"Oráculo del olvido"
Eramos casi niñas cuando mataron a nuestros padres por ser rojos y
republicanos, no nos conocíamos cuando nos llevaron en los lujosos
coches negros al cortijo ganadero de
Toribio Araña del Toro en las montañas de Tunte, saliendo hacia la
Caldera de Tirajana, la única cara conocida era la de Juani Martel, la
hija de Antonio el carnicero de Lomo Magullo, el hombre bueno que fue
tirado en la Sima de Jinámar por su militancia comunista.
El resto de
chicas eran todas de mi edad, ninguna superábamos los dieciocho años.
Desde que llegamos nos formaron en el patio bajo un parral de uvas
blancas, el jefe falangista sevillano de apellido Robledano nos lanzó
una especie de arenga, donde nos dijo que allí estaríamos para lo que
hiciera falta, al servicio de los guerreros de la Santa Cruzada.
Que
seríamos damas de compañía, putas, pero putas con un sentido del deber a
la patria y a la infinita misericordia de nuestro señor Jesucristo.
Desde esa noche nos trajeron vestidos cortos y ropa interior, ropas de
colores, pinturas de la cara y botellas de ron de caña, para que
perdiéramos la vergüenza ante los mandos de Falange, del ejército y de
la Guardia Civil.
Esa primera noche fue terrible, la mayoría de las
niñas nunca habíamos estado con un hombre. No sabíamos nada de sexo, ni
siquiera habíamos tenido novio.
Allí nos hicieron de todo, nos forzaron,
nos violaron, nos pegaron en una borrachera colectiva que se volvió muy
violenta, incluso a Margarita Tejera le cortaron la cara con un
cuchillo canario.
Al capitán toledado Sebastián Rodero, del Regimiento
de Artillería de La Isleta, se le fue la mano y ante la negativa de la
chica le quiso sacar los ojos, pero le cortó toda la cara y le arrancó
la nariz.
Por la mañana venían las criadas del Conde de la Vega que nos
obligaban a bañarnos y a curarnos las heridas, con la idea de que al
llegar la noche estuviéramos preparadas para la siguiente sesión.
Así
era cada día, en esos cinco años aprendí sobre todo a salvar la vida, vi
a compañeras desaparecer para siempre solo por resistirse a las
constantes vejaciones de aquellos criminales de uniforme..."
Fragmento de la entrevista con Rosita Herrera García, víctima de los
prostíbulos con mujeres esclavas del franquismo, sesión realizada el 18
de mayo de 1979 en la vivienda de su hija, barrio de San José (Las
Palmas de Gran Canaria).
NOTA: Esta entrevista será publicada en el libro de Francisco González Tejera "Oráculo del olvido", que completará la trilogía "Crónica del genocidio fascista isleño" junto a las publicaciones "Tormenta en la memoria" y Semilla de memoria".
NOTA: Esta entrevista será publicada en el libro de Francisco González Tejera "Oráculo del olvido", que completará la trilogía "Crónica del genocidio fascista isleño" junto a las publicaciones "Tormenta en la memoria" y Semilla de memoria".
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