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viernes, 20 de abril de 2012

El rey no se ha vuelto loco, a pesar de las locuras que comete

El rey, durante una cacería en 2006 

El rey, durante una cacería en 2006 it

Los poderes son ejercidos por personas o instituciones exterminadoras, que actúan siempre contra seres indefensos y animales. La historia es un libro donde aprender, una fuente de códigos sobre las que aconsejar comportamientos y una brújula para orientar procesos de transformación social.
Los poderes son ejercidos por personas o instituciones exterminadoras, que actúan siempre contra seres indefensos y animales


La historia nos guía
La historia sirve para establecer referentes ante diversas situaciones: es un libro donde aprender, una fuente de códigos sobre las que aconsejar comportamientos, y una brújula para orientar procesos de transformación social. Si, como es esta vez, queremos sumarnos a las evaluaciones que nos merecen los comportamientos públicos de la familia real española, mirar a la historia nos es de gran utilidad ética y política. La cuestión será hasta dónde las gentes tomamos las necesarias e ineludibles medidas para protegernos de estos poderes letales u opresivos. Veamos sólo tres ejemplos que nos brinda la historia:
§         Ya en 1649, Oliver Cromwell se vio obligado a decapitar a Carlos I ante el despotismo y el abuso que ejercía este soberano; el parlamento inglés le dio la ocasión de rectificar pero, ante su desmedida soberbia, tuvo que juzgarle y condenarle a muerte.[1]


§         Después llegaría la revolución francesa (1789-1799), [2] un hito que marcaría un fuerte cambio en las formas de gobierno, al modificar el poder no menos opresor y absolutista que ejercían los sistemas monárquicos en todos los países donde reinaban. En el caso de la monarquía francesa, el protagonista en aquel momento era Luís XVI quién, continuando con el mismo talante tiránico y autócrata [3] que mostraron sus antecesores, ha de ser guillotinado en 1793 por decisión de la  Asamblea Nacional. Louis de Saint Just, uno de los miembros del Comité de Salvación Pública, ya había anticipado su opinión sobre la actitud de los monarcas franceses: “como no es posible reinar de modo inocente, todo rey se convierte en un rebelde y en un usurpador”. Una vez decapitada parte de la familia real, este tribuno añadiría “el Rey fue juzgado según los derechos de la gente… la revolución comienza cuando el tirano termina”.[4]


§         La familia real zarista tendría un comportamiento similar a los anteriores. El zar ruso, Nicolás II, era el mayor terrateniente del país, el máximo jefe militar y el principal representante de la nobleza. Su régimen era autocrático, absolutista. No permitía una Constitución. Las leyes eran cartas decretadas por el mismo. A su poder le otorgaba un origen divino. Este poder se apoyaba coercitivamente en la temida y eficiente policía política, la Ojrana, y el ejército. Y, espiritualmente, en la influencia conservadora que la Iglesia ortodoxa ejercía en el campo y en la enseñanza. Este modelo puro de poder absoluto acabó cuando los miembros de la familia real fueron ejecutados en 1918, por decisión de los dirigentes de la revolución bolchevique en este país.

Lo que algunos llaman el Reino de España, está viviendo unos momentos que claman por un cambio en la presidencia del Estado, aun que algunos venimos insistiendo que lo que hay que transformar es el capitalismo. Una familia real presuntamente corrupta y corrompida, y escasamente leída, preside el Estado de este país. La historia nos muestra que hacer en estas situaciones, con estos personajes poderosos, que medidas aplicar, que caminos seguir. En este caso, con las instituciones no podemos contar pues demuestran ser cómplices de tales barbaridades. Es decir, el rey se puede permitir cometer estos deslices pues está amparado por los poderes que obedecen, entre ellos, él mismo representa la presidencia de Estado y del estamento militar, ante los poderes que deciden, entre los más destacados, los ejercidos por banqueros y empresarios. Estos poderes los controlan todo, incluso modifican el comportamiento de los miembros de la familia real.


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[1] Ver José Iglesias Fernández. República, ¿si o no? Sobre las sociedades y las formas de gobierno: la propuesta del municipalismo. Virus editorial, 2009.

 Resumen en http://old.kaosenlared.net/noticia/joan-tarda-aspirante-cromwell-saint-just-mal-informado
[2] Algunos historiadores sitúan este período como el inicio de la edad contemporánea y del estado moderno.
[3] Se le atribuye a este rey la expresión El Estado soy yo (L’État c’est moi).
[4] Saint-Just, Oeuvres completes. Éd. Vellay, C, París, 1908, t. I.


por José Iglesias Fernández



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