¿Cómo es posible que tras cinco años de "crisis" y ante la enorme evidencia existente de que las políticas neoliberales nos conducen al abismo económico y social, todavía haya millones de españoles que piensan que por este camino de empobrecimiento de las clases populares y expolio público acabaremos "saliendo de la crisis"? Pues para encontrar la respuesta habría que hacerse otra pregunta: ¿a través de qué medios de comunicación se informa la mayoría de ciudadanos?
Los grandes medios de comunicación tradicionales son expertos en manipular y ocultar la información, y su falta de pluralidad ideológica en sus opiniones es escandalosa. En las abundantes tertulias de radio y televisión que vemos y escuchamos a diario en España hay una gran variedad de contertulios, pero un solo discurso, aquel que trata de entorpecer el libre pensamiento de los ciudadanos. Dichos periodistas y contertulios reducen su análisis político y económico actual a una mera discusión entre los dos grandes partidos burgueses PP-PSOE, tratando una vez más, de salvar al régimen bipartidista ocultando el origen verdadero de la "crisis" política, económica, social y democrática que sufrimos. Desde estos grandes medios, ya sean de derecha o de extrema derecha (de izquierdas no hay ninguno), se difunde la idea de que la tremenda situación que estamos viviendo en estos momentos es fruto de algunas malas decisiones que tomaron antes o están tomando ahora los gobiernos españoles (Zapatero antes y ahora Rajoy) y europeos, principalmente Alemania. Es decir, el problema es de siglas, de partidos, o de políticos y sus gobiernos, pero en absoluto el problema es del sistema. El sistema no está en cuestión.
La palabra capitalismo está prohibida; hablar de Socialismo o Comunismo está prohibido, y se consideran sinónimo de dictadura, de violencia, o de ruina y miseria económica; las clases sociales no existen, y por tanto, "todos" somos iguales y "todos" tenemos que arrimar el hombro para salir de la crisis; está prohibido hablar de abandonar el Euro; prohibido hablar de no pagar la deuda ilegítima; prohibido hablar de nacionalizar Bancos y empresas; prohibido hablar de regularizar los "mercados" financieros o gravar los movimientos de capitales; prohibido hablar de desobedecer a la Troika; por supuesto también está prohibido hablar de República, o debatir seriamente sobre el origen de la monarquía y la "inmodélica" Transición española (tal y como la define el profesor Vicenc Navarro); y en definitiva, prohibido salirse del terreno acotado por el propio sistema capitalista.
En estas condiciones los debates - tanto de los partidos como de los medios - se centran en discutir sobre la intensidad de los recortes y los plazos que nos da "Europa" para aplicar su hoja de ruta; se discute la forma de ejecutar sus órdenes, nunca el fondo. Los afines al PSOE, tratando falazmente de presentar sus argumentos como una "alternativa", proponen cosas como ampliar los plazos para reducir nuestro déficit público, o compaginar las políticas de "austeridad" con políticas de "crecimiento", pero acatan en cualquier caso las órdenes de la Troika y la burguesía financiera y empresarial. Los afines al PP, que ya no se sienten obligados a disimular, defienden la necesidad de acelerar las "reformas" y los "ajustes", o de frenar el "despilfarro de dinero público" (el Estado del Bienestar, principalmente) para "salir de la crisis y crear empleo" cuanto antes. A grandes rasgos, en esto se centran todos y cada uno de los debates, tertulias, análisis y opiniones que se pueden ver en los grandes medios. ¿Dónde está, pues, la pluralidad de ideas de la que presumen estos medios y periodistas?
El sistema capitalista y el régimen turnista español no está en entredicho. La solución, según estos medios, sólo puede estar dentro del mismo sistema corrupto y criminal que se ha demostrado fracasado y del que no se puede esperar nada más que explotación y miseria para la clase trabajadora y los sectores más humildes de la sociedad. Pero no sueñen ustedes con otro sistema porque, según estos medios, no existe. Latinoamérica no existe. Los procesos revolucionarios de América Latina, que han roto con la dictadura del capital y las oligarquías dominantes, son "dictaduras", un mal ejemplo imposible de trasladar a nuestra próspera y democrática España. Pues bien, el sólo hecho de que los poderes económicos, políticos y mediáticos del país arremetan ferozmente contra estos procesos revolucionarios latinoamericanos y sus líderes políticos, debería hacernos sospechar y reflexionar: Lo que es malo para el poder... es bueno para nosotros, los de abajo. Por desgracia no pensamos así, y seguimos tragando todo lo que vomitan estos grandes medios como si fuera una verdad absoluta e incuestionable. ¿Es que no somos lo bastante adultos todavía como para relacionar conceptos y pensar por nosotros mismos? Parece que no ("por ahora").
Después de cinco años desde el estallido de la "crisis financiera", ninguno de estos grandes medios corporativos ha explicado el origen real de esta crisis, que no está, por supuesto, en un "excesivo gasto público y social", o en un "Estado del Bienestar insostenible", como afirman los apóstoles del neoliberalismo. Ninguno de estos periodistas del régimen explica que las desigualdades sociales, la gran polarización de las rentas que se han producido en las últimas décadas, junto a la desregulación del sistema financiero, provocaron esta crisis financiera y económica. Estos periodistas del régimen ocultan deliberadamente, por ejemplo, que el origen de la "crisis financiera" está en la desregulación de los mercados financieros iniciada en los años 80 por Ronald Reagan y Margaret Thatcher y ampliadas en 1999 por Clinton cuando el Congreso de los Estados Unidos derogó la ley Glass-Steagall, que separaba la Banca Comercial de la Banca de inversión; y a la que hay que añadir la enorme polarización de las rentas que se ha producido en los últimos años, debido a una continua y drástica bajada de los salarios que redujo la demanda interna de los Estados y desvió las inversiones hacia la economía especulativa, mucho más rentable que la economía productiva. Nadie explica que éstas mismas políticas neoliberales que causaron la "crisis" son las que se están ahora imponiendo como la solución. Los mismos poderes políticos y económicos que causaron la crisis nos imponen las mismas políticas neoliberales que la causaron. Todo un despropósito, una locura.
Desde estos grandes medios se nos oculta que fueron las propias reglas del juego que impone el sistema capitalista las que crearon este desastre y crearán el siguiente; y que ahora, fieles a su sentido de la injusticia y el abuso, las clases dominantes pretenden cargar las culpas sobre los más inocentes, mientras hinchan la siguiente "burbuja" y preparan la siguiente "crisis" que provocará de nuevo el enriquecimiento de los más ricos a costa del empobrecimiento de los más pobres. Nadie nos proporciona la información necesaria para que pensemos por nosotros mismos y podamos ser dueños de nuestro futuro. El objetivo de estos grandes medios y de los mercenarios que pontifican desde ellos es defender los intereses de sus dueños, de los Bancos y multinacionales que les pagan. Objetivo: salvar el sistema capitalista y el fracasado régimen del 78. Nada más.
Desde estos grandes medios se nos oculta que fueron las propias reglas del juego que impone el sistema capitalista las que crearon este desastre y crearán el siguiente; y que ahora, fieles a su sentido de la injusticia y el abuso, las clases dominantes pretenden cargar las culpas sobre los más inocentes, mientras hinchan la siguiente "burbuja" y preparan la siguiente "crisis" que provocará de nuevo el enriquecimiento de los más ricos a costa del empobrecimiento de los más pobres. Nadie nos proporciona la información necesaria para que pensemos por nosotros mismos y podamos ser dueños de nuestro futuro. El objetivo de estos grandes medios y de los mercenarios que pontifican desde ellos es defender los intereses de sus dueños, de los Bancos y multinacionales que les pagan. Objetivo: salvar el sistema capitalista y el fracasado régimen del 78. Nada más.
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