Terrorista es quien produce terror, eso soy yo, siembro en la conciencia de quienes me leen terror ante la historia cotidiana, ante el mundo que se despedaza, ante el Apocalipsis capitalista.
Terrorismo no es tan solo los actos desenfrenados del descontento en la sociedad, lo es también el dibujar en las conciencias una realidad que no queremos ver. Es enseñar un futuro que no queremos ver repleto de muerte y desesperanza, de guerras de dominio por parte del imperio que nos destroza, de hambre, de violencia, de dominación desesperada de aquellos que nos explotan. Yo siembro terror, lo despierto y lo propago.
Soy un terrorista.
Al ver hoy a los amos del poder reunidos en Chicago, digo que todas y todos los que a las puertas de este evento decadente se congregan para protestar, son tan terroristas como yo. Todas y todos los que despertamos y presentimos el fatal destino que nos espera ante una sociedad depredadora de nuestro planeta, que predicamos la revolución como única alternativa de vida, no somos otra cosa que terroristas. Predicamos el terror a nuestro futuro en manos de las transnacionales imperiales, predicamos el terror ante las guerras, despertamos el miedo a un futuro implacablemente incierto en manos de la OTAN, o de la ONU, o la OEA, o el pentágono y cualquier otra sumisa organización vendida a los poderes hegemónicos, que derrumban torres gemelas para justificar invasiones.
Los pueblos del mundo viven cada día el terrorismo de la dominación de los ricos. Yo proclamo el terror a este destino infernal del que debemos escapar, aunque seamos sentenciados como narcotraficantes o terroristas desde los frentes mediáticos del enemigo. Son las únicas armas, epítetos estériles con los que pretenden someternos. No somos los culpables de esta cotidianidad de hambre y de dolor, de bombas y pueblos masacrados, de gobiernos lacayos que se venden al FMI o al Banco Mundial, no. Somos los despertadores del terror. Aquellos que día a día sonamos las campanas para que se levante la conciencia popular, la rebeldía, la revolución en manos de los pobres y desposeídos.
Yo propago el terror a los drones, a los dictadores, a los ejércitos invasores, a los discursos de Obama ante un mundo que desea someter, yo soy terrorista implacable ante el dolor de quienes nos someten. Grito con fuerzas a la humanidad para que sienta el miedo infernal del destino que dibujan los mapas del imperio. Proclamo la rabia y la rebeldía de los pueblos como única puerta para la liberación de esta humanidad doliente. Soy la voz que viene a alertar sobre la muerte escrita con cenizas sobre nuestra frente.
Soy apenas uno mas de los terroristas que ocupan Manhattan o Chicago, la plaza del sol o las calles de Grecia, apenas una sola garganta que grita con todas sus fuerza junto a tantas. Hay que detener a este gigante atolondrado que nos amenaza implacable, hay que alertar, que anunciar que sino despertamos ante el terror de su furia depredadora, moriremos todas y todos.
Soy tan terrorista como Chávez o Evo o Correa, como un soldado más en la revuelta de la patria grande. Sin miedo alguno a las consecuencias. Si no despiertas humanidad, no habrá futuro. Te invito camarada, proclama conmigo el terror, se terrorista como ya lo somos tantos que denunciamos la atrpellada inclemente del poder del dinero y vengamos juntos a la lucha que vence, a la nueva sociedad que renace de las cenizas de tantos caídos: ven a anunciar el nuevo mundo posible donde se acabe el terror que ha diario nos acecha. Asumamos todos la tarea. Hay que parar al monstruo asesino. Hay que detener a este imperio destructor de la vida, hay que hacer espacio para la nueva vida, el nuevo mundo, que construiremos después de la victoria.
¡Viviremos y venceremos!!!
Publicado en Amèrica latina
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