Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


domingo, 28 de agosto de 2011

Un huracán Irene es lo que haría falta en la política española.


Partidos políticos desalojados, los bomberos de la democracia preparados, letras y siglas precipitándose por los desagües, sueldos anulados de alcaldes y diputados, leyes devastadas para recomenzar desde el cero de la decencia, diputaciones arrasadas, centenares de políticos en barca arrastrados por las aguas, vientos furiosos contra los tribunales de justicia, togas enredadas en rastrojos, parlamentos clausurados con tableros y martillos, ministros y ministras volando sin árbol al que agarrarse, huracanes antinacionalistas, autonomías de fronteras borradas, bancos hechos escombros, ricos desnudos, fortunas flotantes, vanidades destruidas, nidos de corrupción desmantelados, curas sin sotanas ni alzacuellos, gorras de militares arrastradas por las aguas, familias reales en botes salvavidas, academias de la historia hundidas en el fango del descrédito, hipocresías barridas, adulaciones muertas, tradiciones aventadas, fanatismos violentados, telediarios en negro, cien años de luto por España, aquella nación apolítica y visceral, arcoíris renacido, cesaron los vientos, y las lluvias, y los rayos de la ira y la injusticia.


Todo ha sido destruido. Solo queda el solar. Y ciudadanos de memorias olvidadas. Ya no habrá rayas divisorias. Algo habrá que hacer. Todos nos miramos asombrados. Como si nada hubiera pasado. Pero ha pasado. Volvemos a la catástrofe de lo habitual y el indecoro.  ¿Y si empezáramos a construir una democracia?  Tal vez fuéramos felices.

Arturo González


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