De repente, tras aburrirnos durante años con teorías risibles sobre la autoria intelectual del 11M, el periódico "El Mundo" y su divertido director han decidido cargar, con todas sus fuerzas, contra el gobierno de Rajoy. Este hecho no es baladí. No se han vuelto buenos. No han dejado de manipular nunca.
Que "El País" publique cosas no es raro. No hablo de ética periodística en absoluto. Sabemos a quién quiere hacerle la campaña y sabemos por qué tiene interés en participar en esta demolición de la cúpula del PP. Buscan una oportunidad no a través de la autocrítica, sino del mal ajeno. Son carne de poder. Pero que Pedro Jota se dedique a estas cosas debe de ponernos alerta. Entre grafólogos, sobres, fiestas de cumpleaños, listas de beneficiarios y demás, entre tanto y tanto ruido, los asesinos silenciosos suelen ejecutar impune y eficazmente su trabajo.
Tal vez los dueños de "El Mundo" hayan decidido que Pedro Jota se eche la manta a la cabeza y se líe a dar "exclusivas". Pero su beligerancia con algunos miembros del Gobierno, como hace pocos días con Salvador Vitoria (mano derecha de Ignacio González) o después con Ana Mato (Ministra del Gobierno) refleja que, más allá de la corrupción, Pedro Jota está interesado en promover un estallido de esa cúpula del PP. La teoría de la "demolición controlada" asociada a Bárcenas.
Que "El País" publique cosas no es raro. No hablo de ética periodística en absoluto. Sabemos a quién quiere hacerle la campaña y sabemos por qué tiene interés en participar en esta demolición de la cúpula del PP. Buscan una oportunidad no a través de la autocrítica, sino del mal ajeno. Son carne de poder. Pero que Pedro Jota se dedique a estas cosas debe de ponernos alerta. Entre grafólogos, sobres, fiestas de cumpleaños, listas de beneficiarios y demás, entre tanto y tanto ruido, los asesinos silenciosos suelen ejecutar impune y eficazmente su trabajo.
Hace tiempo que uno no sabe si "El Mundo" circula hacia los campos de UPyD o hacia los de Esperanza Aguirre. El sentido común explica que es esta segunda opción. Esperanza se batió en retirada a tiempo en lo que parece un ejercicio adivinatorio que los que no tenemos fe no estamos dispuestos a asumir. Después, la hemos escuchado decir claramente que había que pedir responsabilidades. Y a falta de dimisiones, los datos de esta delincuencia organizada se siguen publicando. Los sacan a la luz los que quieren recomponer la patética imagen de PSOE, o los que pretenden refundar un partido en un momento político que, más allá de la crisis, tiene exigencias de las que la extrema derecha no está dispuesta a asumir de ningún modo, como ocurre con la propuesta soberanista catalana.
Hay que tener cuidado. Mientras unos sueñan con la caída del sistema, otros solo buscan un nuevo reparto del poder. Los del PSOE por su tendencia innata a estar aferrado a estas estructuras. Dentro del PP, porque la extrema derecha no está dispuesta a consentir las tibiezas de Rajoy. Algunos piensan que caminamos hacia una Tecnocracia a la italiana. Otros que la siguiente parada es un escenario griego, con una fuerte subida de una izquierda agrupada. No se fíen. Aquí está apareciendo en escena la extrema derecha, de la mano de Pedro Jota, con el apoyo de toda una ciudadanía que, como es lógico, quiere desenmascarar a los corruptos y es más proclive a los discursos populistas en estos tiempos.
La izquierda deje de dejarse de matices y diferencias. Urge, porque la cabra está allí arriba, en lo alto del campanario, divirtiéndose mientras en la plaza todos tratamos de arrojar al pilón al tonto del pueblo, ese que nos gobierna.
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