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domingo, 23 de diciembre de 2012

Trabajar hasta morirse

Es obvio que, la esperanza de vida ha subido en los países del norte, pero cualquiera que repase, con alguna curiosidad estadística, las páginas de esquelas de nuestros barrios y municipios podrá darse cuenta de que la mayoría de las personas fallecidas superan en muy poco la edad de jubilación.
 
 
 
 
Los ajustes aplicados hasta ahora en España son insuficientes para la Comisión Europea (CE). Las autoridades comunitarias, en un ejercicio del cinismo más absoluto, han vuelto a exigir que se retrase aún más la edad de jubilación, ajustándola a la esperanza de vida, con el objetivo de frenar el pago de las pensiones a los mayores y poder así afrontar con más solvencia el pago de la deuda a los bancos de la Unión Europea.

El próximo día 1 de enero de 2013 entrará en vigor la reforma de las pensiones aprobada con el Gobierno socialdemócrata de José Luis Rodríguez Zapatero en 2011, y que supone retrasar la edad de jubilación de 65 a 67 años. Además, esta reforma de las pensiones establece también un incremento de los años que se tendrán en cuenta para calcular la pensión, que pasarán de 15 a 25. Incluso en ella se establece la revisión del sistema de pensiones para adaptarlo a la esperanza de vida, aunque no concretaba cómo. La Comisión Europea advierte que aunque esta reforma de ZP es “positiva” y va por buen camino, quieren aún más sangre, nuestra sangre, sudor y lágrimas. «Se necesita contener más el aumento del gasto relacionado con el envejecimiento de la población para contribuir a la sostenibilidad de las finanzas públicas a largo plazo», indica textualmente el informe de la Comisión Europea. El Comisario y vicepresidente económico de la Comisión Europea, Olli Rehn, añade en el texto que «España debería garantizar un vínculo claro de la edad de jubilación con cambios en la esperanza de vida, de forma que el gasto en pensiones pueda frenarse a largo plazo».

La Comisión Europea no nos exige perseguir el fraude fiscal, ni la economía sumergida, ni los paraísos fiscales, ni aplicar una fiscalidad progresiva, ni establecer topes salariales de los altos cargos, ni imponer tasas a las transacciones financieras, ni evitar las amnistías fiscales a los defraudadores, ni dejar de rescatar a los bancos con cifras multimillonarias. No. La Comisión Europea pide que sea a los trabajadores y trabajadoras españoles que sufrimos este saqueo multimillonario, este expolio económico y de derechos sin precedentes en la historia, a los que se nos siga explotando hasta morir. De esta forma, lo que hemos pagado de nuestras nóminas a la Seguridad Social para nuestras futuras pensiones, podrá ser empleado impunemente en el pago de la deuda generada por los bancos, los inversores del pelotazo urbanístico y las grandes financieras de capital-riesgo. A no ser que resucitemos para protestar.

Si tenemos en cuenta que la edad para empezar a trabajar (caso de que no se continúe estudiando) se sitúa entre los 18 y los 20 años, la aspiración de treinta y cinco años de trabajo, para gozar de una jubilación honorable antes de morirse, deberían ser más que suficientes. Es obvio que, la esperanza de vida ha subido en los países del norte, pero cualquiera que repase, con alguna curiosidad estadística, las páginas de esquelas de nuestros barrios y municipios podrá darse cuenta de que la mayoría de las personas fallecidas superan en muy poco la edad de jubilación. Y en buenas condiciones físicas, una ínfima minoría.

En España, el requisito legal para cobrar el 100% de la jubilación serán los 67 años “gracias” al PSOE, siempre que se acrediten 35 años de cotización. Aunque el PP empieza a hablar de elevarla hasta los 40. Nos tenemos que preguntar qué va a pasar con ese 52% de jóvenes actualmente en paro, que no encuentran trabajo y que cuando lo encuentren trabajarán a salto de mata con la actual reforma laboral y los minijobs que se han extendido. Cómo van a conseguir cotizar 35 años en las actuales condiciones laborales con trabajos precarios, temporales, donde muchas veces les contratan y cotizan por la mitad del tiempo que trabajan realmente. A este paso parece que los mercaderes de la Unión Europea, que se han alzado a los puestos de Comisarios Europeos, quieren que algunos salgan del cementerio para poder completar el tiempo de cotización necesario.

Este debate sobre las pensiones es un debate que se presenta cíclicamente coincidiendo con alguna crisis del capitalismo. En el 2007, el Instituto Nacional de Estadística indicó que la esperanza de vida de los hombres había aumentado en 2,1 años y el de las mujeres en 2,4 años. Un año más tarde comenzaron los rumores a propósito de prolongar la vida laboral de la población activa. Curiosamente, éste fue el momento que el gobierno del PSOE eligió para proponer que se prolongara la edad de jubilación en dos años, pasando de los 65 a los 67 años. Este debate es también un debate amañado, argumentando falazmente la supuesta insostenibilidad del sistema de pensiones con el progresivo envejecimiento de la población. Es dudoso que las actuales generaciones criadas en el capitalismo de la precariedad, de la contaminación, del estrés, de la comida basura y de los contratos basura sobreviva más tiempo que las generaciones anteriores que vivieron en unas condiciones más duras, pero bastante más saludables a la larga.

 Además, con la esperanza de vida del hombre en 77 años y la de la mujer en 83 años, tendrán sólo entre 10 y 16 años para disfrutar de su jubilación tras haber cumplido los 67 años. El CSIC indica asimismo que las personas mayores pasarán una media de 9,34 años padeciendo una mala salud. Lo cual significa que nos habremos matado a trabajar para disponer de unos meses en el caso de los hombres y un año o muy pocos más en el caso de las mujeres para disfrutar de una merecida jubilación con cierta calidad de vida. Jubilación que hemos pagado por anticipado con nuestros impuestos y que se quiere destinar a pagar a los bancos y a las multinacionales la deuda que ellas mismas crearon.

Bonito negocio, supervisado por los mercaderes de la Unión Europea. Trabajar hasta morir para que unos pocos puedan vivir sin trabajar. Viviremos para pagar su deuda, hasta morir reventados. Es la nueva esclavitud legalizada y normalizada en el siglo XXI. Volvemos a la época feudal y hay pocos Robin Hoods.

Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor de la Universidad de León y miembro del PCE





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