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jueves, 20 de abril de 2017

En el 54º aniversario del horrendo crimen de Julián Grimau



En el 54º aniversario del horrendo crimen de Julián Grimau



El 20 de abril de 1963 fue ejecutado en Madrid por la dictadura franquista el político comunista condenado a muerte por el tribunal militar que lo juzgó en Consejo de guerra de crímenes cometidos en la retaguardia durante la Guerra Civil Española en su condición de miembro de los servicios policiales y como jefe de la Brigada de Investigación Criminal. 



La oposición a la dictadura, tanto en el interior como en el exterior, cuestionó la validez de las pruebas presentadas en el juicio y denunció las torturas a las que fue sometido durante su detención.



Habiendo sido delatado. Fue conducido a la Dirección General de Seguridad, situada en la madrileña Puerta del Sol, en el edificio conocido como Casa de Correos, que hoy es sede del gobierno de la Comunidad de Madrid. Allí al parecer fue defenestrado desde un segundo piso a un callejón, lo que le ocasionó graves lesiones en el cráneo y en ambas muñecas.



 Grimau explicó este hecho a su abogado, declarando que en un momento dado de la sesión de tortura a la que fue sometido por sus interrogadores, le agarraron y le arrojaron por la ventana, esposado con las manos delante, razón por la cual se fracturó la frente y las muñecas. 


La policía, por boca del ministro de Información Manuel Fraga, declaró por el contrario que Grimau recibió un trato exquisito y que en un momento de su interrogatorio se encaramó a una silla, abrió la ventana y se arrojó por ella de forma "inexplicable" y por voluntad propia.



El juicio se celebró en los juzgados militares de Madrid el jueves 18 de abril de 1963.Tras apenas cinco horas de juicio, sin deliberación, se dictó como estaba previsto la condena a muerte.




La prensa internacional volcó su atención sobre el caso Grimau y hubo manifestaciones multitudinarias en varias capitales europeas y latinoamericanas. En algunos puertos, los estibadores se negaban a descargar los barcos españoles, y más de 800.000 telegramas llegaron a Madrid pidiendo la paralización de lo que consideraban un juicio farsa.



 La presión no pareció afectar al general golpista Franco, que en su línea habitual la atribuyó a una "conspiración masónico-izquierdista con la clase política". Fraga, en su calidad de ministro de Información y Turismo, inició una intensa campaña dirigida a la prensa internacional atribuyendo a Grimau los mayores crímenes.



Tras la lectura de la sentencia, sólo cabía la posibilidad de que el golpista Franco conmutara la pena por otra de prisión. Numerosos jefes de Estado se pusieron en comunicación con él para hacerle esta petición, entre ellos el papa Juan XXIII y el líder soviético Nikita Jrushchov, lo que tampoco tenía precedentes: era la primera vez que un dirigente soviético se dirigía oficialmente al régimen franquista




 

Hacia las 5 de la madrugada del 20 de abril, fue trasladado en una furgoneta al campo de tiro del cuartel, donde debía ejecutarse el fusilamiento. En principio, se ordenó a la Guardia Civil formar el pelotón, pero sus mandos se negaron a hacerlo, argumentando que a la Guardia Civil sólo le correspondía la custodia del cadáver.


 El capitán general de Madrid rehusó también que el pelotón fuera integrado por militares de carrera, que era la segunda opción. Parece ser que fue el propio Franco quien dio la orden de que los ejecutores de Grimau fueran soldados de reemplazo, y así se hizo. Jóvenes, asustados y sin experiencia de tiro, según los testigos, dispararon a Grimau 27 balas sin lograr acabar con su vida.


 Fue el teniente que mandaba el pelotón quien hubo de rematar a Grimau de dos tiros en la cabeza. Según confesó años más tarde a la familia del fallecido, este acto le persiguió durante toda su vida, hasta el punto de que acabó sus días en un psiquiátrico. Julián Grimau fue enterrado en el cementerio civil de Madrid.



Impactada por la muerte de Grimau, la artista chilena Violeta Parra dedicó versos de su canción '¿Que dirá el Santo Padre?' publicada en el trabajo Recordando a Chile (Una Chilena en París) de 1965.
"El que oficia la muerte como un verdugo tranquilo está tomando su desayuno. Lindo se dará el trigo por los sembra’os, regado con tu sangre, Julián Grimau."







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