Estimado, o no:
He leído tu tuit y ya la primera frase me ha dejado en un cierto estado de intranquilidad: “vivo en pueblo de Cáceres”.
He estado a punto de decir: yo Jane, tú Tarzán.
Pero es que, además, he
visto después que tu tarzanesca manera de iniciar el relato se
complicaba aún más: “(…) y aquí han llegado niños de Cataluña a
veranear, que no sabían castellano, ya que ni su madre ni sus profesores
les enseñan ni a hablarlo, escribirlo o entenderlo, creo que eso no es
muy normal!!!!”.
A ver… ¿por dónde empiezo? Me estás hablando
de la existencia de niños catalanes que no saben hablar, escribir, ni
entender (sic) el castellano. Es decir, son unos niños que viven en una
burbuja catalana, aislados del mundo exterior y que, por ejemplo, no
entienden ni papa de los dibujos animados del canal Clan.
Vamos, que
cuando escuchan a Bob Esponja llamar a Patricio con la lengua de
Cervantes, se miran entre sí esperando que Patricio le conteste con un
“què vols, Bob, no veus que estic endreçant la meva casa?”.
Son niños
que no pueden comprender la amplia oferta de películas infantiles
dobladas al castellano; que cuando ven un partido del Barça en Movistar
El Partidazo les suena como si fuese Al Jazeera; que no saben qué dice
Zoido en las ruedas de prensa (bueno… yo tampoco) y que sólo entienden
los discursos del rey cuando sonríe y dice “moltas grasias”.
Pobres
niños. ¿Les hiciste fotos? ¿Grabaste algún vídeo? Y es que deben ser los
únicos niños en toda Catalunya que sólo saben catalán.
Bueno, también cabe otra
posibilidad: que los niños hablen entre sí en catalán, como tienen por
costumbre cuando están en Catalunya, y que a ti te fastidie no entender
nada.
Es posible que en seguida salga ese señor que vive dentro de los
intolerantes y que aparece para decir: “tamo en Epaña, aquí sabla en
apañó, po mi cojone”.
De todas maneras, existe
también una posibilidad nada desdeñable: que mientas. Y es que yo podría
escribir un tuit que dijera: te vi a las tres de la madrugada del
pasado sábado bailando zumba en calzoncillos mientras sujetabas un
enorme pepino en una mano y una sopa de fideos en la otra.
Además había
un extraterrestre cantando el Despacito y Sergio Ramos leyendo un libro
de Kafka. No es muy verosímil, ¿no? Especialmente por lo de Sergio
Ramos. Lo del extraterrestre cantando Despacito parece más probable.
Pues sí, Carlos, mentir es fácil.
Tirar mierda y encender el ventilador
es un deporte en este país. Basta con inventarse una historia basada en
tópicos y en leyendas urbanas. Los prejuicios, la ignorancia y la mala
leche harán el resto.
De todas maneras, déjame
que te diga otra cosa: estoy muy, pero que muy harto, de que los
catalanes tengamos que justificarnos. Estoy muy, pero que muy harto, de
señalar obviedades, de desmentir embustes y de que se normalice la
porquería.
Supongo que a todos los colectivos que son objeto de esa
estrategia de marginación les sucede lo mismo.
Supongo que los
inmigrantes están hartos de tener que demostrar que son igual o más
inteligentes que los nativos, que los homosexuales están cansados de
argumentar que su orientación sexual no tiene que ver con ninguna
enfermedad o que las mujeres están hasta el gorro de tener que probar
que tienen iguales o mejores capacidades que cualquier hombre.
Lo que me
irrita enormemente es que el nivel de exigencia del conocimiento del
castellano en los niños catalanes es superior al del resto de niños que
viven en este Estado tan y tan amante de la diversidad cultural.
Me
indigna que nuestros hijos se vean cuestionados por saber el doble de
lenguas que el presidente del gobierno español, M. Rajoy, también
conocido como “it’s very difficult todo esto”.
Porque, vamos a ver,
Carlos: ¿tú has leído lo que has escrito? ¿Lo de “vivo en pueblo de
Cáceres” te parece correcto? ¿Lo de “ya que ni su madre ni sus
profesores les enseñan ni a hablarlo, escribirlo o entenderlo, creo que
eso no es muy normal!!!!” te suena a que corresponde a un nivel Premium
de castellano?
Quizás deberías escolarizarte una temporada en Catalunya.
Tenemos profesores estupendos que te harían escribir correctamente en
castellano. Piénsatelo.
Además, pasar del micromundo de un pueblo de
Cáceres, a una comunidad cosmopolita y bilingüe que recibe cada año a
millones de turistas, podría ayudarte a superar ciertos traumas
freudianos del tipo “estos niños hablan raro, mama tengo miedo”.
Por cierto, quizás sería
buena idea enviarte los horarios escolares de nuestros hijos para que
veas que donde pone “castellano” es porque se enseña castellano. Después
te enviamos los informes PISA en los que se demuestra que los niños
catalanes están por encima de la media española en conocimiento del
castellano.
Y, para finalizar, te presentamos a un señor que se llama
Albert Rivera y que está en contra de la inmersión lingüística pero que a
él le permite hacer demagogia tanto en catalán, como en castellano.
Y
es que supongo que el niño Albert Rivera debió decir alguna vez: “no
mami (o papi), no quiero aprender catalán para así tener menos
posibilidades de ser contratado en Catalunya”.
Pobre Freud, qué corto se
quedó con sus teorías.
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