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jueves, 17 de agosto de 2017

Los ejércitos secretos de la OTAN: la Operación Gladio


El 2 de agosto de 1990, el entonces presidente de Italia, Giulio Andreotti, reconoció ante el Senado italiano la existencia de una red de ejércitos secretos a lo largo de la Europa occidental. Aquella noticia era terrible y confusa en términos iguales. Terrible debido a que habían existido tropas paramilitares no controladas por el poder civil; confusa porque no se sabía ni cuáles eran los objetivos de estas tropas stay behind, ni quiénes la formaban, ni qué acciones habían llevado a cabo.
En este artículo se intentará dar respuesta a qué fueron los ejércitos secretos de la OTAN, quiénes lo formaron y cuáles fueron sus operaciones y sus objetivos. Para conseguir lo anterior, profundizaremos en el caso italiano por dos razones. En primer lugar, porque fue en Italia en donde se dio a conocer públicamente la existencia de esta estructura secreta, que en el país transalpino fue bautizada como Operación Gladio. Y en segundo lugar, porque fue en este Estado en donde la estructura se mostró más activa, viéndose involucrada en atentados y operativos de golpes de Estado.

Vacío informativo

Cuando se comienza a investigar sobre los ejércitos secretos de la OTAN lo primero que se puede observar es la falta de información al respecto. De hecho, sólo ha habido un autor que haya tratado el tema en profundidad, Daniele Ganser. Por otro lado, es tal el vacío existente que una de las principales fuentes a la hora de trabajar el tema continúa siendo el documental de Alan Francovich, el cual fue emitido por la BBC en 1992.

La principal razón sobre la falta de investigaciones en relación con este proceso es la opacidad de los estados que se vieron involucrados. Cuando todo el asunto salió a la luz, el Parlamento Europeo trató este proceso, llegando a una resolución en la que se condenaba esta estructura stay behind y se demandaba una investigación por parte de los diferentes estados implicados. Sin embargo, Italia, Bélgica y Suiza fueron los únicos países en llevar a cabo investigaciones parlamentarias sobre la cuestión, mientras los demás países se limitaron a reconocer la existencia del operativo sin dar más detalles.


¿Cuál era la finalidad de esta estructura stay behind? Los ejércitos secretos de la OTAN tenían como objetivo luchar contra el comunismo. En un primer momento, esta amenaza procedería desde el otro lado del telón de acero. Sin embargo, cuando las esferas de influencia en Europa se consolidaron y se comprobó que la URSS tenía más interés en mantener su esfera de influencia que en expandir la revolución mundial, los objetivos del operativo fueron reconfigurados. Así, el enemigo ya no estaba fuera de las fronteras, sino dentro de ellas. Estos insiders eran las agrupaciones comunistas, aunque también se incluían entre los enemigos agrupaciones políticas y/o sociales relacionadas a la izquierda política.


Otro elemento importante al tratar la estructura stay behind es esclarecer si estuvieron relacionados con actos de terrorismo o no. Es difícil dar una respuesta completa a esta cuestión, ya que mucha información primaria se encuentra aún clasificada o ha sido directamente destruida. No obstante, si se presta atención a las palabras de Vinciguerra, la estructura, al menos en su rama italiana, sí estuvo involucrada en este tipo de actos.

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Portada de la versión española de la obra de Daniele Ganser. Junto con el documental de Alan Francovich, es la mejor referencia sobre los Ejércitos secretos de la OTAN

Los intentos de golpe de estado


Durante la Guerra Fría, el espectro político italiano se dividió entre dos partidos. Por un lado, la Democracia Cristiana, por otro lado, el Partido Comunista Italiano. Por consiguiente, y por causa de la presencia de un partido comunista popular, las diferentes elecciones generales que se produjeron en Italia desde 1948 hasta la década de 1980 se convirtieron en una batalla política que no sólo se jugaba en el interior del país, sino también a nivel internacional.


Después de la II Guerra Mundial, Italia quedó encuadrada dentro del bloque occidental. Sin embargo, Estados Unidos sabía a la perfección que las probabilidades de que el PCI llegase al poder en las elecciones de 1948 eran bastante altas. Con el objetivo de evitar tal situación, la CIA organizó un operativo cuyo principal fin era que la Democracia Cristiana se alzase con la victoria en las elecciones del 48. Para ello se usaron varios recursos, desde una campaña difamatoria contra el PCI dirigida y realizada por la Iglesia católica italiana, pasando por un refuerzo económico a Italia y a la Democracia Cristiana para llevar a cabo su campaña, finalizando en una operación donde los italo-americanos enviaban cartas a sus familiares en Italia avisándoles de los peligros de votar al PCI.


La estrategia funcionó a la perfección y la Democracia Cristiana obtuvo los mejores resultados en su historia en esas elecciones de 1948. Pero lo más relevante de la victoria de la DC fue el éxito de una de las primeras acciones encubiertas de la CIA. De hecho, en caso de que el PCI hubiera ganado aquellas elecciones, los EEUU habían planeado un Plan B que consistía en una invasión de la Italia, tal y como reconoció décadas después Francesco Cossiga, presidente de Italia entre 1985 y 1992.


No sería hasta la década de 1960, más concretamente en 1963, cuando Italia volvería a estar en el radar de los Estados Unidos. En esta ocasión no se trataban de una posible llegada del PCI al poder italiano, sino de la entrada del Partido Socialista Italiano (PSI) en el ejecutivo nacional. El objetivo de la alianza cristiana-socialista era dar mayor estabilidad al panorama político y social italiano a través de una coalición de centro-izquierda. Sin embargo, la CIA y los sectores más reaccionarios de la política italiana y estadounidense mostraron una preocupación ante el giro a la izquierda y aprovechando el asesinato de J.F. Kennedy en noviembre de 1963, planearon llevar a cabo un golpe de estado. Dicho golpe fue marcado para el año siguiente, aunque finalmente no fue necesario ejecutarlo debido a la salida de los socialistas del ejecutivo. El golpe, que ha pasado a ser conocido bajo el nombre de “Piano Solo”, triunfó sin poner en marcha el músculo militar que había tras él.


“Piano Solo” no fue el único golpe de estado planificado en Italia durante la Guerra Fría. Apenas seis años después del éxito del golpe de 1964, en 1970 desde los servicios secretos y militares italianos junto con los paramilitares de Borghese, se volvía a preparar otro golpe de estado, en esta ocasión liderado por Valero Borghese. Los golpistas debían ocupar las sedes del Ministerio de Defensa y de Interior, al mismo tiempo que hacerse con el poder en la sede de la RAI y otros medios de comunicación de importancia. Posteriormente, todos aquellos elementos calificados como subversivos serían detenidos y un gobierno militar sería instalado con el objetivo de volver a instaurar el orden y la disciplina a Italia. Sin embargo, y por razones que aún hoy se desconocen, Borghese ordenó que el golpe se detuviese y que Italia no se despertase bajo un gobierno militar.

La Estrategia de la Tensión, los años del plomo y la Operación Gladio


Para comprender la década de 1970 en Italia, primero deben ser clarificados los significados de “años del plomo” y “estrategia de la tensión”. Respecto al primero, se puede definir como el contexto de violencia callejera que evolucionó a la lucha armada por parte de grupos extremistas (de derecha y de izquierda) que recurrieron a la violencia para conseguir sus objetivos aprovechando la debilidad de las instituciones políticas y económicas, del caos político y de la negativa coyuntura económica italiana derivada de la crisis del petróleo de 1973. Por otro lado, respecto al segundo concepto, se puede considerar como una táctica para cometer actos terroristas y atribuirlos a la otra parte. El término tensión se refiere a la tensión emocional, a aquella que crea una sensación de miedo; el término estrategia se refiere a quién alimenta el miedo en la sociedad y lo dirige contra un grupo o sector determinado. En el caso italiano, el grupo era la izquierda, representada principalmente por el Partido Comunista Italiano.


La Operación Gladio, esto es, el uso indiscriminado del terrorismo contra la población civil italiana, comenzó el 12 de diciembre de 1969 con la explosión de cuatro bombas en Roma y en Milán que mataron a 16 personas. De estos cuatro atentados, el más famoso ha sido el de la sede de la Banca Nazionale dell’ Agricoltura, localizada en Piazza Fontana. En un primer momento, las autoridades culpabilizaron de los atentados a la izquierda, exactamente a grupos anarquistas.


No obstante, desde los primeros momentos del atentado muchas dudas surgieron en torno a la autoría de los atentados. De hecho, legal y jurídicamente, ninguna persona y/u organización ha sido declarada culpable de la matanza. Aún con lo anterior, un informe secreto del SID, los servicios secretos italianos, datado a 16 de diciembre, mencionaba la posibilidad de que los atentados en Milán y Roma hubiesen sido perpetrados por grupos de la derecha con el apoyo de la CIA. Esta mención se vio confirmada años después con las declaraciones del General Maletti sobre cómo la CIA brindaba apoyo a terroristas de la extrema derecha para detener el avance de la izquierda en Italia.

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Portada del Corriere della Sera el día después del atentado en Piazza Fontana

En 1972, cuando Italia aún se recuperaba de los acontecimientos de 1969, tres miembros de los carabinieri fueron asesinados en un atentado acontecido en Peteano. Al igual que los sucesos de 1969, el atentado fue atribuido a grupos de extrema izquierda revolucionaria. Sin embargo, como sucedió en Roma y Milán, las dudas surgieron rápidamente. En primer lugar, porque según el General Serravalle, tres de los siete depósitos de explosivos C4 localizados en Trieste y pertenecientes a la red Gladio habían desaparecido a sólo dos meses del atentado de Peteano. Y en segundo lugar porque, durante su juicio en 1984, Vincenzo Vinciguerra confirmó la existencia de una “superorganización” organizada por la OTAN y con la colaboración de los servicios secretos italianos y fuerzas militares y paramilitares italianas. Pero no sólo eso, sino que Vinciguerra contextualizó las acciones de grupos paramilitares de extrema derecha tales como Ordine Nuovo o Avanguardia Nazionale como acciones llevadas a cabo dentro de la Operación Gladio.


En 1974 se produjeron nuevos incidentes. Por un lado, en una manifestación anti-fascista en la ciudad de Brescia se produjo un atentado en donde fallecieron ocho personas y 102 resultaron heridas. Llevado a cabo por personajes encuadrados en grupos de extrema derecha, en 1982 los imputados por el caso fueron declarados inocentes, lo que llevó a una manifestación espontánea en el lugar donde había tenido lugar el atentado y a una reflexión por parte de la izquierda institucional que cobraría todo su sentido tras el descubrimiento del ejército paralelo de Gladio: ¿Cómo era posible que mientras a los responsables del terrorismo de la extrema izquierda se les juzga y se les condena, a los de extrema derecha nunca se les consigue condenar porque al final resultan siempre inocentes? Esta reflexión es también válida para los resultados de la investigación de la “Operación Tora Tora” donde las pesquisas llevadas a cabo sobre el caso dieron el resultado de 145 personas acusadas, de las cuales 78 de ellas fueron llevadas a juicio y de estas 78, 46 fueron sentenciadas culpables, los cuales apelaron al Tribunal Supremo Italiano y fueron finalmente exonerados de sus cargos.


Otro incidente de importancia ocurrido en 1974 se localizó en el tren que hacía la ruta Roma-Münich, en donde fallecieron 12 personas y 48 resultaron heridas. Además, en este año, el que había sido miembro de la logia P2 y director del Servizio Informazioni Difesa (SID), Vito Miceli, fue arrestado bajo los cargos de “conspiración contra el Estado” en relación con la “Operación Tora Tora”. Durante el juicio, Miceli declaró la existencia del Operativo Gladio (sin nombrarlo) y cómo éste estaba coordinado desde la OTAN y desde los EEUU.

Del Compromiso Histórico al atentado de Bolonia

 

Formulado en octubre 1973, el “compromiso histórico” es como se conoce a la intención del PCI de formar una coalición de gobierno junto con la DC con el objetivo de dar estabilidad política a Italia y así evitar que una solución más autoritaria fuera tomada para internar resolver los problemas económicos y sociales por los que atravesaba el país. En el fondo de este compromiso está el fundamento ideológico del Eurocomunismo, pero también el temor de Berlinguer de que si el PSI y el PCI formaban una alianza para formar un ejecutivo, esto provocaría una reacción de la derecha en forma de golpe de estado. La sombra de Salvador Allende y el golpe de estado de Pinochet eran alargada. Desde el ala más progresista y moderada de la Democracia Crsitiana se acogió la idea del “compromiso histórico” favorable, por lo que la DC y el PCI acercaron posturas y comenzaron a armonizar sus objetivos.


Un año después de la formulación del “compromiso histórico”, Aldo Moro, primer ministro de Italia, viajó a Washington donde le comentó a Henry Kissinger y a Gerald Ford su intención de incluir al PCI en el ejecutivo italiano, a lo cual recibió una respuesta negativa por parte de ambos, los cuales recordaron a Aldo Moro que ningún elemento comunista podía participar en el gobierno. Sin embargo, los resultados de las elecciones de 1976, en donde el PCI logró el mejor resultado en su historia, llevaron en 1978 a Aldo Moro a intentar poner en marcha el “compromiso histórico” formulado cinco años antes. El 16 de marzo de 1978, Aldo Moro se dirigió a la Cámara de los Diputados para presentar el proyecto. Sin embargo, nunca llegó al Parlamento ya que fue secuestrado ese mismo día.

Infografía sobre el secuestro de Aldo Moro, reproduciendo la teoría de que las Brigadas Rojas perpetraron su secuestro. Fuente: http://www.belt.es/noticiasmdb/imagenes/17030818.jpg
Infografía sobre el secuestro de Aldo Moro, reproduciendo la teoría de que las Brigadas Rojas perpetraron su secuestro. Fuente: http://www.belt.es/noticiasmdb/imagenes/17030818.jpg

Durante 55 días Aldo Moro estuvo secuestrado, hasta que el 9 de mayo su cadáver apareció en una calle céntrica de Roma. Supuestamente su secuestro y ejecución fueron realizadas por las Brigate Rosse, pero lo cierto es que el secuestro y posterior asesinato del ex primer ministro italiano estaba lleno de misterios. El principal era si la CIA, los servicios secretos italianos o la estructura Gladio tenían algo que ver con la cuestión Moro. Según el periodista italiano Carmine Pecorelli detrás de la muerte de Aldo Moro no estaban las Brigate Rosse sino la CIA y la estructura Gladio. Si Pecorelli tenía razón o no fue algo imposible de verificar ya que fue asesinado el 20 de marzo de 1979. Lo más inquietante es que entre los imputados por el caso se encontraba el entonces primer ministro Giulio Andreotti, el cual fue declarado inocente junto al resto de acusados en 1999. Sin embargo, en 2002 Andreotti fue declarado culpable de instigador de homicidio, aunque finalmente el Tribunal Supremo italiano lo exoneró de la anterior condena en el 2003.


Es probable que nunca se sepa a ciencia cierta quién estuvo detrás del secuestro y asesinato de Aldo Moro. La comisión del Senado que investigó la estructura Gladio en la primera mitad de la década de 1990 sospechaba que la CIA, los servicios secretos italianos y la estructura Gladio estaban tras el asesinato de Moro. Sin embargo, cuando se dispusieron a investigar esa hipótesis descubrieron que la mayor parte de los documentos relacionados con el secuestro y asesinato habían desaparecido.


La última acción de importancia que se encuadra dentro de la “estrategia de la tensión” fue el atentado de 1980 en la estación de tren de Bolonia. Un total de 85 personas fallecieron y los heridos ascendieron a más de 200 en uno de los peores atentados sobre suelo europeo que se había registrado hasta aquel momento. Según la comisión investigadora del Senado, el atentado de Bolonia fue la acción más mortífera conectada con la red Gladio.


Tras la masacre de Bolonia, la estrategia de la tensión, los años de plomo y los atentados de bandera falsa comenzaron a cesar debido a que el Estado fue capaz de controlar la situación y a que la opinión pública, tras una década de asesinatos, atentados, muertes y heridos rechazó de plano la violencia. Sin embargo, la consecuencias sociales de la década de 1970 en Italia fueron tremendamente dolorosas, tal y como constató la comisión de investigación del Senado en su informe, señalando que entre 1969 y 1987, 491 civiles fallecieron, mientras que 1.181 fueron heridos.

Conclusiones

 

Originariamente, la stay-behind nació como un ejército paralelo y secreto que sólo se accionaría en caso de ataque por parte fuerzas extranjeras, que en la lógica de la Guerra Fría no podía ser más que las fuerzas del bloque socialista sobre un territorio del bloque capitalista. Y así ocurrió en 7 de los 15 países que integraban la estructura secreta de la OTAN. Sin embargo, en los restantes países de la trama parece claro que sus estructuras stay-behind han tenido alguna relación con actos de terrorismo con el objetivo de desacreditar a la izquierda y que ésta no pudiera llegar al poder a pesar de la aceptación de la “reglas del juego” exigidas por los Estados del bloque occidental.


Desmantelada a comienzos de la década de 1990, no se puede asegurar si los ejércitos secretos de la OTAN han sido disueltos definitivamente, ya que la OTAN jamás ha reconocido oficialmente la existencia de esta estructura. Sin embargo, su existencia está fuera de toda duda, mientras que en Italia el operativo estuvo ligado estrechamente con atentados terroristas que tenían el objetivo de desacreditar a la izquierda, especialmente al PCI, para restarle el gran apoyo popular con el que contaba.


Que una estructura similar a Gladio pueda seguir existiendo es una posibilidad y más después de que la prensa italiana diera a conocer la existencia de Department of Anti-terrorism Strategic Studies (DSSA), especia de policía paralela, fundada por Gaetano Saya y Rocardo Sindocca, los cuales habían formado parte de la red Gladio. Aun así, dictaminar la existencia de una red paralela como Gladio es en la actualidad imposible por falta de evidencias. Sin embargo, nunca es descartable que los Estados vuelvan a usar este recurso con el fin de ejecutar decisiones u obtener objetivos de distinta naturaleza que serían imposibles conseguir sin el uso de la tensión y las operaciones de falsa bandera.







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