Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


sábado, 18 de mayo de 2013

¿Comer insectos para acabar con el hambre? Arias Cañete reconoce haber comido insectos pero prefiere alimentos "más sabrosos"

Esther Vivas.- La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la FAO, ha publicado esta semana un informe que ha despertado cierto revuelo: Insectos comestibles. Perspectivas de futuro para la seguridad alimentaria y la alimentación,  y donde recomienda el consumo de insectos para dar de comer a un número cada vez mayor de personas. Pero, ¿acabar con el hambre en el mundo pasa por empezar a consumir insectos o hacer accesible la comida a la gente? Yo me decanto por la segunda opción.
 


No tengo nada en contra el consumo de "bichos", que en otras latitudes está plenamente extendido. Según la FAO, hoy en el planeta al menos dos mil millones de personas los ingieren regularmente: escarabajos, orugas, abejas, hormigas, saltamontes, langostas y un largo etcétera. Un total de 1.900 especies que se comen en países de África, Asia y, también, América Latina. Y, según dicho informe tienen un alto contenido en proteínas, materias grasas y minerales. Aquí, pero, la sola idea de llevarnos a la boca dichos insectos no nos produce sino asco.

Las tertulias y debates que estos días han girado alrededor de la propuesta de la FAO en medios de comunicación variopintos, lo han hecho con una clara mirada etnocéntrica de lo que comemos. Asociando el consumo de insectos a un comportamiento primitivo, como si nosotros tuviésemos la verdad absoluta sobre qué se puede y qué no se puede comer. Me pregunto, ¿qué pensarán en otros países de los caracoles en salsa, del conejo asado o, para rizar el rizo, de la paella de arroz y conejo con caracoles? Creo que más de un centro europeo no aguantaría ni dos minutos en la mesa, imaginando su conejo mascota cocinado como un bistec y rodeado de moluscos babosos.

Pero, más allá de consideraciones culturales, creo que el problema del hambre tiene que abordarse desde otra perspectiva. No se trata, como solución mágica, de apostar por la ingesta de insectos, independientemente de las virtudes nutritivas que estos puedan tener, sino el kid de la cuestión está en preguntarnos cómo en un mundo de la abundancia de alimentos hay tantas personas que no tienen qué comer. Hoy el problema del hambre no radica en la producción sino en la distribución. No se trata de producir más, o buscar nuevos comestibles, sino de distribuir aquellos que ya existen y hacerlos accesibles a la gente.

Según la FAO, en la actualidad, se cultiva suficiente como para alimentar a 12 mil millones de personas, y en planeta somos 7 mil millones. Hay comida. El problema radica en manos de quién está. Los alimentos se han convertido en un instrumento de negocio por parte de unas pocas multinacionales de la agroindustria, que priorizan sus intereses empresariales a las necesidades alimentarias de las personas. De este modo, si no tienes dinero para pagar el precio cada día más caro de la comida o acceso a los medios de producción, como tierra, agua y semillas, no comes.

Acabar con el hambre pasa por exigir justicia y democracia en las políticas agrícolas y alimentarias. Y devolver a los pueblos la soberanía alimentaria, la capacidad de decidir sobre qué y cómo se produce, distribuye y se consume. Anteponer derechos a privilegios. Y apostar por otro modelo de agricultura y alimentación: de proximidad, campesina, agroecológica... Sólo así todo el mundo podrá comer.

*Artículo en Público, 18/05/2013.

+info: http://esthervivas.com

http://alainet.org/active/64101
 

 
Miguel Arias Cañete
 
Arias Cañete reconoce haber comido insectos pero prefiere alimentos "más sabrosos"
 
 
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  • El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente dice que la recomendación internacional se debe a que los recursos "no aumentan".
  • Ha mostrado su confianza en la sociedad para trabajar en el aumento de la producción de las actuales cosechas antes de pasarse a los insectos.
  • La FAO recomienda comer insectos como una forma de combatir el hambre.
El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, ha reconocido que en alguna ocasión ha consumido insectos pero que, antes de hacerlo habitual, es partidario del consumo de otros alimentos "más sabrosos y con una presentación más atractiva".


Arias Cañete ha señalado que la recomendación internacional se debe a que los organismos son conscientes de que se está produciendo un incremento de la población y que los recursos de tierra y agua "no aumentan".

Aun así, ha señalado que el mar "ofrece más cosas" y ha mostrado su confianza en que la sociedad investigadora pueda trabajar en aumentar la producción de las actuales cosechas y desarrollar innovación tecnológica que ayude a continuar con dietas como la mediterránea antes de pasarse a los insectos.

El ministro ha confiado en que los sistemas sean "más capaces" y no sea necesario hacer uso de insectos, unos alimentos que son habituales en otras culturas y que Arias Cañete reconoce haber consumido en alguna ocasión. Así lo ha dicho después de protagonizar una ponencia en la mesa 'Desafíos y futuro del sector agroalimentario español', que se ha celebrado en el marco de la 19 Unión Interparlamentaria Popular celebrada en Salamanca.





 

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