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miércoles, 13 de diciembre de 2017

La limpieza del lago de la Casa de Campo obliga a sacrificar 14.000 peces


Lago de la Casa de Campo
Vallado en la Casa de Campo antes del vaciado del lago.

 

El estanque permanecerá vacío hasta agosto de 2018 y se remodelará el muro perimetral


El Ayuntamiento de Madrid comenzó este martes las obras de rehabilitación del lago de la Casa de Campo


 El estanque será vaciado completamente y las 14.000 carpas que en él viven serán sacrificadas, de acuerdo con la normativa regional. "Al tratarse de especies invasivas, no queda otra opción", dice el Consistorio, que habla de "eutanasia" para acabar con los peces: primero recibirán una descarga eléctrica y luego serán sedados con aceite de clavo.


 Las aguas del lago acabarán en el Manzanares. Después, el Ayuntamiento limpiará el estanque y reformará el muro perimetral, que sufre graves desperfectos.


Una de las intervenciones más delicadas de la rehabilitación será el vaciado de los 150.000 metros cúbicos de agua del estanque y la eliminación de la fauna piscícola.


 Se estima que allí viven 6,5 toneladas de peces (14.000 ejemplares, según un estudio municipal): sobre todo carpas, además de percasoles y gambusias.


Todas ellas son consideradas especies "invasoras", que las leyes autonómicas obligan a sacrificar durante este tipo de actuaciones.


Así lo explica Beatriz García, directora general de Gestión del Agua y Zonas Verdes del Ayuntamiento, que revela que ese es "el precio" que se debe pagar por una reforma de este tipo.


"Nadie quería resolver el problema del muro, pero es que está en muy mal estado", recalca.


El vaciado de las aguas del lago será progresivo y durará entre una y dos semanas. "Las de superficie, más limpias, se irán al río Manzanares.


 Las otras, más sucias, también, pero antes se someterán a un saneamiento en las depuradoras municipales", agrega García. Durante el desagüe, que comenzará en los próximos días, se pescarán las carpas con el método de "pesca eléctrica".


Se trata de un sistema que consiste en producir un campo de corriente dentro del agua para que los peces queden paralizados. Después se podrán pescar y trasladar a piscinas artificiales colocadas junto al estanque. Allí se les dará aceite de clavo para matarlas.

 
Tras el desagüe, los operarios podrán comenzar las reformas, que se prolongarán hasta al menos agosto de 2018. Pero, ¿sabe el Ayuntamiento lo que se encontrará en el lago vacío? "Imposible de saber. Esperemos no encontrar sorpresas", ironiza García.


 El lago ocupa una superficie de 80.150 metros cuadrados (unos ocho campos de fútbol) y tiene una profundidad de hasta 4,5 metros.


El Ayuntamiento renovará sus instalaciones náuticas con nuevos pantalanes diseñados para los piragüistas y sus embarcaciones de remo.


También las barandillas oxidadas se sustituirán, y el gobierno de Carmena dotará el espacio de una "identidad propia", con un nuevo mirador, más bancos, más árboles (olivos y cerezos, sobre todo) y nuevos espacios peatonales.


 Las obras tienen un presupuesto de 2,6 millones de euros y durarán ocho meses.


Juan Gómez, presidente de uno de los clubes de piragüismo del lago, está de acuerdo con las obras, que califica de "necesarias". "


Los desperfectos en el muro son peligrosos", afirma, aunque recuerda que para los aficionados del piragüismo (unos 350 en este espacio) estar ocho meses sin poder entrenarse causa muchos problemas.

Retrasos en las obras


Gómez, no obstante, critica los retrasos del Ayuntamiento. Sostiene que el Consistorio informó a los clubes en septiembre de que tenían que interrumpir las actividades. Sin embargo, el vaciado aún no ha empezado: "Hemos perdido dos meses de entrenamiento, y esto nos causa un trastorno económico brutal".


El Ayuntamiento reconoce el retraso, que achaca aque el proyecto tuvo que pasar por la comisión de patrimonio de la Comunidad. Además, advierte que, a pesar de que el plazo previsto de la reforma es de ocho meses, nadie puede asegurar que no se alargue. "En obras de este tipo nada está asegurado", reconoce García.


En cuanto a los restaurantes de la zona, sus propietarios temen las consecuencias económicas que puedan suponer los trabajos. No solo perderán el principal atractivo turístico durante la temporada alta (primavera y parte del verano), sino que una valla metálica con una lona verde rodeará todo el tiempo el perímetro del lago, arruinando las vistas desde las terrazas.


"Si ahora me ponen durante ocho meses esa tela verde ahí, la gente no va a querer estar afuera", se lamenta un encargado del restaurante Lago, situado a orillas del estanque.


Los ecologistas, por su parte, siguen muy de cerca el proyecto. Juan García, portavoz de Ecologistas en Acción, afirma que el estanque "merece un tratamiento adecuado".


 Subraya la importancia de mejorar el espacio peatonal y recuerda que el último vaciado fue en 1995, tras una inundación. Su grupo, asegura García, vigilará el cumplimiento del proyecto del equipo de Carmena.


Los primeros embalses de la Casa de Campo se construyeron en los siglos XVI y XVII. Con el paso del tiempo, terminaron secándose por la falta de mantenimiento. Durante la Segunda República pasaron a manos municipales.


 Entonces, dos de los cinco viejos embalses se unieron para formar el lago actual. La última obra relevante fue la inclusión de una depuradora en 2007. Por ella pasarán las aguas antes de acabar en el río Manzanares.

Inquietud entre los encargados de los restaurantes de la orilla


"Van a fastidiar las vistas cuando acaben con esa valla", dice un camarero mientras señala cómo unos hombres cubren con una lona verde la valla que rodea el perímetro del lago de Casa de Campo. La terraza del restaurante Lago, al igual que las de otros seis locales, se encuentra a orillas del estanque.


 Durante los próximos ocho meses, esa lona será todo lo que sus clientes podrán ver, por las obras de rehabilitación.


La jefa de Obras Públicas de depuración, Elena de la Paz, prevé que la reforma acabará en agosto de 2018, lo que dejaría a la zona y sus locales sin uno de sus principales atractivos en temporada alta: primavera y verano.


 "Hace varios meses que nos reunimos con los dueños de los locales de la zona, con los responsables del embarcadero y de la plataforma Salvemos Casa de Campo, les contamos lo que queríamos hacer y accedieron", resalta De la Paz. Los responsables de los locales lo admiten, aunque eso no calma su preocupación.


El encargado del restaurante El Urogallo se muestra prudente respecto a las consecuencias futuras del cierre. "Por aquí pasan muchas personas por muchas razones. No sabemos exactamente qué parte de nuestros clientes no vendrán por las obras del lago", señala.


 Desde el restaurante La Parrilla del Embarcadero, situado en la parte más alta del perímetro del estanque, los clientes tendrán una vista privilegiada de los avances de las obras. Su responsable, José Antonio Tomé, tiene claro que perjudicarán el negocio.


"Nos va a afectar especialmente por las comuniones. Suelen celebrar muchas comidas aquí por el lago", afirma.


 También teme que los desechos del fondo del lago, una vez se vacíe de agua, puedan atraer a los insectos.



https://elpais.com/ccaa/2017/12/12/madrid/1513113255_819041.html




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