Siento vergüenza ajena en demasiadas ocasiones. Sí, soy mayor, tengo más de 80 años. He vivido toda clase de aventuras sociales-políticas religiosas. Nací el año 1937, en momentos difíciles de vida o muerte, de hambre, de honor y deshonor, de amor y de odio en un pueblito del Bages, donde resulta más difícil sobrevivir en tiempos de cólera. ¿Por qué?


 Todos  conocen a todos y, desde que existe el mundo –acuérdense de Caín y Abel-, la envidia es el peor enemigo.


He tenido la suerte de tener grandes amigos por los que daría la vida, de ellos aprendí lo que soy, persona que ama, que lucha para que a nadie le falte nada, manos tendidas a quien las necesite.
También aprendí a descubrir a los “vividores”, aquellos que, cual veleta, se mueven al son del viento, para conseguir, de quienes ostentan autoridad, no importa la que fuere, beneficios inmediatos.