Este iluminado, genio de la economía del ladrillo, tumba de Bankia, resulta que ahora no sabe, no contesta.
En un documento que entregó a los consejeros de Caja Madrid ayer (a pesar de los pesares y de haber dimitido de Bankia, sigue siendo, incomprensiblemente presidente de Caja Madrid), el tipo ha criticado que se haya inyectado dinero público, porque perjudica a los accionistas, al bajar el valor de las acciones en el cómputo del capital ampliado.
Además, ha dado a entender que el dinero público inyectado deja a Bankia en la mejor de las condiciones para competir, pues el ratio de cobertura del banco es mucho mayor que el de la mayoría de los bancos que no han sido intervenidos, por lo que juega con ventaja.
Y lo que pretende dejar claro con la cartita, Rato, son dos cosas. La primera que los problemas son anteriores a su llegada. Y entonces me surgen varias preguntas:
En la carta de Rato, hay una parte en la que trata de exculparse. Tiene miedo y trata de echarle la mierda a los anteriores gestores. Sabe que las cosas están feas y que puede salir trasquilado. Él se encontró con la tostada y como pasaba por allí, se la comió. Nada dice de que durante estos dos años y cuatro meses ha cobrado como un rey (5 millones de euros) y que se ha ido con una indemnización de 1,2 millones de euros.
Además se ve que hay un afán de venganza al tratar de culpar al gobierno actual –parece que de Guindos es su enemigo interno—de solucionar el problema con dinero público y más del necesario. Recordemos que Rato es un hombre de partido, mientras que de el ministro es hombre de Rajoy.
En fin, que el pobre Rato dice no tener culpa, no habla de la fusión de las Cajas en Bankia y sí lo hace de que los problemas los heredó y de que la solución que se ha dado no le gusta, criticando al gobierno de su partido.
Además de culpable, un cobarde que trata de salvarse echando la culpa a los demás. Una alhaja, y es que Rato –aunque ustedes no se lo crean— pasaba por allí.
Salud y República
En un documento que entregó a los consejeros de Caja Madrid ayer (a pesar de los pesares y de haber dimitido de Bankia, sigue siendo, incomprensiblemente presidente de Caja Madrid), el tipo ha criticado que se haya inyectado dinero público, porque perjudica a los accionistas, al bajar el valor de las acciones en el cómputo del capital ampliado.
Además, ha dado a entender que el dinero público inyectado deja a Bankia en la mejor de las condiciones para competir, pues el ratio de cobertura del banco es mucho mayor que el de la mayoría de los bancos que no han sido intervenidos, por lo que juega con ventaja.
Y lo que pretende dejar claro con la cartita, Rato, son dos cosas. La primera que los problemas son anteriores a su llegada. Y entonces me surgen varias preguntas:
Si la situación era tan mala, ¿por qué aceptó? y ¿por qué tomó la decisión de la fusión de Caja Madrid y las otras cajas para formar Bankia, sabiendo que eso significaba la gran quiebra?Que no venga con milongas. Cada palo que aguante su vela. Tiene una grave responsabilidad que nos ha costado a cada español, 500 euros. Hoy, gracias a Rato, Blesa y sus secuaces y compiches políticos (Aznar, Rajoy, Aguirre) somos 500 euros más pobres. Y desde luego el desencadenante de esta quiebra ha sido la fusión de las siete cajas, que se ha producido durante su reinado.
En la carta de Rato, hay una parte en la que trata de exculparse. Tiene miedo y trata de echarle la mierda a los anteriores gestores. Sabe que las cosas están feas y que puede salir trasquilado. Él se encontró con la tostada y como pasaba por allí, se la comió. Nada dice de que durante estos dos años y cuatro meses ha cobrado como un rey (5 millones de euros) y que se ha ido con una indemnización de 1,2 millones de euros.
Además se ve que hay un afán de venganza al tratar de culpar al gobierno actual –parece que de Guindos es su enemigo interno—de solucionar el problema con dinero público y más del necesario. Recordemos que Rato es un hombre de partido, mientras que de el ministro es hombre de Rajoy.
En fin, que el pobre Rato dice no tener culpa, no habla de la fusión de las Cajas en Bankia y sí lo hace de que los problemas los heredó y de que la solución que se ha dado no le gusta, criticando al gobierno de su partido.
Además de culpable, un cobarde que trata de salvarse echando la culpa a los demás. Una alhaja, y es que Rato –aunque ustedes no se lo crean— pasaba por allí.
Salud y República
Mientras chupaba del bote, las mentiras le salían hasta por las orejas, ahora, despechado porque sus socios de tropelías lo empiezan a usar de chivo expiatorio, Rodrigo Rato califica de "inyección brutal de capital a costa del Estado" los fondos públicos que el régimen le va a regalar a Bankia, en un escándalo financiero que, por su volumen de estafa, creemos no existen precedentes.
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