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martes, 14 de noviembre de 2017

Tengo 8 años y me gusta "que no me quepa en la boca"



Smartphone de Daniela, 8 años. App Musical.ly. Elegir Música. Hashtag del momento: #Mayores. Grabar. "A mí me gustan mayores". Guiño. "A mí me gustan más grandes". Lengua. "Que no me quepa en la boca"

 
15 segundos es exactamente lo que tarda una menor en difundir su imagen a millones de personas, interpretando con movimientos provocativos las letras más violentas y machistas del reggaeton. Entre esos millones de personas se encuentran otros menores y también acosadores, violadores, pedófilos, extorsionadores o depravados en busca de nuevos contenidos. 6 segundos es lo que tardan en descargarse su vídeo. 2 segundos en reenviarlo a todos sus contactos.


La típica costumbre de interpretar y bailar las canciones de nuestros ídolos en la adolescencia ahora se llama lip sync y puede convertirse en un arma peligrosa si confluyen factores como la cultura machista y el uso de las nuevas tecnologías sin reflexión ni acompañamiento. Aplicaciones como Videostar o Musical.ly causan furor entre la gente joven porque les permiten grabarse a sí mismos cantando los temas del momento y tener miles de fans.


Todo parece ideal hasta que echamos un vistazo al tipo de contenidos que se intercambian y cómo lo hacen. Aquí entra en juego la cultura machista, que también se ha apropiado de otro género musical: el reggeaton.


Expresiones como: "si quieres trépateme encima y mátame", "te abro de piernas en el balcón, mucho mejor cuando no me pones el condón", "deja el drama ven y mama", "por eso es que soy hijoeputa y gracias a esta puta fue que yo aprendí" son interpretadas por caritas angelicales que apenas tienen 10 años y difundidas por las redes sin ningún tipo de filtro.


 ¿Tendrán alguna idea de lo que están cantando y de dónde acabarán sus vídeos?




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La típica costumbre de interpretar y bailar las canciones de nuestros ídolos en la adolescencia ahora se llama 'lip sync' y puede convertirse en un arma peligrosa"

El problema no está en que estas apps dispongan de canciones de contenido sexual, sino en el tipo de sexualidad que están inculcando a los menores y la total desprotección a la que están expuestos.


¿Acaso no hay rimas sensuales que no humillen a las mujeres? ¿No son bailables las historias donde los hombres no parecen animales irracionales? Según Musical.ly debe ser que no.


 Si analizamos su oferta de canciones gratuitas comprobaremos que más del 80% son reggaeton, pero del machista. Tampoco son contenidos que los usuarios elijan muy libremente, ya que la propia app se encarga de elaborar listas de sugerencias y retos bien visibles en portada, que sirven para promocionar a quienes los hacen y tengan mayor visibilidad.


 Por otro lado, los "términos de uso" de la aplicación, especifican que no puede ser utilizada por menores de 13 años y si la utilizan menores de 18 debe ser con la supervisión de sus padres. Sospechamos que esto no ocurre en la realidad. Según las estadísticas el 64% de usuarios tiene entre 13 y 24 años y es poco probable que canten estas letras con ellos delante.


Un pequeño dato para sus tutores: la segunda entrada más buscada en Google sobre Musical.ly es "musically sexual", por delante de "musically app".


El último hit reggaetonero que está siendo difundido tanto por las apps como por los medios, se titula Mayores. Se trata de un single de la artista Becky G que canta a dúo con el rapero Bad Bunny que viene avalado por la polémica.


Mientras ella canta: "a mí me gustan más grandes, que no me quepa en la boca" él corea: "conmigo no hacen falta los juguetes, yo todavía nuevo de paquete, pero si te gusta abusar con otro vete". Pocas horas han hecho falta para que tengamos esta melodía hasta en la sopa.


Hace unos días, programas como Operación Triunfo o Viva la vida invitaron a la artista a interpretar su famosa canción pero obligándola a modificar parte del estribillo, lo que generó cientos de protestas entre los jóvenes que se sabían al dedillo la letra. ¿El resultado? Una mayor repercusión en redes y más visibilidad para estos programas y para el dichoso tema.


 No nos la dan con queso: lo de estos medios no son gestos comprometidos sino pura estrategia. Si hubiesen tenido la más mínima intención de proteger a los jóvenes no habrían contratado a esta cantante ni financiado la cultura de la violación.

No nos la dan con queso: lo de estos medios no son gestos comprometidos sino pura estrategia
La artista ha concedido varias entrevistas en las que se ha quejado del trato discriminatorio que las cadenas españolas han tenido con ella por obligarle a cambiar la letra de su canción, cosa que no han hecho con otros artistas masculinos.


Y ahí tiene toda la razón: son igual de dañinas son las letras machistas cantadas por hombres que por mujeres, por el reggaeton, que por cualquier otro estilo musical.


También ha confirmado que la expresión "que no me quepa en la boca" sí tiene un doble sentido, pero argumenta que también lo tienen canciones como Despacito que hemos escuchado millones de veces y nadie ha obligado a su autor a modificarla.


¿Podemos hacer algo ante esta situación? Quizás bastaría con mostrar algo de conciencia grupal desde el lugar que ocupamos en la sociedad. Los y las cantantes pueden elegir ser un referente positivo para millones de adolescentes en lugar de llenarse el bolsillo a costa de perjudicarles.


 Los medios de comunicación pueden dejar de promocionar contenidos sexistas que limiten a sus espectadores en roles arcaicos. Los ayuntamientos pueden contratar a artistas comprometidos con la igualdad. El gobierno puede adaptar las leyes para proteger a los menores y a todas las personas de contenidos machistas. Las apps pueden promocionar músicas más comprometidas.


Las escuelas pueden incluir en sus programas educativos una visión de género. Los padres y las madres pueden acompañar a sus hijos a la hora de acceder a estos contenidos y reflexionar con ellos...


Es una tarea conjunta que nos compete a todas las personas, en la que el grado de responsabilidad viene determinado por el impacto y el alcance de nuestros actos.


Yo voy a empezar por ejemplo dando nombres de artistas de reggaeton cuyas letras no son machistas: Tremenda Jauría, Chocolate Remix, Kumbia Queers, Krudas Cubensi, Ivy Queen, Mueveloreina...


A ver si toman ejemplo los medios y las letras comprometidas con las personas empiezan a escalar puestos en las listas.


  Yolanda Domínguez 



 

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