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El Estado convoca oposiciones a motorista para sustituir al Rey en su labor de asistencia en carretera


La importancia de mantener esta la leyenda urbana activa provoca la búsqueda de un sustituto durante la lesión del monarca


Gasolinera privada de la Zarzuela. Corren malos tiempos para la Monarquía, si hace varios días el nieto de Juan Carlos I hacía puntería contra sus pies, la pasada semana el propio monarca sufrió un accidente que le apartará de sus principales actividades durante varias semanas. "¿Qué actividades?" Dirá la mayoría, "tumabarse a la bartola, viajar de gratis, ¡vaya!". Pero no, nada es lo que parece y el Gobierno se encuentra en estado de alerta.

Si para la mayoría de personas la leyenda urbana (en la que un misterioso motorista atiende en carretera al amigo de un amigo que ha pinchado y al final ese misterioso motorista resulta ser Don Juan Carlos de Borbón) no deja de ser una paparrucha; la baja del Rey supone, para el Ministerio de Fomento, un auténtico trauma. ¿O dónde os pensábais que estaba el Rey entre discurso de Navidad y discurso de Navidad? ¿En la Zarzuela sorbiendo ostras mientras lo abanican sirvientes? ¡No señor! Chupando asfalto al servicio del español accidentado. Y es que, aunque desconocido para la mayoría de españoles, la asistencia 24h en carretera supone una de las mayores obligaciones del monarca en su papel cohesionador de la democracia (según la Constitución).

«La tarea del rey  - comenta Francisco Javier Zubiri, vicesecretario adjunto al Departamento de Leyendas Urbanas del Ministerio de Fomento - resulta esencial. Su pericia al moverse en el asfalto, su porte y su rapidez de acción permiten al Estado actuar antes que ninguna aseguradora; ahorrando así millones de euros al contribuyente que, finalmente, terminan engrosando las arcas del Estado.»

Así pues, como son tiempos de crisis y el Estado no puede permitirse un euro de menos (bastante gastan ya los bancos); ante tal eventualidad se prevee la próxima convocatoria de urgencia para una plaza de motero interino a fin de trabajar para la Administración en sustitución del monarca.

Según fuentes oficiales, los requisitos de admisión serán durísimos: conocimiento de varios idiomas, protocolo avanzado, carné para manejar una motocicleta de gran cilindrada; así como factores que permitan mantener la verosimilitud de la leyenda urbana sin decepcionar al personal: alta estatura, vocalización un tanto vaga, así como el conocimiento de los principales prostíbulos de las carreteras españolas (por eso de asistencia en carretera, no por nada más, claro).

 Aunque el trabajo ofrecido no deja de ser temporal, el Ministerio no descarta la creación de una plaza fija a medio plazo: «El Rey ya no está para estos trotes y quizás necesite refuerzos», añade el vicesecretario. En contrapartida, para paliar el peso de largas horas de servicio sobre la vida personal y afectiva del elegido, la familia del afortunado podrá gozar de ventajas laborales similares a las de la Familia Real, es decir, quedarse en casa todo el día haciendo más bien poco.





El Rey la ha liado parda


 “Españoles, hijosdeputa todos. ¿Queréis que pida perdón? ¿Sí? ¿QUERÉIS QUE PIDA PERDÓN? Pues sí, perdón debería pedir por largarme a Botsuana acompañado de una jamelga de 46 años en lugar de una ninfa del semen en edad pre-escolar. ¿Qué fue de la majestuosa época en que el rey de España tenía derecho de pernada? ¡Y además el safari fue regalo de un moro! Menuda imagen doy. No me extraña que a los españoles nos tomen por el pito del sereno hasta los argentinos.”

Rey liado parda“Y os pido perdón por haber ocupado las portadas de los periódicos con mis fotos de cacería y mi nieta con el jersey del elefante y el tontaina de Froilán con la pata coja. Qué risas a costa de la Casa Real Española, eh. ¿Acaso hubieseis preferido llorar con la crisis que jode a este país de mierda o el paro que se os come vivos o las derrotas del Barça y el Madrid? Pues callad la put...”
- JUAN CARLITOS, ¿QUÉ HACES?
- Errr... nada, Sofía... nada.
- ¿Nada? Pues a mi me parece que estás escribiendo una carta para vacilar a los españoles. ¿Es que no has aprendido nada? Anda, sal, que están los señores de la prensa esperándote.
[Salen el rey y la reina de España. La calle está llena de periodistas. Juan Carlos I anda cabizbajo y hace pucheritos.]
- ¿No tienes nada que decir a estos señores, Juancarlitos?
- Mmmmm... no...
- Va, no me seas vergonzoso, eh. O si no tendré que darte una zurra en el culito. Bueno, eso si recuerdo donde tienes el culo, porque ahora ya hace tantos años que no... bueno, JUAN CARLITOS, JODER, discúlpate ya.
- Vale, vale... esto... que bueno, que he echao un poco de plomo con pólvora encima de... de un dromedario... no, paquidermo... no, paquidermo no, no sé lo que era... y lo he echado, ¿sabes? Y ha hecho una reacción internacional que lo flipas, ha empezao a salir republicanos rojos por ahí y... ha afectao a la gente... vamos, que la he liado parda.
- ¿Nada más que añadir, Juan Carlitos?
- N... no...
- ¿Seguro?
- S-sssí... bueno... que lo siento mucho, me he equivocado... no volverá a ocurrir.
- Muy bien, Juan Carlitos. Ahora límpiate los mocos y despídete de estos señores.
- Adiós...