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domingo, 18 de febrero de 2018

El extraño caso del niño Albert Rivera que aprendió a hacer demagogia tanto en castellano como en catalán

carlos



Estimado, o no:


He leído tu tuit y ya la primera frase me ha dejado en un cierto estado de intranquilidad: “vivo en pueblo de Cáceres”. He estado a punto de decir: yo Jane, tú Tarzán. 


Pero es que, además, he visto después que tu tarzanesca manera de iniciar el relato se complicaba aún más: “(…) y aquí han llegado niños de Cataluña a veranear, que no sabían castellano, ya que ni su madre ni sus profesores les enseñan ni a hablarlo, escribirlo o entenderlo, creo que eso no es muy normal!!!!”.


 A ver… ¿por dónde empiezo? Me estás hablando de la existencia de niños catalanes que no saben hablar, escribir, ni entender (sic) el castellano. Es decir, son unos niños que viven en una burbuja catalana, aislados del mundo exterior y que, por ejemplo, no entienden ni papa de los dibujos animados del canal Clan.


 Vamos, que cuando escuchan a Bob Esponja llamar a Patricio con la lengua de Cervantes, se miran entre sí esperando que Patricio le conteste con un “què vols, Bob, no veus que estic endreçant la meva casa?”.


 Son niños que no pueden comprender la amplia oferta de películas infantiles dobladas al castellano; que cuando ven un partido del Barça en Movistar El Partidazo les suena como si fuese Al Jazeera; que no saben qué dice Zoido en las ruedas de prensa (bueno… yo tampoco) y que sólo entienden los discursos del rey cuando sonríe y dice “moltas grasias”. 


Pobres niños. ¿Les hiciste fotos? ¿Grabaste algún vídeo? Y es que deben ser los únicos niños en toda Catalunya que sólo saben catalán. 


Bueno, también cabe otra posibilidad: que los niños hablen entre sí en catalán, como tienen por costumbre cuando están en Catalunya, y que a ti te fastidie no entender nada. 


Es posible que en seguida salga ese señor que vive dentro de los intolerantes y que aparece para decir: “tamo en Epaña, aquí sabla en apañó, po mi cojone”. 


De todas maneras, existe también una posibilidad nada desdeñable: que mientas. Y es que yo podría escribir un tuit que dijera: te vi a las tres de la madrugada del pasado sábado bailando zumba en calzoncillos mientras sujetabas un enorme pepino en una mano y una sopa de fideos en la otra. 


Además había un extraterrestre cantando el Despacito y Sergio Ramos leyendo un libro de Kafka. No es muy verosímil, ¿no? Especialmente por lo de Sergio Ramos. Lo del extraterrestre cantando Despacito parece más probable. Pues sí, Carlos, mentir es fácil.


 Tirar mierda y encender el ventilador es un deporte en este país. Basta con inventarse una historia basada en tópicos y en leyendas urbanas. Los prejuicios, la ignorancia y la mala leche harán el resto.


De todas maneras, déjame que te diga otra cosa: estoy muy, pero que muy harto, de que los catalanes tengamos que justificarnos. Estoy muy, pero que muy harto, de señalar obviedades, de desmentir embustes y de que se normalice la porquería. 


Supongo que a todos los colectivos que son objeto de esa estrategia de marginación les sucede lo mismo. 


Supongo que los inmigrantes están hartos de tener que demostrar que son igual o más inteligentes que los nativos, que los homosexuales están cansados de argumentar que su orientación sexual no tiene que ver con ninguna enfermedad o que las mujeres están hasta el gorro de tener que probar que tienen iguales o mejores capacidades que cualquier hombre.


 Lo que me irrita enormemente es que el nivel de exigencia del conocimiento del castellano en los niños catalanes es superior al del resto de niños que viven en este Estado tan y tan amante de la diversidad cultural.


 Me indigna que nuestros hijos se vean cuestionados por saber el doble de lenguas que el presidente del gobierno español, M. Rajoy, también conocido como “it’s very difficult todo esto”. 


Porque, vamos a ver, Carlos: ¿tú has leído lo que has escrito? ¿Lo de “vivo en pueblo de Cáceres” te parece correcto? ¿Lo de “ya que ni su madre ni sus profesores les enseñan ni a hablarlo, escribirlo o entenderlo, creo que eso no es muy normal!!!!” te suena a que corresponde a un nivel Premium de castellano? 


Quizás deberías escolarizarte una temporada en Catalunya. Tenemos profesores estupendos que te harían escribir correctamente en castellano. Piénsatelo. 


Además, pasar del micromundo de un pueblo de Cáceres, a una comunidad cosmopolita y bilingüe que recibe cada año a millones de turistas, podría ayudarte a superar ciertos traumas freudianos del tipo “estos niños hablan raro, mama tengo miedo”.


Por cierto, quizás sería buena idea enviarte los horarios escolares de nuestros hijos para que veas que donde pone “castellano” es porque se enseña castellano. Después te enviamos los informes PISA en los que se demuestra que los niños catalanes están por encima de la media española en conocimiento del castellano. 


Y, para finalizar, te presentamos a un señor que se llama Albert Rivera y que está en contra de la inmersión lingüística pero que a él le permite hacer demagogia tanto en catalán, como en castellano. 


Y es que supongo que el niño Albert Rivera debió decir alguna vez: “no mami (o papi), no quiero aprender catalán para así tener menos posibilidades de ser contratado en Catalunya”. 


Pobre Freud, qué corto se quedó con sus teorías.






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