Estas últimas horas se han producido varias noticias cuyo efecto lo veremos, no de forma inmediata a mi juicio, pero sí a un medio plazo. Tres noticias que nos afectan como europeos:
* La entrada (muy preocupante) de la extrema derecha en el Parlamento Griego.
* La nueva derrota de la Coalición dela Unión Cristianodemócrata, de la canciller alemana Angela Merkel, que pierde el gobierno del estado de Schleswig-Holstein.
* El éxito de François Hollande en las elecciones francesas
Estas tres noticias, harto destacadas hoy en los medios nacionales e internacionales, pueden significar un cambio de rumbo, no se de qué intensidad, en la política de la Unión Europea.
La situación de Grecia con el resultado de sus elecciones legislativas lo que pone en evidencia es el severo castigo de los ciudadanos griegos a los partidos mayoritarios, responsables máximos de la gestión de la crisis.
Dicha situación ha sido aprovechada por partidos minoritarios que han conseguido presencia parlamentaria, como el partido neonazi Amanecer Dorado que ha contado con el apoyo del 6,85 % de los electores y tendrá un grupo parlamentario de 21 diputados.
Su campaña se ha centrado en el ataque inmisericorde a los inmigrantes que viven en Grecia y a los que ha culpado de ser la causa de la crisis griega. Mensaje que ha calado en la sociedade griega. Ya durante la campaña electoral un grupo de 30 simpatizantes de Amanecer Dorado agredió a varios interventores de los partidos de izquierda y amenazó a los votantes que esperaban para votar.
Con una caída media del 30% en salarios y jubilaciones, con un paro que alcanza ya al 21% de la población, y con un resultado electoral donde se da cabida a partidos de extrema derecha, el futuro de este país no puede ser más incierto y preocupante.
La canciller Merkel se encuentra en una coyuntura compleja, tanto que por primera vez desde el inicio de la crisis insinua, de forma aún demasiado sutil, la necesidad de aplicar medidas de crecimiento. Y es que la señora Merkel está en horas, sino bajas, al menos sí "inestables".
Tiene la presión de la poderosa banca alemana, propietaria en un altísimo porecentaje de la "deuda de los países europeos". Las elecciones francesas le han privado de su gran aliado Nicolas Sarkozy. Y como dicen que no hay dos sin tres, su partido, la CDU, ya ha cosechado varias importantes derrotas en algunos estados alemanes.
Seguiremos atentos a sus movimientos.
El resultado de las elecciones francesas tienen varias miradas. Una, indudable e incontestable: el éxito de François Hollande, ganador de dichas elecciones. Pero no se puede obviar el resultado que muestra un país dividido, una Francia fraccionada: un 51,9% contra un 48,1%. Dato que a buen seguro tendrá como consecuencia una presión enorme en el nuevo ejecutivo del presidente Hollande, al que dudo mucho que le den los típicos 100 días de gracia.
Quizás muchos franceses, y no pocos europeos, han puesto en su figura más de lo que pueda o pudiera hacer, aunque sin duda algo está cambiando.
Lo que está claro es que conceptos como "justicia, igualdad y solidaridad" pudieran volver a las mesas de los políticos europeos, que están viendo cómo la crisis se está llevando por delante a muchos de los gobiernos responsables de su gestión. Quizás ahora entiendan que tiene que haber otros caminos que no conduzcan a millones de ciudadanos europeos a la desesperación y la marginación.
La canciller Merkel se encuentra en una coyuntura compleja, tanto que por primera vez desde el inicio de la crisis insinua, de forma aún demasiado sutil, la necesidad de aplicar medidas de crecimiento. Y es que la señora Merkel está en horas, sino bajas, al menos sí "inestables".
Tiene la presión de la poderosa banca alemana, propietaria en un altísimo porecentaje de la "deuda de los países europeos". Las elecciones francesas le han privado de su gran aliado Nicolas Sarkozy. Y como dicen que no hay dos sin tres, su partido, la CDU, ya ha cosechado varias importantes derrotas en algunos estados alemanes.
Seguiremos atentos a sus movimientos.
El resultado de las elecciones francesas tienen varias miradas. Una, indudable e incontestable: el éxito de François Hollande, ganador de dichas elecciones. Pero no se puede obviar el resultado que muestra un país dividido, una Francia fraccionada: un 51,9% contra un 48,1%. Dato que a buen seguro tendrá como consecuencia una presión enorme en el nuevo ejecutivo del presidente Hollande, al que dudo mucho que le den los típicos 100 días de gracia.
Quizás muchos franceses, y no pocos europeos, han puesto en su figura más de lo que pueda o pudiera hacer, aunque sin duda algo está cambiando.
Lo que está claro es que conceptos como "justicia, igualdad y solidaridad" pudieran volver a las mesas de los políticos europeos, que están viendo cómo la crisis se está llevando por delante a muchos de los gobiernos responsables de su gestión. Quizás ahora entiendan que tiene que haber otros caminos que no conduzcan a millones de ciudadanos europeos a la desesperación y la marginación.
Sarkozy ha perdido, entre otros motivos, por la repugnante campaña en la que para atraerse el voto de la extrema derecha francesa ha atacado de forma vil a millones de franceses, ciudadanos de varias generaciones ya, que proceden de la emigración. Ese discurso xenófobo ha asustado al centro derecha francés que le ha retirado su apoyo.
Lo que sí para mí es buenísima noticia es la desaparición del panorama político europeo del personaje Sarkozy y por ende de la simbiósis Merkozy que tantos y tantos disgustos nos ha dado a los ciudadanos de izquierda europeos.
El programa de Hollande se basaba en una equilibrada combinación de adoptar ajustes que no sean traumáticos para los ciudadanos franceses y por tanto no suponga una reducción de los gastos sociales, combinado con la aplicación de políticas que aumenten los ingresos y la recaudación del estado. Este ha sido su programa. Tendremos que ver si lo lleva a cabo o como tantos otros políticos se olvidan de sus promesas en el mismo instante de jurar sus cargos. Ejemplos cercanos en este país los tenemos, lamentablemente.
Estaremos vigilantes.
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