impuesto al astro rey. Para que luego digan que no hay nada nuevo bajo el sol.

 
Miguel Zorita es cronista y licenciado en Bellas Artes y autor entre otras obras de Cervantes Madrid y el Quijote (Ed. La Librería).


 http://www.elplural.com/sociedad/2017/02/02/sabes-de-donde-viene-el-impuesto-de-la-luz





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