Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


domingo, 4 de agosto de 2013

Que nadie se equivoque: el conflicto de Gibraltar tiene como objetivo principal evitar que Rajoy tenga que dimitir.



El neofranquismo resucita otra vez 

(y van...) el espíritu de Gibraltar

Como es de rigor e impronta de Franco (que para eso dejó en los resortes del poder a los suyos) en cuanto se agudizan en sentido negativo las condiciones de vida de la gente ¡zas! Gibraltar al canto; sin embargo hoy las circunstancias son mucho más complicadas que nunca para que alguien salga por ahí tocando un tambor hasta la frontera, cuando su prioridad es comer caliente una vez al día. Resulta "curioso" que sólo unas horas después de la "comparecencia" (es un decir) de Rajoy en el Congreso, nos salgan con esto.

 Madrid está estudiando volver a imponer restricciones al uso del espacio aéreo para dificultar el acceso al aeropuerto del Peñón, imponer un “tasa de congestión” a los automóviles de aquellos, sin distinción de nacionalidad, que atraviesan la frontera en uno y otro sentido todos los días, además de un plan de lucha contra el fraude fiscal para localizar, dicen que a siete mil llanitos que residen fuera de Gibraltar pero tributan en él, y digo yo que para fraude descarado ahí tenemos la última amnistía fiscal que el régimen decretó para los oligarcas que gritan "Gibraltar español" y tienen sus dineros lejos de su “patria”.

Se habla sobre la soberanía de las aguas como supuesto desencadenante del conflicto, pero hoy día, convenciones marítimas, vinculadas al Derecho Internacional, superan lo firmado en el Tratado de Utrecht. Vamos a dejarnos de gaitas y hablemos claro: de la misma manera que resulta imposible por cuestiones de espacio, que Gibraltar tuviera 12 millas de aguas territoriales (que son las que regulan normalmente los convenios citados) es un chiste esperpéntico que la playa de Gibraltar sea británica en bajamar y española en pleamar.

El régimen de los Borbones tira del manual de un libro que ya no sirve para tapar, bajo soflamas patrióticas de pandereta, la dramática realidad de un país arruinado que tiene que salir periódicamente a los mercados a pedir dinero engrosando una deuda impagable, que tiene millones de parados y pobres pasando hambre o haciendo una sola comida al día, que tiene Barcenatos, Rajonatos, corrupciones infinitas y gigantescas, subidas injustificables de la luz e impuestos, que obligan a la gente en su economía doméstica, a calcular cuando le llega un recibo para tirar de aquí o recortar de allá.

Iros al carajo, franquistas de mierda. Al proletariado español, sin trabajo desnutrido, arrojado a la calle, sin futuro para sus hijos y excluido socialmente no se le ha perdido nada en esta historia. Que vayan los ricos que esconden sus dineros en Suiza, Canadá o EEUU, a pegar tiros al Peñón … si es que tienen cojones, claro está. 








Cansado de combatir sin éxito en el frente interno y desesperado porque su imagen se desploma y su poder, tanto en España como en su mismo partido, se debilita, Rajoy ha decidido calentar el siempre recurrente tema de Gibraltar para desviar la atención y aunar a los españoles en torno a un sentimiento profundo de defensa de la patria.

El recurso a Gibraltar siempre ha funcionado, pero es peligroso, porque trae problemas internacionales y porque hay líneas que no deben traspasarse sin que la imagen de España como país opresor se fortalezca.

Margallo tiene la mano y da cartas, mientras a Rajoy le practican el boca a boca. Es un nuevo truco del gobierno, pero podría funcionar ay aportar oxígeno al agonizante Rajoy y a su desprestigiado gobierno.
Que nadie se equivoque: el conflicto de Gibraltar tiene como objetivo principal evitar que Rajoy tenga que dimitir.
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Francisco Rubiales Moreno




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