Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


martes, 23 de mayo de 2017

Catetos . El Apolítico

 

El Apolítico

 
Lunes por la mañana. Amalio se ha levantado contento. Siempre está contento cuando gana su equipo. Hoy además, hay algo especial. 


Se ha pasado todo el fin de semana tirado en el sofá. Salvo el ratito del sábado por la tarde, después de comer, en el que Filomena hizo que la acompañara al Carrefour para hacer la compra. Y fue a regañadientes. ¡Se estaba perdiendo el partido de Nadal! Y todo por ir al puñetero Carrefour. ¡Allí sólo hay Marías y calzonazos!, le dijo a Filomena.


 De regreso, mientras ella guardaba la compra en el frigorífico y los armarios, Amalio se puso un cubata de güisqui con cola (él es solidario con los trabajadores de Fuenlabrada, pero no va a renunciar a un cubata por ellos), se repantigó en su sofá y a ver el partido de fútbol que juega el Madrid.


Después del Madrid, Filomena le llevó al sofá un bocadillo de chorizo, otro cubata y se pasó a Teledeporte que estaban echando balonmano. Jugaba el Kristianstad de Suecia, contra el Flensburg-H de Alemania. Ella se fue al dormitorio a ver Sálvame Deluxe.


 El domingo por la mañana, la Fórmula 1 y por la tarde más fútbol que para eso tiene pirateado el Plus.


Amalio se siente apolítico. Aunque siempre votó a Felipe González, luego, cuando lo de la corrupción, los GAL, y eso, le dio por votar a los de Anguita, aunque aquello de la pinza con Aznar de la que tanto se hablaba en la tele, le llevó de nuevo al PSOE de Zapatero. Ahora no sabe qué hacer, ¡iba votar a Susana, una tía con dos cojones! Si le preguntan por la corrupción, les dirá que todos los políticos son unos sinvergüenzas que van a lo suyo que no es otra cosa que robarnos.


 No hace distinción. Salvo cuando su compañero se mete con el Madrid y con Florentino. Entonces opina que no es importante que Florentino se haya llevado más de cuatro mil millones entre el Castor, Escombreras, Pertús, las Autopistas de peaje,… La corrupción está en otra parte, dice. Y quién denuncie a Florentino es porque es antimadridista.


Amalio y Filomena, viven en un barrio humilde del extrarradio de Madrid. Él, trabaja en una multinacional de fosfatos desde hace más de veinte años y tiene un sueldo de los de antes de la crisis. Ella, a sus cincuenta y siete años, está en el paro y cobra una ayuda familiar de 400 euros que consiguió al cumplir los cincuenta y cinco.


 Tienen dos hijos. Un varón con veintisiete años que vive en casa, que dejó los estudios al cumplir los dieciocho y se fue a trabajar a la construcción y se casó y seis años después, tuvo que volver a al hogar paterno, divorciado, apenado y arruinado psicológicamente. Elvira, la hija de Amalio y Filomena es médico, vive con su marido y sus hijos y trabaja en el Hospital de Móstoles.


 Tiene, según ella, un contrato estable aunque en realidad cada tres meses se lo van renovando. La despiden en Julio y la vuelven a contratar en Septiembre. Pero está contenta.


A Amalio, no le gusta que le hablen de política. No lee periódicos, salvo el As, se informa a través de los telediarios de la tele (le gusta el de Telecinco porque da muchos sucesos). Cree que la corrupción nos trae fritos y si le preguntas, te dirá que él lo arreglaba en un pispás. Cadena perpetua y quitarles todo lo que han robado. A los estibadores, ni mentarlos. ¡Menuda jeta tienen! Cobran seis mil euros, entran por enchufe, son unos macarras y encima están arruinando España con las multas que nos mete Europa por su culpa. ¡A la puta calle todos!, y se acababa el problema.


De los inmigrantes, mejor no mencionar nada en su presencia. Son todos unos maleantes que vienen a España a robar y a vivir de los subsidios.


 Él los metía a todos en un barco y los dejaba en alta mar. Quien quiera venir, con contrato de trabajo y con el compromiso de asumir nuestra cultura. Nada de Mezquitas. ¡Y de hacer reuniones en el parque para comer y emborracharse, como los panchitos, ni de coña! Y hablar en su idioma por la calle, como los rumanos, ¡Vamos por Dios! ¡Estamos en España! Y aquí se habla español.


Los funcionarios son todos unos vagos que se dedican a sus cosas y a hacer la compra en horario laboral. Las feministas, unas zorras mal folladas, aunque, no le extraña, ¡con lo feas que son! 


Hoy, lunes por la mañana, Amalio está contento. Va a recibir la “Medalla de Oro al mérito Civil” por su comportamiento heroico. Salvó a un niño de ser atropellado cuando a su madre se le había ido rodando el cochecito calle abajo. Claro que Amalio no sabía que el niño del coche era rumano.


  Jesús Ausín



 

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