El divulgador Félix Rodríguez de la Fuente / Fundación Félix
Un cura católico, asesor religioso de RTVE, vetó en 1971 la
exposición de las teorías evolucionistas ante las cámaras y castigó a
Félix Rodríguez de la Fuente por mencionarlas
Todavía hoy, uno de cada cinco españoles rechaza la teoría de la evolución
El 18% de los españoles cree que un Dios, se supone que
el cristiano, creó al ser humano tal y como es hoy en día. Es decir,
casi uno de cada cinco ciudadanos no acepta a estas alturas la evolución
expuesta por Charles Darwin en 1859, según
un sondeo internacional llevado a cabo por el British Council.
Los resultados no son casuales. Durante décadas, en España existió un
programa sistemático, impulsado por las autoridades eclesiásticas y
franquistas, para borrar de la opinión pública cualquier dato que
pusiera en duda el Génesis que pregona la Biblia: Dios creó a Adán,
después a los animales y, por último, a Eva a partir de una costilla de
Adán, como “ayuda idónea para él”.
“La censura actuó contundentemente en los medios de comunicación de masas”, explica el historiador de la ciencia colombiano
Carlos Acosta.
Este investigador ha documentado uno de los mejores ejemplos para
mostrar hasta dónde llegó la ocultación de los avances científicos
internacionales en España. Buceando en un archivo, Acosta se encontró
con una carta escalofriante, fechada el 22 de marzo de 1971 y encabezada
por el escudo franquista con el águila de San Juan, el yugo y las
flechas.
Iba dirigida a
Félix Rodríguez de la Fuente,
el célebre divulgador ambientalista que sentaba delante del televisor a
media España para ver sus documentales de naturaleza. El autor de la
carta era posiblemente tan influyente como el naturalista, pero desde la
sombra: era Santos Beguiristáin, asesor religioso de Televisión
Española.
“La Inquisición total”
Beguiristáin, sacerdote católico, había ganado peso en el régimen
durante la Guerra Civil fomentando la represión contra los que no
apoyaron el golpe de Estado de 1936. “Ahora ha llegado la ocasión de
seleccionar la paja a un lado y el trigo al otro… Y a los escapados,
estén donde estén, los hemos de encontrar para hacer justicia”,
escribió entonces.
En 1971, el cura había ascendido hasta llegar a ser el censor religioso
de la televisión pública española. “Beguiristáin era la Inquisición
total”, subraya Acosta, del Centro de Historia de la Ciencia de la
Universidad Autónoma de Barcelona.
En su misiva,
Beguiristáin se dirigía a Rodríguez de la Fuente con un “Mi distinguido
amigo”, para advertirle de que la evolución “es una teoría nueva” y
exigiendo que en televisión “matizase el pensamiento sin dar por seguro
que la evolución es un postulado científico”. Eso era por escrito, pero a
la cara los censores iban más allá, según detalla Acosta en
una investigación de 2008 que ahora rescata el periodista Antonio Calvo
en su libro Odón de Buen: Toda una vida.
El 25 de marzo de 1971, Rodríguez de la Fuente escribió al paleontólogo
Miquel Crusafont una carta en la que le comunicaba que los jefes de
Televisión Española, entonces dirigida por Adolfo Suárez, le habían
prohibido pronunciar la palabra evolución ante las cámaras y repetir sus
programas sobre antropología o evolución. Para el divulgador, la
postura del ente público era “tan rígida e insólita” que en su último
programa, consagrado al océano, la censura le había eliminado dos frases
que sugerían la evolución de los seres vivos en contra del Génesis
bíblico. Las peligrosas frases para la sociedad española eran: “el mar, cuna de la vida” y “los cetáceos, mamíferos marinos que regresaron al océano”.
Un capitán de fragata
Acosta ha catalogado unos 12.000 documentos del archivo de Miquel
Crusafont, fundador del Instituto Provincial de Paleontología de
Sabadell y uno de los pocos que públicamente defendía en España la
evolución, aunque la consideraba guiada por Dios. Crusafont guardaba los
originales de toda la correspondencia que recibía y una copia al carbón
de lo que enviaba, así que su archivo, en el
Instituto Catalán de Paleontología, es único para conocer los ataques a la teoría de la evolución en España.
El historiador colombiano, ahora sin fondos para seguir estudiando el
archivo, ha encontrado una decena de cartas sobre el veto a la palabra
evolución en Televisión Española. Acosta distingue dos niveles en la
censura: mencionar la teoría de la evolución estaba prohibido en la
radio y en la televisión en España en 1971, pero la situación era
diferente en el ámbito académico. “La paleontología no fue proscrita y
la censura no se manifestó directamente sobre el grupúsculo de cinco o
seis científicos que hablaban en España sobre la evolución. Aunque, en
general, la evolución no se impartió ni en los colegios ni en las
universidades hasta finales de la década de 1960”, señala Acosta.
Aparentemente, el ataque a Rodríguez de la Fuente nació por un artículo
incendiario del geógrafo y capitán de fragata Juan María Bonelli
publicado en la revista religiosa Roca Viva.
“Cuando se intenta convencernos de que un pez, aburrido de pasearse
dando vueltas en el agua, decidió fabricarse unas patas y salir a dar un
paseo por los aledaños de la costa, el señor Rodríguez de la Fuente
deja de ser un científico para convertirse en un hombre fogoso, dotado
de fértil fantasía, que imagina y da como ciertas todas las ficciones de
su mente acalorada”, escribía Bonelli, un personaje importante en el
régimen franquista, como demuestra el hecho de que cuatro años después
recibiera la Gran Cruz de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas, la
mayor distinción de la dictadura.
“Mentes pusilánimes”
“No es lícito que la televisión española lance al aire programas en
donde se enseñen y se den como científicas, probadas y seguras teorías
que –por el contrario– son una ficción e insostenibles por falsas […].
No es lícito sembrar el error y ofrecer como verdad lo que [es]
peligroso, peligroso es camino seguro para llegar a un ateísmo
pseudocientífico”, clamaba Bonelli. El inquisidor de Televisión
Española, Santos Beguiristáin, envió ese texto antievolución a Rodríguez
de la Fuente, llamándole al orden.
Las consecuencias llegaron en seguida. El programa del divulgador, Planeta Azul,
que se emitía en horario de máxima audiencia, los lunes a las 21:30,
fue relegado a los domingos a las 19:00. El 27 de marzo, Crusafont,
indignado, escribió a Rodríguez de la Fuente para informarle de sus
deseos de “contestar como es debido a [las] sandeces” de Bonelli y
calificaba el ataque como “algo repulsivo y desagradable hasta el
extremo”.
El 9 de abril, Crusafont envió un par de cartas al director de la revista católica Roca Viva y
al director adjunto de Televisión Española, Luis Ángel de la Viuda,
para pedir que dejasen en paz a Rodríguez de la Fuente, describiendo la
evolución “como un hecho archicomprobado”. En línea con sus creencias
religiosas, Crusafont escribe entonces que la evolución de las especies
prepara “el advenimiento del Hombre como el ser más perfecto de la
Creación” y critica a las “mentes pusilánimes” que temen a la ciencia.
Un cura al mando de la televisión
La última misiva del enfrentamiento epistolar es del director adjunto
de Televisión Española. “La carta está llena de frases políticamente
correctas y contradictorias, con las que se defiende una supuesta
neutralidad de TVE en relación con el contenido de sus programas
culturales”, explica Acosta en su investigación, publicada en la revista Actes d’Història de la Ciència i de la Tècnica.
“Pero De la Viuda hacía lo que su asesor religioso le decía. Beguiristáin era el que tenía el poder”, remarca.
Para Acosta, “este evento de censura político-religiosa sobre las ideas
científicas en la España franquista no debe quedarse en la mera
cuestión anecdótica, más o menos amarillista y estereotípica de la
dictadura”, sino que merece una interpretación histórica. “A pesar de
que el sistema educativo estaba controlado por el régimen del
nacionalcatolicismo, parece ser que el poderoso brazo de su censura se
dejó sentir de manera mucho más fuerte sobre los medios de
comunicación”, reflexiona el historiador. Con este contexto, sorprende
menos que, más de cuatro décadas después, casi uno de cada cinco
españoles todavía no acepte la evolución de las especies.
Información de
Materia Ciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION