El discurso del Apóstol Mariano, ni es blanco ni tinto ni tiene color es como el vino de Asunción; es noche y es día y es todo lo contrario, es como un batiburrillo de medidas inconcretas y justamente lo contrario y, todo ello, destinado a complacer y a regalar el oído de los inversores, la patronal, las antenas colectivas de Wall Street y la bancada virtual de Merkel y todo el Partido Popular Europeo; es decir, la derecha rancia y reacia del acomodamiento corrupto continental.
Deprimente me parece la claudicación del Partido Socialista, más preocupado de que no se levanten las alfombras (en esto parece que ha habido acuerdo) que en las necesidades reales del país y del pueblo español. Francamente, la bajada de pantalones de los mal llamados socialistas ante el partido que les ha traído por la calle de la amargura los últimos 8 años me parece de una cobardía y un patetismo inigualables. Por lo demás, nos dicen que esta no va a ser una legislatura crispada… ¡Nos ha jodío! Si los especialistas en crispar están en el gobierno que es lo que querían y la oposición se baja los calzones y se pone en pompas, ¿Quién va a crispar? ¡Cómo no crispe mi prima la bizca…!
Pero puede que ambos, el gobierno de los crispadores y oposición sometida, se lleven una sorpresa y la verdadera mayoría social les dé un disgusto mucho antes de lo que esperan, porque aquí hubimos muchos (cuatro millones) que votamos al PSOE para que no ganara la derecha y que decidimos buscar otras opciones o no votar al comprobar que bastaba una llamada de Obama y una carta de Merkel para que al partido del gobierno le entrara la colitis y empezara a aplicar políticas de los más derechoide de la historia, con tan poco tacto que le metió un meneo a las pensiones para que ahora y nada más llegar la derecha española se apunte el tanto de subirlas y quedar como defensor de los pobres jubilados al tiempo que tiene un pretexto genial para atornillar a los trabajadores hasta sacarnos un metro de lengua.
Pero, ¡Cuidado! Que El PP tiene una holgada mayoría absoluta en el parlamento pero la mayoría social, esa que parte de los cuatro millones que no votaron al PSOE y que llega a los casi 20 millones, es mucho más amplia que los diez millones de jubilados, empresarios, curas, monjas, guardias civiles, policía, militares y demás fachas pendencieros desperdigados por toda la geografía española, que tan pronto forman filas para abuchear a Zapatero como para ir a votar a la derecha en masa para echar a esos “rojos malvados”. Y esta mayoría se puede encabritar si ve que la mayoría reaccionaria del parlamento se sube demasiado a las barbas del mozo. O sea; si nos aprietan demasiado y nos asfixian más de lo que ya estamos por dar a los mercados lo que piden y a Merkel lo que necesita para mantener saneada su economía y consolidar su hegemonía sobre el continente.
Porque el Apóstol Rajoy está muy preocupado por los desempleados; preocupadísimo, pero en el horizonte no vemos la más mínima medida para crear empleo ni a corto ni a largo plazo. Es más, las medidas anunciadas a buen seguro lo que van a provocar es un empobrecimiento de la clase trabajadora, una merma de sus derechos y que el paro siga subiendo hasta cotas inasumibles durante los dos o tres próximos años. ¿Es posible la recuperación milagrosa de la que el Apóstol nos habla en esas condiciones…? Me temo que no.
El discurso del Apóstol Rajoy ha sido inconcreto y ambiguo destinado a decirle a los pensionistas que han hecho bien en votarles, intentando tranquilizar a Merkel y a los mercados al tiempo que a la clase trabajadora y demás sectores asalariados nos ha puesto muy nerviosos, por una ley natural que dice que cuando en Roma celebran en Cartago van de duelo.
Porque el discurso del Apóstol Rajoy, que Cándido Méndez ve tan inconcreto y ambiguo (tanto como el propio Méndez en su valoración, diría yo) si es claro en algo es en el ataque generalizado y atroz a la clase trabajadora. Y si alguien no me cree que repase detenidamente las siguientes medidas:
· Supresión de los puentes trasladando los festivos que puedan producirlos a los lunes
· Relegación de los convenios territoriales dando prioridad a los convenios negociados en las empresas que van a permitir no solo la bajada de salarios hasta que le sea conveniente al empresario sino que en la práctica va a suponer un cheque en blanco a la patronal para imponer las condiciones que le venga en gana.
· Con el pretexto de combatir el absentismo laboral se someterá al trabajador enfermo a una estrecha vigilancia y se posibilitará que cuando esté de baja se lleve el trabajo a casa y pueda trabajar desde la cama.
· Un plan de empleo juvenil que básicamente supone que los empresarios podrán explotar a los jóvenes con contratos basura y de formación hasta los 30 años. Pasado este tiempo nada les impide dejar de contratarlos.
· Una política de reinserción laboral destinada a que la gente pase el menor tiempo posible cobrando el paro que básicamente será que te reducirán las prestaciones hasta el punto de que, o te pones a trabajar por lo que te den o te mueres de hambre.
Si después de ver este paquete de medidas todavía un líder sindical sigue diciendo que este plan es ambiguo, pues habrá que decirle que se dedique a otra cosa porque para mí está muy claro: Es un ataque a la clase trabajadora en toda regla destinado a que el trabajador se olvide de toda posibilidad de bienestar laboral y se ponga a trabajar por lo que le den y en las condiciones que quiera el empresario que será en régimen de semiesclavitud en el que, por cierto, ya hay muchos trabajadores y familias en España. Por si no nos hemos enterado.
A la vez que contra los trabajadores se pone en marcha todas estas medidas de opresión a la clase empresarial se le proporciona todo tipo de medios y facilidades en lo que depende del gobierno tanto para la creación de empresas como para la contratación, salarios y despidos. Pero, ¿Qué pasa con la parte que no depende del gobierno directamente como es la financiera? Porque, claro, si se tratara de un partido verdaderamente socialista, no pasa nada, aquí se nacionaliza la banca y se empieza a facilitar el crédito a las empresas y autónomos. Pero este es un partido neoconservador (por no decir facha) de corte ultraliberal y al servicio de la patronal, capital y poderes fácticos como la Iglesia y el ejército.
Un gobierno así jamás puede ni pensar en una nacionalización, ¿Qué hará entonces? Muy sencillo; con banco malo o de la forma que sea el gobierno hará que el estado asuma los impagados de los bancos para cuadrar los balances de los bancos y que de esta forma puedan empezar de nuevo el crédito a las empresas. Dicho de otra forma: Empezarán a liar de nuevo la pelota para que dentro de unos años se formen múltiples burbujas y volvamos a estar justamente donde estamos ahora o más concretamente donde estábamos en 2008 y vuelta a empezar.
Pero ¿Quien o quienes pagarán esa reestructuración o recapitalización de los bancos que se hará como premio a su mala gestión de años pasados? Creo que no hace falta decirlo pero, por si acaso, lo remarcaremos: Los de siempre.
Siguiendo con el cumplimiento de las exigencias del poder económico internacional que empezó el Gobierno neoliberal del PSOE, el Apóstol Rajoy pondrán en marcha una serie de medidas para el control del déficit para rebajarlo hasta el nivel requerido por los mercados y el FMI y para ello revisará la política presupuestaria aplicando una recisión a las tasas impositivas (subidas de los impuestos que pagan los más débiles ya que empresas, grandes fortunas y sociedades son intocables en la política neoconservadora) y una serie de recortes hasta los 16500 millones que afectarán sobre todo a la enseñanza, la sanidad y los servicios sociales, tal y como ya veníamos anunciando y como se ha visto en las comunidades en las que gobierna el PP como Valencia o Castilla la mancha.
El discurso de investidura del Apóstol Mariano nos informa además de la profunda reforma que piensa realizar en las administraciones públicas que básicamente supone poner en la calle a cientos de miles de trabajadores y en suprimir empresas y órganos con lo que conlleva en pérdida de puestos de trabajo. Además nos anuncia una considerable bajada de salarios hasta la precariedad a todos los empleados públicos que tengan la suerte de conservar su empleo con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo de estas personas.
Como podemos ver, y ya lo habíamos avisado, no hay ni una sola medida destinada a crear empleo de forma inmediata y si la hay es a largo plazo y condicionada a la precariedad laboral en la que hay que sumir a la clase trabajadora para que esta creación se haga realidad.
Como las personas que conserven su empleo verán mermado sensiblemente su poder adquisitivo, tampoco se prevé un aumento del consumo a corto plazo y me atrevería a decir que a largo tampoco porque los que se incorporen al mercado de trabajo lo harán en unas condiciones de empleo infravalorado e infra pagado.
Por todo esto, tras el análisis metódico del contenido y la intención del mensaje del Apóstol Mariano, podemos anticipar que. Si no hacemos nada por impedirlo, en unos años y tras dar sus frutos las políticas que se pretenden aplicar en el país habrá dos tipos de ciudadanos: Unos, los acomodados, que conformarán una minoría selecta y privilegiada que gozará de todos los recursos del país; y una gran mayoría de ciudadanos que vivirá en la máxima precariedad y una parte considerable de ellos en la miseria, sin posibilidad de desarrollarse como personas dentro de las pautas que definen la dignidad del ser humano.
¿Debemos consentirlo y resignarnos? Para nada, y dada la connivencia y docilidad que hasta el momento han demostrado las organizaciones sindicales, es hora de empezar a organizarnos y coordinarnos en todo el territorio nacional para realizar movilizaciones masivas y medidas de protesta y presión hasta bloquear tanto las intenciones del gobierno entrante como las exigencias de los poderes económicos internacionales.
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