Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


viernes, 7 de julio de 2017

Cronología de una premeditación evitable


Cronología de una premeditación evitable

 

Artículo de la revista PUNTO Y HORA nº97 (22-29 Julio de 1978) vía Sanfermines78


Como una traca mortífera la mecha, previamente ya colocada, ardió con furor en Pamplona, suprimiéndose los Sanfermines, hecho que solo logró la guerra civil en los años 1937 y 1938 que no se celebraron encierros. 


Solo el certero conocimiento de la psicología de los pamploneses pudo hacer estallar el polvorín, buscando la contestación, que pudo costar cientos de víctimas. 


Ninguna ingenuidad al planear la incursión de hombres armados en el ruedo. No menor la complicidad de quien dio la orden de atacar, y de quienes no fueron ese día a la plaza, como confesó el diputado ucedista señor Aizpún a varias personas, «porque sabía que algo iba a pasar».


La ocupación por las armas antidisturbios y de fuego duro setenta y dos horas, arreciando con la inclemente violencia la larga noche del día 8 en que mataron a German Rodríguez y resultaron mas de doscientos heridos contabilizados en centros sanitarios. 




Otros cientos fueron atendidos en casas particulares, o en sus puntos de origen al abandonar la ciudad sitiada.


 No se respetaron ni a niños, ancianos e inválidos. incluso un miembro de UCD que salía de la plaza con dos diplomáticos se identificó y fueron agredidos igual y democráticamente que al resto de los ciudadanos. La ciudad padeció los destrozos de la agresión. 


A las cinco de la madrugada, lruña parecía una ciudad diezmada después de una batalla, oliendo a ruinas. Se tomaron los accesos y las gentes no pudieron llegar a sus casas, hoteles, pensiones, campings ni jardín donde echar el saco de dormir. Curiosamente el diputado del PSOE, Urralburu, no pudo llegar a la suya y durmió en la del senador Jaime Ignacio del Burgo de UCD.


 Las casas se llenaron de desconocidos, dominados por el espanto, que recibieron acogida y atención por los pamploneses. Los tiroteos y gases obligaron a cerrar ventanas y portales. La sensación de invasión y desamparo fue total. Solo la policía municipal ayudo a la población, arriesgando todo por prestar atención a las gentes sin rumbo, heridas, perdidas, ofreciendo apoyo humano y protección.


 A partir de esa noche, las peñas reunidas estarían sin dormir dos días consecutivos. Sus condiciones: abandono delas FOP y dimisión del Gobernador no se cumplirían. Las fiestas se suspendieron.


 LOS «ERRORES» DE POCA MONTA


 El domingo día 9, partidos, centrales, peñas, parlamentarios, entidades ciudadanas trataban de zanjar la toma por la fuerza de la ciudad. La respuesta fue la llegada de nuevas unidades de reserva. El éxodo fue masivo. Las FOP lo llenaban todo. 


Asolaron con especial virulencia el casco viejo. Y las frecuencias moduladas pusieron los pelos de punta a los oyentes al oír la contundente orden de: «Tirar con todas las energías, no os importe matar». El día anterior, órdenes similares que permitieron las armas de fuego acabaron con el aliento del joven Germán.


 Estos serian uno de los «errores» de poca monta al buen decir del señor Martín Villa. Frase tan desgraciada como aquella de: «dos a uno a nuestro favor». Tanteo goleador que explica las agresiones intolerables de los tres días, teóricamente festivos.


 La solidaridad de Guipúzcoa no tardo. Pasajes Antxo decidió suspender sus fiestas patronales de San Fermín. En San Sebastián comienzan las movilizaciones que son disueltas por los antidisturbios. Se hospitaliza a un herido de pelotazo en la región costal, de consideración. Rentería, Zarauz y Pasajes celebran manifestaciones de protesta por los sucesos de Pamplona. Las carreteras generales se festonean con barricadas.


 LOS VASOS COMUNICANTES


 Euskadi recibe las primeras noticias, a través de su propia prensa, no la dirigida para intoxicar al estado Español de antivasquismo. Madrid dice lo que quiere, y en la mayoría lo que le mandan. Televisión, sigue siendo idéntica: nauseabunda. 


Acusa el golpe de denuncia por su tergiversación enviada por el Consejo General Vasco. En el telediario de Maciá, famoso en sus retransmisiones de la plaza de Oriente y otras, torpemente se defiende pasando la pelota a las «agencias».


 A partir de ese momento los noticiarios matizan: «según la agencia tal». Y dicen algo mas, pero como siempre.


 Euskadi, sabedora de los hechos, vibra en vasos comunicantes. El lunes día diez, por la mañana, el funeral por Germán Rodríguez es una gran manifestación de duelo, silenciosa. El cementerio albergo a unas treinta mil personas.


 Se sumaron hasta feriantes de las barracas. Emoción contenida. La consternación y duelo se traslucía entre el silencio, que se rompió al llegar los manifestantes al túmulo donde se entonó el Eusko Gudariak. Las FOP no aparecieron, y se desvió el recorrido para no encontrarlas donde estaban apostadas. En el mismo silencio se marcharon, excepto grupos pequeños que fueron disueltos por los antidisturbios.


 Paros en Pamplona, incluidos bares, comercios, salas de fiestas. También en Estella, Tudela, Tafalla, Barranca, Burunda, Leiza, Irurzun. En Guipúzcoa crecía la tensión. Barricadas y enfrentamientos en Donostia durante la noche. Laboralmente se para en Rentería, Pasajes, Hernani, Lasarte, Eibar, Tolosa… En Vizcaya y Alava se iniciaron los primeros paros y manifestaciones. Las emisoras de radios, Popular y Requeté transmiten las informaciones desde la realidad. La conexión esta en marcha. El País Vasco enlaza sus manos.


 EL «OTRO ERROR»: JOSEBA BARANDIARAN, MUERTO


 El martes día once, los paros y manifestaciones se producen e todo Euskadi.



En la cuesta de Aldapeta, calle de San Bartolomé, las FOP disuelven a los manifestantes en solidaridad contra los sucesos de lruña. Joseba Barandiaran, diecinueve años, recibe la bala mortal que paralizó su corazón. Cae la segunda víctima. El gobierno civil de Guipúzcoa divulga el infundio de que algunos manifestantes iban armados.


 Se pretende hacer pasar al joven muerto por delincuente común. Los testigos acuden a informar. Se les entretiene impúdicamente. Su testimonio sólo es escuchado en la prensa de casa. La tergiversación oficial no cuajara y el CGV sale al paso, con energía y contradice los hechos, además de urgir medidas políticas y transferencias de poderes.


 Pero el gobernador no cederá hasta que estalle el vandalismo de Rentería a los dos días. Entre tanto, la conmoción alcanza cotas de angustia. Astigarraga sufre por la víctima de su hijo Joseba, El CGV afirma que fue muerto por un policía con arma de fuego, según los testigos que acuden a la consejería del interior. Este sería el otro simple error de Martín Villa quien aceleradamente acude al consejo a decir que informará. 


Todos aplauden. A todos les parece de perlas. Excepto a Julio García, Diputado tudelano por Navarra, del PSOE, que firme y en pie se queda solo, como dicen, en el hemiciclo. Se salta la disciplina de voto, pero ante el pueblo aparece como el único que ha tenido agallas de no tragar la píldora, y que ni le va ni le viene si se había pactado decir «si». 


El caso es que se veía épicamente que «no».


Guipúzcoa registra ya un paro general.


 En Astigarraga se celebra, a las seis de la tarde, una asamblea en la plaza del Ayuntamiento. Se pide que Euskadi secunde el paro general. San Sebastián ya estaba tomada por las FOP. En Pamplona las peñas mantienen su postura irrenunciable de que se retiren los venidos a provocar. Se suspende la corrida y posteriormente las fiestas sanfermineras definitivamente. Vitoria celebra una gran manifestación y paros parciales, sin intervención de las fuerzas. 


En Vizcaya, la concentración en el Arenal culmina con barricadas, incendios, disparos. La traca mortífera se expande en todo el País Vasco, siendo la diana de las iras Guipúzcoa. Mientras que en Navarra decrece, aunque continúan los paros.


 EL «HELICÓPTERO» DE DON ERRORES


 Marejada entre parlamentarios. Todos quieren decir que no querían votar «sí» a la información gubernativa, que el asunto era otro, que si responsabilidades, y aquello de «nosotros fuimos los primeros» en pedir responsabilidades. Así es que don «errores» cogió el helicóptero y vino a Pamplona y a San Sebastián para enterarse concienzudamente, tal cual, luego informaría por televisión en rueda de prensa de «a cuatro amigos» que le preguntaran lo que él quería que le preguntaran o preguntasen. 


Se entrevista con altos mandos militares. Abel Hernández del diario «Informaciones» suelta ya la liebre contenida y escribe que el ejército estaría preparado para tomar militarmente Euskadi, por lo menos «en ciertos puntos».


 Benegas, que sabia tanto o más que Abel Hernández, se reúne con representantes de partidos y centrales y con el señor Martín Villa se negocia el permiso para el funeral de Joseba y una manifestación sin FOP. A cambio, se acuerda hacer un llamamiento al pueblo de Euskadi para volver a la normalidad.


 Bandrés encabeza la manifestación matinal. Durante todo el día continúan los enfrentamientos y tensiones. A la tarde, se celebra el funeral por Joseba en su pueblo, Astigarraga. A las ocho de la tarde los partidos encabezan una manifestación y a la vez las FOP disparaban a los manifestantes en Eguia y Amara. Estos acuden a los otros manifestantes para comunicarles que la policía no había cumplido lo pactado y que no se había contado con los barrios para tomar la decisión con el gobernador. Tensión entre los manifestantes.


 Llega la noticia de dos heridos de bala en Rentería. La gravedad va «in crescendo». Los paros parciales se producen en las cuatro provincias y en Navarra es noticia la Diputación Foral que se adhiere a la nota de condena sobre la actuación de las FOP, en la plaza de toros.


 LA CALLE SUYA


 Ya el oxígeno ciudadano comenzaba a faltar en serio en San Sebastián y provincia. Pero el amago vandálico de una violencia enloquecida llenó de espanto a Rentería que venía respirando la «desgracia», cerrando comercios, y refugiándose los ciudadanos en sus domicilios. Y hacia las dos del mediodía, con toda la calle para doscientos policías, ya que no podían herir al viento o a los árboles, asaltaron el asfalto, dispararon a puertas y ventanas, destrozando con disparos y culatazos todo lo que encontraron a su paso.


 Los porteros automáticos fueron arrancados de cuajo, los escaparates de comercios y entidades hechos añicos y en saqueo y pillaje digno de la más repudiable de las villanías, recolectaron relojes, radios y dulces. Gritos, insultos y risas ayudaban a proseguir la faena. 





Así dejaron sus huellas más significativas en la calle Aralar, donde defecaron y orinaron, además de poner en el portal número uno un bote de humo en el ascensor, que de manera angelical y «por error», pretendieron subir hacia arriba activándolo.

 
Se llevaron por delante cuanto encontraron, entre otras cosas un camión matrícula SS-12445 al que le prendieron fuego y queda deshecho y calcinado. La ira y venganza de los doscientos contra un Rentería vacía, sin pájaros en el aire siquiera, escandalizaría a los parlamentarios españoles, revelaba el secreto de la conjura, y obligaba a Martín Villa a decir que el rojo es azul y que el amarillo negro. Luego que si Don Quijote y los molinos de viento los creyó guerreros, y el sanchopancismo del veneno en copa de cristal de Venecia, «erró», porque los crímenes son los nuestros. 


Así unos largos brebajes de fácil digestión para los pueblos del estado a quienes se les escamoteo, otra vez más, la realidad, esa realidad que está ahí, archisabida por quien la padece: Euskal Herria. De tal suerte que provocó, y provocó. 


Y para acallar a los vientos, ya que la prensa vasca difundió los testimonios gráficos y grabaciones de imposible ocultamiento, destituyó al gobernador de Navarra, Ignacio Llano, al comisario Rubio, de Pamplona, al comandante Ávila y al de San Sebastián y al capitán de la PA de la reserva de Miranda de Ebro. Y él en su sitio. Porque tiene que prepararle a Suárez las municipales, como le maniobró las del 15 de Junio.


Enterados allende Euskadi del incontrolismo de Rentería, se recibió a las comisiones investigadoras de Rentería y Pamplona. Pruebas eran amores y el asunto se dilata y propaga. El Congreso no se divierte, sino que se entera. Se escandaliza. A Txiki Benegas que le ha tocado la muy lucidísima, aunque difícil consejería del interior, lo asedian a preguntas. Es un bombardeo. Todos otra vez se apresuran a decir que «fueron los primeros» en pedir esclarecimiento, responsabilidades. 


Transferencia de poderes al CGV, dicen que rápidas. Policía autóctona, que también. Y así llegan cuatro entretenimientos para ir estudiando ciertos poderes para agricultura, industria, comercio y urbanismo. Previa reunión Suarez-Benegas y con anterioridad enterado el ejército que ya estaba preparado para intervenir si fuera menester. Solo que la sorpresa cortó los planes. Supieron que había incontrolados de los mandos. Después de cuarenta años de pasar ídem.


 MANIFESTACION Y EL «POBRE DE MÍ»


Rentería convocó para la tarde del sábado día quince una manifestación, que fue más nutrida que la de los partidos con el idéntico objetivo de denunciar la acción policial de Rentería. Asamblearios y partidos discreparon en el fondo y en la forma, pero las contraopiniones no diluyeron el sentido de la protesta del pueblo guipuzcoano. Al día siguiente domingo, partidos políticos, excepto Herri Batasuna y LKI que discrepaban sobre la potenciación del CGV, se manifestaron en San Sebastián, pidiendo entre otras cosas la dimisión del gobernador.


Antes, Pamplona salio en pequeña manifestación del Ayuntamiento al túmulo de Germán, simbolizando «el pobre de mí», fin de unos Sanfermines que no se celebraron. Pero si esta la cuenta pendiente de esclarecer unos hechos que llevaran tiempo, el verano se hace caluroso, y el tiempo puede quitar interés, porque no conviene, tal vez, denunciar demasiado este ensayo general, que de momento queda en tablas.


Lo cierto es que ahora se intenta comerciar con ofertas al PNV. Pero el pueblo tiene memoria y discernimiento. Sabrá calibrar la mena y la ganga. Se le ha hecho sufrir demasiado. Sañudamente. Es la hora de rectificar agravios, porque se ha vivido entre la muerte y la esperanza, eligiendo esta última, razón que sostiene y alimenta a Euskal Herria. Como lo ha demostrado.





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