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martes, 6 de noviembre de 2012

* EL CURIOSO ORIGEN DE LA PALABRA GILIPOLLAS.




En Sudamérica la usamos poco o nada. Sin embargo sabemos que significa que es tonto, “es tonto del tóo”, diría un andalú. Nostros decimos “-Es un gil.”, o “-Es un Gilberto.”

Este consuetudinario epíteto de connotaciones peyorativas surgió de la figura de un alcalde de Madrid llamado Gil Imón. Otras fuentes apuntan a un fiscal de la época de Felipe III....


Existía en la época del Duque de Osuna, allá por el siglo XVI, un eximio personaje de alto copete llamado Don Gil Imón. Mis pesquisas derivan hacia el retrato de un destacado fiscal del Consejo de Hacienda de la época de Felipe III. Otras fuentes parecen indicar que este representante gubernamental era en realidad un insigne alcalde.

D.Gil Imón gustaba de codearse con gentes de las más altas esferas; acudía a reuniones de boato y pompa donde se debatía acerca de asuntos de estado de gran trascendencia.
Asistía a estos actos sociales siempre en compañía de sus dos hijas, una versión grotesca y antagonista de la beldad femenina que atesoran iconos clásicos como Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor o la contemporánea Angelina Jolie.
A las muchachas, chavalas o jovencitas por aquel entonces se les denominaba "pollas". Como digo físicamente no eran agraciadas, y al parecer, a esta carencia física se sumaba una merma intelectual destacable. A bote pronto y por consenso general la primera impresión era que las chavalas o "pollas" eran notablemente lentas de entendimiento, lerdas.

Los eventos sociales en los que se involucraba D.Gil Imón eran iterativos y frecuentes. Su presencia en ceremonias, fiestas y compromisos no sorprendía a nadie, y mucho menos que acudiera siempre en compañía de sus hijas.
Cuando este fiscal se hallaba reunido sus hijas soportaban aquellas duras horas de tedio suspirando porque algún "pollo" o muchacho se les aproximase para llenarlas de consuelos y halagos.

Sin embargo, sus pretendientes, por procaces que estos pudieren ser, parecían poco inclinados a la lujuria o el romanticismo al comprobar que, aparte de adefesios, las "pollas" eran además bastante bobaliconas.
Así, de esta manera, cuando aparecía D.Gil Imón en compañía de sus hijas, se anunciaba: ¡!Ahí llegan D.Gil y sus pollas!

Rápidamente la asociación de ideas fue inevitable y los personajes de la época más proclives a la invención de mofas, la sorna y el ingenio comenzaron a fusionar en un mismo término o concepto la estulticia con las "pollas" o hijas del fiscal. Así, "Gil y "pollas" pasaría a ser cita o comentario explícito que aludía a la torpeza mental. Cuando uno quería señalar que alguien era o parecía alelado o corto de entendederas aludía a las "pollas" del fiscal D.Gil Imón.

A lo largo de la historia, el vocablo ha sufrido avatares de toda índole, hasta que, por fin, la *RAE* , haciendo gala de su lema “limpia, fija y da esplendor”, ha limpiado la palabra, la ha fijado, le ha dado esplendor y le ha dispensado digna acogida en su diccionario.


Fuentes: http://ar.globedia.com/origen-palabra-gilipollas. http://blogs.que.es/ladrondepalabras/2010/01/26/momentos-la-historia-origen-la-palabra-gilipollas/

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